LA COLOMA, Pinar del Río.—De las numerosas farsas electorales que les tocó presenciar durante medio siglo de seudorrepública, hay una que los habitantes más viejos de La Coloma no olvidan.
Cuentan que el día antes de unos comicios, en estepequeño puerto pesquero del sur pinareño se apareció una rastra cargada de tubos, y un hombre que aseguraba que si le daban su voto para hacerse Senador, ordenaría de inmediato la construcción de un acueducto.
La Coloma se hallaba sumida por aquel entonces en el abandono más cruento, así que los pobladores accedieron a hacerlo.
José Antonio Govea recuerda que “el hombre entró a una casa, pidió un vaso de agua y nos dijo: Ustedes ven esto, está lleno de parásitos, pero eso se va a acabar muy pronto”.
“El agua que usábamos en aquella época en todas las viviendasprovenía de una laguna. Los soldados de la guardia rural bañaban en ella los caballos, pero a nosotros no nos quedaba más remedio que utilizarla. Así que cuando escuchamos sus palabras, todos aplaudimos y votamos por él”.
Sin embargo, el trazado del acueducto prometido nunca llegó a iniciarse.
“Todo lo contrario, al día siguiente de las elecciones, la misma rastra que había llevado los tubos, regresó para recogerlos, y no fue hasta el triunfo de la Revolución, que tuvimos un acueducto”.
A sus 91 años, Govea conserva bien claros en la memoria los recuerdos de una época en que los candidatos se deshacían en promesas que jamás cumplían.
“La diferencia de lo que tenemos hoy con aquel pasado es increíble. Aquí todo lo bueno que hay, lo hizo la Revolución”.
Con esa convicción, a pesar de que sus piernas ya no le acompañan para ir hasta el colegio, Govea se alistó desde bien temprano este domingo para ejercer su derecho al voto, junto a los más de 4000 electores que tiene actualmente el Consejo Popular de La Coloma.
Un gesto que más allá de decidir entre un candidato u otro, asegura que ilustra el apoyo de los cubanos al único sistema que verdaderamente se ha ocupado del bienestar del pueblo.