TANGO
Una voz nos acaricia
en un mágico escenario
trae recuerdos de Argentina
en los acordes de un tango.
Tus iris besan mis ojos
en esa corta distancia,
tú y yo bailamos solos,
príncipes de la elegancia.
Tus manos me van guiando,
en cada vuelta soy tuya,
los pies esclavos del ritmo
y mis caderas te adulan.
Patino gacela esbelta
bajo el arco de tu ser,
por los juncos de tus piernas,
me vuelvo a poner a pie.
El tango nos embriaga,
caen perlas de rocío,
mi piel, rama de canela,
llama que no se ha encendido.
ALICIA GALLEGO
|