A LOS QUE VEN EL EL EXCARDENAL BERGOGLIO UN PAPA PROGRESISTA
Estimado Papa Francisco:
Le escribo hondamente preocupada. Primero, por el pedido de una parte
de la Iglesia argentina de perdón y reconciliación; y segundo por sus
palabras comenzando el Año del Jubileo con respecto a que en las
capillas de las cárceles los detenidos podrán ganar la indulgencia.
Textualmente usted dice: ."Y cada vez que atraviesen las puertas de sus
celdas dirigirán sus pensamientos y la oración al Padre y pueda este
gesto ser, para ellos, el paso a la Puerta Santa para que la
misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, sea capaz de
convertir las rejas en experiencia de libertad".
Papa Francisco:
me asusta pensar, como cristiana, que Dios llegue tan tarde y me
pregunto: ¿Por qué cuando torturaban con los más salvajes métodos,
llevando a algunos de nuestros amados hijos a las llamadas "fiestas de
torturas", Dios no estaba para frenar a los feroces torturadores?
Me desespera pensar y me sigo preguntando: ¿Dónde estaba Dios cuando
aviones cargados arrojaban vivos a nuestros hijos al mar? Le recuerdo
que los que armaban estos vuelos y los conducían, al volver a tierra
eran perdonados por algunos sacerdotes que se justificaban diciendo que
era para salvar a la patria. ¿Dónde estaba Dios cuando hacían parir a
madres atadas, que luego eran asesinadas y les robaban a sus hijos? Me
sigo preguntando: ¿El Año del Jubileo servirá para que la indulgencia le
llegue a estos feroces asesinos y a sus cómplices?
Papa
Francisco, le pido por favor que me responda ya que la angustia me
invade y siento que la Iglesia sigue sin hablar de nuestros 30.000 hijos
e hijas que murieron solos y abandonados en campos de concentración.
Disculpe el atrevimiento.
Hebe de Bonafini
Presidenta de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo.