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General: LA DIGNIDAD DEL PUEBLO COLOMBIANO EN EL PARO NAL. AGRARIO Y POPULAR
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 14/10/2013 09:31
 
La dignidad del pueblo colombiano en el paro nacional agrario y popular
Es cierto que de los campos salieron sus labradores. Con voluntad y valentía desde y hacia municipios visibles del país, campesinos y campesinas, mineros e indígenas, todos y ellas color tierra, se volcaron sobre coliseos, vías, potreros, parques, plazas, laderas, montañas. Manos áridas, rostros regios de severos rasgos, cuerpos fuertes, grosos y delgados, altos y bajos, alentados. Más información.


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 14/10/2013 09:35
La dignidad del pueblo colombiano en el paro nacional agrario y popular

 
Es cierto que de los campos salieron sus labradores. Con voluntad y valentía desde y hacia municipios visibles del país, campesinos y campesinas, mineros e indígenas, todos y ellas color tierra, se volcaron sobre coliseos, vías, potreros, parques, plazas, laderas, montañas. Manos áridas, rostros regios de severos rasgos, cuerpos fuertes, grosos y delgados, altos y bajos, alentados. Más sagaces de lo que el citadino común cree, tan solidarios como solo el campo enseña y la ciudad discrimina… Pasos tranquilos y seguros, ágiles y vitales, espontáneos y decididos. La niñez y su luminosa mirada en la juventud, la adultez y la digna vejez.
 
Dejando una labor para asumir otra, avanzaron para validar su presencia, los vientos de todos rincones del país arrastraron en sus corrientes pasos, consignas, aplausos, algarabías, sonrisas, insultos, amenazas, ruidos, explosiones, quejidos, reclamos, silencios.
 
Con dudas muchas y claridades varias, por ejemplo, el apropiamiento de territorios por parte de multinacionales para la explotación de los minerales en éstos, amparadas por los ejércitos creados por el Estado o por funcionarios y ex funcionarios de éste, los mismos que han sido causantes de grandes atrocidades y generar el desplazamiento que ha sobrepoblado las ciudades, de la modificación de las condiciones y dinámicas de las vidas de quienes han permanecido en sus campos. Víctimas de los abusos de fuerza y terror cometidos por quienes vigilan las fábricas, empresas, y represas de la inversión extranjera que cubre el sueldo de quienes sirven a órdenes.
 
 
Entonces obreros, estudiantes, artistas, profesionales, sindicalistas, amas de casa, pueblo en general, mestizaje casto, consciente, de lo urbano y lo rural, mezclando acentos y jergas, dejaron ver, que el genocidio pudo llevarse abuelos, padres y hermanos pero aquí siguen quienes sin desfallecer retoman sus antorchas de vida, que nuevas generaciones columpian el sueño, que lo traen consigo porque lo han leído, escuchado o lo han vivido, el mensaje andante, el latente, ese tan fuerte, que la clase que les pretende dominar tiene que seguirse valiendo de artimañas dilatadoras, de mentiras e infamias, de guerra sucia, física y psicológica para legalizar sus actos contra quienes exigen educación, salud, autonomía no separatista, infraestructura, trabajo y reconocimiento del mismo, vivienda digna y respeto.
 
A ello, el gobierno de turno, direccionado por el macro-proyecto que en años anteriores le diera la facultad de ejecutar extrajudicialmente la población civil, responde con su ausencia en las mesas de negociación, su gabinete con proyectos que buscan ilegitimar la manifestación y sus homólogos departamentales, con el incumplimiento de los primeros acuerdos convenidos con los representantes de las delegaciones agro-mineras. Las negociaciones continúan, el gobierno sigue con su agenda y las organizaciones campesinas y populares con su preparación.
 
La historia nos ha dejado carpetas atestadas de documentos con acuerdos firmados incumplidos o descaradamente deslegitimados por el cambio de gobernantes, papeles y más papeles que criminalizan a unos y legalizan a otros, papeles que tienen el país inmerso en el abstencionismo, consciente o inconsciente, activo o pasivo, pero cargado de incredulidad. Decía un viejo, “eso si es legal, fijo tiene su torcido”.
 
Sectores, barrios, comunas, localidades, pueblos, ciudades, departamentos, el país, el continente y el mundo entero, se enteró y en diferentes magnitudes sintieron, que en Colombia también hay una gran masa que continua aunada por la inconformidad y la identidad con su territorio, una gran parte con disposición muy activa, propositiva y determinada, otra con lecturas no ajenas, totalmente solidarias, intelectuales y activistas, que mantienen presente la constante violación de los derechos fundamentales de todos y todas y esa otra parte que aunque pasiva, conversa en la tienda de la esquina, en “la chaza” de la empresa, en el kiosco de la cancha, en la cafetería, en el gimnasio, en el paradero del bus, en el bus, desde el balcón, desde el miedo, desde la incertidumbre, el asombro, la ignorancia y la intolerancia, la comprensión y el apoyo, desde el espejo y el despertar, tejiendo redes que entrelazan las clases, constituyentes de estos ríos caudalosos, bañados por el amanecer en la América Latina.
 
 

Coordinación Agrominera del Noroccidente y el Magdalena Medio Colombiano

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 22/03/2015 12:14

Juntemos todas las rebeldías, unamos todas las manos

Exclusión, invisibilización y exterminio no han acallado un proyecto histórico de cambio democrático. Hoy su renovación es inminente y el camino empieza con las elecciones de octubre.

Palomino-Colombia

Jaime Caycedo Turriago

El presidente Santos designa una Comisión asesora con exclusión del Frente Amplio por la Paz, la Democracia y la Justicia Social que contribuyó decisivamente a su reelección solo en razón de su respaldo a la continuación de los diálogos de La Habana. El gobierno tiene pleno conocimiento de que el Frente hace un aporte efectivo en la veeduría del cese unilateral decretado por las FARC y que participa de la preparación de una amplia cumbre mundial del arte y la cultura y de una gran movilización por la paz el próximo 9 de abril.

Los pasos gubernamentales sobre el proceso son importantes. Pero la paz es asunto de toda la nación y no se puede seguir admitiendo la invisibilización discriminatoria tradicional, que entre varias razones ha sido causa de la guerra. Se hace odiosamente notorio que Santos pretende hacer una paz de espaldas a la inconformidad ciudadana, a la protesta social que pide un plan de desarrollo conectado con los reclamos de la gente del común, de las y los trabajadores, del mundo popular rural que exige del gobierno el cumplimiento de acuerdos nunca ejecutados.

Ese país real que no quiere más ser maltratado por el Esmad ni por el paramilitarismo redivivo que esconde mal la cobertura de complicidad que le tiende la impunidad del sistema. Una paz equitativa y justa, que reconozca como prioridad atender las carencias de las mayorías, que supere las desigualdades más críticas y construya todas las garantías para la no repetición de los exterminios, tiene que ser una construcción colectiva, obra de la movilización popular.

El núcleo de esta construcción es el programa que defiende como bandera la solución de paz, las reformas sociales agraria, laboral, de la salud, de la educación y el techo, el proceso constituyente que refrende acuerdos, formalice la apertura democrática y oriente la solidaridad con los cambios avanzados de América Latina. La única arma de los oprimidos en esta lucha por la justicia social para la paz es su unidad y su movilización organizada y masiva.

El gran movimiento por la paz que impulsa el Frente Amplio recibe su reconocimiento del pueblo, aunque el gobierno lo invisibilice. Sin embargo el proceso de unidad necesita motores que dinamicen su marcha. Ante la despolitización que preconiza el régimen proclamamos la necesidad de ganar en consciencia, en independencia de proyecto y en decisión política. Para un vasto contingente de la inconformidad comprometida con la paz la Unión Patriótica y Marcha Patriótica son motores imprescindibles de la unidad. Después de un siglo de exclusión se reclama el legítimo derecho de la oposición democrática y social colombiana a asumir el reto del poder.

Exclusión, invisibilización y exterminio no han acallado un proyecto histórico de cambio democrático. Hoy su renovación es inminente y el camino empieza con las elecciones de octubre. La propuesta es concreta: con la política de Frente Amplio, con el programa de la paz democrática, con unidad para la movilización y el protagonismo social, convocamos al diálogo para integrar listas unitarias, plataformas comunes, coordinación de acuerdos y aval concertado con la personería de la Unión Patriótica. ¡Por la paz con justicia social juntemos todas las rebeldías, unamos todas las manos!



 
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