Cuando te hieren el alma,
el corazón se paraliza,
se congela,
te hieren en lo más profundo de tu ser,
de tu interior.
Cuando te hieren el alma,
algo se parte dentro de ti.
El corazón que siempre te susurra la verdad,
queda en silencio,
solamente silencio
silencio de un vacío inmenso,
silencio de soledad donde no queda nada.
Cuando te hieren el alma,
se rompen los sueños.
Cuando te hieren el alma,
se rompen los sueños en mil pedazos,
la ilusión se desvanece,
la esperanza se va,
la vida parece a ver perdido su sentido… su esencia.
Cuando te hieren el alma,
no te queda porque luchar,
por qué vivir.
La tristeza te embarga el corazón,
sientes el peso del mundo sobre ti,
encerrándote… en ti.
Para qué? Qué hago yo aquí? Quién soy?
Por qué vivir?
Pierdes la fe y entonces te das cuenta,
de que no te queda nada más por perder.
Cuando te hieren el alma,
te falta el aire para respirar,
te falta un sueño por el que luchar
y resistir en esta jungla de asfalto gris.
Te falta el latido del corazón, que da la magia de la ilusión.
Te falta la alegría de vivir para pintar de color un arco iris,
tu sonrisa un día más.
Cuando te hieren el alma, dejas de existir,
tienes que volver a reinventarte,
para volver a nacer y recuperar tu fe.