El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, recortó
este viernes las atribuciones de la Agencia Nacional de Inteligencia
(NSA) al establecer salvaguardas a las libertades civiles y aseguró que
puso un freno a la interceptación de comunicaciones de líderes
extranjeros aliados.
"Estoy ordenando una transición que
terminará" con el programa "tal como existe actualmente", así como
"establecer un mecanismo que preserve las capacidades que tenemos" sin que el Gobierno "tenga el control de esos registros telefónicos", anunció Obama desde el Departamento de Justicia en Washington.
En un esperado discurso, Obama ordenó que durante
este periodo de "transición", que se prolongará hasta el 28 de marzo,
la fecha en la que el programa debe ser reautorizado por el Congreso,
los organismos de inteligencia necesiten permiso de una corte especial "de carácter muy reservado" para acceder a esos datos o "en una emergencia real".
Sin embargo, Obama defendió las tácticas de inteligencia
utilizadas, las mismas que han generado el repudio de la comunidad
internacional, incluido países aliados y aseguró que no violan la ley ni los derechos a la privacidad de los ciudadanos.
La comunidad de inteligencia, incluida la
NSA, "sigue constantemente los protocolos diseñados para proteger la
privacidad de las personas" y sus miembros "no están abusando de su
autoridad con el fin de escuchar sus llamadas telefónicas o leer sus
correos electrónicos", defendió el mandatario.
Obama también anunció que el Departamento de Estado designará a un alto funcionario para coordinar la diplomacia "en cuestiones relacionadas con la tecnología y la inteligencia", y que él nombrará a una persona en la Casa Blanca para poner en práctica "nuevas garantías de privacidad".
Además, el presidente ha pedido a uno de sus asesores, John Podesta, que dirija una "revisión exhaustiva" sobre la privacidad, la recolección masiva de datos y sus "desafíos" junto con expertos del Gobierno y el sector privado.
También ofreció mayores libertades a las empresas telefónicas para que puedan informar a sus usuarios las razones por las que el Gobierno le pide esa información,
y recalcó “esto no tiene nada que ver con conversaciones telefónicas”.
El mandatario aseguró que dicha actividad les da registros de los
números que se han utilizado y sus vínculos.
Obama detalló que pondrán en marcha restricciones a la capacidad de almacenar y vigilar comunicaciones entre estadounidenses y ciudadanos extranjeros que hayan sido acumuladas de manera accidental en internet.
Para el presidente estadounidense el criticado programa de la NSA, revelado por Edward Snowden en junio pasado, debe continuar pero tiene que ser reformado, por lo que el secretario de Justicia, Eric Holder, y las agencias de inteligencia se encargarán de proponer todos los cambios necesarios hasta finales de marzo en consultas con el Congreso.
Amigos y aliados no, a menos que...
Intentando calmar las alarmas en sus homólogos y más cercanos
aliados, el presidente de Estados Unidos afirmó que no va a monitorear
las comunicaciones de jefes de Estado o a gobierno aliados, "a menos que haya un urgente propósito de seguridad nacional".
"Si quiero saber lo que piensan nuestros aliados, los llamaré por teléfono y les preguntaré, en lugar de vigilarlos", apuntó.
El presidente estadounidense dejó claro, no obstante, que los servicios de espionaje de EE.UU. seguirán recopilando información sobre los gobiernos extranjeros para conocer sus intenciones.
"No nos vamos a disculpar simplemente porque nuestros servicios de inteligencia son más efectivos", apuntó el mandatario, quien aseguró que los teléfonos de los dirigentes aliados más cercanos, de cuya confianza también depende la seguridad de EE.UU., no serán interceptados.
Documentos revelados del ex analista de seguridad Edward Snowden
mostraron la interceptación de comunicaciones de líderes considerados
aliados de EEUU, como la jefa del gobierno alemán, la mandataria de Brasil o el presidente mexicano Enrique Peña Nieto.