Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Herramientas
 
General: EE UU y Cuba progresan con cautela en su nuevo diálogo
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: t-maria2  (Mensaje original) Enviado: 28/02/2015 12:01

EE UU y Cuba progresan con cautela en su nuevo diálogo

Washington y La Habana califican de “alentadora” su nueva ronda de negociaciones y acuerdan seguir hablando, incluso de derechos humanos, pero evitan comprometerse con fechas límite

 
  • Enviar a LinkedIn 1
  • Enviar a Google + 1
  • Comentarios 1

La jefa negociadora cubana, Josefina Vidal, tras las conversaciones / CHIP SOMODEVILLA (AFP)

 

Que restablecer relaciones entre Cuba y Estados Unidos no es tarea sencilla es algo de lo que son conscientes desde hace más de medio siglo tanto Washington como La Habana, que este viernes celebraron su segunda ronda de conversaciones en la capital norteamericana.

“¿Sabe cómo hacen el amor los puercoespines?”, le preguntó James Donovan a Fidel Castro en 1963, cuando el líder cubano le expresó su interés por mejorar las relaciones con Washington al hombre de confianza que el presidente John F. Kennedy envió a La Habana a negociar la liberación de los prisioneros de la fracasada invasión de Bahía Cochinos dos años antes. “Con mucho cuidado”, se contestó a sí mismo el negociador norteamericano, recuerdan William LeoGrande y Peter Kornbluh en Back Channel to Cuba, el libro sobre los 50 años de negociaciones secretas entre Washington y La Habana publicado poco antes de que Cuba y Estados Unidos anunciaran la normalización de relaciones, el 17 de diciembre.

Desde ese día, las negociaciones bilaterales han dejado de ser secretas. Lo que no ha cambiado es la complejidad de las mismas, tal como demuestra esta segunda vuelta en Washington, después de un primer encuentro en La Habana el mes pasado.

“Productiva, alentadora, positiva” son algunos de los calificativos que usaron las jefas de las negociaciones, la cubana Josefina Vidal y la estadounidense Roberta Jacobson, para definir las más de seis horas de diálogo “a veces desafiante, pero honesto” mantenidas a puerta cerrada en el Departamento de Estado en Washington. Ello pese a que siguen persistiendo, como ya lo dijeron en La Habana en enero, “serios desacuerdos” en más de un tema de las negociaciones.

Con todo ambas coincidieron -y eso no es poco tratándose de dos países marcados por décadas de desconfianza- en seguir conversando con un objetivo claro y definido: restablecer las relaciones diplomáticas y reabrir sendas embajadas.

¿Cuándo? Pronto, coinciden las dos partes. ¿En cuestión de semanas, antes de la Cumbre de las Américas en Panamá donde los presidentes Raúl Castro y Barack Obama se sentarán en la misma mesa?

“Podemos lograrlo a tiempo para la Cumbre; visto el tipo de cooperación de hoy, me siento optimista. La Cumbre es una buena oportunidad si logramos hacer las cosas a tiempo”, dijo Jacobson, la máxima responsable para América Latina del Departamento de Estado, en rueda de prensa tras las conversaciones.

“Confiamos en que nuestros dos países puedan establecer relaciones civilizadas de convivencia y ser capaces de respetar nuestras diferencias para que como vecinos podamos identificar áreas de interés mutuo”, acotó Vidal en declaraciones a la prensa que dio por separado.

Pero ninguna de las partes quiso aventurarse a marcarse un plazo límite para este objetivo. Los detalles a negociar son aún demasiados, y el tiempo -poco más de un mes antes de la cita hemisférica trienal, el 10 y 11 de abril en el país centroamericano- escaso.

Por lo pronto, ambas delegaciones anunciaron que en las próximas semanas viajarán delegaciones estadounidenses a La Habana a mantener conversaciones “técnicas” en temas como seguridad aérea, prevención de fraude migratorio, áreas marinas protegidas o para explicar las medidas decretadas por el Gobierno de Barack Obama desde diciembre que alivian numerosos aspectos del embargo a la isla.

Un diálogo que también se extenderá a otras áreas nuevas, como en materia de Internet y telecomunicaciones.

Y, también, en derechos humanos. Este diálogo es para EE UU el “más difícil pero también más importante” de los pendientes, señaló Jacobson. Cuba también ha dicho que quiere conversar, pero desde su propia “concepción” y sobre “bases de reciprocidad”. El encuentro tendrá lugar “a finales de marzo”, adelantó Jacobson. Según había avanzado el Departamento de Estado esta semana, el encargado de dirigir esas conversaciones será el secretario de Estado adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Laborales, Tom Malinowski.

Cuba también tiene sus propias prioridades. Para La Habana es crucial salir de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo en la que figura desde 1982 y, también, resolver la situación bancaria de su Sección de Intereses, que lleva más de un año sin encontrar un banco dispuesto a gestionar sus cuentas.

Pero lo que había sonado en vísperas de la cita de hoy casi como una condición previa antes de reabrir embajadas, fue rebajado tras el encuentro a una “prioridad en el proceso”, en palabras de Vidal.

“Para Cuba es una cuestión de justicia” salir de esa lista, subrayó la directora general de Estados Unidos de la Cancillería de la isla. “Desde un punto de vista moral, ético, es muy importante abordar este asunto, de modo que cuando restablezcamos las relaciones estemos dando inicio a una verdadera nueva etapa sobre bases distintas, sólidas, que de verdad representen un cambio cualitativo en el tipo de relación que en estos días estamos discutiendo”.

El Gobierno de Obama asegura que está en ello, pero ha dejado claro que se trata de un proceso “separado” que trata de acelerar, pero que llevará el tiempo que se requiera.

“Esto no es una negociación. Es una evaluación que se realiza bajo una serie de requerimientos muy estrictos que dicta el Congreso y que debe -y así se está haciendo- realizarse de forma separada”, dijo este mismo viernes el secretario de Estado, John Kerry.

En esta evaluación, que empezó el mismo día en que Obama anunció el cambio de política hacia Cuba, se tiene que estudiar si en los últimos seis meses el país en cuestión no ha realizado ninguna tarea de apoyo a grupos o actos de terrorismo internacional. Una vez llegada a una conclusión, el presidente debe notificarlo al Congreso. A partir de ahí, deben pasar otros 45 días antes de que el país salga, efectivamente, de la lista negra que, más allá de prestigios y orgullos dañados, implica una serie de sanciones graves, incluido el veto a acceder a préstamos de instituciones financieras como el Banco Mundial. “La evaluación debe hacerse bien, y no se va a hacer nada respecto hasta la lista hasta que la evaluación se haya completado”, zanjó Kerry.



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: t-maria2 Enviado: 28/02/2015 22:29

El refugio cubano en el “imperio”

La segunda ronda de conversaciones entre Washington y La Habana se centra en reabrir las embajadas cerradas hace más de medio siglo

 
  • Enviar a LinkedIn 0
  • Enviar a Google + 0
  • Comentarios

Sede de la Sección de Intereses de Cuba en Washington. / AFP

 

El día en que vuelva a ondear oficialmente la bandera de Cuba en Washington, más de uno se va a sorprender al comprobar que la embajada del tradicional enemigo comunista físicamente más próximo a Estados Unidos también está en pleno corazón de la capital del “imperio”, a escasa distancia y en línea recta de la Casa Blanca.

De cumplirse los deseos de los equipos negociadores que han celebrado en Washington la segunda ronda de conversaciones para normalizar las relaciones bilaterales, la reapertura de las embajadas es algo que podría suceder muy pronto, incluso en semanas.

Las décadas de aislamiento político y económico a la isla se han replicado en el edificio que Cuba construyó como residencia diplomática a principios del Siglo XX y que en 1977 recuperó como “sección de intereses” bajo protección de Suiza, al igual que EE UU reabrió su embajada en pleno Malecón de La Habana bajo la misma fórmula.

Pero ha sido tan discreta su actuación que, aunque tiene el escudo cubano grabado en plena fachada, muchos pasan cada día por delante del majestuoso edificio sin reparar en su importancia política y arquitectónica, que se pierde también en la historia.

En los archivos históricos de Washington, el número 2630 de la Calle 16 figura como “una de las residencias más imponentes y enigmáticas” de la ciudad, un edificio “cuyo origen se perdió en las turbulencias de dos guerras mundiales, intrigas internacionales y una revolución”.

Según los escasos datos preservados, fue construido en 1917 como residencia del entonces enviado extraordinario cubano en Washington, Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, hijo del líder de la independencia cubana Carlos Manuel de Céspedes. Los últimos retoques se los dio el que sería el penúltimo embajador en Washington antes de que EE UU y Cuba rompieran relaciones diplomáticas en 1961. Fue el arquitecto Nicolás Arroyo, exministro de Obras Públicas del dictador Fulgencio Batista. Aunque su estancia fue fugaz, alcanzó a decorar la casa con tantas antigüedades que la revista The Diplomat la calificó como “una de las residencias diplomáticas más bellas de la capital”.

En los archivos históricos de Washington, el número 2630 de la Calle 16 figura como “una de las residencias más imponentes y enigmáticas” de la ciudad

De ese lujo ya no queda vestigio alguno. Sí se ha mantenido sin embargo el halo de misterio que siempre acompañó a esta legación diplomática.

Su “alter ego” estadounidense en La Habana apostó durante años por hacerse notar, como cuando en 2006 colocó un panel electrónico en su fachada con mensajes a favor de los derechos humanos. Fidel Castro respondió ordenando colocar más de un centenar de banderas negras que lo ocultaban a la vista.

La Sección de Intereses cubana en Washington optó por el contrario por un perfil más discreto, desarrollando sus movimientos políticos puertas adentro, aunque no de forma menos original.

Como la diplomacia del mojito: desde su inauguración en 2011, no han sido pocos los que han tratado de conseguir una invitación para el bar más misterioso de la capital, el Ernest Hemingway. Situado en una de las salas en la primera planta del edificio cubano, se trata apenas de una pequeña barra desde la que se sirven —o eso aseguran los que lo han degustado— los mejores mojitos de la ciudad.

Uno de los invitados asiduos es Wayne Smith. El diplomático, uno de los últimos en abandonar la embajada en La Habana en 1961 y que regresó a fines de los 70 como jefe de la Sección de Intereses negociada por el presidente Jimmy Carter, es desde hace años un ardiente defensor de la mejora de las relaciones bilaterales con la isla que echó a rodar con la normalización de relaciones anunciada por Obama el 17 de diciembre.

Para Smith, la reapertura de la embajada será un gesto sobre todo políticamente simbólico, en vista de que a efectos prácticos “una sección de intereses puede hacer virtualmente todo lo que hace una embajada”. Lo que nadie se atreve a aventurar es si la mejora de relaciones significará también, como celebraba quizás de forma prematura The Washington Post el día en que Obama anunció el nuevo rumbo en la política hacia la isla, “más mojitos para todos”.



 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados