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General: Celia Sánchez Manduley , flor de Cuba ....
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 14/01/2012 01:12

Vestigios de Celia Sánchez Manduley, flor de Cuba

Publicado en Homenajes fecha Enero 12th, 2012

Por Yasel Toledo Garnache y Amauris Betancourt Gómez

Quienes quieran saber el sentimiento humano
que alberga un corazón comunista,
quienes deseen conocer la sensibilidad humanista que hay
en el corazón de los revolucionarios cubanos,
deben estudiar la vida de Celia.
Armando Hart

Celia Sánchez habita donde reinan la humildad y el desinterés

La noticia parecía increíble. El día se tornaba gris. Las emisoras de radio y televisión difundían tristeza. Celia Sánchez Manduley había fallecido a las 11:50 de la mañana de aquel viernes 11 de enero de 1980.

Una ama de casa en Manzanillo, municipio de la suroriental provincia cubana de Granma, escuchaba la radio cuando interrumpieron el programa para leer la nota del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. La sorpresa la golpeó como puñetazo en pleno rostro. Los ojos se le nublaron y lloró por primera vez desde la muerte de su hijo en la Sierra Maestra.

La medialunera María Esther Rodríguez, quien nunca vio personalmente a Celia, conversaba en el pasillo de su escuela secundaria básica con algunas compañeras cuando interrumpió una maestra con la dolorosa noticia.

Las sonrisas desparecieron. La muchacha se quebró en un grito de estupor antes de deshacerse en llanto: ¡No puede ser! ¡Eso no es posible!

Sufrimiento e incredulidad. Esa fue la reacción del pueblo.

Suprema resistencia a aceptar la pérdida que lo dejaba anonadado.

Flor, esencia querida, amiga en la distancia, definen a la Celia de Media Luna, Pilón, Manzanillo, Granma y Cuba.

Su estirpe, entrega amorosa, compromiso con los humildes, travesuras infantiles y singularidad espiritual perduran en el tiempo.

Nace la flor

Fue una niña bonita. Las fotos de sus primeros años revelan un lindo rostro infantil de tez blanca, y hermosos ojos negros. También el cabello era oscuro y ligeramente ondeado.

Su nombre, Celia Esther de los Desamparados, parece profético, pues mantuvo incólume la tradición de auxiliar a los necesitados. Era servicial, activa, diligente, de espíritu juvenil, incluso durante sus últimos años de existencia.

Su padre, Manuel Sánchez Silveira, de ideas liberales avanzadas y la madre, Acacia Manduley Alsina, siempre alegre, cordial, indulgente y bondadosa, fueron fuentes de buenos modales y sentimientos admirables. Del primero, adquirió la fortaleza de carácter, tenacidad, pureza de intenciones, sensibilidad patriótica y política. De la segunda, las actitudes más femeninas y amorosas.

Cuentan que, durante su adolescencia, era bellísima. El grupo de amigas era conocido como “los pavitos”, expresión de la época aplicada a las muchachas jóvenes y bonitas en Manzanillo.

Las noches en la Ciudad del Golfo fueron testigos de serenatas e intentos de conquista, en especial de Salvador Sadurní, quien le cantaba El día que me quieras o Celia, tango que compuso para ella.

La joven gentil y servicial adquirió madurez política con el transcurso de los años. Recibió fuertes influencias del quehacer revolucionario de Antonio Guiteras y, luego, de Eduardo Chivas.

Vivió en Pilón a partir de 1940 y conoció la topografía de la zona como la palma de la mano. Incrementó la lectura de textos de carácter histórico. Era aficionada a la pelota y partidaria furibunda del Almendares.

Fue la coordinadora del Movimiento 26 de Julio en la costa granmense, desde antes del desembarco del yate Granma.

Alma guerrillera

Celia constituyó punto de apoyo crucial y principal vía de comunicación durante los primeros meses de la incipiente tropa en la Sierra Maestra. En fecha tan temprana como abril de 1957, Raúl Castro le escribía: Tú te has convertido en nuestro paño de lágrimas más inmediato y por eso todo el peso recae sobre ti; te vamos a tener que nombrar Madrina Oficial del Destacamento .

Tras su incorporación a la lucha en las montañas, algunos pensaron que no podría soportar las penalidades de la vida guerrillera, o que su presencia estorbaría la movilidad general del grupo.

En ese medio de fatiga, lluvia, frío, hambre, fango y, a veces, nostalgia en el espíritu, irrumpió aquella mujer de frágil apariencia. Resistió con entereza cualquier esfuerzo o sacrificio, y simbolizó la ternura y belleza de la mujer cubana en las duras condiciones de lucha. Se convirtió en la compañera, la amiga, la hermana y la madre de muchos rebeldes, quienes le profesaron inmenso cariño y admiración.

Era tanta la importancia de Celia para el Ejército Rebelde que, el 15 de junio de 1957, Fidel le confesó: Tú y David (Frank País) son nuestros pilares básicos. Si tú y él están bien, todo va bien y nosotros estamos tranquilos .

Con la luz de enero

La victoria del primero de enero de 1959 proyectó sus responsabilidades a una nueva dimensión. Fue Secretaria del Consejo de Estado, Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en representación de Manzanillo, y desarrolló un arduo y minucioso trabajo en la Oficina de Asuntos Históricos.

Mujer inteligente, de decisión pronta y mente ágil, vencía con facilidad los obstáculos. Era fumadora empedernida y amante del café. Sentía predilección por el mamoncillo, la ciruela criolla, el tamarindo y el mango.

En 1976 matriculó la Licenciatura en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Partido Ñico López.

Huellas de una fatalidad

Según Pedro Álvarez Tavío en su libro Celia. Ensayo para una biografía, el 20 de julio de 1977 se sintió mal y tenía dificultades para respirar. Acudió a la sala de emergencia del hospital Calixto García, donde le detectaron una sombra en los pulmones mediante examen radiológico. Era cáncer. La fatalidad del desenlace fue inevitable. Su corazón dejó de latir el onceno día del primer mes de 1980.

La graduación del curso de Licenciatura en Ciencias Sociales se produjo el cuatro de octubre de ese mismo año.

A Celia Sánchez Manduley se le otorgó el título post mortem. Nada le impidió alcanzar su meta: ni la complejidad de las materias, ni la enfermedad, ni la muerte.

Dicen que falleció aquel 11 de enero, pero no. Ella vive. Sigue presente y activa como la flor más autóctona de la revolución. Su ejemplo de mujer, cubana, luchadora, fidelista y comunista perdurará siempre.


Tomado de Radio Angulo



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: algoporalgo Enviado: 14/01/2012 01:36
PANFLETO PUNTO CU
 

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 14/01/2012 13:09
Celia Sánchez ¿fue amante de Castro?
Pocos dudan que la revolucionaria Celia Sánchez jugó un papel clave en la vida del líder cubano Fidel Castro durante más de tres décadas, pero qué tan íntimos eran realmente es un debate que aún continúa, 30 años después de su muerte.

Celia Sánchez estuvo en el corazón de la revolución cubana por más de dos décadas y después de reunirse con Fidel Castro, en 1957, se convirtió en su ayudante indispensable.

Se ha especulado que eran amantes. Pero ni Sánchez cuando estaba viva, ni Castro, nunca hicieron referencia a los rumores. Fuera de Cuba, poco se ha escrito sobre el papel que Celia Sánchez jugó hasta su muerte en 1980.

La primera imagen de Sánchez y Castro juntos fue tomada cuando se conocieron, en 1957, pero Sánchez ya había jugado un papel crucial en su vida.

Después de que Castro tuviera un aterrizaje desastroso en Cuba desde México en diciembre de 1956 -y perdiera a la mayoría de sus hombres- una red clandestina de familias campesinas organizadas por Sánchez fue fundamental para la supervivencia de los rebeldes.

Celia Sánchez Manduley nació en 1920. Creció en la ciudad azucarera de Media Luna, en Oriente, la zona tropical del este de Cuba.

Su madre murió cuando ella era joven y esto la acercó a su padre, el doctor Manuel Sánchez Silveira. Era un hombre culto y comprometido con el Partido Ortodoxo liberal. Celia Sánchez aprendió de él sobre política y fue su asistente, lo que le permitió ver el efecto de la pobreza extrema en sus pacientes.

También se hizo conocida en la región y sus contactos locales le serían de gran utilidad más adelante.

Cuando Fulgencio Batista tomó el poder en Cuba por segunda vez después de un golpe de Estado en 1952, Sánchez -al igual que millones de cubanos- se indignó.

Estaba convencida de que la violencia sería necesaria para derrocar a su dictadura, y comenzó a organizar la resistencia.

En julio de 1953 Castro hizo su primer intento de derrocar a Batista y atacó al cuartel Moncada en Santiago. Sánchez se unió al movimiento de Castro, llamado 26 de Julio.

Cuando él regresó de su exilio en México, ella organizó el transporte de suministros a sus rebeldes en Sierra Maestra, reclutó voluntarios y fue uno de los principales puntos de contacto.

En 1957, en la Cuba de Batista, Sánchez fue la mujer más buscada del país. Cuando se le hizo demasiado peligroso quedarse en la llanura, se unió a Castro en la Sierra Maestra.

Se le dio el puesto de mando de La Plata, desde donde supervisaba el suministro de alimentos, ropa y armas: todo lo necesario para sostener a las fuerzas rebeldes en la guerra de guerrillas. Ella nunca estaba muy lejos de Castro. También fue al campo de batalla.

La exguerrillera y brigadier general Teté Puebla General tenía 15 años cuando conoció a Sánchez en la Sierra Maestra.

"La primera batalla en la que Celia participó fue Uvero, en mayo de 1957. Fue muy duro. En aquel momento los guardias de Batista controlaban gran parte de la sierra. Bombardearon y mataron a muchos campesinos".

Sánchez tuvo un papel de liderazgo claro.

"Ella estaba en el control de algunas de las áreas, en las que en ocasiones murieron 40 o 50 personas. A veces, los guardias quemaba todas las casas en un pueblo, para que la gente no tuviera dónde vivir. Y además de todas sus otras responsabilidades, Celia también se hacía cargo de esas familias".

Cuando Castro llegó al poder en 1959, Sánchez siguió siendo su ayudante más valiosa, y trabajó junto a él hasta su muerte.

Ella estaba a cargo de numerosos proyectos revolucionarios. Desde la supervisión de la "reeducación" de las familias de los insurgentes anticastristas hasta fundar parques o garantizar que los cubanos pudieran tomar helados, Celia se encargaba de todo.

En Cuba, estas se suelen presentar como las ideas de Castro que se llevaron a cabo por su asistente de confianza. Desafortunadamente, no hay fuentes que nos digan si Sánchez inició políticas. Así, por ejemplo, no tenemos idea de cuál fue su aporte durante acontecimientos como la crisis de los misiles cubanos.

Castro nunca ha hablado mucho sobre el rol de Sánchez. Y, por lo que sabemos, ella no escribía ningún diario. Pero Celia Sánchez era muy consciente de la importancia histórica de la prueba documental.

Durante su estancia en la Sierra Maestra conservó hasta el último pedazo de papel, cada orden de batalla que pudo salvar, con el fin de establecer un archivo histórico de la revolución.

Nidia Sarabia recuerda cómo le ayudó a Sánchez a organizar el archivo en la década de 1960:."Ella vigilaba todo el papeleo - incluso cuando estaban siendo bombardeados con napalm. Tenía esta idea de que incluso un pequeño pedazo de papel de un soldado rebelde, o de un campesino semianalfabeto, tenía una importancia vital".

Fue un proyecto que atesoraba en su corazón.

"Fue una de las ideas más importantes y queridas que tuvo", dice Sarabia. "Y nadie más pensaba en ello. Tal vez Fidel sí, pero ninguno otro de los líderes pensó que había que guardar esos papeles".

Desde que murió de cáncer de pulmón en 1980, Sánchez se ha convertido en un icono en Cuba. Es vista como alguien que, por encima de todo, se dedicó a los ideales de la revolución y de Castro.

Nunca tuvo marido y no hay evidencia de que haya tenido algún romance después de la década de 1950.

Castro está casado con la madre de cinco de sus hijos, y hay personas que conocían a Sánchez en Cuba que dicen que ella no fue amante del expresidentes.

Pero en Miami, Huber Matos, de 92 años de edad, quien fuera uno de los comandantes de Castro en la guerrilla, cuenta una historia diferente: "Yo fui a Costa Rica en busca de armas para llevar a la Sierra Maestra.

"Cuando regresé en 1958, Celia Sánchez estaba junto a Fidel Castro y me di cuenta de que su relación no era sólo política, sino también íntima".

"Ellos simulaban que no, pero no hacía falta verlos en la cama para saber que había una relación que iba más allá de la política".

Hoy en Cuba, Huber Matos es considerado por muchos como un hombre que no es de fiar. Es un excomandante que estuvo 20 años en la cárcel por traición y sedición.

Pero, entre los exiliados cubanos de Miami, Matos es un héroe que denunció la influencia comunista en 1959 y pagó por sus principios.

Andy Gómez, miembro del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, cree que Fidel Castro fue siempre la prioridad de Celia Sánchez.

"Fidel Castro, ante todo, quería el poder. Y Celia quería seguir allí, y realmente creía que todo aquel que desafiara el poder de Fidel debía ser eliminado.

"En primer lugar se trataba de su relación con Fidel", añade, "y en segundo lugar, lo que quería para Cuba". La historia de Fidel y Celia es un ejemplo más de cómo la historia revolucionaria de Cuba sigue siendo un territorio en disputa entre los leales de la isla y los exiliados anticastristas en EE.UU.

Según la historiadora Tiffany Sippial, de la Universidad de Auburn (Alabama), la ausencia de testimonios de los protagonistas les permite a ambos bandos construir sus propias historias.

"En Cuba, les permite a todos hacer hincapié en que Fidel Castro y Celia Sánchez se centraron exclusivamente en el proyecto revolucionario.

"En Miami, subrayar la relación sexual que había entre ellos es una forma de romper la santidad de su compromiso político".

Pero lo que no discute ninguna de las partes es la importancia de esa relación y la posición inexpugnable de Celia Sánchez en el epicentro del poder en Cuba.

 

 

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 09/05/2015 23:51

Celia: nombre que es flor de Cuba

Celia Sánchez Manduley creció gracias a su montaña de sencillez que aún hoy debemos intentar trepar para entenderla. Sencillez en el vestir, el actuar, el comer... el vivir. Se hizo infinito en el gesto y la palabra, el pulso y el verso, el almanaque y la prisa de un país

Osviel Castro Medel
digital@juventudrebelde.cu
8 de Mayo del 2015 22:10:41 CDT

Todo comenzó en la vieja casona de madera, seguramente cuando ella veía al padre «cosiendo» heridas y sacando molares sin cobrarles un centavo a los menesterosos.

O cuando ella se colgaba de su brazo para escucharle una anécdota; y a él, en la narración, le subían muchos cocuyos a los ojos si hablaba de Martí o del Hombre caído como héroe solitario en San Lorenzo.

Y tal vez tuvo continuidad en los juegos en que aprendió a tejer travesuras tremendas y a confeccionar disfraces, pero también a sembrarse bondades en la profundidad de su juicio, a cultivar helechos o amapolas y a ampliarse el corazón hasta convertirlo en puerto y puerta.

Todo empezó por los verdes, los terraplenes y las olas de Media Luna y se fue agigantando hasta tornarse Luna Entera en el cielo mismo de Cuba y de su historia.

Creció con los años en Manzanillo, donde su rebeldía se hizo tiempo, y en las épocas silvestres de Pilón, en las que llegó a regañar a un hombre por hacerle daño a una palma con los pinchos de liniero mientras este intentaba capturarle a su monita-mascota.

Pero la verdadera levadura de su vida sobrevino cuando se enroló en una aventura de llano, riesgos y sierras. Primero ayudó a salvar a los dispersos de un naufragio guerrillero, luego resultó horcón en los complicados trances clandestinos, más tarde se convirtió en la primera en enfundarse el verde olivo en un ejército con más sueños que armas. Si alguna vez tuvo miedo supo disimularlo tanto que parecía reírse del plomo y de los tigres.

Todo se originó desde su instinto por lo pequeño, que es donde suele habitar lo auténticamente grande de las cosas.  ¡Qué capacidad tenía ella para ocuparse de la tinta semiborrosa en un papelito que luego sería historia, o de la llamada pendiente en la madrugada, o de la decoración de un sitio en pleno monte!

Y qué capacidad la suya para abominar las golosinas que producen en algunos los puestos y los títulos; para preocuparse al extremo por las quejas y misivas de los de abajo, para convertirse en refugio maternal de miles aun sin haber conocido la gestación biológica.

Todo creció gracias a su montaña de sencillez que aún hoy debemos intentar trepar para entenderla. Sencillez en el vestir, el actuar, el comer... el vivir.

Con esa montaña en el cuerpo, menudo de tanto cigarrillo y tanta lucha, supo ser regazo para guardar un secreto del Estado, confidente de un campesino abrumado por algún problema, sostén de un líder que laboraba sin importarle la arena consumida en el reloj.

Todo comenzó aquel 9 de mayo de 1920 en Media Luna y se hizo infinito en el gesto y la palabra, el pulso y el verso, el almanaque y la prisa de un país. Comenzó con un nombre, ya eterno no solo en mayo o en enero, un nombre que es flor de Cuba: Celia Sánchez Manduley.

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Todo creció gracias a su montaña de sencillez que aún hoy debemos intentar trepar para entenderla. Foto: Roberto Suárez



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