El Pontífice solo vuelca su admiración para
Fidel y Raúl Castro y su misericordia para asesinos de Estados Unidos
La extraña compasión del papa Francisco
Angelica Mora | Nueva York
Para el Papa Francisco es lícito pedir por la vida de dos asesinos, pero no por unos opositores cubanos, presos por luchar por la libertad de Cuba.
El Pontífice escribió recientemente pidiendo que se conmutara la pena de muerte de Kelly Gissendaner, de 47 años, convicta por su rol en el asesinato de su esposo en 1997.
Antes había abogado ante el Congreso de los EEUU por la abolición de la pena capital y esta vez rogó por la vida de la prisionera, pero no logró impedir que se le ajusticiara.
“Aunque no deseamos minimizar la gravedad del crimen por el que la Sra. Gissendaner fue convicta, y aunque sentimos compasión por las víctimas, le imploro que se conmute la sentencia por una que represente mejor la justicia y la misericordia”, decía la carta del Papa.
El Santo Padre tuvo más suerte con el caso de Richard Glossip, arrestado en 1997 por conexión con un asesinato, y quien iba a morir por inyección letal en Oklahoma. La intercesión del Papa fue clave para la postergacion de la sentencia ordenada por la gobernadora del estado Maria Fallin, quien recibió una carta del Pontífice con la solicitud del perdón.
Sin embargo, el Santo Padre desoyó las cartas con los pedidos de clemencia para el anciano preso político cubano Armando Sosa Fortuny, de 72 años de edad quien actuó, como dice su compatriota Pedro Corzo, “como se hacía en el pasado cuando los gobernantes instauraban dictaduras, controlaban el país y clausuraban las vías democráticas”. Hoy Sosa, viejo y enfermo cumple 38 años encarcelado.
Tampoco el Papa ha abogado por Raúl Borges, padre del prisionero político Ernesto Borges, quien implora, débil y enfermo, por su hijo en prisión desde 1998, acusado bajo los cargos de espionaje.
Sin embargo, el Papa apoya a dos asesinos, por encima de otros intereses.
Tampoco el Santo Padre se interesa en los cuatro activistas cubanos, que trataron de acercarse pacíficamente para entregarle una carta y solicitarle que intercediera con el gobierno de Cuba en pedidos de democracia para la isla.
Son Zaqueo Báez Guerrero, Ismael Boris Reñí, Aymara Nieto Muñoz y María Josefa Acón Sardiñas; están arrestados tras acercarse al papamóvil antes del inicio de la misa en la Plaza de la Revolución. Báez logró darle un mensaje antes de ser interceptado por las autoridades.
Hoy estos cuatro activistas están acusados bajo los cargos de desacato, desorden público, resistencia y atentado, detenidos en la cárcel de 100 y Aldabó.
Tampoco el Papa vuelca su compasión para las cartas que le han escrito Antonio Rodiles, las Damas de Blanco y otros disidentes, quienes le han pedido ayuda en la lucha pacífica por obtener un espacio dentro de Cuba.
El Pontífice solo vuelca su simpatía y admiración para Fidel Castro, quien suprimió la libertad en Cuba. Asimismo, el Papa emplea su alto cargo en el Vaticano para negociar acercamientos de Estados Unidos con Raúl Castro, quien ordenó y tomó parte en fusilamientos de cubanos que murieron dentro de la Fe, gritando “Viva Cristo Rey”. Varias ejecuciones fueron llevadas a cabo por el Che Guevara, su admirado y asesino compatriota.