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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: alí-babá  (Mensaje original) Enviado: 14/02/2015 20:07
gravemente afectada agraviada insultado por este tema y quiero una JUSTICIA QUE PROTEJA MIS DERECHOS, NO QUE LOS LESIONE Y UN PODER LEGISLATIVO QUE ME REPRESENTE NO QUE ME AGRAVIE AUN MAS.


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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 14/02/2015 20:11
ESTRO NO ES NINGUNA JODA ESTO ES UN DELITO COMETIDO CONTRA EL PUEBLO ARGENTINO QUE NO PONE BOMBAS, QUE LABURA TODOS LOS DIAS Y QUE QUIERE UN PAIS : libre, justo y soberano como lo indican nuestra constitucion y nuestras leyes, no un pelele de los caprichos imperialistas de los extranjeros.
ARGENTINA ES IN PAIS DE PAZ, ALTERADA SEGUN LA CONVENIENCIA DE OTROS PAISES BELICISTAS. NO ES ESA LA VOLUNTAD DE LOS ARGENTINOS BIEN NACIDOS

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Anti-gusano Enviado: 16/02/2015 05:44
Bueno, el legislativo vota todo lo que pide tu mami sin discusión así que supongo que te sentirás representada, con respecto a la justicia, por suerte en Argentina hay división de poderes y hay que dejarla actuar.

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 16/02/2015 06:03

EL PAIS › OPINION

La corrosión del sentido

 Por Washington Uranga

 

No te dejará dormir este estrépito infinito
que intenta llenar los días de tinieblas y enemigos.
Una estruendosa jauría se empeña en hacer callar
las preguntas, los matices, el murmullo de ojalás.

Ismael Serrano

“No todo lo que reluce es oro” reza el dicho popular para señalar que las apariencias engañan y que no todo lo que aparece es verdad. El refrán, sencillo en sí mismo, puede aplicarse sin embargo a la compleja coyuntura de la Argentina de estos días. Poco o nada de lo que se dice y se formula corresponde con las verdaderas intenciones de los dicentes. Muchos de los que hablan aseguran hacerlo a título personal, así no puedan eludir la responsabilidad institucional de la que están investidos, o sea es evidente que se expresan en nombre de grupos de presión, de corporaciones o de fracciones. Todos o casi todos reclaman justicia, aun aquellos que tienen como responsabilidad proveerla o administrarla, o quienes con toda evidencia la vienen obstaculizando de maneras diversas. Otros usan palabras supuestamente neutras o ambiguas para presumir independencia, autonomía o equidistancia, aun a sabiendas de que están jugando posiciones políticas e intereses muy claramente establecidos. Son pocos los que, con sinceridad y honestidad, en medio de la confusión reinante, se ocupan verdaderamente de pensar en el interés colectivo en lugar de defender sus prebendas, sus privilegios, sus prerrogativas. Las mentiras –o las medias verdades, que finalmente son más siniestras y deplorables– le han ganado la batalla a la verdad en la construcción de gran parte de los discursos.

En medio de esta lucha por el poder, la ciudadanía padece el desconcierto propio de la falta de fuentes creíbles y la dificultad normal de quien, necesitando elementos para tomar decisiones libres, se ve tironeado y aguijonado por una lucha política y de poder en la que, aun siendo parte, se le hace muy difícil participar. Otra vez la verdad resulta inmolada, la política desciende hasta sus versiones más pobres y nefastas, y el derecho ciudadano a la información y la comunicación –que habilita la legítima y consciente toma de decisiones– está nuevamente sacrificado. Aprovechando el Carnaval, hasta los traidores aparecen disfrazados de héroes.

Ruido de patriotas que se envuelven en bandera,
confunden la patria con la sordidez de sus cavernas.
Ruido de conversos que, caídos del caballo,
siembran su rencor perseguidos por sus pecados.

Ismael Serrano

Por cierto que no se trata de dejar de lado o negar el conflicto. De ninguna manera. El conflicto es esencial a la diversidad y a la pluralidad democrática. Se necesita del conflicto como combustible imprescindible para mantener la esencia de la construcción política. Pero para que el conflicto adquiera legítimo sentido, se demanda al mismo tiempo honestidad en la confrontación de ideas y transparencia en el juego de los intereses que persiguen cada uno de los actores. Para seguir con los dichos populares: no se puede “tirar la piedra y esconder la mano”.

El filósofo y sociólogo francés Edgar Morin sostiene que “la democracia necesita tanto del conflicto de ideas como de opiniones que le den vitalidad y productividad”. La coyuntura exige a todos los actores –sin exclusión alguna– una gran cuota de responsabilidad que está inevitablemente asociada, primero, a conductas ético-políticas que resulten irreprochables; después, a la decisión de perseguir el bien común por encima de los intereses exclusivamente personales; y luego, a la imprescindible creatividad para buscar alternativas ante las dificultades que presenta el momento político.

Decíamos que nada de lo anterior supone renunciar al conflicto de ideas, al debate y a la confrontación propios de la política. Pero está a la vista que el escenario actual parece saturado de golpes bajos, intereses mezquinos y oportunistas, “chicanas” y procedimientos lejanos a la honestidad, que impiden una sana discusión de ideas para el enriquecimiento colectivo desde la diferencia y con la finalidad de producir alternativas.

Nadie puede negar que hay sectores del Estado en los que se han perpetuado los mecanismos de corrupción. De eso son responsables todos lo que han ejercido el gobierno desde el restablecimiento de la democracia hasta nuestros días. Y, por supuesto, lo ha sido fundamentalmente la dictadura que dejó instalados nichos y mecanismos de corrupción a través de los cuales muchos de sus personeros buscaron perpetuar su poder o bien contar con detonadores –a modo de “bombas políticas”– listos para estallar en el momento en que mejor les sirva a sus intereses particulares o sectoriales. Por distintas razones, y con diferentes argumentos, los sucesivos gobiernos democráticos –ni el presente, ni los anteriores– fueron capaces de desactivar estos mecanismos antidemocráticos. Se logró extraer varios tumores, pero otros tantos no. El sistema de Inteligencia y parte del Poder Judicial son dos de estos capítulos. Aunque no los únicos. Hay adeudos compartidos por todos los actores político-institucionales en el mantenimiento de situaciones que conspiran contra la institucionalidad y la democracia. Sobre esta asignatura deberían rendir exámenes desde organismos del Estado hasta los partidos políticos y la Iglesia Católica, para mencionar sólo algunos.

Ruido de iluminados, gritan desde sus hogueras
que trae el fin del mundo la luz de la diferencia.
Ruido de inquisidores, nos hablan de libertades
agrietando con sus gritos su barniz de tolerantes.

Ismael Serrano

Lo sano sería que cada uno asuma su responsabilidad, aun en medio del debate. Pero eso es difícil en tiempos electorales, y ante la polarización binaria y maniquea en la que estamos inmersos. También porque los últimos gobiernos han ido a fondo con políticas públicas que perturban intereses de poderosísimos grupos y corporaciones, nacionales e internacionales, y quienes se sienten afectados ahora encuentran la oportunidad y extreman todos sus recursos para torcer el rumbo del país y recuperar sus privilegios. En ese camino buscan y hallan aliados insospechados, incluso en grupos y personas con los que hace no muchos años habría sido impensado que estuvieran subidos en el mismo barco. Está claro que a muchos los guía más el rencor que la razón y se dejan conducir incluso por quienes, hasta hace cierto tiempo, eran claramente sus adversarios o enemigos. Para cerciorarse de esto basta mirar el estilo, el color y las características de algunas alianzas coyunturales (¿oportunistas?) o fotos (¿de ocasión?) que se sacan los candidatos.

Como expresión de madurez democrática nos está faltando que el intercambio de opiniones sea honesto y transparente, con sentido productivo y creativo. La pregunta es si esto será realmente posible en medio de tantos gritos destemplados, intereses encubiertos y puñaladas arteras que parecen haber ganado no sólo la política sino la vida cotidiana de la sociedad. Es posible que ésta sea una mirada ingenua e irreal de la política. Aun así valdría la pena intentarlo.

Las carpetas, los archivos y los prontuarios vuelan de un lugar a otro como si se tratase de argumentos o, lo que es peor, de propuestas políticas. En realidad son pocos los que podrían repetir las palabras de Nelson Mandela, el gran líder sudafricano: “No quiero ser presentado de forma que se omitan los puntos oscuros de mi vida”. Por el contrario, muchos de los actores de la política actual están tan comprometidos y presionados por sus propios “puntos oscuros” que resultan condicionados al extremo y han perdido toda libertad para actuar. Pareciera que todo lo que hacen tiene como único objetivo tapar tales “puntos oscuros”. Y eso no sirve sino para consolidar el poder de aquellos llamados “espías” o simplemente extorsionadores por cuenta propia, que están haciendo de la política su propio negocio.

De todo lo anterior, queda claro, el único que no se beneficia es el pueblo. Tampoco el sistema democrático. Pero, ¿a quiénes y a cuántos les importa realmente eso? Lo que es más grave todavía es que el proceso que estamos viviendo en estos días hace retroceder a toda la sociedad en los pasos dados en la consolidación de la democracia y en la revalorización de la política como el único y legítimo escenario de construcción colectiva. También porque reinstala en la conciencia individual y social, de manera peligrosa, depredadora y dañina, el sentido de que a nadie se puede creer, que nada es verdad y que lo único que tiene valor es el “sálvese quien pueda”. Aunque ciertamente eso no es verdad y en la sociedad existen iniciativas, grupos y propuestas valiosas, honestas y apoyadas en perspectiva de derechos, es sumamente riesgoso permitir que las usinas de corrosión de sentido (que hoy son principalmente las corporaciones mediáticas, actuando como amplificadores de sus propios intereses y de otros no menos antidemocráticos) arremetan contra el valor de la política. Porque lo contrario de la política, como conflicto productivo de ideas y opiniones, es el autoritarismo impuesto desde los intereses y los grupos de poder. Los mismos que antes usaron las armas y hoy recurren a la no menos peligrosa violencia simbólica... que opera hasta con el silencio.

Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la esperanza.

Ismael Serrano
(“Si se callase el ruido”).


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: alí-babá Enviado: 16/02/2015 06:15

en todos lados se "cuecen" habas

El juez Daniel Rafecas presentó su libro “Historia de la solución final”

Fue este jueves, en la Biblioteca Nacional. La obra indaga sobre las etapas que llevaron al exterminio de los judíos europeos y explora las causas que desembocaron en la consumación del crimen de genocidio más significativo de la historia moderna
 

Este jueves, fue presentado el libro del juez federal Daniel Rafecas “Historia de la solución final. Una indagación de las etapas que llevaron al exterminio de los judíos europeos”.

El acto se realizó en el Salón Cortázar de la Biblioteca Nacional, ubicada en Agüero 2502, Ciudad de Buenos Aires, y participaron María Dolores Béjar, Alberto Sileoni, Mario Wainfeld y Raúl Zaffaroni.


Sobre el libro

Esta obra explora las complejas causas que desembocaron en la consumación del crimen de genocidio más significativo de la historia moderna: la Shoá. Lo que motiva esta indagación remite al punto de quiebre de la utopía del proceso civilizatorio: ¿cómo pudo haberse engendrado Auschwitz-Birkenau?

Daniel Rafecas construye un relato conciso y explicativo a la vez, sostenido en una hipótesis contundente, aunque no obvia: a ese acontecimiento no se llegó sólo por el voluntarismo de un puñado de fanáticos antisemitas encabezados por Adolf Hitler, sino a partir de la superación, en forma sucesiva, de una serie de etapas, en cuyo devenir se radicalizaron las decisiones criminales sobre la cuestión judía. Esas decisiones fueron paulatinamente procesadas y racionalizadas por decenas de miles de funcionarios involucrados en el proceso de destrucción.

La crónica exhaustiva de los hechos atiende al contexto del conflicto bélico mundial (en particular a las dramáticas alternativas que caracterizaron la invasión a la Unión Soviética) así como al rol clave que desempeñó la burocracia estatal encargada de implementar las políticas antijudías (las SS de Heinrich Himmler). Y alumbra por sí sola el tránsito del régimen nazi hacia la consumación de la Solución Final, proceso que sólo pudo ser posible a partir del progresivo arrasamiento de los derechos fundamentales, característico del Estado totalitario.

Con un estilo austero y didáctico a la vez, Daniel Rafecas ofrece una síntesis histórica imprescindible para aquellos lectores de habla hispana que, desde cualquier ámbito del saber, se acercan al tema, consternados ante lo que él define como el gran agujero negro de la modernidad.


Sobre el autor

Es abogado y doctor en Ciencias Penales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Desde 2004, se desempeña como juez federal en lo Criminal, ámbito en el que ha indagado y llevado a juicio complejas tramas por delitos contra la humanidad cometidos en el marco de la última dictadura argentina.

Es profesor regular de Derecho Penal en la UBA y en la Universidad de Rosario, y consejero académico en el Museo del Holocausto de Buenos Aires. Autor de numerosos trabajos sobre derecho penal y derechos humanos, se ha especializado en los estudios sobre la Shoá y sus implicancias sociales y jurídicas.

Tiene a su cargo un seminario sobre “Ciencias Penales y Shoá” en el posgrado de la Facultad de Derecho de la UBA. Ha dictado conferencias sobre temas relacionados con la Shoá en los Estados Unidos (Auschwitz Institute), Francia (UNESCO), España (Casa Sefarad) e Israel (Yad Vashem), así como también en países de Latinoamérica y en universidades del interior de la Argentina.

Recientemente, ha recibido los premios “Derechos Humanos”, de la Fundación B’nai B’rith de Argentina; “Gilbert Lewi”, de la Fundación Museo del Holocausto de Buenos Aires, y “Moisés”, de la Sociedad Hebraica, en virtud de sus constantes aportes para mantener viva la memoria de los acontecimientos que se narran en la presente obra.

 

30
Últimos fallos
Acordadas y resoluciones
  • 12264/2015 - Concede prorroga de licencia conforme al artículo 23 del Régimen de Licencias, al Escribiente Auxiliar del Juzgado Federal Nº2 de Mendoza, señor Damian GRAÑO
  • 11/2015 - Resolución de Cámara N° 11 - Año 2015. Prórroga de designaciones de las actuales jefas de despacho María Laura Salmena y María Florencia Ciappa Urrutia en el Juzgado Federal N° 4 de la Plata.
  • 17/2015 - Resolución de Cámara N° 17 - Año 2015. Asignación de funciones de Habilitado del Tribunal al licenciado en administración de empresas Jorge Alonso, y de Sub Habilitada a la contadora Gisela Claudia Mochi.
  • 7/2015 - Resolución de Cámara N° 7 - Año 2015. Ratificación de la Resolución de Presidencia N° 1/15 que designa a Ramiro Antonio Lemos Arias, como Secretario de Juzgado Interino.
  • 8/2015 - Resolución de Cámara N° 8 - Año 2015. Ratificación de la Resolución de Presidencia N° 2/15 que designa a Hernán Julio Ferrari, como Secretario de Juzgado Interino.


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