El Alcalde Petro lleva dos días llamando a sus seguidores a manifestarse por su destitución. Las convocatorias han llenado la Plaza de Bolívar. Foto: Juan Pablo Pino |
El lunes pasado, pocos minutos después de que se conociera que la Procuraduría había destituido e inhabilitado por 15 años al alcalde de Bogotá Gustavo Petro, su copartidario Antonio Navarro exclamó: “Ahora la presión va a ser por saber en dónde me quedo yo”. Sucedió en la sede del movimiento Progresistas en la capital y se lo contó a La Silla una persona que estaba con él.
El exgobernador de Nariño acababa de inscribirse en la Registraduría como cabeza de lista al Senado de la alianza entre el Partido Verde y los progresistas y con su apunte anticipó lo que, efectivamente, comenzó a pasar ayer: dentro y fuera de su colectividad, mucha gente empieza a preguntarse si se quedará de candidato al Congreso o si renunciará para aspirar a la Alcaldía de Bogotá, cuando lo más probable es que el Procurador ratifique la sanción a Petro (el recurso de reposición lo tendrá que resolver él mismo) y habrá elecciones atípicas.
El progresismo, terminando de digerir el golpe por la destitución de su líder natural, quiere mantenerse en el poder y la figura evidente para lograrlo es Navarro. No sólo porque tiene votos, sino porque ha demostrado que su talante es gerencial, sabe tender puentes y no genera rechazo en la mayoría de sectores.
“El único que nos salva es Navarro”, le dijo a La Silla por ejemplo un líder de Progresistas, “tiene las condiciones perfectas. Es gerente y no sería un monigote de Petro porque tiene vuelo propio”.
Su aspiración genera consenso incluso en el sector verde de la Alianza Verde y entre los asprillistas, que representan lo más duro del petrismo.
El problema es que si Navarro renuncia a su puesto en la lista al Senado, la Alianza perdería la carta más fuerte que tiene para lograr los 450 mil votos necesarios para que el Partido Verde, que es el dueño, mantenga su personería jurídica. Es decir, para que siga vivo.
Otro líder de esa colectividad le dijo a La Silla que, haciendo cuentas alegres, la Alianza Verde Progresista contaba con que Navarro sumara al menos entre 100 y 150 mil votos a la lista de Senado. Un cálculo realista si se tiene en cuenta que en 2002 -la última vez que se lanzó al Senado- el también excongresista obtuvo 212 mil apoyos. La segunda votación más alta del país en esa ocasión, por debajo solo del exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos.
Y no sólo realista, sino clave, pues en la lista verde-progresista no hay un aspirante que ostente haber sacado más votos. Sin la fallecida senadora Gilma Jiménez en esa lista, el candidato con más votos es el actual senador Jorge Londoño que sacó 81 mil en 2010.
El dilema está planteado ya en la Alianza. Por el lado de los progresistas, una fuente nos dijo que Navarro lo está pensando y que la idea de algunos es rodearlo para tratar de convencerlo de que vaya por la Alcaldía porque confían en que la analista Claudia López, que es la segunda de la lista, logre jalonar la suficiente votación de opinión como para compensar la salida de Navarro.
Consultado, Navarro por su parte sólo le dijo a La Silla: “Yo soy candidato al Senado, me inscribí ayer (lunes) y mi propuesta es que el candidato a la Alcaldía sea el concejal Carlos Vicente de Roux”.
En el progresismo, tres fuentes distintas nos dijeron que él sí lo está pensando y que es bien sabido en el movimiento que Navarro suele meditar ese tipo de decisiones hasta el último momento.
En el lado verde de la Alianza creen que el otro candidatizable en caso de elecciones atípicas en Bogotá es el exalcalde verde Enrique Peñalosa, quien, sin embargo, no cuenta con la aprobación de los progresistas. Peñalosa ha sido un duro crítico de la administración de Petro e incluso anunció que estaba dispuesto a apoyar su revocatoria. Aunque también se unió a las críticas contra el Procurador por la destitución del Alcalde.
Peñalosa está fuera del país, pero La Silla supo que ayer se comunicó con un copartidario para hablar del tema. Entre otras cosas dijo que podría considerar “validar” la candidatura a la Alcaldía de Navarro, siempre y cuando éste lo apoyara en su intención de llegar a la Presidencia.
Y es que Peñalosa, que también sería un candidato fuerte a la Alcaldía, parece estar más interesado en las presidenciales.
Por chat, el exalcalde le dijo a La Silla que antes de apoyar a Navarro “habría que analizar programas, proyectos, posiciones” y que de todas maneras él no le tiene cerrada la puerta a la posibilidad de ir por la Alcaldía: “En principio no (iría), pero no lo descarto totalmente”, escribió.
Otra de las opciones que se movieron ayer entre miembros del sector verde de la alianza es la de un candidato de convergencia, es decir, que pueda venir de fuera de la alianza. En concreto, se mencionó el nombre del exconcejal y director de Cambio Radical Carlos Fernando Galán, un nombre que han mencionado en estos dos días como figura fuerte a la Alcaldía.
Galán, sin embargo, está jugando el mismo papel de Navarro en Cambio Radical: es la cabeza de lista al Senado y la carta más fuerte de ese partido para pasar el umbral y mantener su personería jurídica. De hecho, ayer en una reunión del partido, una persona hizo mención al tema de la aspiración de Galán en Bogotá y Germán Vargas Lleras, el jefe natural de Cambio Radical, pidió enseguida que no le desarmaran su lista.
Lo de Galán no le suena a miembros de la alianza como Claudia López, quien dice que no tendría mucho sentido que el candidato viniera del partido de Vargas Lleras, el mejor amigo de uno de los empresarios de las basuras que, según ella, “tumbaron a Petro”.
Claudia le dijo a La Silla que, no obstante, sí se podría buscar un aspirante de afuera y que ella no tendría problema en encabezar la lista, algo que ya le habían ofrecido en la Alianza y que ella había rechazado porque le parecía que con tantas listas de la izquierda la figura fuerte de Navarro debería ir de primero. “Ahora que logramos aliarnos con la UP, con las dignidades, con los verdes, y que Antanas no va, ya no está el enemigo de la dispersión que era el que hacía tan clave la figura de Navarro”.
Hablando de Antanas, en las últimas horas los verdes también han mencionado el nombre del exalcalde Antanas Mockus. Lo hizo el representante Carlos Amaya, quien dijo que Mockus podría ser un buen aspirante en las atípicas, pero él está inhabilitado debido a que su esposa Adriana Córdoba es la veedora distrital y tiene entre sus funciones la ordenación del gasto.
La semana pasada, los jóvenes del Partido Verde le llevaron serenata a Mockus a su casa, en un último intento por convencer al profesor de que ingresara a la lista a Congreso de la Alianza. No lo lograron.
El asunto de la candidatura a la Alcaldía, al menos la eventual de Navarro, tendrán que decidirlo esta semana, pues el próximo lunes vence el plazo para que los partidos puedan hacer modificaciones a sus listas a Congreso. Después de ese día, Navarro podría renunciar a su aspiración al Legislativo pero la lista verde progresista quedaría acéfala sin posibilidad de que entre otra persona.
El otro tema que seguramente pronto empezarán a definir en el partido es el de la terna, en caso de que el presidente Juan Manuel Santos la pida para designar un alcalde mientras se realizan las elecciones atípicas. Una situación que sólo se daría si el Procurador ratifica su decisión.
Al respecto, el presidente vocero de la Alianza Verde, Antonio Sanguino, le dijo a La Silla que a pesar de que los verdes se fusionaron con los progresistas esa decisión sí debería quedar en manos exclusivas del movimiento de Petro.
Habrá que ver qué directriz da tanto para la terna como para la candidatura a la Alcaldía el alcalde Petro. Y si al mandatario no le salen algunas de las medidas cautelares que pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en donde Petro denunció persecución por parte del Procurador.
El otro presidente vocero de la Alianza Verde, el senador Luis Carlos Avellaneda, le dijo a La Silla que los petristas estaban muy confiados en que la estrategia jurídica internacional tendrá efectividad “ya que en lo interno no la tendremos”.
De lograrlo, el Alcalde no sólo seguiría su mandato sino que, de paso, su colectividad no tendría el dolor de cabeza de tener que buscar un aspirante fuerte para unas elecciones atípicas.