La entrega de la exdirectora del DAS a la Fiscalía también tiene implicaciones en el escenario político y ya puso a todos los actores, de las diferentes orillas, a asumir posturas frente a los hechos. En concreto, la arena de los enfrentamientos gira alrededor del expresidente y un espiral de punzantes declaraciones parecen conducir a la ‘judicialización’ de la política.
El país está acostumbrado a escuchar al expresidente defendiendo las actuaciones de cada uno de los funcionarios de su gobierno que han enfrentado líos con la justicia. El exministro Andrés Felipe Arias o el excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo son tan sólo dos ejemplos. No obstante, pocas declaraciones han estado cargadas de tanta vehemencia como las que hizo el expresidente tras conocer de la emisión de la circular roja de la Interpol contra Hurtado y su posterior entrega a las autoridades.
Para el líder del Centro Democrático, la exdirectora del DAS es “víctima de un creciente matoneo, de una escalada de tortura por parte de (Juan Manuel) Santos, de sectores cercanos a las Farc y del extremo izquierdismo que pretenden apoderarse de la justicia”. El calibre de las declaraciones de Uribe aumentó. Por ejemplo, en contra del senador Iván Cepeda, quien fue víctima de los hostigamientos del DAS y a quien señaló de ser “cabecilla confeso de las Farc” y de “presionar a la justicia contra María del Pilar Hurtado”.
Desde su orilla, Cepeda, así como muchas de las víctimas del DAS durante los tiempos de Hurtado, celebraron su entrega y esbozaron la posibilidad de que más temprano que tarde las eventuales confesiones de la exfuncionaria conduzcan a señalamientos de corte penal en contra de Uribe. “Esperamos que (Hurtado) pueda entregar a las autoridades información sobre las órdenes que recibía del expresidente y la información que entregaba especialmente a él con relación a todos estos procedimientos que se ejecutaban de forma criminal desde el DAS”, dijo en declaraciones a los medios de comunicación el senador por el Polo.
En el mismo sentido terminaron opinando otras víctimas con fichas en el juego político, como el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y la exsenadora Piedad Córdoba, quienes pidieron a Hurtado ser consciente de la responsabilidad que tiene para esclarecer la verdad y a la justicia, en soterradas alusiones al expresidente Uribe, brindar garantías para que confiese quiénes son los determinadores de lo ocurrido desde el extinto organismo de inteligencia.
La Unidad Nacional, acusada por Uribe, aunque no pierde de vista cada uno de los sucesos, decidió no meterse de lleno en el avispero. El Gobierno llamó al uribismo a “dejar actuar a la justicia” y uno de los líderes de su bancada en el Senado, el exministro liberal Horacio Serpa, hizo hincapié en la independencia judicial al ser cuestionado por los supuestos intereses del oficialismo en el caso Hurtado.
Está claro que, en el juego que comienza a despuntar de cara a las elecciones locales de octubre, el futuro judicial de María del Pilar Hurtado podrá representar para algunos un arma y para otros una preocupación.