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De: alí-babá  (Mensaje original) Enviado: 26/01/2015 13:47

GRECIA: ESCUPITAJO HISTÓRICO DEL PUEBLO GRIEGO A LA DICTADURA DE LA TROIKA

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Resumen Latinoamericano, 25 de enero 2015.-Los griegos dan el poder a Syriza y ponen en marcha el cambio en la Unión Europea

El partido de Alexis Tsipras ronda la mayoría absoluta en el Parlamento heleno al obtener alrededor del 35% de los votos, frente al 28% de los conservadores de Nueva Democracia

Grecia inicia el cambio en la Unión Europea. La Coalición de la Izquierda Radical, o Syriza (según su nombre en Griego), ha ganado las elecciones parlamentarias helenas y , se encuentra al borde de lograr la mayoría absoluta en las elecciones al Parlamento, de acuerdo con los primeros datos oficiales. [Fotogalería de la victoria de Syriza]

El partido de Alexis Tsipras obtiene el 35% de los votos. Los conservadores de Nueva Democracia se sitúan alrededor del 28%, mientras que el tercer se lo disputan el partido de extrema derecha Amanecer Dorado y los centristas de To Potami.

Los primeros datos del escrutinio van confirmando los sondeos a pie de urna que daban a Syriza entre un 36% y un 38% de los votos, a unos doce puntos de distancia de los conservadores del actual primer ministro Antoni Samaras, más de lo pronosticado por las últimas encuestas antes de las elecciones. De acuerdo a los sondeos a pie de urna, la formación de Tsipras roza la mayoría absoluta, situada en los 151 escaños, pues obtendría entre 148 y 154 diputados.

El partido de Alexis Tsipras podría obtener entre 146 y 158 diputados en el nuevo Parlamento (la mayoría absoluta se sitúa en los 151 escaños)

Estos sondeos dan a Nueva Democracia (ND) entre el 26% y el 28% de los votos, o entre 65 y 75 escaños.

El partido centrista To Potami (El Río) y los neonazis de Amanecer Dorado se disputarían la tercera posición en el nuevo Parlamento heleno. Las encuestas a pie de urna dan a ambas formaciones la misma horquilla de votos, entre el 6% y el 7%. Esas proyecciones de voto suponen entre 17 y 22 escaños.

Los comunista de KKE habrían obtenido entre el 5% y el 6% de los votos. Tendría entre 13 a 16 escaños en el nuevo Parlamento heleno.

El partido socialista Pasok, que actualmente forma parte del Gobierno de coalición con los conservadores de ND (su líder, Evandelos Venizelos es el viceprimero ministro), quedaría con el 4,2% y el 5,2% de los votos, lo que represetna de 12 a 15 escaños.

En la cola de partidos quedan los Griegos Independientes, de tendencia derecha nacionalista, con entre un 4% y 5% (10 a 13 escaños). Y el recién creado partido socialdemócrata Movimiento de Socialistas Democráticos, fundado por el exlíder de Pasok y antiguo primer ministro Yorgos Papandreu, con entre el 2,2% y el 3,2% lo que puede traducirse entre 0 y 8 escaños). De la entrada o no de este partido en el hemiciclo, dependerá si Syriza obtiene la mayoría absoluta.

Las encuestas a pie de urna fueron realizadas conjuntamente por cinco institutos demoscópicos. Los colegios electorales abrieron a las seis de la mañana  y cerraron doce horas después.

Cerca de diez millones de griegos estaban llamados este domingo a votar en estos comicios adelantados que transcurrieron sin incidentes, salvo problemas puntuales relacionados con el mal tiempo en algunas zonas del país.

Para Syriza, el resultado de las elecciones “es un primer paso para un desarrollo progresista en Europa”

En una primera reacción, el izquierdista Syriza habló de “una victoria histórica que da esperanza a los ciudadanos griegos que han votado contra la austeridad”. “Es un primer paso para un desarrollo progresista en Europa”, dijo el hasta ahora principal partido de la oposición para añadir que el “nuevo gobierno implementará el programa de Salónica para acabar con la crisis humanitaria y empezará la negociación con los acreedores”.

Nueva Democracia, por su parte, reconoció que Syriza es “la primera fuerza política del país”, aunque precisó que las encuestas a pie de urna “no son resultados”. Fuentes de la formación conservadora, citadas por la televisión pública Nerit, afirmaron que Nueva Democracia ha tenido que “aplicar una política difícil en un periodo muy difícil” y que seguirán “siendo una garantía del futuro del país”.



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De: alí-babá Enviado: 26/01/2015 14:29

EL MUNDO › ALEXIS TSIPRAS, LIDER DEL PARTIDO DE IZQUIERDA SYRIZA, SE IMPUSO EN LAS ELECCIONES GRIEGAS

Ganó la propuesta de terminar con el ajuste

Syriza quedó a dos escaños de la mayoría absoluta que le permite gobernar en soledad. Tsipras dijo que su victoria es también la de todos los pueblos de Europa que “luchan contra la austeridad que destroza nuestro futuro común”.

 

En Grecia se produjo un cambio histórico. La coalición de izquierda Syriza, liderada por Alexis Tsipras, ganó ayer las elecciones generales con el 36,4 por ciento de los votos, cifra que roza la mayoría absoluta (149 bancas), que le permitirá gobernar solo y poner fin al ajuste impulsado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Con un 96 por ciento de votos escrutados, Nueva Democracia, la fuerza conservadora del primer ministro saliente, Antonis Samaras, quedó segunda, con un apoyo de un 27,8 por ciento (76 asientos), según datos oficiales. En tercer lugar, en tanto, quedaron los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3 por ciento de los votos (17 bancas), seguido de cerca por los centristas de To Potami (El Río), con un 6,2 por ciento (17 electos). Estos últimos se mostraron dispuestos en la campaña a formar alianza con Syriza. A continuación les siguieron los comunistas del KKE, con un apoyo del 5,4 por ciento (15 escaños), y el hasta ahora aliado del gobierno conservador, el Pasok socialdemócrata del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con un caudal electoral del 4,71 por ciento (13), idéntico porcentaje que el de los Griegos Independientes, referentes de la derecha nacionalista.

Tras demorar su discurso triunfal a la espera de la confirmación definitiva del número de bancas de que dispondría Syriza (149, a sólo dos de la mayoría absoluta), Tsipras habló ante una impaciente multitud de estudiantes y militantes de izquierda que colmaba la plaza de la estación de subte Panepistimio, frente a la Biblioteca Nacional y la Universidad de Atenas. El líder de la formación ganadora dijo ser consciente de que la victoria no le da un cheque en blanco, “sino un mandato para reorganizar el país”, y anunció su intención de negociar con los acreedores. “El nuevo gobierno estará dispuesto a colaborar y a negociar por primera vez con nuestros socios una solución justa, viable, duradera, que beneficie a todos”, declaró Tsipras ante sus seguidores.

“Grecia avanza con optimismo en una Europa que cambia”, agregó el líder de la izquierda griega. Respecto de las cruciales negociaciones con los prestamistas del país, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, el jefe de Syriza mostró la disposición del futuro gobierno griego de llevar a cabo un diálogo sincero y abordar un plan nacional y un plan sobre la deuda. Entre sus principales puntos, el programa económico de Syriza comprende el fin de las medidas de ajuste y la renegociación de la abultada deuda pública del país, que se eleva a un 177 por ciento del Producto Interno Bruto.

“No hay ni vencedores ni vencidos. Nuestra prioridad es hacer frente a las heridas de la crisis, hacer justicia, romper con las oligarquías, el ‘establishment’ y la corrupción”, afirmó. Tsipras declaró que Atenas deja la austeridad tras cinco años de humillación porque el pueblo le ha dado un mandato claro de relegar al pasado a la troika. El país heleno espera el desbloqueo del último tramo de los préstamos acordados antes de fines de febrero, a condición de que se respeten los compromisos adquiridos con los acreedores respecto de la aplicación de las reformas. Desde 2010, los acreedores han acordado unos 240.000 millones de euros en préstamos al país.

El presidente del Banco Central alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, dijo ayer que la economía griega sigue necesitando apoyo externo y recordó al futuro gobierno de Atenas que ese respaldo sólo tiene cabida si se respetan los acuerdos adoptados. “Está claro que Grecia no puede todavía prescindir del apoyo de un programa de ayuda. Y, naturalmente, un programa de ese tipo sólo puede darse cuando se cumplen los acuerdos”, afirmó Weidmann en una entrevista con la primera cadena de la televisión pública alemana ARD, tras conocerse que los sondeos daban la victoria a Syriza.

El presidente del banco central alemán confió en que el nuevo gobierno griego no haga promesas ilusorias que el país no se puede permitir y que continúe con las reformas estructurales que se necesitan sin poner en cuestión lo conseguido hasta el momento. A su juicio, el objetivo es que las finanzas griegas sean sostenibles a largo plazo y mientras ése no sea el caso, una quita de la deuda sólo dará un breve respiro, estimó. Lograr ese objetivo, recalcó, exige reformas tanto en las finanzas públicas griegas como en la economía del país.

Tsipras pareció responderle al funcionario alemán. “Antes de todo, el pueblo debe recobrar su dignidad, el optimismo, la sonrisa, ése es el mensaje primordial”, señaló. Y reiteró así sus declaraciones al momento de emitir su voto: “Es un día para la vuelta de la esperanza, el fin del miedo, la vuelta de la democracia y la dignidad en nuestro país”. Pese a afirmar que en la elección no hubo vencedores ni vencidos, señaló que la Grecia del trabajo, del conocimiento y de la cultura que lucha y tiene esperanza había superado a la de los oligarcas y de los corruptos.

Y afirmó que su victoria es también la de todos los pueblos de Europa que “luchan contra la austeridad que destroza nuestro futuro común”. El nuevo gobierno, aclaró, desmentirá a todos los que ven destrucción. “No habrá desastre ni sumisión. Nuestro objetivo desde el primer día es restablecernos de las consecuencias de la crisis”, dijo. Para ello, adelantó, se “negociará con nuestros socios europeos” un plan de reformas “sin nuevos déficit pero sin un superávit irrealizable”.

Por su parte, Samaras reconoció su derrota pero destacó que “a pesar de la medidas dolorosas que tuvimos”, su partido sólo perdió dos puntos porcentuales con respecto a la elección general anterior, en 2012. Desde esos comicios, el partido que más perdió apoyo fueron los socialdemócratas del Pasok, la fuerza que gobernó el país ininterrumpidamente desde la posguerra hasta el inicio de la crisis económica hace cinco años y que se alió a los conservadores de Samaras en los últimos años para imponer el ajuste impulsado por la UE y el FMI. Evangelos Venizelos, el líder del Pasok, que quedó sexto en los comicios, felicitó a Tsipras por su victoria, pero le advirtió que la actual situación griega necesita de mayorías más amplias. El líder socialdemócrata responsabilizó al ex primer ministro Yorgos Papandreu por la debacle sufrida por la fuerza. Según dijo, el veterano dirigente provocó una escisión por razones personales, al crear su propio partido a pocas semanas de las elecciones anticipadas de ayer.

En tanto, el líder de la fuerza neonazi Amanecer Dorado, Nikos Mijaloliakos, celebró el tercer lugar desde la cárcel, donde la mayoría de la cúpula se encuentra hace más de un año. Pese a las detenciones y a que casi no hicieron campaña, la fuerza no perdió el apoyo de sus simpatizantes. Pero lejos de allí, en los alrededores de la Universidad de Atenas, los seguidores de Syriza no paraban de vibrar.


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De: alí-babá Enviado: 26/01/2015 14:30

EL MUNDO › LA AGENDA DE SYRIZA ALERTA A LA EUROPA DE LAS FINANZAS

Una fórmula rupturista

 Por Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París

Un descendiente de la crisis, de la recesión y la corrupción que pusieron a Grecia de rodillas y a la Unión Europea en una de las mayores crisis de la historia, llegó al poder luego de dos intentos fallidos. Las propuestas de Alexis Tsipras significan una ruptura con la agenda financiera y la cura mediante la austeridad impuesta por la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (la troika). Incluso si los dirigentes de Bruselas apuestan por el sentido común de Tsipras, incluso si aseguran que en los últimos encuentros con los enviados de Syriza a Bruselas éstos se mostraran “razonables”, incluso si la perspectiva de un “Greece Exit”, la salida de Grecia del euro, parece excluida, la victoria de la coalición de izquierda radical Syriza es un cañonazo en la proa del barco ultraliberal europeo y en las manos de su gran capitana, la canciller de Alemania, Angela Merkel (foto). La victoria de Syriza es aire fresco para las agotadas izquierdas europeas y sus batallones de decepcionados. Los griegos acaban de probar que hay vida y legitimidad más allá de la entumecida socialdemocracia y de los envenenados argumentos del liberalismo parlamentario.

El futuro será áspero para todos, pero su narrativa y sus equilibrios nada tendrán que ver con los de antes. En los últimos dos años, Tsipras moderó su discurso sin renunciar por ello al eje de su plataforma. En un artículo titulado “Grecia puede equilibrar sus cuentas sin matar la democracia”, publicado por el Financial Times el pasado 20 de enero, el líder de Syriza escribía: “Debemos terminar con la austeridad si no queremos matar la democracia. Vamos a tener que negociar abiertamente, honestamente y entre iguales con nuestros socios europeos (...). La austeridad no figura en los tratados europeos: la democracia y el principio de la soberanía popular, sí”.

Con más o menos modulación, el discurso de Tsipras no ha cambiado. En una entrevista exclusiva con Página/12, el dirigente griego había explicado: “El problema no es la moneda única sino las políticas que acompañan esta moneda. El euro se ha convertido en una cárcel para los pueblos de Europa, en especial para las economías más débiles de la periferia que están enfrentando la crisis. La contradicción está en la base con que se construyó el euro. El euro es un polvorín que va a explotar si seguimos con este rumbo. Las políticas de ajuste que van mano a mano con el modelo neoliberal dentro del euro nos van a conducir a la destrucción del euro. Pero esta perspectiva la van a pagar los pueblos y no los bancos, que van a salvarse, o a tratar de salvarse. El sectarismo dogmático de las elites europeas que defienden ese modelo conduce a Europa muchas décadas hacia atrás” (http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-203736-2012-09–19.html). Y es precisamente esa Europa del euro, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) los que esperan ahora a Tsipras con los dientes bien afilados.

Los europeos son conscientes de que la política de Syriza se sitúa en una perspectiva de ruptura fundamental con la que diseñó el Ejecutivo conservador que gobernó el país hasta enero de 2015. Sueño para algunos, pesadilla para otros. Tsipras ha dicho en las últimas semanas que quiere “cambiar a Europa, no desmantelarla”, para que el país crezca con justicia y deje de ser un “protectorado de Berlín”. La agenda financiera de Atenas es una montaña envenenada. Hasta el momento, la famosa troika (UE, BCE, FMI) le prestó a Grecia 240 mil millones de euros a cambio de un restrictivo paquete de reformas y ajustes. Pero Tsipras apuesta porque se anule una parte de la deuda global de Grecia, la cual asciende a 321 mil millones de euros y equivale al 177 por ciento del PIB del país. El líder griego defiende la idea de una anulación de la deuda pública a través de una “conferencia sobre la deuda europea”. Antes que nada, Syriza exige que, a corto plazo, se decrete una moratoria sobre los intereses de la deuda para emplear ese dinero en programas sociales y en la reactivación de la economía. Los gendarmes de las finanzas ya salieron al paso este fin de semana. Nadie quiere perder los beneficios de los 240 mil millones de euros que se le prestaron a Grecia a partir de 2010 (más de 340 mil millones desde 2007). En un artículo publicado hace unos días por el Irish Time, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, advirtió: “Una deuda es una deuda, es un contrato”. El economista francés Gabriel Colletis, contratado como analista por Syriza, explica por ejemplo que el reembolso de la deuda absorbe entre “20 y 25 por ciento del presupuesto del Estado griego”.

La plataforma electoral de Syriza contempla prioridades muy alejadas de las que estaban en curso actualmente. El programa social propuesto por el partido opta por un camino en nada restrictivo. A mediados de diciembre, en Salónica, Tsipras presentó un plan social cuyo costo asciende a 12 mil millones de euros. Ese monto, como lo sintetiza Gabriel Colletis en las páginas de Le Monde, saldrá del ahorro que se haga a costa del pago de la deuda y también de los fondos europeos: “Renegociar una parte de la deuda permitirá recuperar un presupuesto que Syriza utilizará luego para financiar su plan de reconstrucción y poner en práctica una auténtica política de desarrollo. Grecia lo necesita y los europeos deberán resignarse a ello”. Los tecnócratas de Bruselas deberán ahora aceptar como real lo que, hasta hace un mes apenas, aparecía como ficción. El plan de Tsipras tiene varios ejes. El primero consiste en un paquetazo de medidas sociales destinado a las familias más pobres: alimentación, acceso a la salud y a los medicamentos gratis, ayuda a los jubilados. El segundo eje tiene como objetivo reactivar la economía a través de la supresión de las impuestos inmobiliarios para los pequeños propietarios o el aumento de los impuestos para los particulares con ingresos superiores a los doce mil euros. Otro punto importante es el empleo, en especial el aumento del salario mínimo, que pasaría a 750 euros contra los 500 actuales, o la creación de 300 mil puestos de trabajo públicos y privados. En suma, la fórmula de Syriza es un cóctel indigesto para la Europa financiera.

El margen de maniobra es tanto más apretado cuanto que Grecia debía recibir en febrero unos 10 mil millones de euros suplementarios por parte del FMI y el BCE. Para Atenas, el respaldo de estas instituciones es indispensable. Para Bruselas, la estabilidad de Grecia es igualmente una pieza clave de la estabilidad europea. Fuentes europeas repiten desde hace dos semanas que “el entendimiento con Tsipras y Syriza es inevitable. Estamos en el mismo barco. Lo que le ocurre a uno, repercute en el otro”. Sin embargo, los países del eurogrupo (los integrantes de la zona euro) tampoco han variado sus prerrogativas: Grecia debe asumir sus compromisos, continuar con las reformas y los ajustes si quiere recibir lo que falta de los planes de rescate. Más allá de estas tribulaciones, las elecciones griegas y el triunfo de Syriza sepultan un sistema político cangrenado que había hecho del poder un reparto entre familias. Lo que la izquierda radical llama con acierto “la monarquía electiva” vivió ayer sus últimas horas. El mensaje excede las fronteras griegas. Es para todos, en Europa y fuera de ella. Las izquierdas marmóreas, o las izquierdas espectrales que repiten la misma opereta a lo largo de los años, tienen en el espejo griego de Syriza y en el español de Podemos un modelo de creatividad ciudadana y de renovación. Un descendiente de la recesión y de la crisis, un hombre que de adolescente militaba en las juventudes del Partido Comunista Griego (KKE) y que, hasta no hace mucho, tenía un retrato del Che Guevara en su oficina, llegó al poder por afuera del sistema e instaura la primera auténtica alternancia política que se da en Europa en los últimos 25 años. El enfermizo pacto entre socialdemócratas y liberales no hizo sino borrar la frontera de esa alternancia. Ahora es un hecho. De la cuna de la democracia nació un nuevo bebé en tiempos de atrofia liberal. En París, Jean-Luc Mélenchon, el líder del Frente de Izquierda, observó que se trata de “una nueva página de Europa en la cual tal vez podamos reformular Europa”. El NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) decía: “Hay una esperanza de que, luego de haber sido el laboratorio europeo de las políticas de austeridad, Grecia se vuelva el laboratorio de las movilizaciones políticas y sociales victoriosas”. El PS francés felicitó formalmente a Tsipras, aunque se le atragantaron las palabras de pura incomodidad. Pero en los cafés progresistas de París, en las reuniones y mitines que se organizaron, esperando la victoria de Syriza, la fiesta, la alegría y la esperanza fueron una sola y misma consigna. La final de un Mundial contra un equipo liberal mucho más poderoso. Muchos repetían el mensaje de Podemos: “Tic, tac, tic, tac, tic, tac”. El reloj se puso en marcha. La cuenta regresiva se activó para empezar otra historia. Creatividad, constancia, crisis, dolor, exclusión, un adversario insensible, un líder carismático, una imponente red de militantes y de militancia y un pueblo pusieron en el centro del poder europeo una corriente de ideas de las que los medios dominantes se burlaban como si esos chicos fueran nenes tontos que vivían de utopías sociales e ilusiones autoalimentadas en un círculo cerrado. Pero la izquierda radical terminó rompiendo el otro círculo, la mordaza aburrida, consumista y colonizadora de las finanzas que fuerza las leyes para sacar provecho por encima de cualquier bienestar humano.

En apenas tres semanas, la mal llamada Vieja Europa nos dio una lección luminosa de modernidad y juventud: primero Francia, con las cerca de cinco millones de personas que se volcaron a la calle para defender la libertad con una pancarta, “Yo soy Charlie”, un lápiz extendido hacia el cielo y un libro en la mano, El tratado sobre la tolerancia, escrito por Voltaire en el año 1700. Ahora Grecia con la victoria de Syriza, un partido que creció con la crisis en un país vencido y azotado, y que busca levantarse restaurando la legitimidad de una corriente de ideas que pone al ser humano y la dignidad de una nación en el centro de sus preocupaciones.


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De: alí-babá Enviado: 26/01/2015 14:32

EL MUNDO › OPINION

Los desafíos de una victoria

 Por Mercedes López San Miguel

 

El fin del ajuste, la gran promesa de Alexis Tsipras, provoca esperanza entre los griegos desocupados –un 25 por ciento de la población, un 50 por ciento entre los jóvenes– y en las personas sin hogar que organizan visitas guiadas a los barrios donde viven en refugios de emergencia, edificios abandonados o en la calle. En Atenas, varias decenas de miles de personas no tienen vivienda tras seis años de crisis profunda. Con ellos se comprometió Syriza, partido de izquierda que tomó bríos en 2012 y que tendrá el gran desafío de consolidarse como gobierno, pero al mismo tiempo lidiar con la deuda y no ceder ante las fuertes presiones de los prestamistas de la Comisión Europea, el FMI, el Banco Central Europeo y el mundo de los buitres.

Días atrás, Tsipras, líder de Syriza, señaló al Financial Times que la austeridad había fracasado. “Tenemos que terminar con el ajuste antes de que el miedo mate a la democracia griega. A menos que las fuerzas progresistas y la democracia cambien a Europa, será Marine Le Pen y sus aliados de la ultraderecha los que lo hagan.” Suena absurdo que la presidenta del Frente Nacional y presidenciable francesa haya brindado su apoyo al partido de izquierda griego. Le Pen dijo al diario Le Monde que esperaba el triunfo de Syriza. “Hay una fractura en Europa que pasa por que el pueblo recupere su fuerza frente al totalitarismo de la Unión Europea y de sus cómplices, los mercados.” Enseguida reaccionó con disgusto George Katrugalos, europarlamentario de Syriza. “Nuestras propuestas son totalmente opuestas. Militamos por una Europa social, de las libertades y de los derechos sociales garantizados, cuando la visión del Frente Nacional es xenófoba y reaccionaria.”

El programa de su partido para levantar a Grecia plantea medidas anticíclicas, gastos sociales y en obras públicas y, por sobre todo, reestructuración de la deuda pública (que es 177 por ciento del PIB) y alivio de la carga tributaria de la clase media. A diferencia de 2012, Tsipras entiende que la única vía es hacerlo dentro de la Unión Europea y la Eurozona, lo que pondrá en tensión sus aspiraciones de comandar un gobierno posneoliberal. Merkel, Lagarde y otras voces amedrentadoras hicieron su trabajo en los últimos meses.

Para Dimitris Pantoulas, analista político griego con estudios en la Universidad de Bath (Inglaterra), Syriza es la única opción que tiene Grecia para salir de la crisis, pero cree que le espera una corta luna de miel. “Mucha gente que votó por Syriza no es progresista de izquierda; lo hizo porque es el partido que se opuso desde el comienzo a las medidas de austeridad y porque tiene un perfil menos radical que el Partido Comunista. Si a esto le agregamos que una gran parte de la elite y la burguesía nacional e internacional le harán la guerra al primer gobierno de izquierda en el país después de la guerra civil (1945), se entiende que Syriza va a tener un trabajo difícil en los próximos meses.” Según el experto consultado por Página/12, el panorama puede mejorar si en los primeros cien días la dirigencia de Syriza obtiene respaldos clave, como el de los comunistas, que en Grecia siguen una línea dura y defienden a rajatabla la salida de la Unión Europea y de la OTAN.

Tsipras ha demostrado gran habilidad política, pero si no resuelve la tensión entre las demandas de una sociedad desesperada y unos prestamistas que agitan todos los fantasmas posibles, la experiencia griega podría naufragar pronto. Si logra doblegar esos fantasmas, la esperanza se esparcirá por Europa.

mercelopez@pagina12.com.ar



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