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General: El gran error de los comunistas
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Respuesta  Mensaje 1 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano  (Mensaje original) Enviado: 10/04/2014 02:25
"Los comunistas creen haber descubierto el camino hacia la redención del mal. Según ellos, el hombre sería bueno de todo corazón, abrigaría las mejores intenciones para con el prójimo, pero la institución de la propiedad privada habría corrompido su naturaleza. La posesión privada de bienes concede a unos el poderío, y con ello la tentación de abusar de los otros; los excluidos de la propiedad deben sublevarse hostilmente contra sus opresores. Si se aboliera la propiedad privada, si se hicieran comunes todos los bienes, dejando que todos participaran de su provecho, desaparecería la malquerencia y la hostilidad entre los seres humanos. Dado que todas las necesidades quedarían satisfechas, nadie tendría motivo de ver en el prójimo a un enemigo; todos se plegarían de buen grado a la necesidad del trabajo. No me concierne la crítica económica del sistema comunista; no me es posible investigar si la abolición de la propiedad privada es oportuna y conveniente; pero, en cambio, puedo reconocer como vana ilusión su hipótesis psicológica. Es verdad que al abolir la propiedad privada se sustrae a la agresividad humana uno de sus instrumentos, sin duda uno muy fuerte, pero de ningún modo el más fuerte de todos. Sin embargo, nada se habrá modificado con ello en las diferencias de poderío y de influencia que la agresividad aprovecha para sus propósitos; tampoco se habrá cambiado la esencia de ésta. El instinto agresivo no es una consecuencia de la propiedad, sino que regía casi sin restricciones en épocas primitivas, cuando la propiedad aún era bien poca cosa; ya se manifiesta en el niño, apenas la propiedad ha perdido su primitiva forma anal; constituye el sedimento de todos los vínculos cariñosos y amorosos entre los hombres, quizá con la única excepción del amor que la madre siente por su hijo varón. Si se eliminara el derecho personal a poseer bienes materiales, aún subsistirían los privilegios derivados de las relaciones sexuales, que necesariamente deben convertirse en fuente de la más intensa envidia y de la más violenta hostilidad entre los seres humanos, equiparados en todo lo restante. Si también se aboliera este privilegio, decretando la completa libertad de la vida sexual, suprimiendo, pues, la familia, célula germinal de la cultura, entonces, es verdad, sería imposible predecir qué nuevos caminos seguiría la evolución de ésta; pero cualesquiera que ellos fueren, podemos aceptar que las inagotables tendencias intrínsecas de la naturaleza humana tampoco dejarían de seguirlos. " Sigmund Freud, El Malestar de la cultura (1930)
 
 
 


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Respuesta  Mensaje 11 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 10/04/2014 10:22

DIFICULTADES DE LAS TRES CONSIGNAS QUE DERRIBARON LA BASTILLA

"Libertad, igualdad, fraternidad"

La política, en una primera aproximación, se ocupa de regular el funcionamiento entre los hablantes seres (escritura de Lacan que subraya la dependencia del ser respecto de su habla), decidiendo la reinversión y redistribución del plus que sus goces producen diariamente. Arbitra modalidades de producción y comercio. Funciona siempre bajo la tensión de intereses que representan deseos y goces diferentes y hasta contrapuestos, lo cual exige que se conformen gobiernos con poder suficiente para decidir el rumbo de dichas regulaciones. Esas decisiones no pueden no ser sintomáticas. Porque son tomadas en disputas y transacciones, contingentes (esto es, en la lógica propuesta por Lacan, que cesen de no escribirse) o bien fracasos.

Durante miles de años las políticas eran impuestas, principalmente con el recurso de las armas. Las revoluciones norteamericana y francesa proclamaron las consignas de libertad, igualdad y fraternidad. Las dos primeras son de totalización imposible –en el sentido que más arriba di a este término–. A ellas, las sociedades pueden acercarse más, o menos, según cómo logren trabajar la castración que las imposibilita. O sea: laborando desde las limitaciones impuestas por la estructura que enajena al sujeto, impidiéndole desprenderse totalmente de su función de objeto en su relación con el Otro. El Otro: lugar del lenguaje, de la Ley (de prohibición del incesto), de la castración y, como consecuencia inevitable, de la diferencia, la desigualdad.

La fraternidad fue inaugurada en la Biblia con Caín asesinando a Abel, y vuelta a presentar repetidamente en parábolas como las del hijo pródigo. Martín Fierro, sabiéndolo desde su inconsciente, recomendó: "Los hermanos sean unidos/ porque ésa es la ley primera,/(...) porque si entre ellos se pelean/ los devoran los de ajuera": para que la fratria se una, tiene que responder a alguna ley. Su unión no es natural. Lo "natural humano" es el infierno de las diferencias. Esa ley obedece a la necesidad (que no cesa de escribirse, según la lógica propuesta por Lacan) de no ser devorados por otros. La experiencia social lo ratifica, repitiendo diferencias que no cesan de escribirse, sostenidas por lo real, lo imposible, que no cesa de no inscribirse. El enfrentamiento entre obreros mineros bolivianos de Huanuni, en octubre de 2006, o, en la Argentina los conflictos que se produjeron en algunas "empresas recuperadas", lo ilustran. La inmensa mayoría de los hermanos sólo funcionan unidos mientras las necesidades se lo exigen. Cuando se producen valores en plus, comienzan las disensiones. De ahí la exigencia retroactiva de que haya quien cargue con las funciones del que se ha denominado "...en nombre del Padre" (Tótem, dioses, Dios, Sabiduría, etcétera). Pasaron por ese lugar: ¿matriarcas?, padres, tíos maternos, jefes tribales, estrategas, césares, mandarines, diferentes formas de reyes, señores feudales, sultanes, líderes revolucionarios, jefes de democracias, tiranos, dictadores.

Fuente: Página/12, 04/07


Respuesta  Mensaje 12 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 10/04/2014 10:23


"Ese objeto temido, profundamente aborrecido"

Para el autor, el psicoanálisis puede iluminar "un punto de detención de la filosofía de Marx": esto sería posible partiendo de la "psicología de las masas" freudiana y entendiendo que "hablar de masa implica hablar de segregación".

Por Juan Bautista Ritvo

El 10 de abril, Página/12 publicó una nota firmada por Sergio Rodríguez titulada "Nueva propuesta de articulación entre psicoanálisis y marxismo", cuyo comienzo –que anuncia claramente lo que viene– dice así: "El capital, de Karl Marx, es el mejor análisis existente de la lógica capitalista. Lo fundamentó en su teoría del valor. Jacques Lacan, por lo menos a partir del seminario El revés del psicoanálisis, hizo explícitamente suyas las aseveraciones de Marx sobre el valor. Creo que también hizo suyos los criterios marxistas sobre las condiciones objetivas para las crisis sociales: el conflicto entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción".

Desde luego, no se corren demasiados riesgos si se elogia la magnitud de El capital; otra cosa distinta es saber si ante el derrumbe de la Unión Soviética y el cambio profundo que ha experimentado el capitalismo en las últimas décadas en todos los niveles, las teorías de Marx deben ser modificadas o dejadas de lado. De esto nada dice la nota, refugiada en la aseveración de una comunidad de fundamentos entre Marx y Lacan que me parece insostenible.

Veamos. Las referencias de Lacan a la teoría marxista del valor aparecen en el entorno de mayo del ’68, cuando derecha e izquierda no cesaban de hablar de Marx y Althusser comenzaba a ser un autor obligatorio.

Así, en las clases iniciales de su seminario De un otro al Otro, en noviembre del ’68, Lacan le da vueltas (lo digo así: "da vueltas", porque expone con notoria imprecisión y distanciamiento) a la plusvalía, que él equipara al "plus de gozar", función del objeto a.

Habla de la "absolutización del mercado" (es la universalidad del mercado, que hace del capitalismo el único sistema económico en el cual todas las instancias de la producción están mediadas por el mercado) como condición para que la plusvalía aparezca en el discurso; menciona también el valor de uso de la fuerza de trabajo, el que, se sabe, es para Marx el secreto de la producción capitalista: el valor de cambio o el valor a secas de la fuerza de trabajo –el tiempo de trabajo socialmente necesario para reproducir dicha fuerza– es inferior a su valor de uso: esa diferencia que se genera gracias al mercado pero, por así decirlo, a espaldas de él, es precisamente el plusvalor, condición esencial de la acumulación capitalista.

Lacan habla, asimismo, de la renuncia al goce como condición de la emergencia de un plus. Desde el punto de vista del psicoanálisis, la noción es clara: el plus de goce reelabora por su cuenta la noción freudiana de "ganancia de placer", ese excedente con respecto al punto de equilibrio del placer, que es puramente negativo porque consiste en la mera ausencia de dolor, y, por ello, el exceso es un más allá de vértigo, en la solapada vecindad del júbilo, el extrañamiento y la muerte.

En Lacan, el menos del goce incestuoso es condición del más que, no obstante y en un nivel superior, es un más en menos, un excedente que se disipa y que, como el vaso de vino del obrero del que hablaba Bataille, designa un punto de afirmación de lo humano más allá de lo utilitario; un gasto, un consumo literalmente improductivo y que no sirve para nada porque es goce de nada.

Llevadas las cosas a tal lugar, se torna evidente hasta el cansancio que esta figura no es lo contrario de la plusvalía capitalista –porque afirmarlo implicaría que se sitúan como extremos opuestos de un mismo eje–, sino algo profundamente heterogéneo; heterogéneo por sus dimensiones, alcances, valores, campos de aplicación.

Sin duda Lacan, como ha hecho en numerosas ocasiones, jugó retóricamente con un léxico y una sintaxis que le son extraños. No es éste el sitio ni la oportunidad para indagar las razones de sus juegos; pero sí para decir que, si los literalizamos sin interrogar su ámbito de validez, corremos el riesgo del ridículo.

En efecto, ya que me quiero voluntariamente ubicar en el reino de Perogrullo, podemos preguntarnos: ¿cómo es posible que puedan compararse y hasta homologarse una plusvalía que, lejos de disiparse, se acumula y configura la riqueza de la sociedad capitalista, con otra que, salvo en los sueños del avaro y del coleccionista, jamás podría atesorarse?

¿Qué les pasa a los psicoanalistas que toman la expresión de Lacan "discurso capitalista" como si fuera un ábrete sésamo de la modernidad, sin reparar no sólo en la pobreza que tal noción tiene en el propio Lacan –unas cuantas letritas, unos signos enigmáticos, dos o tres frases lanzadas en Italia, eso es todo–, sino también y esencialmente en que la experiencia teórica del siglo XX (desde Max Weber y Norbert Elias hasta Michel Foucault, para nombrar sólo a los más célebres) y, por supuesto, la experiencia cotidiana de las relaciones de poder, muestran inequívocamente que no hay una matriz generadora y única de discursos múltiples, sino que existe una multiplicidad inicial e irreductible de discursos? Es decir, hablar o escribir acerca de el discurso capitalista es ya una toma de partido, por lo menos y en el mejor de los casos, estéril.

Como psicoanalista y como lacaniano protesto contra estos abusos analógicos que medran ocultando, censurando mejor, los verdaderos problemas.

El autor de la nota reduce la comunicación entre el sujeto y el Otro, que vertebra el psicoanálisis de Lacan, a un esquema propio del psicólogo, del moralista, del pastor evangélico y no de un psicoanalista, cuando se formula la pregunta que él juzga esencial: "¿Cuál es mi valor para el otro?" De esta forma deja de lado que uno de los hallazgos decisivos de Lacan consiste en mostrar que entre un sujeto y otro sujeto yace el muro del lenguaje, lo cual hace que la misma noción de intersubjetividad sea puesta en cuestión como nunca hasta el momento.

Y aquí tocamos uno de los problemas más acuciantes del psicoanálisis actual. Una obra rica, compleja, heterogénea y por momentos contradictoria, es reducida a un esquema lineal, repetitivo, de unas pocas nociones que pretenciosamente acuden a la terminología de la ciencias formalizadas ("álgebra", "combinatoria", "principios axiomáticos", etcétera) para disimular las inhibiciones de un pensamiento que no se atreve a abrirse a la dimensión de una enunciación tan declamada como rechazada.

¡Y no es un problema epistémico! Es que este aparato retorna sobre la clínica y la ahoga, transformando la transferencia en sugestión.

Así nos comportamos como psiquiatras cuando mencionamos la supuesta locura de Joyce, en aficionados ingenuos y sentimentales cuando divagamos sobre la sublimación de los grandes creadores, en sociólogos a la violeta cuando queremos despejar los atolladeros del mundo contemporáneo hablando de la caída del padre, sin reparar en que esa caída es justamente el comienzo de la paternidad de que habla el psicoanálisis.

¿Vamos a completar nuestra pequeña ideología adjuntándole ahora un marxismo que tampoco interrogamos?

El psicoanálisis como tal carece de un acceso directo a los problemas del marxismo; pero de manera tan oblicua como efectiva puede llegar al núcleo mismo de lo que, sin duda, es un punto de detención de la filosofía de Marx. Y puede hacerlo con la noción freudiana de masa, que Freud elabora en Psicología de las masas, correlativa de la figura mítica del padre ancestral, perfilada en Tótem y tabú; profundizadas ambas nociones por Lacan al través de observaciones discontinuas pero convergentes.

¿Son posibles las relaciones horizontales entre los hombres? Desde que la humanidad es humanidad, los grupos se cohesionan identificándose en común con emblemas, objetos, valores, los que se corporizan, como lo ilustra la metáfora medieval de los dos cuerpos del rey, el caduco y el inmortal, en la figura del líder dotado de carisma. Allí está, no en germen sino en actualidad plena, esa verticalidad que ha atravesado todas las formaciones sociales e incluso continúa en vigencia en tiempos de democracia y de legalidad republicana: piénsese en esa patética ilustración que aporta un papa senil saludando a la multitud desde los balcones del Vaticano. ¡En la Unión Soviética se habló del "culto a la personalidad" como deformación burocrática y lo denunciaban los nuevos amos, instalados en el abrumador y feroz Kremlin!

Hablar de masa implica hablar de segregación; noción que no se deja absorber en la marxista lucha de clases –lucha que, huelga decirlo, continúa fracturando a la sociedad más allá de las indudables debilidades teóricas del marxismo; más allá asimismo del débil y municipal espíritu de la conciliadora voluntad socialista–, porque es interior a cada clase. Aunque lo segregado sea puesto afuera, proviene de adentro: ese objeto odiado, temido, profundamente aborrecido, que aparece desconocido como otro, encarna lo peor de las entrañas del grupo. (Una ilustración, un tanto cómica y que alguien puede juzgar frívola, aunque no lo sea en modo alguno: ¿qué denostaban esas amas de casa de clase media hace días cuando caceroleaban identificadas con "el campo" y manifestaban su odio a la "reina Cristina"?)

La sobada frase "la revolución devora a sus propios hijos" es verdadera, más de lo que suele suponerse, y por eso, Rodríguez, no es irónica la afirmación de Lacan sobre la revolución, vuelta astronómica al punto de partida en un giro de 360 grados y no subversión; es literal, absolutamente literal.

Desde luego, se podría objetar que psicologizo a la política e ignoro lo que es imposible ignorar, el peso determinante de la economía, que nadie puede desconocer. En lo que respecta a lo primero, diré que la psicología como tal se divide en individual y social y esa división, de por sí falsa porque no hay psiquismo individual, oculta el lazo libidinal que otorga consistencia (y por ello mismo fractura y dispersión) a las relaciones humanas.

Lo segundo es quizá más complejo y sin duda excede al psicoanálisis, aunque su carácter fundamental –la posibilidad de examinar los discursos allí donde ellos censuran sus fundamentos, porque él mismo está constituido por esas figuras rechazadas–, nos prepare para esbozar un comienzo de localización del problema.

No cabe la menor duda: cuando Marx señaló la economía como un factor de valor único en la vida social, no se equivocaba; sólo que no es determinante en última instancia sino causa en primera. Todos los movimientos y perturbaciones de la economía constriñen a darle respuestas de un modo urgente y no postergable. Pero las respuestas no están determinadas por la economía; son respuestas ideológicas, políticas, míticas incluso, que poseen estructuras heterogéneas a las de la economía y que, incluso, vuelven sobre ésta al punto que la misma economía termina por depender por completo de ellas.

Para dar un simple ejemplo: una súbita caída en el nivel de vida de la clase trabajadora obtiene respuestas, pero ellas pueden ir desde un aumento de la combatividad a una súbita ausencia de ella.

La sociedad carece de determinante en última instancia y este pensamiento quizá inicie un nuevo modo de concebirla, lejos de las totalizaciones del siglo XIX; algo que se complementa con la caída de los ideales de la clase universal: el proletariado es una clase más y probablemente la más débil.



Respuesta  Mensaje 13 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 10/04/2014 10:24
En el nombre del Padre

El psicoanálisis hoy, según Judith Miller

La hija de Jacques Lacan habla de las modas y los modos de diagnosticar, de la tendencia a medicar a los niños y de los límites entre lo público y lo privado. Y de sus diferencias con Anna Freud.

Por Diego Rojas

¿Quién podría sospechar que la delgada mujer que sostiene un libro entre sus brazos, y se niega a soltarlo mientras se le toman fotos que ilustran esta entrevista, es Judith Miller, la hija de Jacques Lacan? La presidenta de la Fundación del Campo Freudiano se aferra al librito, una compilación de textos lacanianos escritos en portugués. “Sólo una foto sin él”, ruega el fotógrafo, pero ella se niega. “Es mi tesoro”, asegura, y toda la sesión transcurre mientras Miller abraza el dichoso libro. Se sabe, las neurosis no reconocen fronteras, ¿por qué la hija del hombre que repensó a Freud y la esposa de Jacques Alain Miller, su discípulo dilecto, sería inmune a ellas? Miller estuvo en Buenos Aires para participar del XVI Encuentro Internacional del Campo Freudiano y el Encuentro Americano de Psicoanálisis Aplicado de Orientación Lacaniana. Durante un descanso compartió la siguiente conversación con Veintitrés.

–Ciertos diagnósticos psicológicos parecen alcanzar la categoría de modas. Los ataques de pánico, la bipolaridad. Incluso, en la Argentina ciertas revistas señalaron que la gestión de Cristina Fernández estaba marcada por su supuesta bipolaridad.

–Hay una diferencia entre “moda” y “modo”. Diagnosticar los actos de gobierno al diagnosticar a la señora Kirchner como bipolar es una nueva manera de hacerlo. Es una cierta manera de no tener respeto a su persona. Esa falta de respeto socava una diferencia que me parece fundamental entre lo privado y lo público. Está de moda hablar de lo privado como si la intimidad estuviera expuesta ante los ojos de los demás. Y los responsables de la política y de los gobiernos suelen ser objetos de estos diagnósticos. Es una devaluación de la singularidad y la subvaloración de esta persona singular, que lo es aunque sea un jefe de Estado. La clasificación es una manera de decir que una persona es similar a muchas otras. El psicoanálisis hace lo contrario a la moda.

–¿Por qué?

–Porque comprende la división de lo privado y lo público: no se podría hacer asociación libre de manera efectiva sin el resguardo del secreto. Buscar la singularidad, aquello que hace que cada uno no se parezca a nadie, es el fin del análisis. Esta singularidad absoluta es accesible. Por eso el psicoanálisis no acepta ni el “modo” ni la “moda” actuales: son parte de lo que llamamos el malestar de la cultura. El psicoanálisis rechaza estos planteos y dice por qué es peligroso mezclar la identidad de cada uno con la identidad de otros. Los derechos humanos son universales y cada humano tiene los mismos derechos que los otros, pero eso también se traduce en que cada uno tiene las mismas debilidades que los otros, y eso no es verdad. Cada uno tiene sus propias debilidades, sus problemas, sus síntomas. Promover una norma es erróneo, porque sabemos que las normas son también una forma de la “moda”. No hay normas universales. Lacan dice que el discurso del psicoanálisis va en sentido opuesto al discurso de la moda.

–Ir a contracorriente, ¿no tiene consecuencias para el psicoanálisis?

–Este posicionamiento produce que el psicoanálisis, para existir, deba combatir ataques muy agresivos del tipo político, epistémico y administrativo, por ejemplo, en Francia. Hemos ganado la primera batalla, pero la lucha continua. El reverso no el mismo que el anverso de la tela y el psicoanálisis señala esa característica. El modelo universal responde a las leyes del mercado. Los laboratorios están produciendo remedios y hay que buscar las enfermedades para vender estos remedios, se inventan categorías nuevas de clasificación con fines de mercado. Estos manejos no pueden asegurar la salud mental de la sociedad. De allí la incomodidad del psicoanálisis.

–En Estados Unidos el 10 por ciento de los niños toma Ritalin.

–Es triste. Los niños son alimentados con Ritalin para que tengan paz escolar y familiar, para ponerlos enfrente de la pantalla del televisor, bien tirados. Esto produce efectos que todavía no conocemos bien. Cuando estos niños sean adultos habrán atravesado una drogadicción. Pero no es tan fácil “normalizar” a un ser hablante. Freud dijo que cuando se expulsa al síntoma por la puerta, vuelve por la ventana. Si con Ritalin el niño duerme a las ocho de la noche en lugar de las dos de la mañana, cuando despierte seguirá teniendo los mismos problemas.

–Hoy existen niños criados en familias distintas de las que Lacan describió. Si Lacan le otorga a la figura del padre una importancia vital, ¿en una familia formada por dos madres, por ejemplo, el desarrollo psíquico sigue siendo el mismo?

–No es una dificultad para el psicoanálisis porque desde sus primeros escritos sobre el tema Lacan explicó que cada familia es un hecho de cultura y que no tiene nada que ver con una naturaleza constituyente de la familia. El nombre del Padre precisamente no está dado por el padre biológico, sino que es una figura que funciona en cada caso de manera diferente. El nombre del Padre es un semblante. Me parece difícil de entender que alguien pueda decir que hay un lazo natural entre la madre y el niño o entre el padre y el niño. No tiene sentido.

–Zizek y Laclau reconocen los aportes de Lacan a la hora de repensar el marxismo. Incluso Badiou dice que Lacan es al marxismo lo que Hegel era a los revolucionarios de 1850.

–No he leído a Laclau, pero mis colegas me hablaron sobre su obra. Lacan siempre ofreció aportes al marxismo, desde las intervenciones de Althusser y sus seguidores. Lacan leyó a Marx y esa lectura le permitió dar cuenta del plus de goce. Siempre hubo un ida y vuelta entre la teoría marxista y la teoría psicoanalítica. Lacan tiene referencias tempranas donde el peso de la historia y las organizaciones sociales son sin duda tomadas en cuenta. El amo antiguo no es el amo moderno y el amo moderno tiene diversas caras. Esas caras son históricas. Nuestra tarea hoy, y la de los marxistas también, es dar cuenta de la diferencia entre el discurso del amo capitalista que desarrolla la producción industrial y el capitalismo actual, que produce dinero a partir de dinero, un capitalismo financiero. Es diferente y hay que ver las consecuencias de esas diferencias.

–Zizek conjuga a Lacan con el cambio social cuando señala que el deseo, que no tiene lugar en la realidad, puede tener una traducción política cuando se piensa en San Pablo y el fin de la resurrección, que no tiene posibilidad real empírica, pero que se transforma en un impulso a la acción.

–No sé si el deseo impulsa a nadie a nada. Abrir un seminario de Lacan es como abrir un libro de Freud y el deseo del lector está implicado en su lectura. Pienso que un analista lacaniano impulsa a desear. Es verdad que para alcanzar el deseo también hay que actuar. Pero el psicoanálisis no es una ideología. La responsabilidad del propio deseo de cada persona es lo que el psicoanálisis permite, que se sea responsable de los propios sueños.

–Buenos Aires, además de ser una ciudad psicoanalizada, es un centro de producción lacaniano. En la UBA, la Facultad de Psicología cuenta con una mayoría de programas que dan cuenta de esta orientación. ¿Cómo se ve desde Francia este fenómeno?

–Los psicoanalistas franceses lacanianos saben que hay una escuela de esa orientación en la Argentina. Trabajamos con los colegas argentinos. Hay una interlocución entre los psicoanalistas lacanianos y sus escuelas, entre los psicoanalistas franceses y los argentinos. Hay un refrán en francés que se refiere a las caricias que se dan a contrapelo a los gatos. No voy a acariciar a los colegas argentinos de ese modo (“No va a dorarnos la píldora”, señala una lacaniana argentina presente en la entrevista). Los amigos argentinos saben que el psicoanálisis en este país es mucho más accesible que en Francia y que ellos lo desarrollan muy bien.

–Anna Freud se consideraba una continuadora de la obra de su padre. Usted contribuye al desarrollo del pensamiento de su padre. ¿Pensó alguna vez en este paralelismo?

–Cuando he pensado en este tema, que ha regresado algunas veces en mi vida, pude llegar a la conclusión de que fueron dos experiencias muy distintas. La obra de Anna Freud es una de las primeras experiencias de la traición que conocí en mi vida. Traicionó la obra de su padre. Por eso esa comparación no es tan deseable.

–Usted es la presidenta del Campo Freudiano. Es la hija de Lacan y la esposa del discípulo más relevante, Jacques Alain Miller. ¿Cómo conjuga su vida personal con lo que su padre y esposo y su propia labor significan en el ámbito cultural e intelectual?

–Comenzamos esta entrevista señalando los límites entre lo público y lo privado y no creo que sea correcto saltar esas barreras. 

Foto: Nacho Sánchez
Revista Veintitrés, diciembre 2009
 

Respuesta  Mensaje 14 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 10/04/2014 10:25
MAS ALLA DEL PRINCIPIO DEL PODER

Respuesta  Mensaje 15 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 10/04/2014 10:26
ESCRITOS SOBRE PSICOANALISIS

Respuesta  Mensaje 16 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 12/04/2014 03:15
vos entendes eso que dice ahi? (albi)
 
Si Albi, es un elogio a las ideas comunistas, por eso lo puse 

Respuesta  Mensaje 17 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 12/04/2014 03:18
Si freud hubiese vivido en este tiempo "globalizado", seguramente hubiera dicho otras cosas, ademas algunos de esos conceptos ya fueron superados por los neo psicoanalistas. (Albi)
 
Yo coincido plenamente con éste pasaje, y no creo que vos tengas la capacidad de ponerte en el lugar de Sigmund Freud y saber lo que pensaría en la actualidad, nosotros vivimos la misma época y pensamos muy diferente.
Por otra parte si fue superado o no por sus discipulos es una opinión tuya, porque en Ciencias Sociales ninguna teoría puede considerarse objetivamente superior a otra, en todo caso con mayor consenso académico.

Respuesta  Mensaje 18 de 25 en el tema 
De: letyedu Enviado: 12/04/2014 03:20
" Si se eliminara el derecho personal a poseer bienes materiales, aún subsistirían los privilegios derivados de las relaciones sexuales, que necesariamente deben convertirse en fuente de la más intensa envidia y de la más violenta hostilidad entre los seres humanos, equiparados en todo lo restante. Si también se aboliera este privilegio, decretando la completa libertad de la vida sexual, suprimiendo, pues, la familia, célula germinal de la cultura, entonces, es verdad, sería imposible predecir qué nuevos caminos seguiría la evolución de ésta; pero cualesquiera que ellos fueren, podemos aceptar que las inagotables tendencias intrínsecas de la naturaleza humana tampoco dejarían de seguirlos. " Sigmund Freud, El Malestar de la cultura (1930)"

Respuesta  Mensaje 19 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 12/04/2014 03:20
¿Por qué defendes siempre tanto al marxismo si vos decis que no sos comunista?

Respuesta  Mensaje 20 de 25 en el tema 
De: letyedu Enviado: 12/04/2014 03:21
qué absurdo! entonces defendé  también a augusto comte yakestamo

Respuesta  Mensaje 21 de 25 en el tema 
De: letyedu Enviado: 12/04/2014 03:27
porque nunca existió.....todavía será?

Respuesta  Mensaje 22 de 25 en el tema 
De: albi Enviado: 12/04/2014 04:20
Freud criticaba energicamente el reduccionismo económico marxista., la abolición de la propiedad privada. calificó de ilusoria la premisa psicológica marxista que supone la bondad esencial del hombre; considera la agresión como anterior en la naturaleza humana a darse cuenta de la existencia de la propiedad privada y la relaciona más con las desigualdades de poder e influencia que a la propiedad privada. Por tanto supone que la abolición de la propiedad privada a la que considera un "freno" para la liberación de pulsiones agresivas, implicaría la liberación total de estas., Freud no creía en la igualdad de todos los hombres; No desestima la teoría marxista en su totalidad pero sí que se base en las relaciones económicas exclusivamente como motivos único motivo de la conducta social humana.y que se limite a la creación de bienes ya distribudión injusta. Considera al fin los factores económicos como posteriores y a las mociones pulsionales como originales ( nacen con el hombre) y se despliegan desde el nacimiento.
Freud no alcanzó a profundizar , excepto en sus obras el porvenir de una ilusión, el malestar en la cultura y totem y tabu, los condicionantes culturales; su teoría es materialista biologica y se centró más en el devenir de las pulsiones.
Sí rompio junto a marx y nietzsche el paradigma positivista con la introducción de su concepto de inconsciente y el aparato psiquico.
 

Respuesta  Mensaje 23 de 25 en el tema 
De: Marthola Enviado: 12/04/2014 15:31
Sabes que pasa anti que Freud está muy emparentado con el desarrollo del capitalismo, aunque no le puedo negar mi reconocimiento por su conceptualización sobre el inconsciente, sí bien en cuanto a lo edípico a mi me parece que hizo un amordazamiento de las potencias revolucionarias del inconsciente.
Buen finde!
 

Respuesta  Mensaje 24 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 13/04/2014 03:28
Freud criticaba energicamente el reduccionismo económico marxista., la abolición de la propiedad privada. calificó de ilusoria la premisa psicológica marxista que supone la bondad esencial del hombre; considera la agresión como anterior en la naturaleza humana a darse cuenta de la existencia de la propiedad privada y la relaciona más con las desigualdades de poder e influencia que a la propiedad privada. Por tanto supone que la abolición de la propiedad privada a la que considera un "freno" para la liberación de pulsiones agresivas, implicaría la liberación total de estas., Freud no creía en la igualdad de todos los hombres; No desestima la teoría marxista en su totalidad pero sí que se base en las relaciones económicas exclusivamente como motivos único motivo de la conducta social humana.y que se limite a la creación de bienes ya distribudión injusta. Considera al fin los factores económicos como posteriores y a las mociones pulsionales como originales ( nacen con el hombre) y se despliegan desde el nacimiento.
Freud no alcanzó a profundizar , excepto en sus obras el porvenir de una ilusión, el malestar en la cultura y totem y tabu, los condicionantes culturales; su teoría es materialista biologica y se centró más en el devenir de las pulsiones.
Sí rompio junto a marx y nietzsche el paradigma positivista con la introducción de su concepto de inconsciente y el aparato psiquico. (Albi)
 
Bien, con este texto más sensato y sin chicanas estamos mucho más de acuerdo.

Respuesta  Mensaje 25 de 25 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 13/04/2014 03:28
Igualmente Marthola 


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