Los patrocinadores de la “Crisis en Siria” siguen activos
Publicado el 12/27/13 • en el tema EL MUNDO EN CRISIS • Visitas 372 , 3 en este día • Imprime este Artículo
ANI-gt/ajmm- Últimamente la amenaza directa de la
intervención militar de los EE.UU. y sus aliados en los asuntos internos
de Siria está prevenida, pero esto no significa que la presión general
de las fuerzas externas no sea debilitada por el gobierno de Bashar Al
Assad. Por otro lado continúan las sanciones improcedentes de los países
extranjeros hacia Damasco en las esferas financieras y económicas.
Arabia Saudita, Qatar y Turquía no abandonan su apoyo armado a la
oposición siria y a los llamados “voluntarios-islamistas”.
Durante los últimos días nuevos grupos del Ejército Libre Sirio,
financiados por Arabia Saudita, con la ayuda de los instructores
norteamericanos se arman y están entrenados en los campamentos militares
en Jordania. Pues, teniendo intereses comunes en Siria; cada uno de los
mencionados tiene su propio provecho y elige su estrategia y táctica.
La administración de Arabia Saudita no oculta su odio y enemistad
contra el presidente sirio Bashar Al Assad. Al parecer, en una
oportunidad se atrevió a responder irreverentemente respecto a la
familia real de Er Riad, al tiempo se acercó político e ideológicamente
con el competidor y probable enemigo de Arabia Saudita en la región –
con un régimen chií fundamentalista de Irán.
Por otra parte, Siria ante los ojos de los saudíes se convirtió en un
punto de parada y corredor de tránsito de Teherán para exportar su
ideología y las armas en el Líbano, Arabia Saudita, Yemen, Bahrein y
otros países árabes. Er Riad tiene recelo de formación de llamado “arco
chií” o “media luna chiíta” en la región de Oriente Medio y notablemente
lo obstaculiza.
De acuerdo con la administración de la Arabia Saudita, el
derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad traerá al poder en Siria a
unos representantes de la mayoría árabe-suní leales a Er Riad y limitará
de manera significativa la posibilidad de infiltración de Irán en la
región. El reino saudita desde inicio estaba apoyando al Ejército Libre
Sirio, que unió los tránsfugas y desertores de las fuerzas
gubernamentales sirias. El Consejo Nacional de Siria se convirtió en la
base para la creación de la Coalición de las fuerzas revolucionarias y
oposicionistas sirias. Sin embargo, durante la confrontación armada con
Damasco esta parte de la oposición armada notablemente perdió el control
sobre una parte de las zonas sirias sediendo lugar a los grupos
islamistas radicales.
Los círculos gobernantes del Estado de Qatar también están
preocupados por la formación de la unión sirio-iraní, y no ocultan su
objetivo de derrocar al régimen de Bashar Al Assad por cualquier medio.
Se conoce que Er Riad desde hace tiempo tenía planes de cambiar el
gobierno en Damasco, pues Doha lo demuestra sólo en los últimos años.
Los acontecimientos de la “primavera árabe” sirvieron de un impulso
específico cuando los países árabes han sufrido una ola de movimientos
espontáneos, motines de masas, cambios de los gobernantes y regímenes.
La gran importancia para Qatar y otras monarquías del Golfo Pérsico se
debía al derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto, y como consecuencia,
el debilitamiento de este país como bien reconocido lider del mundo
árabe.
Qatar, teniendo su situación financiera muy firme, trató de llenar el
vacío formado de la influencia en la “Umma árabe” y comenzó a pretender
ser el nuevo patrocinador del grupo palestino Hamas en Gaza; aunado a
esto se ha incrementado drásticamente la ayuda y el apoyo a los grupos
árabes-sunitas radicales en Egipto, Irak y Siria. Por su parte Doha está
financiando no sólo a los “Hermanos Musulmanes” de Siria sino también
ampliamente conocidas organizaciones terroristas como “Al Qaeda”,
“Dzhagbu Nusra” y otros grupos islamistas radicales.
Siguiendo en este contexto con una similitud de los objetivos en el
conflicto sirio, Er Riad y Doha están apoyando la oposición interna y
externa Siria, lo que más responde a los intereses de EE.UU. y
Occidente, y Qatar – las organizaciones islamistas radicales así como
“Hermanos Musulmanes” y citados grupos terroristas. A esto se suma
también los caminos del tránsito de carga militar y de los combatientes
opositores sirios de Er Riad y de Doha que son diferentes. Arabia
Saudita prefiere utilizar para estos fines el territorio de Jordania y
Qatar – de Turquía.
La creciente ruptura en las filas de la oposición armada siria y los
choques armados entre las tropas del Ejército Libre Sirio y los
islamistas extranjeros han llevado una tensión en las relaciones entre
sus principales patrocinadores. El príncipe saudí Bandar bin Sultan y el
ministro de Relaciones Exteriores de Qatar, Khaled Atia intercambiaron
últimamente las declaraciones recíprocas en tono brusco. Lo que lleva al
gobierno de Erdogan ofrecer su territorio para el tránsito de
mercancías militares y de los militantes para los grupos terroristas que
actuan en Siria. Al igual que Qatar, las autoridades turcas tienen como
objetivo inmediato “derrocar” el régimen de Bashar Al Assad a toda
costa, y luego llevar al poder en Damasco a los islamistas moderados.
En Ankara, Doha, Er Riad y otras capitales de los patrocinadores de
combatientes islamistas radicales, reclutados en todo el mundo, hasta
hoy no piensan hacia dónde se dispersará todo este mal de “guerreros
islámicos” o, como se les llaman “yihadistas”; de hecho hoy en sus filas
no son sólo los inmigrantes de países árabes y musulmanes, sino también
de los EE.UU., Reino Unido, Alemania y otros países de la UE, Turquía y
la CEI.
La práctica demuestra que decenas de miles de militantes islamistas
que han recibido la experiencia de matar con impunidad y del terror en
un país, como regla general, no se quedan en su actividad criminal. Como
se suele decir: “la guerra santa contra los infieles debe ser global y
universal”. Washington y sus aliados occidentales, han estado
proclamando en su discurso palabras de lucha contra las fuerzas del
terrorismo internacional, de hecho, hacen la vista gorda a la acción
internacional provocativa de Er Riad, Doha y Ankara en el apoyo a los
terroristas en Siria. Es de esperar que la interferencia de fuerzas
externas en el conflicto interno sirio persista o aumente.
La oposición siria y sus patrocinadores se ven obligados a aceptar la
cancelación de los ataques con misiles estadounidenses previstas en los
objetivos de las fuerzas gubernamentales, lo que, en su opinión, podría
acelerar significativamente la caída del gobierno de Al Assad. Hay que
recordar que las monarquías del Golfo Pérsico creen que sus ilimitadas
oportunidades financieras tendrán un papel decisivo en este conflicto, y
con el tiempo alcanzarían sus objetivos.
En estas condiciones, esperar pronto la organización de las
negociaciones “Ginebra 2” no tiene por qué. La oposición siria siendo
precionada por sus patrocinadores asume con firmeza una posición a
dimitir a Bashar Al Assad.