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General: Crónica del arresto de Roberto Quiñones Haces, un hombre libre
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 08/10/2015 17:45
Crónica del arresto de un hombre libre
No me muestran la orden de detención. Mi madre me suplica que vaya, la abrazo y salgo con ellos rumbo a la estación policial
 
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                        Roberto Jesús Quiñones Haces  | Guantanamo  | Cubanet
Cinco y treinta y cinco de la mañana del lunes 5 de octubre de 2015. Me levanto, voy al baño, me cepillo, pongo la cafetera en la hornilla eléctrica. El día parece igual a muchos otros hasta que unos golpes intempestivos en la puerta me indican que puedo estar equivocado.
 
Abro. Un grupo de miembros del Ministerio del Interior (MININT) está en el portal de mi vivienda. Entre policías y vestidos de civil se cuentan 19 personas, sin incluir las que permanecen en zonas aledañas, y en las que también hay miembros de las tropas especiales, según sabré después.
 
Un joven militar que se presenta como el capitán Gamboa me informa que vienen a realizar un registro. Le pido la orden y él la muestra a distancia. Trato de leerla pero la retira rápidamente. No obstante alcancé a ver que el objetivo es ocupar objetos relacionados con mi ‘actividad subversiva’. Así llaman a mi labor como periodista independiente.
 
En mi cuarto ocupan mi agenda personal y algunos libros, un teléfono celular roto y otro en uso, una cámara fotográfica Canon que no he usado porque le falta el cable USB y una laptop que me envió un hermano residente en los Estados Unidos. En mi cuarto de trabajo ocupan una computadora personal de mesa, propiedad de la Iglesia Católica de Guantánamo, a la que mi esposa, su sobrino y yo le decimos “el tractor” debido a sus años de uso.
 
Requisan también una veintena de CD, cuatro memorias flash -entre ellas la de mi madre, que contiene varios programas de “Caso cerrado” y decenas de capítulos de una novela mexicana-, un disco con música de Compay Segundo y otro de jazz, un número de la revista Encuentro de la Cultura Cubana y otro de Convivencia, revista que dirige en Pinar del Río Dagoberto Valdés. Se unen a la lista de ‘objetos subversivos’ 700 dólares que he ido ahorrando para reparar mi casa.
 
A las once y media de la mañana terminan. Entonces descubro que la orden de registro no está firmada por ningún fiscal, pero ya es demasiado tarde, cometí el error de dejarlos entrar.
 
Llega el Obispo de la diócesis, Monseñor Wilfredo Pino Estévez y presencia el momento en que le pido al capitán Eyder que me muestre la orden de detención. Me responde que si quiero una orden de detención puede hacerla en el momento. Protesto. Mi madre, una mujer de 77 años se pone nerviosa. El oficial dice que si le pasa algo será mi responsabilidad. Ella me suplica que vaya, la abrazo y salgo con ellos rumbo a la estación policial. La calle está llena de mirones.
 
En la Unidad Provincial de Operaciones del MININT me entregan la ropa de preso y me asignan el número 777. Le digo al capitán Gamboa que no soy un número sino un ser humano y que si me llaman por él no responderé. “Entonces te sacaremos”, dice.
 
En 1999 ya había estado 49 días en una de estas celdas. Compruebo que nada ha cambiado excepto que ahora una joven enfermera me toma la presión y hace varias preguntas sobre mi salud. Luego me conducen a la celda sin agua, las camas de cemento y el hueco para defecar a la vista de los cuatro reclusos que me reciben.
 
Llaman para el almuerzo. No voy. Alcanzo a dormir algo. Sobre las cinco de la tarde un guardia abre la puerta, me mira y dice: “Usted, venga”. Salgo. Me fotografían y toman mis huellas digitales. En el cuarto de interrogatorios me recibe el capitán Eyder. Me imputa que estoy publicando noticias donde hay verdades pero también mentiras, que no soy periodista. Lo mismo me dirán luego el capitán Gamboa y el teniente coronel Javier. Les respondo que entre 1986 y 1990 publiqué críticas de cine y artículos culturales en el periódico Venceremos, órgano oficial del partido comunista en Guantánamo y nadie dijo entonces que no era periodista, que la historia cultural cubana muestra que cientos de escritores ejercieron el periodismo.
 
Me amenazan con otra cárcel y me muestran la denuncia 50 del 2015 mediante la que me acusan como autor de un delito de Difusión de Noticias Falsas contra la Paz Internacional porque, según ellos, mis artículos buscan entorpecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Desconocía que yo era tan importante.
 
En un momento del interrogatorio me aseguran que no van a devolverme algunos de los bienes, que eso depende de mi comportamiento y que gracias a la generosidad de la revolución van a ponerme en libertad.
 
Cerca de las once de la noche me hacen un Acta de Advertencia que no firmo porque no me entregan copia. Por la misma razón no firmé el Acta del Registro ni otros documentos.
 
Regreso a casa. Llego. Mi madre duerme bajo los efectos de un sedante pero se despierta. Siento un dolor muy grande cuando me abraza y llora. Unos instantes después me pregunta: “¿Ya comiste?” y va hacia la cocina.
 
Llaman mis hijos y mis hermanos que viven en Estados Unidos, por donde anda de viaje mi esposa. Me informan que conocieron lo ocurrido por las noticias. Me piden que no siga. Quiero decirles que lo único que me sostiene es esta libertad, pero callo. Tales confesiones pueden resultar altisonantes.
Luego todo es silencio. El día acaba como si hubiera cumplido cabalmente mi rutina.
 
          ACERCA DEL AUTOR
Roberto Jesús Quiñones Haces
Nació en la ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En 1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado. Ha publicado los poemarios “La fuga del ciervo” (1995, Editorial Oriente), “Escrito desde la cárcel” (2001, Ediciones Vitral), “Los apriscos del alba” (2008, Editorial Oriente) y “El agua de la vida” (2008, Editorial El mar y la montaña). Obtuvo el Gran Premio Vitral de Poesía en el 2001 con su libro “Escrito desde la cárcel” así como Mención y Reconocimiento Especial del Jurado del Concurso Internacional Nósside de Poesía en 2006 y 2008 respectivamente. Poemas suyos aparecen en la Antología de la UNEAC de 1994, en la Antología del Concurso Nósside del 2006 y en la selección de décimas “Esta cárcel de aire puro”, realizada por Waldo González en el 2009.
 
 
 
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Fuente Cubanet


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