Queridos delegados e invitados al X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas:
Agradezco el honor que me hace la dirección de la UJC, al permitirme que pueda hacerles llegar mi más entrañable mensaje de saludo, aliento y estímulo a este histórico Congreso, contentivo a la vez de algunas ideas que pueden ser útiles, no solo a ustedes, sino a toda la organización que representan.
No ignoro que me encuentro ante una representación de los hombres y mujeres de las nuevas generaciones que ya toman en sus manos la continuidad histórica del vasto proceso de redención nacional y social que va a cumplir dos siglos; aquel que Céspedes abrió en 1868; José Martí continuó en el 95, Fidel lo llevó a sus más elevadas cumbres en 1959, y ustedes proseguirán defendiendo, porque en ello nos va la soberanía, la independencia de la Patria y la existencia misma de la nación cubana.
Hemos sostenido siempre el criterio de que las instituciones martianas, aunque deben volcar su trabajo hacia todos los sectores de la población, deben hacer un especial énfasis en nuestra juventud, y hemos insistido en una estrecha relación de cooperación y colaboración con la UJC, el Movimiento Juvenil Martiano, las organizaciones estudiantiles y los Pioneros.
Este ha sido y seguirá siendo nuestro propósito mediante todos los métodos posibles, de manera creadora y con formas atractivas, en unión consecuente y con los objetivos comunes.
Vemos con gran satisfacción la prioridad que viene dándole la UJC a uno de sus brazos más profundamente vinculado a las ideas, que es el Movimiento Juvenil Martiano. Siempre he tenido la convicción de que mientras más fuerte sea ese movimiento, más fuerte también se hará la Unión de Jóvenes Comunistas. Y es que su desarrollo se relaciona directamente con la génesis principal de la Revolución Cubana, y en la misma medida que más se afirme en la conciencia de nuestros jóvenes el ideario martiano y, consecuentemente, lo mejor del pensamiento político cubano, más garantizado estará el presente y el futuro de la Patria.
Esta verdad —probada en la historia del siglo XX cubano y, muy especialmente, por la decisión y el sacrificio de la Generación del Centenario del Apóstol, cuando inspirados en las ideas del Maestro muchos jóvenes fueron a morir junto a su tumba para que su ejemplo y pensamiento siguiera viviendo en el alma de la Patria— es particularmente importante tenerla en cuenta en la actual situación en que los retos ideológicos se acrecientan para nuestro pueblo.
En los momentos que estamos viviendo, nosotros, los que venimos del siglo XX, tenemos la responsabilidad de hacer que las nuevas generaciones conozcan e interioricen la historia de Cuba desde los tiempos forjadores de la nación hasta los procesos más recientes, que juntos hemos compartido.
José Martí es el pensador extranjero que mejor conoció la sociedad norteamericana de su tiempo y sus ideas constituyen hoy una sólida base para relacionarnos con ese país, ahora que en los próximos días serán restablecidas las embajadas en ambos países y se comenzará un arduo y complejo proceso para la normalización de las relaciones diplomáticas. Hoy más que nunca tenemos que estudiar con profundidad el ideario de José Martí y el de nuestros próceres y pensadores.
En las presentes circunstancias, el legado intelectual de José Martí se ha convertido en un referente ético y político para la consecución de ese mundo mejor al que aspiramos para las presentes y futuras generaciones; su pensamiento es hoy imprescindible a los procesos de integración latinoamericana y caribeña. Ha llegado la hora de proclamar la segunda y definitiva independencia de nuestros pueblos, apoyándonos en la tradición bolivariana y martiana y de una pléyade de próceres y pensadores latinoamericanos y caribeños.
Para mantener en alto la bandera del Socialismo es necesario investigar, estudiar y promover la tradición nacional cubana y en especial el pensamiento de José Martí y de su principal discípulo Fidel Castro.
¡Que esa línea de trabajo, que en mi opinión tiene carácter estratégico, se fortalezca cada vez más y que nunca tenga marcha atrás!
*Director de la Oficina del Programa Martiano