La economía del gigante asiático marchó en general con “paso seguro” y registró “progresos sobre la base de la estabilidad”, según el informe más reciente del Gobierno chino
China cumplió sus metas de desarrollo económico y social fijadas para el 2014, emprendió con buen pie la profundización integral de la reforma y dio pasos sólidos en la construcción de una sociedad modestamente acomodada.
De acuerdo con el más reciente informe del Gobierno chino presentado esta semana por el primer ministro, Li Keqiang, la economía del gigante asiático marchó en general con “paso seguro” y registró “progresos sobre la base de la estabilidad”.
Las cifras hablan de un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 63,6 billones de yuanes —aproximadamente 10,4 billones de dólares—, un 7,4 % más que en el ejercicio precedente y cercano a la previsión del 7,5 %.
Según expresó Li Keqiang ante los delegados que asisten a las sesiones de la Conferencia Consultiva Política Popular y la Asamblea Popular Nacional, en Beijing, el proceso de reforma y apertura continuó profundizándose mientras el país ha entrado en una etapa de “nueva normalidad”.
Luego de varios años con crecimiento del 10 % como promedio, la economía china transita ahora por un periodo de avance estable y de ritmo normal (7,5-8 %).
De acuerdo con la explicación del Premier, el concepto de la “nueva normalidad” significa que la sociedad debe ajustarse a la desaceleración del crecimiento y equivale a decir, además, que el país se esforzará por llevar adelante un modelo de desarrollo más sostenible y eficiente para las próximas décadas.
“Nuestro país, el mayor país en vías de desarrollo del mundo, aún se halla y permanecerá largo tiempo en la etapa primaria del socialismo. La neutralización de los diversos tipos de contradicciones y riesgos, el saltar por encima de la ‘trampa de la renta media’ y la materialización de la modernización dependen fundamentalmente del desarrollo, el cual debe mantener un ritmo de crecimiento razonable”, afirmó al enunciar los logros del 2014 y los retos que el nuevo año trae para la nación.
DESARROLLO SOSTENIBLE Y RIQUEZAS COMPARTIDAS
Entre los principales logros del 2014, Li Keqiang destacó la ampliación del alcance de la Zona Experimental de Libre Comercio de Shanghai y la creación de otras zonas similares en Guangdong, Tianjin y Fujian. Las autoridades también simplificaron algunos mecanismos burocráticos para el establecimiento de nuevos negocios extranjeros en China.
Subrayó que las exportaciones continuaron al alza y se incrementó la cooperación con el exterior en sectores como las líneas férreas, la electricidad, los hidrocarburos y las telecomunicaciones.
En el orden social, recordó que el Gobierno chino perfeccionó la política de fomento del empleo, elevó el índice de colocación de los graduados de los centros docentes superiores, amplió el acceso a los servicios sociales básicos e implantó un sistema unificado del seguro de vejez para las poblaciones urbana y rural.
No obstante el trabajo realizado y la notable intención del Gobierno de dar respuesta a las necesidades sociales, el Primer Ministro sostuvo que el pueblo aún muestra descontento con temas como la asistencia médica, la vivienda, el transporte, la educación, la distribución de los ingresos, la contaminación ambiental y otros.
Puso énfasis en el éxito de la política encaminada a fortalecer la base agrícola, facilitar el desarrollo rural y fomentar una vida campesina próspera. Dijo que por undécimo año consecutivo la producción nacional de cereales y legumbres creció, lo cual contribuyó a disminuir las importaciones y a garantizar el núcleo duro de la dieta básica china.
Manifestó que aumentaron los ingresos de los residentes en zonas rurales y el campesinado en general, un sector de la población que en los últimos años se había quedado rezagado en comparación con el urbano.
Aun cuando en la China actual todos los habitantes viven mejor que sus ancestros, la aspiración del gobernante Partido Comunista es que “el enriquecimiento sea conjunto”. El enorme desafío de la redistribución de las riquezas en la nación más poblada del planeta es el propósito de la política del Sueño chino, que busca establecer para el año 2020 una “sociedad modestamente acomodada”.
El Gobierno aspira a que dentro de cinco años el PIB chino equivalga al doble del registrado en el 2010 (10,34 billones de dólares) y que para entonces la renta per cápita también se duplique.
Durante su alocución, Li Keqiang también destacó el impulso dado al desarrollo del sector de los servicios y al de las industrias emergentes estratégicas, incluyendo la de circuitos integrados, la de fabricación de equipos de gama alta y la de vehículos de nuevas energías o energías limpias.
Las nuevas vías férreas puestas en funcionamiento sumaron 8 427 kilómetros y las líneas ferroviarias de alta velocidad en servicio llegaron a 16 000 kilómetros. Se pusieron en operación 112 000 kilómetros de autopistas y se fortaleció todavía más la construcción de vías fluviales y de la aviación civil.
Desde 1979 el modelo de desarrollo extensivo aplicado en China descansaba en el fomento de la inversión extranjera y la exportación, pero ahora se quiere que el crecimiento sea más intensivo. Esto pasa porque las producciones de la llamada “fábrica del mundo” ganen en calidad y se vuelvan cada vez más competitivas en el mercado internacional. También explica el énfasis del Gobierno en la introducción de las aplicaciones de la ciencia y la técnica en los procesos de producción y en la construcción de una civilización ecológica y sostenible para las futuras generaciones.
DOBLE MOTOR DE CRECIMIENTO
Según Li Keqiang, “el desarrollo económico de China ha entrado en una nueva normalidad y se encuentra en el momento crítico de subir cuestas y pasar baches”.
“Los males de los regímenes y mecanismos, así como las contradicciones estructurales, constituyen obstáculos en el camino de nuestro avance; de ahí que, si no profundizamos las reformas ni reajustamos la estructura económica, nos resultará muy difícil hacer realidad un desarrollo sano y sin altibajos”, sostuvo.
El Premier argumentó que “la propuesta de un 7 % como meta aproximada del crecimiento económico responde a nuestra consideración tanto de las necesidades como de las posibilidades, está vinculada con el objetivo de consumar la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada, se corresponde con el aumento del volumen global de la economía y se adapta a la exigencia de actualizar su estructura, por lo que se aviene con las leyes del desarrollo y con la realidad objetiva”.
“Si mantenemos un desarrollo a tal ritmo durante un periodo relativamente largo, las bases para materializar la modernización serán más sólidas”, subrayó.
Con estas ideas en mente, Li Keqiang puntualizó que China necesita contar tanto con el motor tradicional como con un motor nuevo de crecimiento.
Las más recientes medidas gubernamentales han estado orientadas hacia alentar el consumo interno y la innovación, ya que el país tiene una población de más de 1 300 millones de habitantes —el mayor mercado del mundo, ahora con poder adquisitivo— y una mano de obra compuesta por 900 millones de personas.
Por tanto “el doble motor” del que habla el gobernante chino se explica en el despliegue por parte de las masas de actividades emprendedoras e innovadoras, y el aumento de los productos nacionales y los servicios públicos.
La nación, llamada a ser la primera economía del orbe en pocos años, está pensando en su futuro y apuesta por su gente. Toma las medidas necesarias para movilizar los recursos humanos con que cuenta, alentándolos a que exploten al máximo sus potencialidades, y a más de 70 millones de empresas para que desempeñen un rol activo en el desarrollo.