Ha muerto, además, de lo que se llama muerte natural, es decir, lo que antes se llamaba “de viejo”. Eso ha declarado al New York Times, Kitama Hill Jackson, su nieto, y que el deceso había tenido lugar en el New York Prestiberian Hospital, donde había sido internado la semana pasada por debilidad extrema. Así mueren tradicionalmente los patriarcas, aquellos a los que el destino les ha otorgado paz, sosiego y una vejez larga y sabia. Pete Seeger, el patriarca. En cierta manera, aunque a él le hubiese hecho gracia el epíteto, le rinde justicia: generaciones de músicos se han visto reflejados en su trayectoria, larga, llena de frutos ¿Hay mejor motivo para ser denominado Maestro?
Pete Seeger fue músico pero también investigador y se dedicó a recopilar canciones folclóricas tradicionales porque sus padres, su madrastra era la compositora Ruth Crawford, tocaban ese tipo de canciones al compás de lo que habían recogido los folcloristas John y Alan Lomax, que son a la música tradicional norteamericana lo que los Hermanos Grimm en los cuentos tradicionales centroeuropeos.
Pete Seeger se educó en aquel ambiente, el de la generación crítica que se generó a raíz de la Gran Depresión. Pete Seeger pertenece a un tiempo posterior al de los músicos y escritores de la era de los años veinte y treinta pero el espíritu de la lucha por los derechos civiles es plenamente de la generación aquella de Rooselvelt, la del New Deal, la que en el imaginario popular está resumida en 'Las uvas de la ira'.
Del estudio del banjo y del ukelele le viene ese gesto hacia la música rural. También de los Lomax y del ejemplo de su madrastra, pero lo que cambió la trayectoria de Seeger en música, lo que le torció cierto destino para cumplirse en otro, fue el encuentro con Woodey Guthrie, el 3 de marzo de 1940, en un concierto dedicado a los trabajadores inmigrantes. La ideología comunista de Seeger tomó un rumbo muy concreto cuando ideó, junto a Guthrie, transformar el folclore tradicional del país, lo que ellos denominaban música popular, en arma de combate. Ahí nacieron dos leyendas de la música norteamericana. En aquellos momentos unidos formando banda común en los Almanach Singers.
Greenwich Village, canciones pacifistas a tutiplén... ¿les suena? Todo el tópico de la música reivindicativa norteamericana fue invento de estos dos músicos que se decantaban entre su amor a Stalin y su odio al nazismo. Después del ataque a Pearl Harbour, el FBI comenzó disimuladamente su persecución contra los rojos. Los Almanach Singers dejaron de tocar, se disolvieron y Seeger y Guthrie fundaron The Weavers. Imaginemos por un momento que ha terminado la guerra y ser de izquierdas era ya medio pecado en los triunfantes Estados Unidos de la era Truman. TheWavers se dedicaron, entonces, a grabar canciones folk para la DECCA. Algo que les fue muy bien hasta que Seeger abandonó el grupo porque no quiso participar en un montaje publicitario de la Lucky Strike.
Ni que decir tiene que Seeger fue perseguido por el Comité McCarthy y se le sentenció a un año de prisión en 1961, pero para entonces la semilla que había dejado en la década de los cincuenta en el Greenwich Village apadrinando a jóvenes como Bob Dylan y Joan Báez dio sus frutos. Comenzaba la década de los sesenta y las movilizaciones por los derechos civiles. Seeger no entró en la cárcel y a partir de aquí comenzó a surgir la legendaria figura del Seeger padrino de jóvenes activistas y grandes músicos.
'We shal overcome', se convirtió en el himno de esas luchas por los derechos civiles, en especial la que llevó cabo Martin Luther King. Esta canción es un arreglo de Seeger de un viejo gospel y se convirtió en el himno particular de la izquierda norteamericana, en especial de la más joven, una izquierda que comenzaba a decantarse hacia el pop y el rock y que el viejo comunista no veía con buenos ojos. De hecho no le gustó nada que Dylan interviniese en el Festival de Newport. Ahí fue donde nació Dylan, como años antes, con Goothrie, nació Seeger. Cada cual con su destino. Aunque sea divergente.
Luego, a partir de esta fecha, Pete Seeger fue elevado a la categoría de leyenda viva y aunque el movimiento musical y político norteamericano había cambiado radicalmente, Seeger fue para los músicos la leyenda viva que les enlazaba con lo mejor de aquella generación surgida en los treinta y cuarenta y enlazada al mundo rural que en los Estados Unidos se había convertido ya en fantasmagórica, o reducida a un reducto poco menos que reaccionario, y que sin embargo el imaginario norteamericano de la izquierda conservaba como una Arcadia. Pete Seeger fue la excusa de esa Arcadia que hunde sus raíces en Thoreau y que nunca ha dejado de añorar el norteamericano más crítico.
Luego, ya entrando en nuestro tiempo, gentes como Bill Clinton le rindieron homenaje. Cuando un presidente lo hace es que te has convertido en patriarca. Obama, sin embargo, no pudo con el viejo león que se negó a participar, incluso a estar presente en la toma de posesión del presidente. El viejo león sacaba aún sus garras. Era capaz de ello. Genio y figura. Prefería las alabanzas de gentes como Springsteen. Al final siempre fue un músico, de los grandes...