Hacía tiempo que Fidel no aparecía en público. Como me dijo en La Habana un cubano: “es clamoroso el silencio del Comandante”. Muchos suponían que se encontraba enfermo. Quizás recluido en un hospital, y con su estado de salud tratado como secreto de Estado.
Poco antes de salir yo para Cuba, a mediados de enero, corrió la noticia de que Fidel había muerto. Por centésima vez… Me llamaron varios periodistas interesados en saber si yo había recibido la confirmación del suceso por parte de mis amigos cubanos.
Indagué, y efectivamente Fidel murió el 3 de enero del 2015, en Nairobi, Kenia, y su nombre completo era Fidel Castro Odunga, hijo de un keniata que de joven había estudiado en Cuba.
Mis amigos en La Habana se preguntaban si Fidel había recibido o no a los Cinco héroes cubanos recientemente liberados tras largos años de prisión en los Estados Unidos y trasladados finalmente a su país de origen. Y por qué el comandante no se manifestaba, al menos con un artículo, cuando Obama admitió que el bloqueo “no funcionó” y aceptó entablar conversaciones con el gobierno cubano para reanudar las relaciones diplomáticas y comerciales.
Planeaba como un misterio en torno al silencio del líder de la Revolución cubana.
Vine para participar en el Congreso Mundial de Pedagogía. Dicté una conferencia en la universidad de La Habana para pedagogos cubanos y dirigentes de la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios), la UNE local.
Por invitación del embajador del Brasil, Cesario Melantonio Neto, dicté una conferencia en la Casa de las Américas sobre Paulo Freire y en el Instituto Superior de Artes sobre el arte contemporáneo y el mercado.
En el Congreso de Pedagogía hablé sobre Educación y Subjetividad, y al día siguiente sobre Educación, Conciencia Crítica y Protagonismo Social.
En la tarde del día 27 de enero Fidel me invitó a su casa. En compañía de su esposa Dalia conversamos durante una hora y media, mostrándose interesado sobre mi encuentro con el papa Francisco, en abril del 2014, en Roma, y demostró una profunda admiración por el jefe de la Iglesia Católica.
Fidel me pidió detalles sobre los contenidos de las conferencias y dialogó sobre los temas de astrofísica y física cuántica que trato en mi libro “La obra del Artista. Una visión holística del universo”, editado en Cuba.
A sus 88 años el líder de la Revolución cubana, recogido en su casa, sigue con atención el noticiero mundial, sobre todo a través de la TV y del Internet, y mantiene el mismo raciocinio ágil de cuando le conocí, en 1980.
Sus mayores preocupaciones, además del futuro de Cuba, son la paz mundial y la degradación ambiental. Teme que el espíritu bélico de las grandes potencias y el afán de lucro lleve a la destrucción de la humanidad mucho antes del apocalipsis.
A pesar de todo mantiene un entusiasmo jovial, como de quien sabe que es mejor guardar el pesimismo para días mejores.