La fiscalía de Düsseldorf ha informado este viernes de que Andreas Lubitz, de 27 años, el copiloto de Germanwings que supuestamente estrelló de forma voluntaria el avión, "ocultó" a su compañía aérea y a sus compañeros que estaba en tratamiento, aunque no ha especificado para qué enfermedad. El registro del piso que el joven tenía en Düsseldorf ha sido fundamental. Los policías no encontraron ahí ni una carta de despedida ni material político o religioso que pudiera sugerir un móvil terrorista. Sí se han hallado documentos médicos que desvelan que estaba en tratamiento médico y que incluso tenía un parte de baja para el día del accidente, el pasado martes.
El comunicado de la fiscalía no menciona una posible enfermedad mental, como señala este viernes el diario alemán Der Spiegel, e indica que aún se tardará algunos días en analizar la información encontrada en los registros. Cuando la fiscalía obtenga pruebas concluyentes, tras evaluar la documentación y los testimonios recabados, informará de nuevo a las familias de las víctimas y a la opinión pública.
La revelación de que Lubitz rompió en pedazos la baja médica que tenía para el mismo día del siniestro, el pasado martes 24, confirma lo que ya habían adelantado algunos medios alemanes: que el registro del piso de Düsseldorf aportaría pistas "decisivas" para explicar el siniestro. Fuentes médicas explican que en Alemania cuando un facultativo concede la baja a un trabajador le entrega dos volantes: uno para el seguro médico —en el que aparece el motivo de la baja— y otro para la empresa donde trabaja —sin especificar la enfermedad—. Así se entendería que Germanwings no conociera los problemas psiquiátricos del copiloto, como sugiere la fiscalía en su escrito. "[Este hecho] nos hace suponer que el fallecido habría ocultado su enfermedad a la empresa que le emplea y a su ambiente laboral", sostiene la fiscalía de Düsseldorf.
Las últimas revelaciones sirven a los vecinos de Montabaur para confirmar sus peores expectativas. Un día después de que todas las informaciones apunten a Lubitz como el único responsable de la muerte de las 149 personas que viajaban con él en el avión, muchos aquí siguen mostrando su desconcierto. "Era un tipo estupendo, como toda su familia. Lo conocía a él desde hace años y nunca vi nada raro", decía en la mañana del viernes una vecina del barrio donde viven sus padres.
Las especulaciones sobre una posible enfermedad de Lubitz se desataron después de que ayer el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, reconociera en rueda de prensa que interrumpió su formación hace seis años y estuvo un tiempo de baja médica. Spohr no explicó por qué, por razones de “confidencialidad”, pero sí subrayó que el copiloto pasó todas las pruebas. "Era 100% apto para volar", reiteró.
El diario Der Spiegel señala que los documentos hallados durante los registros apuntan a un problema de salud mental. Según el diario sensacionalista alemán Bild, su baja médica fue por un "grave episodio depresivo". Citando documentos internos y "círculos de Lufthansa", el diario sostiene que en 2009 dejó su formación y pasó seis meses en tratamiento psiquiátrico. Dicho "grave episodio depresivo" quedó constatado en el acta sobre el copiloto del departamento de tráfico aéreo alemán bajo el código "SIC", que se refiere a la necesidad de que el afectado se someta a "revisiones médicas regulares". La cadena de televisión pública ARD también confirma este último detalle.
El piloto cumplió con las pruebas de seguridad a las que es sometido el personal de cabina por parte del organismo de supervisión aérea. Y los resultados fueron los habituales, según fuentes del Ayuntamiento de Düsseldorf. Este pasado enero también superó el control de seguridad que se aplica a los pilotos periódicamente. No había cometido ningún delito ni participado en actividades extremistas. Lubitz se sometió a ese mismo control en 2008 y en 2010.