Las protestas, los gritos y la represión volvieron a instalarse este
lunes en Ferguson, luego de que la noche del domingo terminara con un
joven negro gravemente herido y con más de 50 detenciones y la
declaración de un estado de emergencia.
La tensión escaló tanto en apenas 24 horas en esta ya simbólica ciudad que el gobierno nacional se apuró a reaccionar.
La secretaria de Justicia, Loretta Finch, condenó un tiroteo que
sucedió al final de la marcha pacífica del domingo que recordó el primer
aniversario de la muerte del joven negro Michael Brown y que terminó
con un joven negro hospitalizado y acusado formalmente de atacar a
varios policías.
“Me gustaría decir unas pocas palabras sobre los sucesos de anoche en
Ferguson. Condeno rotundamente la violencia contra la comunidad,
incluida (la ejercida contra) los agentes de policía, en Ferguson”,
aseguró a la prensa Lynch, uno de los miembros negros del gabinete de
Barack Obama.
“Como hemos visto en los recientes meses y años, la violencia no sólo
oscurece cualquier mensaje de protestas pacíficas, sino que pone en
peligro a la comunidad y a los policías encargados de protegerla”,
añadió Lynch, citada por la agencia de noticias EFE.
Toda la jornada de ayer había transitado en la más absoluta
tranquilidad, sin embargo, tras caer la noche, una ráfaga de disparos
desató un momento de caos que terminó con varios policías vestidos de
civil disparando contra Tyrone Harris, un joven negro, presuntamente
armado.
Harris se encuentra hospitalizado y su estado es crítico, según
informó hoy la Policía de Ferguson, la misma que anunció que el joven
fue acusado formalmente por atacar a varios oficiales.
El padre de Harris defendió la inocencia de su hijo y puso en duda el
relato de la Policía. “Mi hijo ni siquiera iba armado cuando le
dispararon”, aseguró en una entrevista con el diario The Washington
Post.
Los organizadores de la marcha de ayer evitaron hablar sobre el
tiroteo, en parte porque desconfían de la versión policial, y
prefirieron concentrar sus críticas en la inalterable actitud
intimidatoria y represiva de las fuerzas policiales en Estados Unidos a
lo largo de este año.
“Fue una mala decisión la de usar policías de civil en una protesta
porque justamente dificulta a la gente poder identificar a los policías,
lo que es esencial para la seguridad de los miembros de la comunidad”,
alertó Kayla Reed, unos de los miembros del movimiento que convocó a la
marcha, la Organización para la Lucha Negra, según la agencia de
noticias Europa Press.
Mientras la dirigencia política y los medios estadounidenses se
concentraban en el episodio de violencia de anoche que opacó una jornada
en paz, en Ferguson más de cien militantes del nuevo movimiento de
resistencia negra que nació tras la muerte de Brown protagonizaron hoy a
la tarde una sentada frente a los tribunales federales de Saint Louis,
la capital de Missouri.
Pese a que al acto de desobediencia civil fue completamente pacífico,
la policía arrestó a al menos 56 activistas, entre ellos varias de las
caras más conocidas del nuevo movimiento de resistencia.
En medio de la tensión y el forcejeo que provocaron las detenciones,
el gobierno del condado de Saint Louis declaró el estado de emergencia y
llamó a que todos los manifestantes volvieran a sus casas antes de que
cayera la noche.
El estado de emergencia declarado hoy por el jefe del condado de
Saint Louis, Steve Stenger, significa que el control de la Policía en la
localidad de Ferguson pasa al jefe policial del condado, Jon Belmar, un
paso necesario para enviar refuerzos.
Hace un año, luego que la muerte de Michael Brown a manos de la
policía desatara una ola de protestas contra el racismo y la brutalidad
de las fuerzas de seguridad, fue el gobernador de Missouri quien declaró
un estado de emergencia sobre todo el territorio, limitó los derechos
civiles y hasta llamó a la Guardia Civil.
Los refuerzos aplacaron eventualmente las protestas en las calles y
más tarde el Departamento de Justicia nacional intervino la Policía de
Ferguson, mayoritariamente blanca, y denunció prácticas institucionales
de racismo y abusos contra la población mayoritaria negra.
Pero, al cumplirse un año de la muerte de Brown y después de
repetidos asesinatos de hombres y mujeres negros desarmados a manos de
policías en todo el país, poco parece haber cambiado en Ferguson.
Telam