Buen Abad: Anti-Comunismo ¿Es verdad que los comunistas se comen a los niños?
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El anti-comunismo no es más que el arte burgués del engaño en su
fase demencial. El anti-comunismo no es una práctica abandonada, está
vivo, hay muchos y de grados diversos
Una de las aberraciones más groseras, en la ideología de la clase dominante, es el anti-comunismo obsesivo y criminal. Por cierto. El capitalismo convierte todos sus miedos en armas de guerra, incluso, ideológica. Una de esas armas trata básicamente de fabricar calumnias contra el socialismo, de
fabricar mentiras sobre la política y los objetivos del pensamiento
socialista y comunista y, fundamentalmente, luego de satanizar toda
revolución de los trabajadores, desprestigiar y enlodar las ideas de
Marx-Engels y Lenin, Trotsky… entre otros. Gastan fortunas en eso.
Los Anti-comunistas usan todo lo que está al alcance de su imaginación enferma para confundir a los pueblos, para
asustarlos y hacerles creer que el proyecto Comunista, que se incuba
naturalmente en la lucha de los pueblos que quieren ser libres, es obra
del demonio y que ellos, como si fuesen un Dios, están en el mundo para “salvarnos” de toda tentación
Comunista. “Salvarnos” incluso reprimiéndonos y matándonos. Para lograr
sus fines satanizadores, ellos necesitan reducir el proyecto Comunista a
una caricatura simplona en la cual, la verdadera alternativa humanista
que tenemos, la verdadera salvación del mundo y sus ecosistemas, sea
sólo ensueño y una ilusión maligna que, por supuesto,
sólo ellos pueden conjurar. Todos los anticomunismos, tarde o temprano,
se convierten al nazi-fascismo y sucedáneos.
“¿Quién ha dicho que el marxismo es la renuncia de los sentimientos humanos (…)?. Si precisamente (…) fue
el amor al hombre, a la humanidad, el deseo de combatir la desdicha del
proletariado, el deseo de combatir la miseria, la injusticia, el
calvario y toda la explotación sufrida por el proletariado, lo que hace
que de la mente de Carlos Marx surja el marxismo cuando precisamente
podía surgir una posibilidad real y más que una posibilidad real, la
necesidad histórica de la Revolución social de la cual fue intérprete
Carlos Marx. Pero, ¿qué lo hizo ser ese intérprete sino el caudal de sentimientos humanos de hombres como él, como Engels, como Lenin?”. Comandante Fidel Castro.
Y es que el Anti-comunismo, y sus agentes, aborrecen a los
pueblos, a la clase trabajadora y a toda idea cuyo eje sea el bien
común, de verdad común, es decir, que incluya a todos.
Aborrecen la planificación económica y la opción socialista del
proyecto político, cultural, artístico y económico que se expresa en el
Manifiesto Comunista de Marx-Engels y que tuvo en la Revolución
Bolchevique una expresión incipiente, rápidamente traicionada.
Al Anti-comunismo le gusta inocular sus venenos, hace
metástasis desde las oligarquías burguesas y los cenáculos clericales.
Cunde en las tertulias “intelectuales” de los terratenientes y corre
como la pólvora en las oficinas de los gerentes bancarios. Expresa de manera enfermiza la degradación galopante en que está metida la ideología burguesa,
la ideología de los aristócratas, la ideología de los fanáticos. Como
el capitalismo es incapaz de presentar algún programa positivo que
ofrezca salida digna la humanidad y al planeta, tal cual lo ofrece el
pensamiento socialista y comunista, el Anti-comunismo se enfurece y
exhibe su odio, y exhibe el miedo de las clases privilegiadas, ante las
luchas emancipadoras de la humanidad.
El Anti-comunismo sueña con paralizar el movimiento revolucionario de los trabajadores, anhela sembrar la desconfianza hacia la “Batalla de las Ideas” y desea criminalizar -y ahogar- todo movimiento auténticamente democrático desde abajo. No nos equivoquemos, el Anti-comunismo no es sólo un conjunto de ideas (enfermas), es, además la columna vertebral de la política burguesa y sus redes imperialistas
que, como lo vemos a diario, aspiran a rematar, mediante las guerras,
las ideas más inspiradoras del proyecto comunista tal como lo explicó
Marx.
El odio de los Anti-Comunistas se desarrolló en las cabezas y
en los corazones monárquicos europeos que lucharon contra las primeras
expresiones revolucionarias. Ese odio lo heredaron los
nazi-fascistas que agregaron una fase violenta y asesina superada sólo
por sí misma. Su táctica es sembrar el miedo y muerte contra la
Revolución Socialista y hacen todo lo inimaginable. Todo lo monstruoso.
También desde sus trincheras muchos sectarios disfrazados de
“nacionalistas” han desarrollado su Anti-comunismo. Incluso el buena
parte del conservadurismo, el liberalismo clásico y el neoliberalismo…
han organizado sus propias arremetidas asesinas Anti-Comunistas. Todos
ponen, todos abonan. Son esas las fuentes que han financiado escuelas,
bibliotecas y hasta “sabios” dedicados sesudamente a inyectar
Anti-comunismo al “pensamiento intelectual” en la segunda mitad del
siglo XX. Por no ir más lejos.
El Anti-comunismo amenaza a la libertad de pensamiento y al esfuerzo democrático y pluralista de la Revolución.
Pretende prohibir y perseguir las ideas comunistas y pretende que se
extermine lo realmente comunitario, lo común, lo comunista de pueblos
enteros tal como ha sucedido en muchos países donde ese Anti-comunismo
ha asesinado a miles de luchadores. El Anti-comunismo es matriz de
engendros ideológicos como el fascismo de Mussolini y el nazismo de
Hitler con todas sus variedades, unas más acentuadas, otras más “ligth”,
pero todas asesinas.
Se ha perseguido a las ideas comunistas hasta en los rincones más insospechados.
Se las han prohibido en las escuelas y en las oficinas, se las ha
prohibido en las fábricas y en las casas. En periódicos, revistas,
púlpitos y cátedras, han tachado de “comunista”, satanizándolas, buen
número de ideas, creencias o valores que les disgustaban. Por ejemplo,
cierto disfraz “nacionalista” Anti-comunista que defiende los valores
tradicionalistas de las oligarquías, la “identidad nacional” de los
patrones y de sus círculos sociales como parte de un programa para
entronizarse en el poder y garantizarse “prestigio”. Uno de los casos
más terribles es el de los Estados Unidos que hicieron del
Anti-comunismo la prioridad esencial de su política interior y exterior,
donde una fiebre conservadora combatió, dentro y fuera, a todo aquello
que, a ellos, les parecía “influencia comunista”. Se agudizó una persecución sistemática con medidas conocidas como “Macarthismo” por Joseph Raymond McCarthy, yanqui anticomunista ideólogo de canalladas nauseabundas. “Toda una vida no sería suficiente para agradecer lo que hizo el Ejército Rojo por la libertad”, Ernest Hemingway
Dicen los Anti-Comunistas que el marxismo está desacreditado,
obsoleto, muerto y enterrado. Que el marxismo es “utópico”, que el
marxismo fracasó. Que el marxismo es un dogma, una fe
religiosa, un mesianismo. Que los comunistas son degenerados,
homosexuales, autoritarios, sospechosos, inmorales, irrespetuosos,
haraganes, apátridas, asesinos, borrachos, mujeriegos, que no se bañan,
que tienen malos modales, que son ateos, hippies, promiscuos, enfermos… y
que se comen a los niños.
El comunismo y su manifiesto están más vigentes que nunca.
“Lo obsoleto es el capitalismo”. A. Woods.
La teoría y la práctica de Carlos Marx y Federico Engels se refrescan
con el paso del tiempo, su praxis revolucionaria, hacia una sociedad
justa y equilibrada, (el Comunismo) diariamente se afianza en la cabeza y
el corazón de los pueblos que anhelan libertad verdadera e inclusiva.
Las ideas Socialistas y Comunistas, prueban su vigor en la lucha contra
cualquier régimen oligárquico o dictatorial, son ideas que esclarecen y
fortalecen el pensamiento de los trabajadores en contra de la burguesía
que insiste en imponerse y, principalmente, son ideas y orientaciones
prácticas vívidas y energizantes que sirven para crear un mundo diferente con base en el socialismo científico.
La tarea de ensuciar al término Comunismo, y sus muchos
logros aun preliminares, es obra de los ideólogos burgueses y
pequeño-burgueses, enamorados del individualismo y el elitismo.
Comunismo significa hacer de lo Común el interés principal de todas las
relaciones sociales y hacer de las relaciones sociales libres un
interés común. Especialmente hacer común las ideas y las acciones que la
humanidad emprende para alcanzar su máximo desarrollo y emprender
luchas comunes contra las calamidades que puedan impedir esa tarea.
La enfermedad burguesa del Anti-comunismo, y todas sus
obsesiones, es signo de una clase intoxicada con odio contra los
trabajadores que, por mano propia, luchan para emanciparse
considerando que es posible, y es urgente, un mundo mejor donde el
trabajo sea acción creativa y productiva y no degradación.
“Los hombres han sido siempre en política victimas necias del engaño
de los demás y del engaño propio, y lo seguirán siendo mientras no
aprendan a discernir detrás de todas las frases, declaraciones y
promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una
clase u otra clase. Los partidarios de reformas y mejoras se verán
siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan
que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se
sostiene por la fuerza de unas u otras clases dominantes. Y para vencer
la resistencia de esas clases, sólo hay un medio; encontrar en la misma
sociedad que nos rodea, Educar y Organizar para la lucha a los elementos
que puedan –y, por su situación social, deban- formar la fuerza capaz
de barrer lo viejo y crear lo nuevo”. Lenin.
Derrotaremos la enfermedad del Anti-comunismo en la “Batalla de las Ideas”,
con la crítica y la autocrítica. Desterraremos esa enfermedad sólo si
la identificamos como una peste fabricada por la burguesía para
envenenarnos el alma y para que veamos como “enemigas” nuestras, a las
únicas ideas con las que podemos liberarnos del capitalismo y sus
maldiciones. Peligro. Todos tenemos un lugar importante para combatir el
anti-comunismo porque cada uno de sus ataques es también anti-obrero y
sólo la justa causa de la clase obrera puede romper, efectivamente, las
argucias y matrices ideológicas más duras o más ingeniosas de ellos. Se trata de un trabajo curativo y liberador. Hay que disfrutarlo.
El Anti-comunismo ha sido persistente, incluso en muchos
camaradas que, de buena fe, que lo han asimilado, sin darse cuenta, y lo
repiten de manera inconsciente, o confundidos. En su cabeza
anidan focos infecciosos de Anti-comunismo que se activan para demonizar
los mejores ideales creyendo que así se defiende a la democracia.
Peligro. La única verdadera democracia es la que se garantiza con ideas y
prácticas comunistas. Es muy peligroso permitir que proliferen las
matrices ideológicas y mediáticas del Anti-comunismo que se desliza en
la cabeza de, incluso, muchas buenas personas. Recordemos siempre que el
Anti-comunismo es usado, por ejemplo, por el imperialismo
estadounidense para conspirar contra gobiernos democráticos y para
invadir países. Sin una comprensión clara es imposible avanzar en la
transformación socialista.
Esa comprensión clara no cae del cielo ni se puede improvisar.
Necesitamos preparanos y educarnos minuciosamente en las fábricas y en
las minas, en las escuelas y en las universidades, en los sindicatos y
en los partidos obreros. Se trata de un trabajo muy importante que debe
ser realizado de manera paciente y precisa.
Derrotaremos al Anti-comunismo sólo desde las filas de la
lucha permanente por liberar nuestra cabeza de supercherías y de falsa
conciencia, sólo si abrazamos las mejores ideas humanas de
fraternidad y solidaridad. Está clarito, no ha sido Comunismo el
“capitalismo de Estado”, no es Comunismo ni el burocratismo ni el
reformismo…aunque usen términos camuflados. No es Comunismo el
individualismo, ni el escapismo, ni el misticismo… Aún no hemos visto el
Comunismo en parte alguna, después del comunismo primitivo, que no
volverá. El proyecto Comunista que ya nace en las ideas del Socialismo,
está construyéndose en la lucha proletaria y mundial y no como obra de
recetarios, mecanicistas, dogmáticos o aburridos… ya hay muchos fracasos
por eso. Lo nuevo está viniendo. “Tiemblen, si quieren, las clases
gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los
proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus
cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848)
“El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”, decía el Che
Guevara. Es obra del capitalismo desde el siglo XVI, por ejemplo:
colonialismo salvaje, explotación desaforada, hambre (1.000millones
personas hambrientas), infinidad de conflictos y negociados bélicos, al
menos dos guerras mundiales, destrucción de los ecosistemas,
desesperación, drogadicción, depresión, desmoralización,
desorientación……etc. Los yanquis son el único Estado que ha lanzados
bombas atómicas contra población civil (en dos ocasiones) Y si es
negocio querrán más. El pensamiento Comunista-marxista está más vivo que
nunca lo prueba la crisis mundial del capitalismo en la que es rotunda
la luminosa síntesis de Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie.
Dice Albert Einstein que “es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio” pero lo más importante está en el Manifiesto Comunista y en
su combate a las injusticias, a la explotación, a las desigualdades que
crecen, en calidad y en cantidad, día a día. Lo importante está en el
Manifiesto Comunista de Marx y Engels (el documento más moderno que
existe.) que es cita y punto de encuentro de todos aquellos que queremos
salir del capitalismo, salir de la injusticia, de la pobreza, del
sufrimiento y la alienación. Cita y encuentro para quienes levantan la
bandera de la libertad, de la democracia, de la igualdad, de la
solidaridad, del internacionalismo y de la fraternidad que son ese
“fantasma del comunismo” que recorre el Mundo, las cabezas y los
corazones. Cuando Marx y Engels escribieron el Manifiesto, eran dos
jóvenes de 29 y 27 años respectivamente. Era un período de la reacción
más negra, en que parecía que la clase obrera estaba derrotada e
inmóvil.
El anti-comunismo, que debe ser denunciado siempre, es una
ofensiva ideológica marrullera capaz de disfrazarse de maneras muy
engañosas. En el colmo y paradójicamente ha habido “comunismos”
falsos ideados por el Anti-comunismo, para desprestigiar al Comunismo.
Así como hacen ciertos “cristianismos” para decir -y hacer- todo lo
contrario a lo que dijo e hizo Cristo. Como el lobo disfrazado de
cordero. Como el ladrón que acusa de ladrones a todos. Como el corrupto
que denuncia la corrupción para seguir corrompiéndolo todo. Se ha usado
el término para mil propósitos, entre propios y extraños, para la
descalificación y para la confusión, para aclarar o para enturbiar… en
no pocos sentidos el uso, y abuso, del concepto ha dejado un “campo
minado” que debe cruzarse con mucho cuidado y mucha claridad política.
Requerimos todas las ayudas.
“Por el engaño nos han dominado más que por la fuerza” Simón Bolívar.
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía