En 2015, la humanidad toda celebrará el 70° Aniversario de la histórica e inolvidable victoria del ejército soviético sobre la poderosa maquinaria criminal nazi-fascista de la Alemania de Hitler.
Seguramente, occidente seguirá tratando de presentar a sus dos potencias hegemónicas –Estados Unidos y Gran Bretaña- como aportistas fundamentales para el triunfo final de las fuerzas aliadas, en el vano intento permanente –a lo largo de las décadas- de minimizar y ningunear el rol fundamental desarrollado a lo largo de esta conflagración mundial por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, por cada una de las más de cien nacionalidades que la conformaban, por el Partido Comunista de la URSS y por su líder, José Stalin.
Se podrán hacer apreciaciones y valoraciones de distinta índole, pero nadie, jamás, podrá negar el rol protagónico y fundamental de cada hombre y mujer soviéticos, de aquel inmenso país que supo unirse y amalgamarse como uno solo para enfrentar a los genocidas nazis, que prometían muerte, saqueo, explotación y esclavitud para toda la humanidad.
A partir de hoy, en el blog de LA VOZ ARMENIA, encontrarán notas, historias y crónicas relacionadas a la Victoria en la Gran Guerra Patria, lograda gracias al sacrificio, la valentía, el heroísmo y la vida de decenas de millones de ciudadanos soviéticos.
Entre esos millones de hombres y mujeres soviéticos estuvieron los armenios, aquellos que lograron sobrevivir y sobreponerse, en esa pequeña República, al genocidio planificado y perpetrado por las autoridades del imperio otomano, y que nuevamente debían enfrentar al peligro mismo de su existencia futura.
Y para empezar, elegimos la figura de General Hovannés Braghramian.
Nacido el 2 de diciembre de 1897 en Kirovabad, en el seno de una familia de trabajadores -su padre era obrero ferroviario-, fue llamado Iván, pero durante su bautismo fue inscrito como Hovhannés en la iglesia armenia de Gantzak.
En 1912, cuando finaliza sus estudios, Jachadur, un obrero ferroviario, lo lleva con él a Tiflis y allí continúa sus estudios superiores hasta egresar en 1914, cuando recibe su diploma y es designado técnico de la novena línea del ferrocarril de Transcaucasia, con base en su ciudad natal de Gantzak.
Ya había comenzado la primera guerra mundial. Vania (así lo llamaban) estaba todo el día en su trabajo, en la estación, recorría los talleres, hablaba con los trabajadores y con los soldados que iban y venían y lo mantenían al tanto de todo lo que sucedía en el frente de batalla ruso-turco. Es ahí donde también se entera de las persecuciones y las matanzas de armenios que tenían lugar en los territorios armenios del imperio otomano.
Cuando cumplió la mayoría de edad, en 1915, fue y se anotó como voluntario en el ejército ruso. Lo aceptan y lo envían a Akhaltsja a recibir la instrucción y de allí al frente, hacia Persia. Regresa y forma en 1917 el batallón de fusileros armenios. Es decir, a partir de 1915 pasó gran parte de sus días en el frente de batalla, principalmente luchando contra las fuerzas otomanas. En 1920 se incorporó al Ejército Rojo y se sumó a la lucha revolucionaria.
Cabe destacar que en 1918, Baghramian acude al llamado del General Antranik Ozanian y se suma a los batallones de voluntarios que bajo su mando irán a luchar contra los turcos, en defensa de las poblaciones armenias que eran invadidas, saqueadas y arrasadas.
Hovannés Baghramian también participa en la crucial Batalla de Sardarabad, en la que las fuerzas armenias logran parar el hasta ahí incontrolable avance turco, que tenía como objetivos terminar el genocidio de armenios comenzado en 1915 y ahogar en sangre al naciente gobierno revolucionario establecido en Bakú, cuya máxima autoridad era Stepán Shahumian, uno de los fundadores del Partido Comunista de Armenia y conocido como el “Lenín de Transcaucasia”.
Pasadas las décadas, y durante una visita a París, Hovannés Baghramian fue hasta la tumba del General Antranik a colocar flores y ese momento fue retratado por la prensa. Debajo de la foto, Baghramian escribió: “Gloria y recuerdo eterno al héroe del pueblo armenio, General Antranik, de quien tuve la dicha de ser soldado en el año 1918, que fue trascendental para la patria”.
Triunfante el poder soviético en Armenia, en noviembre de 1920, e incorporada Armenia a la URSS, Baghramian comienza a desarrollar una intensa carrera académica en lo militar. Pero su lugar era el campo de batalla. “Nosotros comprendíamos que las bombas tiradas sobre la población pacífica de Londres por los dementes fascistas con ansias de poder, algún día, muy pronto, podían caer sobre nosotros. Esos pensamientos no se separaban de mí y por eso, cada día, sentía más ganas de volver al ejército”, dice Baghramian en su libro “Así comenzó la guerra”.
Comienza la segunda guerra mundial y Baghramian es designado Vicecomandante de las fuerzas militares del frente suroeste. Participa en la organización y dirección de la defensa de las ciudades de Kiev y Rostov, y es ascendido primero a General Mayor y luego a Teniente General.
Ya nombrando Comandante en Jefe del 16° Ejército Soviético, en los meses de febrero y marzo de 1943 logra atravesar las líneas enemigas, ocasionándole innumerables e irreparables bajas y pérdidas a las fuerzas fascistas, por lo que es condecorado con la Medalla Kuduzov. El accionar de las fuerzas comandadas por Baghramian fue fundamental para la liberación de Bielorrusia, Estonia, Letonia y Lituania. El General Santalov, que peleó junto a Baghramian, escribió: “Gracias a su talento militar, Hovannés Baghramian brilló en los combates por la liberación de Bielorrusia. Durante esos días en los que las fuerzas enemigas eran aniquiladas, el nombre de Baghramian se hizo conocido para todo el pueblo soviético, mereciendo el título de Héroe de la Unión Soviética”.
Desde principios de 1945, las fuerzas comandadas por el Teniente General Baghramian participaron de los combates en la Prusia Oriental, liberando Kalingrado y obligando a la rendición de las fuerzas hitlerianas establecidas en el Báltico, donde tenían apostados a decenas de miles de soldados y un poderoso arsenal.
Era tan grande la figura de Baghramian y la admiración que despertaba fuera de la URSS, que las comunidades armenias organizaron una colecta en plena guerra y con lo recaudado se creó la División de Tanques Hovannés Baghramian del Ejército de la URSS.
Finalizada la guerra, en 1955, Baghramian es nombrado Viceministro de Defensa de la Unión Soviética y recibe el título de Mariscal de la URSS. También fue jefe de la Academia Militar del Estado Mayor y comandante de las fuerzas de reserva de las Fuerzas Armadas Soviéticas.
Fue elegido diputado al Soviet Supremo de la RSS de Letonia y al de la República Socialista Soviética de Armenia. También fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de la URSS.
El Marsical Hovannés Baghramian fue dos veces Héroe de la URSS, recibió la Medalla Lenin en siete oportunidades y la Medalla de la Revolución de Octubre, fue tres veces merecedor de la Medalla Bandera Roja, recibió dos Medallas Suvorov y dos Medallas Kutuzov.
Actualmente, el Ministerio de Defensa de Armenia tiene como una de sus máximas condecoraciones la Medalla Hovannés Baghramian.
En Armenia, llevan su nombre una ciudad, una de las principales avenidas de la capital y una estación de la línea de subterráneo de Ereván.