En este autor se combinan academia y vida, pensamiento y pulso, claridad y limpieza. Arnold August es máster en ciencias políticas por la Universidad McGill, de Montreal –ciudad canadiense donde nació en 1944–, y entre sus temas, pasiones, sobresale Cuba. Lejos de dejarse atrapar por la propaganda dominante en el mundo, la que echan a rodar el imperio y sus cómplices, ha sabido adentrarse en la realidad de este país, para contribuir a que su realidad sea rectamente conocida.
Su obra Democracy in Cuba and the 1997-98 Elections [Democracia en Cuba y las elecciones de 1997-1998] la publicó en La Habana, en 1999, la Editorial José Martí. Suyo es también “Socialism and Elections” [Socialismo y elecciones], capítulo del volumen Cuban Socialism in a New Century [Socialismo cubano en un nuevo siglo], puesto a circular en 2004 por la editorial de la Universidad de Florida en la serie Cuba Contemporánea, y preparado por John Kirk, otro canadiense buen amigo del pueblo cubano.
La versión original de Cuba y sus vecinos. Democracia en movimiento, presentado en la Feria del Libro de La Habana el domingo 22 de febrero, apareció en inglés en 2013, editado por Fernwood Publishing y Zed Books, de Canadá y el Reino Unido, respectivamente, “con derecho a circulación en los Estados Unidos, donde hay gran interés en el tema: es donde más se ha vendido hasta ahora el libro”, afirma el autor en diálogo con Bohemia.
El volumen –que pronto una editorial progresista de Corea del Sur reprodujo traducido a la lengua de ese país– corona más de medio centenar de artículos escritos por August entre 2007 y 2013. Ellos han sido algunos de los espacios donde ha tratado asimismo otros temas relacionados con la América Latina. En no pocos defendió la liberación de Los Cinco, encarcelados injustamente en los Estados Unidos.
Esos textos circularon en inglés, español y francés en varios sitios digitales, incluidos Global Research, que –opina Arnold– “es progresista y uno de los más importantes del mundo”, y el suyo propio: Democracy Cuba. Añádanse numerosas entrevistas en emisoras de radio alternativas de los Estados Unidos y de Canadá, y conferencias ofrecidas durante más de 15 años en universidades de esas naciones, así como de Puerto Rico, Europa y Cuba. Aun sin contar su presencia en la Feria, sobrarían motivos para la entrevista que ya viene nutriendo estos comentarios.
–Aunque, más que de fechas, su actitud hacia Cuba es cuestión de intensidades conceptuales y afectivas, surge una pregunta: ¿de cuándo datan tus vínculos con este país, cómo surgieron?
–En mis años de estudiante universitario, los 60, en Canadá la defensa de Cuba era un punto crucial. La visité por primera vez en 1991, y desde 1997 estoy concentrado en ella. Para escribir mi libro sobre las elecciones de 1997-1998 y la democracia en Cuba, pasé aquí cerca de un año y medio investigando, y viviendo como un cubano más.
–Después de tantas búsquedas y tanta meditación sobre Cuba, ¿cómo la ve ahora?
–En esta Feria he pasado horas frente a los stands. He visto con mis propios ojos la cantidad, la calidad y la diversidad de los libros publicados en el país. Me ha impactado que la Revolución Cubana sea, o siga siendo, un productor de la educación, la conciencia, el conocimiento no solamente para los cubanos, sino para el mundo. Esa es una sola característica de la Revolución, pero encarna su importancia para mí.
–¿Tiene una noción segura de cómo se valora en la propia Cuba el modelo político que aquí se desarrolla?
–No soy un apologista del sistema político cubano, y no presento el camino de Cuba hacia la democracia como ideal. Pero tampoco estoy interesado en criticarlo. No me considero, como otros muchos autores extranjeros, un “asesor” de los cubanos. Sí creo que hay muchos y muchas en el Poder Popular, en las universidades, en la prensa, que tienen una visión realista y la mirada puesta en cómo mejorar su sistema político, manteniendo el orden constitucional establecido por el referéndum de 1976. Estoy de acuerdo con esos cubanos.
“En Cuba hay un gran debate, serio, sobre la forma de mejorar su sistema político. Mi libro abre sus páginas como parte de ese debate. Creo que debería haber más publicaciones de ese corte. Por lo que sé –puedo estar equivocado–, no hay en la Feria otro libro que se ocupe de ese sistema y de las tendencias electorales.”
–Se centra en Cuba, pero el título del libro señala también otros terrenos.
–Cuba es el principal país examinado, pero no el único. Sus vecinos que analizo son, por una parte, Venezuela, Bolivia y Ecuador, también, como ella, ejemplos positivos de democracia en la verdadera naturaleza de esta, que es encarnar el poder del pueblo; otro vecino –harto diferente, como se sabe– son los Estados Unidos. El subtítulo Democracia en movimiento expresa que no la considero una estructura fija, sino que debe ser evaluada y medida en su dinámica, y ver si el sistema político en que se ubica la hace realmente participativa.
“Si nos fijamos, por ejemplo, en los hechos de Venezuela hoy día, podemos ver que la participación del pueblo en la defensa de su propia soberanía y la democracia es vital. Me refiero al caso de Venezuela también porque, gracias a lo acordado con Ciencias Sociales, editorial cubana que publicó el libro, podemos entregar la versión en español a casas editoras de otros países. Hay distintas posibilidades en ese sentido, y ya estamos en contacto con los venezolanos. En el libro el ejemplo de la democracia participativa y el legado de Hugo Chávez tienen un lugar especial.”
–¿Cómo valora la democracia cubana, en sí misma y en relación con otros modelos que se promocionan en el mundo?
–Para ser franco, no es posible contestarle en una entrevista. A las personas interesadas las invito a leer el libro.
En la presentación del libro en la Feria, Ricardo Alarcón, su prologuista, elogió al autor por la seriedad de la investigación hecha, y por su honradez intelectual. Arnold August recibió en 2013 la más alta condecoración que la Unión de Periodistas de Cuba otorga a colegas nacionales y de otros países, la Félix Elmuza. Es miembro de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés), de la Asociación Canadiense de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (ACELC), y de la Cátedra de Investigaciones de la Universidad de Nottingham, Gran Bretaña.