La gran estafa de la democracia. Felipe González, la OTAN y la CEE.

Publicado: 21 noviembre, 2013 en Sin categoría

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Los cuatro últimos presidentes de la “democracia” y el heredero

Después de La revolución de los claveles, los norteamericanos se asustaron bastante cuando en 1974 se les va de las manos el proceso que tenían comenzado en Portugal. Por eso se centraron desesperadamente en España para amarrar bien su posición en la península Ibérica. La CIA quiere que España sea su base militar garantizando su entrada en la OTAN por lo tanto, la transición no podía salir mal, y de ello se encargó entre otros Vernon Walters que fué el espía que tejió la transición española y que posteriormente llegaría a alto cargo de la CIA y a embajador de EEUU en las Naciones Unidas. Franco y Carrero Blanco mantenían reuniones secretas con la Agencia para informar al presidente estadounidense, en aquel momento Richard Nixon, y a su secretario de estado Henry Kissinger, auténtico cerebro de la trama, habitual y fundador del Club Bilderberg, también miembro del Club de Roma, la Comisión Trilateral, de la RIA: (Royal Institute for International Affairs) al servicio de la Reina de Inglaterra, y del CFR. En ese momento Bilderberg tenía como objetivos principales en España, evitar que al morir Franco el pueblo se levantara en armas y hacer desaparecer el comunismo.

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Nixon y Kissinger

Cabe recordar, que Kissinger apoyó también la Operación Lolita, que preparaba a Juan Carlos de Borbón para suceder al Generalísimo. Inmediatamente después de subir al trono, el primer viaje oficial del monarca le lleva a Estados Unidos. El rey mantiene siempre excelentes relaciones con sus mentores del otro lado del Atlántico. Colabora con ellos en la entrega del Sahara a Marruecos, cuando todavía es el «heredero» designado por Franco, y después presiona desde La Zarzuela a los sucesivos gobiernos de la Transición para que España se acomode definitivamente en el seno de la OTAN.

Según el libro “La CIA en España” de Alfredo Grimaldos, en 1947, cuando se creó la CIA, los norteamericanos deciden mantener al Caudillo bajo palio y utilizar sin trabas el suelo español como plataforma militar. Comienza la captación de oficiales del Ejército franquista para servir al poderoso aliado estadounidense.

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A finales de los cincuenta, los servicios de Estados Unidos “tocan” a jóvenes socialistas para tenerlos como permanente fuente de información sobre las actividades de la oposición comunista. Carlos Zayas, Joan Raventós o José Federico de Carvajal son algunos de ellos. Otro socialista de postín que mantiene relaciones con los servicios norteamericanos fue el otrora Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, quien, por su ascendencia judía, también goza de buenos contactos con el Mossad israelí.”

«Entre 1964 y 1975 estuve precisamente en la información del mundo universitario, muy estrechamente relacionado con la política entonces clandestina. Y lo que viví fue que, a partir de cierto momento, la dictadura propició el resurgir del PSOE, para ahogar al PCE», declara el comisario Manuel Ballesteros a la periodista Pilar Urbano. «A los socialistas no se les detenía, a los comunistas, sí. Estando yo en la Brigada Social, esa era una indicación de los mandos. Más aún: la policía no sólo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces ayudaba a pasar la valija con la propaganda y los documentos internos del partido que los del PSOE enviaban de allá para acá.»

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A partir de los sesenta, desde antes la muerte de Franco, EEUU quería asegurarse a cualquier precio poseer el control sobre la transición en España, para seguir teniendo bases militares y aeropuertos.  Es por eso que EEUU para hacer cumplir su agenda pone en funcionamiento una red que financiaría al PSOE a través del Partido social demócrata alemán, habiendo reconocido a este en la Internacional Socialista. Con esta extraña red de financiación detrás un quizás socialista “tocado por EEUU” sube a lo más alto. Felipe González Márquez (Sevilla, 5 de marzo de 1942) es un político español, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde 1974 a 1997 y tercer presidente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia en España, desde 1982 a 1996. Más info. Antes de entrar en política era un agobado de Sevilla, al que  más bien conocían como Isidoro. Repasemos los comienzos y más tarde como supuestamente Isidoro no solo fué  hombre del caudillo, sino también de la CIA.

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Durante la dictadura franquista parece que Isidoro estuvo pegado a Franco. Algunas fuentes apuntan a que Felipe perteneció a las centurias de la Falange Española y que fué tutelado por el régimen de Franco. Por ejemplo Javier Pérez Pellón en Estrella Digital, 05.04.2008: “Todo esto me ha venido en mente, porque recordando estas visiones joseantonianas y viendo el famoso talante que nuestro Zapatero ha exhibido durante la pasada campaña electoral, no me cabe la menor duda que, como antaño lo hicieran el ex jefe de centuria del Frente de Juventudes, Felipe González y el cacique andaluz Manuel Chaves, leyendo los discursos y los escritos de José Antonio Primo de Rivera, hogaño el actual jefe socialista haya hecho lo mismo pues, más o menos, su fé en el porvenir, su ilusión por el futuro de España no son más que adaptaciones del credo falangista a su presunto izquierdismo”. O por ejemplo en este extracto de 7 minutos del debate sobre “Los 10 de Felipe” donde Antonio García-Trevijano cuenta cómo la policía franquista detenía a manifestantes, los socialistas nunca llegaban a entrar en la cárcel, mientras que comunistas y opositores de derechas permanecían dentro. Los altos mandos franquistas de la policía dieron orden de no detener nunca a Isidoro-Felipe González, aunque sí lo hicieran con manifestantes de otros partidos que estaban con él. Según Wikipedia:En 1971 fué detenido por haber participado en manifestaciones contrarias al régimen dictatorial del general Francisco Franco.”

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Algunos dicen que es Isidoro, otros no lo creen

Según el libro de Grimaldos, había que elegir a un candidato para el próximo Congreso de Suresnes (Francia) que tendría lugar el 14 de octubre de 1974. Un miembro del Servicio Central de Documentación( SECED), que fué el Servicio de Inteligencia español de 1972 a 1977, el Comandante Miguel Paredes y el Inspector Emi Mateos, destinado en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, ya habían empezado a trabajar en lo que llaman Operación Primavera, establecer una serie de contactos con algunos miembros del PSOE del interior, para ver cuáles son sus planteamientos políticos. Especialmente con Nicolás Redondo y Enrique Múgica, que eran los candidatos más fuertes para ser elegidos. Nicolás Redondo era la figura menos discutida para acceder a la Secretaría General. En la dirección surgida de Suresnes habrían tres grupos fundamentales: los vascos, con Redondo, López Albizu, Múgica y Benegas; los andaluces, con González, Guerra y Galeote, y los madrileños, con Castellano y Bustelo.

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González, Redondo y Mújica

Sigue el Comandante Paredes: «En el SECED nos propusimos empezar a reunirnos con ellos, para ver hasta dónde llegaba su izquierdismo, su ímpetu revolucionario, su afán izquierdista… y tratar de acercarlos hacia posiciones más templadas, menos radicales, más en la línea de la moderación pragmática que les recomendaba Willy Brandt.» Los encuentros entre los agentes del SECED y los socialistas continúan, y a ellos se incorporan algunos militantes más. «Después de cada encuentro redactábamos un informe para el Servicio», continúa Paredes su relato. «Nuestra impresión entonces era que el líder ideológico, el que pensaba más largo, más rápido y con más calado era Pablo Castellano. El mayor peso moral lo tenía Nicolás Redondo. Felipe González nos pareció un conversador ágil, brillante, con “charme”… Pero, de pronto, sacó un largo Cohiba, lo encendió con parsimonia y se lo fumó como un sibarita. A mí ese pequeño detalle me chocó, me extrañó. Era un trazo burgués que no encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ni con su izquierdismo… En mi informe oficial no mencioné esa bobada del habano ni lo que me sugirió. Pero en mi agenda privada de notas sí que escribí: “Felipe González, el sevillano, parece apasionado pero es frío. Hay en él algo falso, engañador. No me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones”.»

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