Por Juan Alfonso Fernández*
Que las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TIC) en general e internet en particular constituyen herramientas esenciales para el desarrollo de los países ha quedado demostrado sin lugar a dudas. [1]
Pero también se ha confirmado que este impacto beneficioso de las TIC e internet es significativamente menor en los países subdesarrollados en comparación con los países desarrollados.
Subdesarrollo
Una explicación de esta desigualdad lo atribuye a la falta de “preparación” de los países subdesarrollados para extraerle un provecho más integral a las TIC. [2]
En particular, en América Latina, se señala como una de las causas el relativo bajo nivel de acceso y apropiación de las TIC por las pequeñas y medianas empresas. [3]
Un estudio de la CEPAL ha señalado que existe una relación positiva entre la sofisticación de las exportaciones y la penetración de internet.
El informe explica que dicha relación positiva es el resultado de la complementariedad entre dos procesos: el de la difusión de tecnologías de uso general, y el de construcción de un sistema productivo diversificado y complejo. [4]
Tras señalar que en América Latina estos procesos no alcanzan los niveles de las economías “maduras”, el informe sugiere que el papel de las TIC en impulsar el crecimiento debe verse en conjunto, y no como sustituto, del papel del cambio estructural, donde aparecen entre otras variables la media de escolaridad, la actividad de investigación y desarrollo, los niveles de inversión y de ruralidad.
Otro estudio reciente sobre internet y la pobreza en América Latina, publicado por la Red Diálogo Regional sobre Sociedad de la Información, incluye entre sus conclusiones que:
“Internet, al igual que otras TICs, puede ser una herramienta poderosa para lograr objetivos vinculados al desarrollo, inclusive el de la reducción de la pobreza, pero este potencial no se hará realidad a menos que las iniciativas de conectividad se articulen debidamente con inversiones en capital humano”.
Los autores señalan que si las políticas públicas no tienen en cuenta la creación de capacidades entonces las inversiones en tecnología tienden a exacerbar las desigualdades existentes. [5]
A todo esto debemos unir la inequidad en el pago de la conexión internacional a internet, que favorece a los países desarrollados donde radican las redes troncales de internet, y que implica que los países subdesarrollados deben pagar el 100% del tráfico de su conexión a internet, aunque esta sea en los dos sentidos. [6]
Y si añadimos que los principales sitios de comercio electrónico se encuentran en los países desarrollados, el resultado es que, en internet, el flujo financiero neto va desde los países subdesarrollados hacia los desarrollados.
Este desbalance económico de internet se acentúa con el accionar de las empresas monopólicas de internet, la mayoría de los EE.UU, las que amasan vastas fortunas, principalmente mediante la comercialización de los datos personales de sus usuarios.
Por otro lado, en los países subdesarrollados los sitios de internet no comerciales y de interés público no son sostenibles económicamente y deben subsistir mediante donaciones privadas o a través de subsidios estatales.
Otro aspecto muy importante que incide en la perpetuación del subdesarrollo está relacionado con el tipo de uso que se le da a internet.
Diversos estudios señalan que en América Latina la mayoría del tiempo de los usuarios de internet se destina a los juegos, el uso de redes sociales o la visualización de videos. [7]
Esto ha conducido a la paradoja que la región está creciendo en la cantidad de usuarios de internet sin que ello se traduzca en un impulso al desarrollo, ya que la red es utilizada mayoritariamente para el entretenimiento y no para propósitos productivos. [8]
Dominación
¿Es casual este estado de cosas? Por supuesto que no.
Los partidarios del neoliberalismo están logrando imponer en internet su visión de un mundo donde imperen los mercados sin ninguna restricción y donde los estados y las instituciones intergubernamentales, como las del sistema de las Naciones Unidas, dejen de cumplir sus roles de garantes del interés público. [9]
Durante la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, celebrada en dos fases en Suiza en el 2003 y en Túnez en el 2005 se discutieron estos temas y se cuestionaron muchos de estos privilegios.
Por ejemplo, en el párrafo 29 de la Agenda de Túnez para la Sociedad de la Información se expresa que:
“… Internet se ha convertido en un recurso mundial disponible para el público y su gobernanza debería constituir un elemento esencial del orden del día de la Sociedad de la Información. La gestión internacional de Internet debería ser multilateral, transparente y democrática, y hacerse con la plena participación de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las organizaciones internacionales. Esta gestión debería garantizar una distribución equitativa de los recursos, facilitar el acceso de todos y garantizar un funcionamiento estable y seguro de Internet, tomando en consideración el multilingüismo.” [10]
Para contrarrestar esta amenaza, a partir de entonces el gobierno y las empresas monopólicas de internet de los Estados Unidos y sus aliados se han dedicado a evitar cualquier cambio al “status quo” de la gobernanza de internet que pudiese poner en peligro sus privilegios.
Para ello lanzaron una fuerte campaña de prensa para auto-titularse como los defensores de las libertades en internet.
Esta fue la estrategia que utilizaron durante la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en diciembre del 2012, donde lograron que la palabra internet no apareciera en ninguna de las 15 páginas del nuevo Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales y sus anexos. [11]
Esta campaña recibió un fuerte golpe en el 2013 con las revelaciones sobre los programas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos y de la Dirección de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) del Reino Unido para realizar espionaje a las comunicaciones internacionales con la colaboración de las empresas que brindan los servicios más populares de internet. [12]
Sin embargo, este revés fue sólo momentáneo, ya que los defensores del status quo se recuperaron rápidamente, sustituyendo el lema de su campaña de “la defensa de las libertades en internet” por “la defensa del modelo «multistakeholder»” según el cual los diferentes actores, los gobiernos, el sector privado o empresarial, la sociedad civil y el sector académico, participan en igualdad de condiciones en la gobernanza de internet. [13]
La primera victoria de esta nueva estrategia de los defensores del status quo la obtuvieron durante la “Reunión Multisectorial Global sobre el futuro de la Gobernanza de Internet”, también conocida como “NETmundial”, que se llevó a cabo en Brasil en abril del 2014.
Esa reunión fue convocada por el gobierno de Brasil a raíz del discurso de su presidenta en la apertura del 68va sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 24 de septiembre del 2013, donde la mandataria brasileña anunció que su país presentaría propuestas para el establecimiento de un marco multilateral para la gobernanza y uso de Internet y reclamó la necesidad de crear mecanismos multilaterales para la red mundial. [14]
Sin embargo, por arte de birlibirloque, los organizadores de la reunión lograron hacer desaparecer la palabra «multilateral» y sustituirla por «multistakeholder» y establecer ese concepto en el documento final del evento sin dar muchas explicaciones. [15]
Otra victoria más reciente de los defensores del status quo fue en la Conferencia de Plenipotenciarios de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) que se celebró en octubre y noviembre del 2014 en la República de Corea.
El propio gobierno de los EE.UU. declaró que su delegación logró el cumplimiento de los cuatro objetivos primordiales que se habían propuesto, entre ellos el evitar la expansión del rol de la UIT en los temas de gobernanza de internet y de la ciberseguridad. [16]
Asegurados sus intereses, al menos por el momento, los defensores del status quocontinúan aceleradamente con su política de privatización de internet. Una de las acciones más escandalosas en este sentido es la subasta de las palabras de los idiomas para que el mejor postor las pueda utilizar en exclusiva como nombres de dominio de nivel superior genéricos de sitios en internet. [17]
La más reciente acción de los defensores del status quo fue el lanzamiento el pasado 6 de noviembre del 2014 de la Iniciativa NETmundial (NMI). [18]
Los patrocinadores de esta iniciativa son la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN), el Foro Económico Mundial (WEF) y el Comité Gestor de Internet de Brasil (CGI.br).
La presencia de ICANN no llama la atención, ya que esta organización sin ánimo de lucro fue creada en 1998 por el Gobierno de los Estados Unidos con el encargo de gestionar los recursos críticos de internet como el sistema de nombres de dominios y las direcciones IP.
Por otro lado el WEF, otra organización sin ánimo de lucro, en este caso de Suiza, más conocido por organizar la exclusiva reunión anual de la élite mundial en Davos, lleva años defendiendo un modelo neoliberal de gobierno del mundo.
Sin embargo, llama la atención el patrocinio de esta iniciativa por la organización brasilera.
Tal como comentamos anteriormente otro aspecto muy importante en la perpetuación del modelo de dominación está relacionado con el tipo de uso que se le da a internet.
La internet de hoy en día no se parece en nada a la de sus orígenes, la que prometía una democratización del acceso a la información, lo que sin dudas constituía una amenaza a los poderes hegemónicos.
Es por ello que los defensores del status quo se dieron a la tarea no solo de privatizar y comercializar a internet, sino de banalizar sus aplicaciones y contenidos.
Ello constituyó, en cierto sentido, una repetición de lo que hicieron con la llamada “cultura popular”, la que en la década del 60 del pasado siglo se polarizó no solo en contra de la guerra en Vietnam, sino que llegó a cuestionar al sistema imperante.
Ante esta amenaza se dieron entonces a la tarea de banalizar la “cultura popular”, aparentemente con éxito.
Hoy estos dos procesos se han combinado, teniendo en cuenta que internet se ha convertido en una vía fundamental para el suministro y consumo de productos “culturales”.
Una de las formas en que se lleva a cabo esta tarea de banalización de internet es mediante los paquetes de acceso que comercializan la mayoría de las empresas de telecomunicaciones.
Estas ofertas de “jardines vallados” (“walled gardens”), no permiten el acceso a toda la internet, sino que lo limitan a sólo un puñado de sitios, aplicaciones y contenidos comerciales, fundamentalmente de las empresas monopólicas.
Rebelión
El control que los defensores del status quo han tenido y tienen de los medios masivos de comunicación, incluyendo por supuesto internet, ha sido tal que en sus campañas han contado con el apoyo de una parte de la denominada “sociedad civil” y de la comunidad técnica que configura los estándares de internet.
Aunque siempre han existido voces y organizaciones que se han opuesto al status quo, recientemente han surgido otras nuevas que están encabezando la rebelión.
Por ejemplo, en febrero del 2014 quedó conformada una coalición de organizaciones sociales y personas que abogan por una internet justa y equitativa.
Al momento de su lanzamiento, la organización, denominada Just Net Coalition (www.justnetcoalition.org), emitió la “Declaración de Delhi” la que, entre otras ideas, defiende el concepto de internet como un bien común. [19]
Hace unos días esta organización lanzó la convocatoria del “Foro Social de Internet”, el cual, según la nota de prensa [20]:
“… propone reunir y articular propuestas desde las bases, respecto al “Internet que queremos”. Inspirado en el Foro Social Mundial y su lema “Otro mundo es posible”, el grupo quiere llamar la atención urgente sobre la creciente centralización de Internet, que persigue la extracción de rentas monopólicas y el control socio-político, afirmando que “¡Otro Internet es posible!”
En América Latina y el Caribe, donde en otros ámbitos se transita por un camino de soberanía e independencia, debemos sumarnos a esta rebelión.
Tenemos en la región instituciones, organizaciones sociales, mujeres y hombres de pensamiento agudo y comprometido con la justicia social que realizan análisis muy certeros del status quo al que nos enfrentamos.
Un ejemplo de ello es el excelente artículo de Sally Burch publicado el pasado 23 de diciembre en el sitio web de la Agencia Latinoamericana de Información, América Latina en Movimiento, el cual recomiendo encarecidamente. [21]
El artículo expresa al final:
“Para los países latinoamericanos, abordar estos temas de soberanía, ciberseguridad y la participación en la gobernanza global de Internet podría ser mucho más efectivo si se lo hace con políticas concertadas y actuando como bloque, que si se procede en forma individual. Unasur, por cierto, ha dado un primer paso hacia la elaboración de una política de ciberseguridad y ciberdefensa en el Consejo de Defensa. Pero en muchos aspectos sigue siendo un tema pendiente.”
¿Qué hacer?
• Es necesario avanzar en la elaboración de una concepción de izquierda y con visión tercermundista del impacto que tienen en la sociedad las tecnologías en general e internet en particular.
• En particular hay que desatar la creatividad para la creación de contenidos y aplicaciones que rompan con el modelo colonizador predominante del uso de internet. Las instituciones productivas, científicas y educativas, las organizaciones sociales y los estados deben acoger esta tarea.
• Hay que avanzar en la conceptualización de una economía política de internet. Es necesario continuar luchando por una mayor equidad en el modelo económico de la interconexión internacional de internet. Esa lucha debe librarse no solo en los organismos multilaterales sino también en los acuerdos y contrataciones bilaterales.
• Es necesario continuar luchando por lograr una gobernanza internacional de internet multilateral y democrática, basada en los acuerdos de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI). El tema debe ser tratado este año 2015 en la Asamblea General de las Naciones Unidas durante los debates por la revisión de 10 años de la CMSI.
En fin, para resumir lo que debemos hacer en América Latina y el Caribe:
¡Debemos darle a internet de zurda!
*Asesor en el Ministerio de Comunicaciones (MINCOM), Profesor Adjunto en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) y Miembro del Grupo Asesor del Secretario General de la ONU para el Foro de Gobernanza de Internet