CAMAGüEY. — Acostumbrado a asumir retos en la búsqueda de respuestas para mejorar la alimentación del pueblo, el movimiento de la agricultura urbana y suburbana se propone ahora, en una primera etapa, la creación en todo el país de 96 fincas especializadas en la producción de frutas.
Se trata de un proyecto en ciernes que pretende establecer, en cooperativas seleccionadas de cada uno de los municipios incluidos en el programa, un espacio de unas 20 hectáreas dedicado al cultivo de especies frutales, con énfasis en el mango, la guayaba, la fruta bomba, la piña y el aguacate.
Otro de los propósitos, a partir de la motivación de los productores implicados, es unirse al empeño nacional por rescatar frutas casi desaparecidas de los campos cubanos, como el níspero, la chirimoya, el anón, la guanábana, el caimito y la bergamota, por solo citar unos pocos ejemplos.
“Es esta una tarea hermosa, de impacto económico y social, que debe ser asumida por las unidades productivas con una buena dosis de amor, responsabilidad y compromiso”, afirmó aquí el doctor Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del Grupo Nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana.
Al resumir en esta provincia los resultados del recorrido número 66 del equipo de trabajo que dirige, el destacado investigador se refirió a la necesidad de acelerar las acciones en la conformación de los viveros tecnificados que garanticen las posturas necesarias para respaldar el buen comienzo de este importante programa.
Rodríguez Nodals insistió, además, en lo conveniente de incorporar a la población de los consejos populares, a través de las organizaciones de masas y los centros educacionales, en la recolección de semillas de frutos que, dada su escasa existencia, resulta difícil suministrar por las entidades especializadas.
El proyecto prevé el montaje de pequeñas agroindustrias para el procesamiento de las producciones y la apertura de locales dedicados al expendio de jugos naturales cerca de las instituciones de la Salud, todos adscriptos a las cooperativas involucradas a medida que dispongan de cosechas suficientes para ello.
Con poca tradición en el cultivo de frutales, la provincia de Camagüey enfrenta el desafío respaldada, por los hombres y las mujeres que desde hace más de un lustro transforman el entorno de la capital provincial y del resto de las cabeceras municipales en cinturones productivos.