Para Scioli, la violencia de género es una “cuestión familiar” en la que no se mete
Esa fue la respuesta que le dio a una periodista que le preguntó por el caso de José Ottavis, candidato a diputado del kirchnerismo denunciado por golpear y amenazar de muerte a su ex esposa.
La entrevista se desarrollaba sin sobresaltos para el candidato presidencial del kirchnerismo “Microcréditos”, “la agenda social que se viene”, y frases por el estilo salían de la boca de un Daniel Scioli -como de costumbre- apegado al libreto. Hasta que el periodista le preguntó sobre la violencia de género, deteniéndose en la alarmante cifra de femicidios ocurridos en los últimos días. Scioli se proponía seguir con el cassete, citando al Papa Francisco: “Cuando se ataca a la mujer se ataca al corazón de la sociedad que es la familia”. Sin embargo, una periodista lo interrumpió para preguntarle por el caso de José Ottavis -militante camporista, legislador bonaerense y actual candidato a diputado- denunciado por golpear a su ex pareja. Sin sonrojarse, aunque incómodo, Scioli remató: “Yo no me meto en cuestiones familiares ni en temas que no conozco”.
La situación ocurrió ayer por la tarde, durante una entrevista que le hacía Luis Bremer al candidato presidencial en el programa “El diario de Mariana”. La periodista que lo incomodó con su pregunta sobre Ottavis fue Mercedes Ninci, quien tuvo que insistir ya que Scioli, en la primera oportunidad, hizo como si no la escuchase. Luego del sincericidio de considerar el caso de violencia de género como una “cuestión familiar” en la que no se mete, Scioli le pasó la pelota a la Justicia e intentó seguir con el libreto como si nada hubiese pasado: “Fundamentalmente hay que alentar a los sectores productivos. Yo les garantizo que van a tener rentabilidad. (...) Si nosotros tenemos éxito en esta agenda, a partir de eso se soluciona todo, porque eso impacta en lo social, en lo laboral”.
Una brutal seguidilla de casos de femicidios ocurrieron en los últimos días: Sandra Constantopulos, Daiana Rodríguez, María de la Cruz, Marlene López, Claudia Sposetti, María Díaz, Rosario Salinas, Silvina Barba, Diana Sacayán y Julieta Mena.
El último fin de semana, miles de mujeres recorrieron las calles marplatenses al grito de “Ni una menos” y exigiendo derechos como el aborto legal, seguro y gratuito. Nada de todo eso parece haberle importado al candidato presidencial del kirchnerismo, que sigue su carrera hacia la Casa Rosada con la frivolidad que lo caracteriza, apostando a su comunión con el Papa y la Iglesia que le niega derechos a las mujeres, y graduando a los nuevos policías que se propondrán administrar la trata y apalear a las trans el día de mañana.
"Y aquí viene lo más penoso. Para encontrar la atención tan esquiva, se llega a la desmesura. Desmesura que no tiene que ver con la índole de algunos hechos en particular. Calles, avenidas, vías, terrenos y edificios pueden ser ocupados y escenarios de una lucha cuando son ganados por multitudes, que es cuando incluso se cuenta con la comprensión y hasta el apoyo de las mayorías. Recuérdense si no escenas del 20 de diciembre o antes las del Cordobazo, para mencionar algunas insignes, como otras tantas que han jalonado numerosos capítulos en nuestra historia. Pero cuando la insistencia proviene de pequeños grupos o más aún cuando las víctimas están compuestas por legiones de trabajadores, sin que quepa la menor duda, quien gana es la derecha."
En general, el trotskismo, más allá de sus matices o algunas lúcidas rectificaciones, ha quedado pegado al marco conceptual de la Segunda Internacional, que se atenía a la fase del capitalismo que madurara en el siglo XIX, esperando que el crecimiento imparable de la clase obrera permitiera, con el peso de su número, ajustar las cuentas con la burguesía de su propio país. Comparten esa premisa con los reformistas, aunque pretendan otro final. No comprendieron las transformaciones del siglo XX, todas las implicancias del imperialismo y mucho menos la índole de los conflictos en las periferias. Su propuesta estratégica, sea en Noruega, Francia, Mozambique o Bolivia, será la misma: “frente obrero” o “frente de trabajadores”. Nunca pretendieron encontrar un enemigo principal o procurar la unidad del pueblo. Eso era para los “populistas”, deviniendo en tarea central “desnudarlos” para que no confundan a los trabajadores. Lo que aquí padece el kirchnerismo, lo sufren por igual Morales, Correa, Lula o Chávez.
El título ,Nobo, se debe a esa misma organización, que existe en nuestro país, pero no me consta que don Scioli, que proviene de una de las familias más acomodadas, al igual que Macri, no me consta decía, que pertenezcan ambos a ella, aunque ante sus posicionamientos sale un tufillo muy rancio, te cuento.
Por lo demás voy a colocar aquí el video de la entrevista en cuestión, como para que veas que a pesar de las difamaciones de Albi, que está dispuesta a votar a un menemista de la primera hora sin pestañear y en nombre de "la revolución kirchnerista", no mentimos,ni el diario ni yo, ni en una coma, miralo y sacá tus propias conclusiones.
La entrevista se desarrollaba sin sobresaltos para el candidato presidencial del kirchnerismo “Microcréditos”, “la agenda social que se viene”, y frases por el estilo salían de la boca de un Daniel Scioli -como de costumbre- apegado al libreto. Hasta que el periodista le preguntó sobre la violencia de género, deteniéndose en la alarmante cifra de femicidios ocurridos en los últimos días. Scioli se proponía seguir con el cassete, citando al Papa Francisco: “Cuando se ataca a la mujer se ataca al corazón de la sociedad que es la familia”. Sin embargo, una periodista lo interrumpió para preguntarle por el caso de José Ottavis -militante camporista, legislador bonaerense y actual candidato a diputado- denunciado por golpear a su ex pareja. Sin sonrojarse, aunque incómodo, Scioli remató: “Yo no me meto en cuestiones familiares ni en temas que no conozco”.
La situación ocurrió ayer por la tarde, durante una entrevista que le hacía Luis Bremer al candidato presidencial en el programa “El diario de Mariana”. La periodista que lo incomodó con su pregunta sobre Ottavis fue Mercedes Ninci, quien tuvo que insistir ya que Scioli, en la primera oportunidad, hizo como si no la escuchase. Luego del sincericidio de considerar el caso de violencia de género como una “cuestión familiar” en la que no se mete, Scioli le pasó la pelota a la Justicia e intentó seguir con el libreto como si nada hubiese pasado: “Fundamentalmente hay que alentar a los sectores productivos. Yo les garantizo que van a tener rentabilidad. (...) Si nosotros tenemos éxito en esta agenda, a partir de eso se soluciona todo, porque eso impacta en lo social, en lo laboral”.
Una brutal seguidilla de casos de femicidios ocurrieron en los últimos días: Sandra Constantopulos, Daiana Rodríguez, María de la Cruz, Marlene López, Claudia Sposetti, María Díaz, Rosario Salinas, Silvina Barba, Diana Sacayán y Julieta Mena.
El último fin de semana, miles de mujeres recorrieron las calles marplatenses al grito de “Ni una menos” y exigiendo derechos como el aborto legal, seguro y gratuito. Nada de todo eso parece haberle importado al candidato presidencial del kirchnerismo, que sigue su carrera hacia la Casa Rosada con la frivolidad que lo caracteriza, apostando a su comunión con el Papa y la Iglesia que le niega derechos a las mujeres, y graduando a los nuevos policías que se propondrán administrar la trata y apalear a las trans el día de mañana.
Querida Albi, con el gerente de coca cola, el de la Barrick Gold y el de Monsanto, van a seguir gobernando como hasta ahora ustedes y haciendo la revolución..................qué revolución era?
A nosotros mirá quienes nos votan.
EL MTR Tendencia Guevarista apoya a Nicolás del Caño del Frente de Izquierda
En una conferencia de prensa en Florencio Varela Roberto Martino, anunció su apoyo a Nicolás del Caño y la lista del Frente de Izquierda. Estuvieron presentes José Montes, candidato a senador por la 3º Sección provincial, y los trabajadores ferroviarios y candidatos Héctor “Ricky” Santa Cruz” y Marcelo “Cucha” González.
El amplio salón de la planta superior del bar varelense Los Angelitos se vistió con la bandera del PTS en el Frente de Izquierda como sitio para manifestar públicamente el apoyo del Movimiento Teresa Rodríguez Tendencia Guevarista a la lista 137, la lista del Frente de Izquierda encabezada por el joven Nicolás del Caño. Tanto Martino, dirigente del movimiento como los candidatos presentes se manifestaron a los medios locales.
Roberto Martino quien ha sido uno de los presos políticos del kirchnerismo por manifestarse en solidaridad con el pueblo palestino, consideró que “hay 6 candidatos pero solo dos proyectos porque 5 candidatos defienden abiertamente los planes de ajuste, de devaluación y de entrega del patrimonio nacional mientras el Frente de Izquierda y de los Trabajadores es el único que reivindica a la clase trabajadora y levanta consignas democráticas”. En este sentido recalcó que el lema del FIT, “Qué todo funcionario gane como un docente” es diferenciador del resto de los candidatos ya que estos buscan que la actual crisis la pague la clase trabajadora. Para finalizar hizo un llamado al resto de la militancia y a la población en general a votar a la lista 137 que encabezan Nicolás del Caño y Myriam Bregman.
La lista del Frente de Izquierda tiene la particularidad de estar compuesta por trabajadores. Uno de ellos es el Señalero ferroviario Héctor “Ricky” Santa Cruz, candidato a diputado del FIT resaltó la intensa campaña que vienen llevando adelante en Florencio Varela: “Scioli, Macri y Massa son los candidatos del ajuste y ninguno dará una solución a los problemas que tenemos los trabajadores. En Varela hay grandes falencias estructurales y la mayoría de la población está precarizada, trabaja en negro o no tiene trabajo”. Para enfrentar a esa casta política ajustadora, los despidos y suspensiones, llamamos a defender el voto del Frente de Izquierda porque será un claro mensaje a las patronales ajustadoras que piensan en sus ganancias y nos den una mano para fiscalizar y llevar nuestra voz en Florencio Varela
La ronda de prensa culminó con las palabras del candidato a senador por la 3º Sección por el FIT José Montes, obrero e histórico referente del Astillero Río Santiago quien hace días declaró como testigo en el juicio conocido como Fuerza de Tareas 5 de La Plata. Manifestó que el Frente de Izquierda es la única alternativa que se presenta frente a los gerentes defensores de los planes de la explotación capitalista: “Nosotros decimos que Scioli, Macri y Massa son hijos del menemismo porque estuvieron sosteniendo los planes en la década del 80 con el alfonsinismo, en la década del 90 apoyaron la ofensiva neoliberal que provocó millones de desocupados y el remate de los principales resortes de la economía y del patrimonio nacional.
Para cerrar la ronda Montes expresó su agradecimiento a Martino por el apoyo y recalcó: “Entramos en la última semana de campaña y debemos redoblar esfuerzos para hacer más conocidas las propuestas del FIT y llamamos a los trabajadores a votar no solo para tener más legisladores, diputados que estén al servicio de las luchas y en defensa de los derechos de los trabajadores sino para empezar a dar pasos en la construcción de una herramienta política de los trabajadores que nos permita imponer con la movilización obrera y popular en las calles el gobierno de los trabajadores porque somos los únicos interesados en dar una respuesta al problema estructural que tiene la clase trabajadora. Por eso hacemos extensivo en Varela llamar a los trabajadores a votar la lista del FIT”.
La nota fue enviada a LA HAINE por el Compañero Martino desde el penal de Marcos Paz, donde cumple prisión preventiva por su condición de genuino luchador revolucionario
Además de su valor como parte de una historia por hacer del movimiento piquetero y del Argentinazo, su publicación es una forma más de sumarnos a la exigencia de su libertad inmediata, junto con los de todos aquellos en igual condición.
Los inicios
El Movimiento Teresa Rodríguez, surge -como tal- a fines de Abril de 1997, pero tiene sus raíces muchos años antes. Así, podemos fijar 1982 como fecha de inicio, cuando comenzamos las reuniones para reconstruir el P.R.T (Partido Revolucionario de los Trabajadores) cuyo proyecto y práctica reconocíamos –y lo hacemos también hoy- como el grado más alto alcanzado por el proletariado argentino, en los últimos 70 años, en su lucha por construir su organización política propia.
Desde entonces hasta el ´95, la labor de construcción tuvo avances y retrocesos, continuidades y rupturas, que llevan a un desgranamiento de la organización primaria que no sería parte de este artículo relatar. De una de esas divisiones comienza, en el ‘94-‘95 un nuevo proceso, centrado en la lectura y reflexión de algunos clásicos del marxismo, como en realizar un balance de nuestra trayectoria política hasta allí. Así es que en los primeros meses del ‘96 un pequeño grupo de militantes llegamos a la conclusión de que la construcción del partido revolucionario de la clase trabajadora pasaba por agrupar, principalmente, a los trabajadores desocupados. Hasta fines del ‘95 nuestra preocupación había sido desarrollarnos en la clase obrera industrial, para lo que realizábamos volanteadas en las puertas de algunas fábricas, además de trabajar. Fruto de ello recogíamos una pequeña adhesión. Es que el temor al despido y la falta de organización en que “respaldarse” paralizaba a las masas. A su vez, las calles se llenaban de militantes expulsados de la producción. La burguesía lograba mantener un férreo control y los despidos de los activistas aumentaban la sensación de imposibilidad de lucha.
Por ello éramos críticos de la política implementada por los partidos de izquierda, que apenas reunían tres militantes en una fábrica los hacían chocar con la burocracia, abiertamente, con el saldo ya conocido. Es así que llegamos a la conclusión que, con una desocupación estructural de muchos años por delante, no sería el proletariado fabril la vanguardia de la lucha obrera, sino que ella quedaba en manos de sus hermanos de clase desempleados. Considerábamos también que para que la clase obrera industrial se pusiera en pie (políticamente hablando) era necesario que entrara en acción –en la sociedad- una organización, un movimiento, que además de simpatía le despertara confianza, de forma que el cambio necesario lo entendiera también como posible.
Para esa época (’95-‘96) además del debate de texto, habíamos desarrollado una agrupación, que primero se llamo CPP (Centro de Participación Popular) y luego CETS (Centro de Estudios y Trabajo Social), base de lo que será el M.T.R. Es en el seno del CETS donde se da el debate de “asentarnos” en los desocupados como forma de poner en pie un movimiento político-social de masas de alcance nacional y desarrollar el partido revolucionario. Así es que participamos en septiembre del ‘96 de la primera marcha de desocupados del Conurbano a Plaza de Mayo. Dicho movimiento estaba hegemonizado por el “Toti” Flores (hoy diputado por la Coalición Cívica y, para algunos empresarios sojeros, el mejor candidato anti-K) y el “Beto” Ibarra (hoy kirchnerista). En diciembre del mismo año, la monja Pelloni y la CTA convocan a una marcha en Florencio Varela de la cual también somos parte.
Como lo habíamos previsto, alrededor del movimiento de desocupados comienzan a nuclearse militantes no orgánicos, pero con todas las taras de sus organizaciones de origen. Así aparecen dos cuestiones que debíamos superar: una, la de activistas de cuño trotskista –fundamentalmente- que consideraban que politizar a las masas (objetivo que compartíamos) consistía en hablar más de Bosnia que de lo que pasaba en Argentina. Y sobre todo, en no comprender que el primer paso para generar un movimiento de masas, es ganar la confianza y el afecto de las mismas. Sin ese primer paso ni nos escuchan. La otra cuestión era el planteamiento de ciertos partidos (fundamentalmente el PO) que nos acusaba de duhaldistas, de bolsoneros, de estar al servicio de la baja de los salarios, etc. Esta visión pronto se puso a prueba. Fue en Berazategui, para el mes de marzo del ‘97; allí ex militantes del PC y algunos activistas del PO organizan una marcha a la intendencia y nos invitan a que los acompañemos. Fuimos con una delegación. Llegamos a la Intendencia con una manifestación, pero ésta se encontraba copada por matones y barrabrabas al servicio del PJ. Como la movilización era importante y se mantenía firme pese a la presencia de los matones, el municipio recibe una delegación. Por supuesto, el pliego contenía demandas de carácter local, otra del ámbito nacional y las propias de una revolución política que, cosa rara, como partido no son llevadas a la acción.
La cuestión es que el municipio sólo ofrece entregar una cantidad de bolsones alimentos. Baja la comisión e informa que nada se consiguió, que el municipio ofrecía migajas (lo que era cierto desde el punto vista del pliego y no cierto desde la situación de miseria y abandono de la población), por lo que se rechazaba e instaba a volver a los barrios a reforzar la organización para arrancarles todo. Fue la primera y última movilización de desocupados –por muchos años- en Berazategui. De hecho, allí sólo se desarrollo el movimiento después de diciembre de 2001. Nosotros también nos encontramos con situaciones como ésa, pero jamás rechazamos nada. Nuestra línea era: hoy te arranco esto y mañana vuelvo por más, pues entendíamos que después de tantos golpes (había compañeros que al quedar desocupados no querían salir de sus casas por vergüenza), nuestra clase necesitaba volver a confiar su fuerza. Y por ello el logro más pequeño era un capital inmenso. Y nuestra gente lo vivía así.
No importaba tanto cuanto arrancábamos, sino el hecho de recuperar aunque sea parte de lo que nos habían quitado. Y entre ello central: LA DIGNIDAD. Hay que vivir situaciones como estas para comprenderlo; ya dijo alguien que la conciencia es el reflejo de las condiciones materiales. Y si mis condiciones son las de la clase media, o pequeña burguesía, muy difícilmente pueda “entender” al grueso de nuestra clase.
Así fue que comenzamos a masificarnos. Recorríamos barrio por barrio, durante todo el día. Arrancábamos a las 8, 9 de la mañana y terminábamos a las 22, 23 hs., agotados, pues todo era a pulmón, ya sea en bicicleta o a pie. Realizábamos asambleas en plazas, canchas de fútbol, escuelas. Así es como entramos en relación con las manzaneras y algunos peronistas de base, que realizaban merenderos solidarios pero bajo el comando del PJ. Pronto esa gente entro en contradicción con su dirección, pues reclamaban soluciones –ante la desocupación y el hambre- que no llegaban nunca. Contradictoriamente, observaban que nosotros – con la lucha- obteníamos paliativos, con lo que la opción no era muy difícil de tomar. Ello explica el crecimiento explosivo del movimiento piquetero, por un lado, y el derrumbe del PJ por el otro.
Cuando surgimos nuestra consigna era: “Trabajo y Dignidad, ni un paso atrás”. A fines de abril del ‘97, días después del asesinato de Teresa Rodríguez, decidimos además de ponerle su nombre al Movimiento, modificar la consigna por: “Trabajo, Dignidad y Cambio Social”. En Mayo, arrancamos los primeros 80 planes, a partir de los cuales comenzamos a masificarnos. Continuamos recorriendo barrios y promoviendo movilizaciones. En agosto protagonizamos el primer corte de ruta bajo una lluvia torrencial. Pero la voluntad y la decisión triunfaron; así obtuvimos 250 planes más. La noticia corría de boca en boca y nuestras asambleas eran cada vez más numerosas. Allí pasamos a desarrollar asambleas semanales por barrio, con su propia organización y delegados. Para octubre nuestras marchas en Florencio Varela nucleaban a unos dos mil manifestantes. Ese crecimiento y la falta de cumplimiento por parte del municipio a un Acta/Acuerdo que contemplaba la incorporación de 1.000 compañeras/os más a los planes sociales, nos llevó a un nuevo corte de ruta.
Después de una semana de corte levantamos el mismo al incorporarse ese cupo; pero los dirigentes y principales activistas fuimos dados de baja, con lo que el Movimiento sufrió el primer golpe. Así fue que el 22 de diciembre iniciamos un nuevo corte de ruta que duró hasta el 4 de Enero a la madrugada que fuimos violentamente reprimidos por Infantería, Montada, dos tanquetas, guardias con perros y un helicóptero. Resistimos durante un tiempo, pero la violencia y la sorpresa (eran las 5 de la mañana) fueron superiores. 112 detenidos, varios heridos y muchísimos apaleados fue el saldo. A la media mañana la solidaridad del pueblo, con Hebe a la cabeza, se hacia sentir. A la semana estábamos en libertad, pero no sólo continuábamos de baja sino que una parte importante del Movimiento se alejó por temor a los rumores y amenazas del municipio a través de sus punteros. También contribuyo el hecho que algunos delegados se pasaran al lado del PJ. Este fue uno de los momentos más duros porque –además- no teníamos, literalmente, de qué vivir.
En el período que va de enero a mayo todos habíamos perdido varios kilos, pues lo único que compartíamos era polenta hervida y mate. Aún así, esa olla comunitaria nos permitió mantener unido al núcleo del activismo. Para mediados de mayo comenzamos a remontar la cuesta, al dedicarnos al reparto de pan en forma de cooperativa. Además, nos posibilitaba un vínculo cotidiano con los barrios.
Definiciones políticas
La primera fractura que sufrimos fue en noviembre de 1998. Un sector encabezado por Daffunchio (Luca); Sayago (Hueso) y Noccelli (Gabi) nos acusan ¡de querer politizar el movimiento! El fondo de la cuestión era que nosotros impulsábamos la formación política y poníamos como ejemplos de ello lo del MST brasilero. Para Sayago, Daffunchio, Noccelli, en cambio, la cuestión era desarrollar un movimiento “apolítico” que les permitiera realizar acuerdos con el municipio y PJ. Hoy Daffunchio es ejecutivo del Movimiento Evita, además de depender del intendente Pereyra y de defender a la burocracia sindical ante el asesinato de Mariano Ferreyra; Sayago es miembro del PO y Noccelli se ha convertido al autonomismo. Esta fractura nos obligo a comenzar casi de cero.
Por otra parte, a mediados de 2000, producto de un acercamiento con Daniel De Santis, los activistas nos incorporamos al PT (Partido de los Trabajadores), consecuentes con nuestra visión de la necesidad de desarrollar una organización política de nuestra clase y empujados por la recuperación de un tronco común (el PRT). Dicha experiencia se agoto el 25 de Mayo de 2001. Es que en febrero-marzo habían aparecido divergencias importantes que, además, ninguna de las partes supo –pudo- resolverlas maduramente. En esos meses aparece un articulo de Daniel en la prensa partidaria que, no solo postulaba la necesidad de participar en las elecciones legislativas de octubre de ese año, sino que iba mas allá al sostener que no existía otro camino –en la Argentina del 2001- para desarrollar el partido revolucionario que construirlo alrededor de la participación electoral.
Esas eran, básicamente, las definiciones de un sector del PT. Otros –entre los que nos encontrábamos nosotros y el camarada Batallés- preveíamos la posibilidad de un estallido en no mucho tiempo y caracterizábamos: a) que las masas no sólo no mostraban expectativas en la próxima contienda legislativa, sino mas bien la repudiaban; b) que la principal forma de acumulación política pasaba por alentar la acción directa, tanto la confrontación en las calles como con el gobierno. Para De Santis no existía tal situación ni posibilidad de estallido. Así fue que tanto Batallés como nosotros abandonamos el PT, aunque con algunas diferencias entre nosotros, de allí los caminos paralelos.
A su vez, desde el MTR convocamos (para abril, más o menos) a un conjunto de grupos como la CTD de La Plata; MTD Lanús; y los MTD que se habían separado de nosotros pero aún conservaban el nombre, a desarrollar una coordinación capaz de influir políticamente en el conjunto del movimiento piquetero. Contábamos, además, con una estrecha relación con Emerenciano Sena (MTD, Chaco) y “Pepino” Fernández (UTD, Mosconi-Salta). La primera reunión se realiza en Avellaneda, en la Escuela de Música Popular. De esa y otras reuniones saldrá la Coordinadora Sur. Salvo la UTD, el MTD Chaco y nosotros, el resto de la coordinadora será lo que constituirá luego la “Aníbal Verón”.
En julio se realiza el I Congreso Piquetero en La Matanza y en representación de todo este arco habla Sena, un dirigente de base, con poco conocimiento político pero muy intuitivo y combatido, dueño de un discurso inflamado, a punto tal que la política de conciliación de la CCC/FTV con Moyano –en dicho Congreso- queda herida por su crítica a la burocracia sindical. A la semana de dicho Congreso nos reunimos los distintos referentes para debatir la implementación del plan de lucha votado, que contemplaba cortes por 24, 48 y 72 horas en todo el país. Una diferencia importante radicaba en que, tanto la Coordinadora como la UTD Mosconi y el MTD Chaco, éramos partidarios de cortes totales, mientras que el eje CCC/FTV sostenía una política basada en hechos “testimoniales”, dejando carriles abiertos. En dicha reunión se ratificó cortes totales y el cumplimiento de las horas establecidas para los cortes.
Un suceso aleatorio ocurre en los días previos a la primera medida de fuerza: una cantidad importante de compañeras/os (del MTR) son dados de baja de los planes provinciales. Realizamos gestiones, obtuvimos promesas, pero todo sigue igual, por lo que el día del primer corte los compañeros/as –en asamblea- exigen medidas más radicales, como ocupar el Banco Provincia, sucursal Cruce Varela, hecho que realizamos. Esto genera una polarización en el movimiento piquetero. El eje matancero (en especial D’elia) sale por los medios a cuestionar nuestra medida, por no haber sido “acordada” en el plan de lucha, y a calificarnos como infiltrados. También desnuda la verdadera política al interior de la Coordinadora Sur, ya que sólo el MTD Solano apoya nuestra medida. Daffunchio y Noccelli, para no “comprometerse” se retiran a 300 metros del Cruce Varela. Pero mayor es la división al momento de cumplir con el tiempo de corte, pues a las 18:00 D’elia y Alderete anuncian el levantamiento de la medida “en virtud de la categórica demostración popular”, palabras más, palabras menos; pero ¡sorpresa!, lo mismo hacen los “duros” de la Coordinadora con Daffunchio a la cabeza. Aún así nosotros decidimos cumplir con el corte de 24 hs., nos quedamos y alrededor de las 16:00 desalojamos el Banco.
Al otro día, de allí mismo iniciamos una nueva marcha a La Plata, donde forzamos que nos recibieran funcionarios del Ministerio de Trabajo, los que se comprometen a solucionar el problema, para lo cual recibirían a una comisión al otro día. Grande es nuestra sorpresa cuando sale e informa a la Asamblea que no hay solución. De allí sale la propuesta de marchar nuevamente y ocupar el Ministerio. A las 04:00 comienzan a salir los primeros grupos que asegurarían la ocupación. A las 09:00 el Ministerio está ocupado y fura del edificio hay centenares de compañeras/os rodeándolo. Fruto de la medida, Aníbal Fernández (hoy Jefe de Gabinete) se compromete a encontrar una solución, por lo que abandonamos el edificio. Pero mientras estamos desconcentrando se desata una feroz represión. Hay mujeres y niños lastimados, hombres golpeados. El centro de La Plata parece una ciudad ocupada, se persiguen piqueteros hasta 10 Km. del lugar. El saldo es más de 70 detenidos, de los cuales los menores y muy pocos mayores recuperan inmediatamente la libertad. Quedamos, entre hombres y mujeres, 59 detenidos.
A la represión le sucede una campaña de amedrentamiento y difamación por parte de la Intendencia y el PJ, además de una militarización de Florencio Varela cada vez que el Movimiento organiza una marcha por la libertad de los detenidos. Esto produce, otra vez, una baja sensible en nuestras filas. Sin embargo, la militancia y un sector de masas se mantendrán firmes. Paradójicamente esa dura represión, como la ocupación antes del Banco, es lo que nos va a catapultar en la consideración de decenas de activistas, de pequeños grupos locales que comenzarán a buscar contacto con nosotros. Recuperamos la libertad el 29 de Agosto y para el 4 de Septiembre estaba convocado el II Congreso Piquetero en La Matanza.
El Segundo Congreso de La Matanza
Apenas recuperamos la libertad, nos abocamos de lleno a preparar nuestra intervención en el Congreso. Para ello teníamos acuerdos con la UTD Mosconi y el MTD Chaco y una serie de grupos del interior del Gran Bs.As., excepto el recientemente construido Aníbal Verón que había tomado otro camino y ni siquiera participa del Congreso. En total éramos 25 delegados los que fuimos al Congreso. El lugar estaba repleto, calculo 2.500 a 3.000 delegados, la inmensa mayoría (el 75%) de la CCC/FTV y CTA. La gente de la CCC y FTV no nos querían dejar entrar -fundamentalmente la FTV- bajo el argumento de que ¡íbamos a romper el Congreso! Después de varios forcejeos, de la presión de otros grupos que estaban dentro y –centralmente- del costo político que implicaba no permitirnos ser de la partida cuando acabábamos de recuperar la libertad, terminaron inclinando la balanza. Se suceden los oradores, casi todos de la CCC, FTV y la CTA. Al mediodía habla D’elia. Por parte de nuestro bloque estaba mandatado para intervenir el compañero Valencia, de la UTD Mosconi, y yo, que hablo casi a continuación de D’elia.
Subir al escenario fue toda una batalla, donde se suceden desde empujones, hasta amenazas, como las de Alicia Castro (hoy embajadora en Venezuela), por ejemplo. Mi intervención –en polémica abierta con FTV y CCC en cuanto a qué había que hacer- polariza el Congreso. Ardura y D’elia – confiados en el 75%- deciden someter a votación las dos mociones; pero tremenda es la sorpresa cuando advierten que el 55% de las manos (vistas desde el escenario) apoyan nuestra propuesta. Aunque hubiese sido un 50 y 50 ya esto era un golpe tremendo a la política de conciliación de clases que expresaba el eje matancero y, además, en su propia casa. “Chiquito” Ardura, advirtiendo una derrota catastrófica, propone un cuarto intermedio para consensuar un documento en común, lo que implicaba modificar el proyecto original. Aceptamos el cuarto intermedio, pues la opinión de las bases había sido tajante, y sí o sí iba a reflejarse en el documento final.
Además, a ninguno convenía una fractura de dicha asamblea. Terminado el cuarto intermedio, se me invita a subir al escenario como forma de expresar el consenso alcanzado. Terminada la lectura, tomo la palabra para alentar la combatividad y unidad puesta de manifiesto por los delegados y anuncio que nos retiramos en ese momento. La CCC nos solicita quedarnos hasta el final, pero no aceptamos. Sabíamos que hacía una 5 horas que Julio Piumato se encontraba en un coche en los alrededores, esperando el momento para entrar y cerrar la Asamblea. Moyano no había ido por temor a una nueva silbatina. Nuestra retirada tenía que ver con que intuíamos – por la combatividad de los delegados en el debate- que Piumato sería silbado y no queríamos ser el pato de esa boda.
El Bloque Piquetero Nacional
El documento aprobado en La Matanza, además de una plataforma de medidas económicas y políticas de cara a la crisis, realizaba una llamada a la III Asamblea para antes de fin de año, pues preveía (todos) que una rebelión popular estaba en curso. Es por ello que a la semana viajamos hasta el Barrio María Elena a conversar sobre dicha convocatoria, pero era claro que la CCC/FTV no quería más asambleas.
Desde el MTR, convocamos a una serie de reuniones en Florencio Varela, de la que participan grupos más afines, como la UTD Mosconi, el MTD Chaco, UTL de Guernica, Casa del Pueblo de Capital Federal, y otros que posteriormente darán lugar en lo que es hoy la CUBa y la FTC. Nuestra propuesta fue –ante la crisis en ciernes- gestar un bloque de carácter clasista capaz de disputar la dirección del movimiento al eje matancero. Éramos conscientes de la necesidad de una herramienta de alcance nacional que fuera más allá de la mera coordinación y capaz, al mismo tiempo, de gestar unidad con el sector ocupado. Por eso propusimos –cosa que fue aceptada pero con grandes reservas- invitar al PO (Partido Obrero) a ser parte de dicho Bloque. Se me designa para dicha tarea, por lo que comunico con Christian Rath y concertamos una reunión en un bar en Constitución, el “Tren Mixto”. Allí concurren Rath y Pitrola por el PO. Les expongo el motivo de la reunión y visión sobre situación y tareas por delante, como la importancia de que fueran parte de este proyecto. En la charla hay coincidencias importantes pero piden unos días para contestar, lo que va a ser afirmativo.
Así es que el BPN (Bloque Piquetero Nacional) hacía su aparición pública el 5 de Diciembre de 2001 con una concentración frente al Ministerio de Trabajo de Nación y posterior movilización a Plaza de Mayo. La consigna que encabezo la columna decía: ¡Fuera Cavallo! Sabíamos que sumar al PO –dueños de una estructura de cuadros a nivel nacional- significaba una relación absolutamente asimétrica con una fuerza que –además- no caracterizamos como revolucionaria. Pero, al mismo tiempo, no desconocíamos la importancia de un instrumento como el que estábamos construyendo para nuestra clase. Además, siempre nos animó el refrán popular que dice que es preferible ser cola de león que cabeza de ratón. En el 2002 el BPN se convirtió en el catalizador de las luchas y el referente del movimiento piquetero. A fines de enero se sumaba el MTL. Los límites de una política basada en una conciliación de clase, hicieron eclosión y oscurecieron el papel del eje matancero, y los sucesos del Puente Pueyrredón terminaron por desplazar al punto de regencia. Ya no sería la Ruta 3 –ni el Oeste- la brújula del movimiento de lucha, sino Puente Pueyrredón y la zona sur del conurbano. Y ello sólo fue posible por el rol del BPN y la ANT, capaz de arrastrar –por política y peso en las calles- al autonomismo de la Aníbal Verón, el populismo de Barrios de Pie y el oportunismo del MIJD de Castells.
Un balance mínimo de esa coyuntura excepcional, donde florecieron también las Asambleas Populares, nos indica que nos faltó claridad política, como también, que una crisis así debe llegar con herramientas previamente construidas, con una cantera de cuadros capaces de no dejarse arrastrar por la mera lucha económica. La profusión de planes y mercadería –siempre menor a las necesidades- nos metió en un callejón que no supimos abordar adecuadamente. A punto tal que nos “olvidamos” de imponer –por lo menos- una ley que universalizara el derecho a la asistencia social, acabando así con la política clientelar del Estado. Condiciones para lograrlo había de sobra. Esta pérdida de rumbo –por el crecimiento masivo, entre otras cosas- nos imposibilitó pensar política a fondo, de muñirnos de propuestas transicionales capaces de permitirnos abordar la nueva etapa en mejores condiciones. Pero si nosotros mostramos nuestros límites, ni que decir de los partidos que hace 35 años que conservan la misma estructura y la misma dirección.
Último acto de un ciclo
Intentando encontrar una salida a lo descripto, el MTR debatió el tema para el mes de septiembre/octubre de 2002. La mayoría sostenía que el pico de la crisis había pasado y que lo más probable es que se resolviera en los marcos institucionales del sistema. Posiblemente fuera también ésta la evaluación del Gobierno de Duhalde –y de las clases dominantes- para intentar cerrar la hendija abierta por la rebelión, con una represión.
La reacción popular mostró que aunque no había fuerza para una salida extra-institucional, tampoco la había para una represión social. Así quedó cerrada la suerte reeleccionista de Duhalde y fuertemente condicionado el próximo gobierno burgués. En esa circunstancia nuestra propuesta fue unir las tres expresiones de lucha que se destacaban en los últimos años, ganando un lugar en la conciencia popular: el Movimiento de DDHH referenciado en Madres de Plaza de Mayo, el Piquetero encarnado en “Pepino” Fernández, y el Movimiento de Asambleas Populares referenciado por Luis Zamora. No nos alentaba ninguna carrera electoral, sino el convencimiento de que bajo el “paraguas” de la participación electoral se podía unir y poner en pie un Movimiento Político de alcance nacional y capaz de ofrecer una salida por fuera de los marcos del sistema, como un lugar de debate y pertenencia a todo el pueblo trabajador. Ni que decir el rol de la fragmentación en ciernes. “Pepino”, Sena y Barrios de Pie, acordaban y acompañaron esta propuesta, pero la defección de Luis Zamora lo volvió inviable, o al menos así lo pensamos. A continuación, el sector de nuestro MTR que no acordaba con la necesidad de la batalla electoral, se alejo. Y lo que siguió es parte de otra historia.
frentedeaccionrevolucionaria@gmail.com
EL AROMO – Periódico Cultural Piquetero Nº 57 (noviembre-diciembre) de 2010
EL PAIS › LOS EMPRENDIMIENTOS DEL TERESA RODRIGUEZ, UNO DE LOS GRUPOS PIQUETEROS
La rebelión viene con granja
Creían que se iban a comer los chanchos, pero ellos los guardaron como reproductores. El chiquero es una de las últimas adquisiciones del Movimiento Teresa Rodríguez, a tono con la idea de sus dirigentes de que “si la gente no ve que las organizaciones sirven para solucionar sus problemas, no te escucha, aunque vos tengas las ideas más brillantes”.
Por Laura Vales
Los piqueteros del sur del conurbano tienen un episodio fundacional, una protesta que identifican como el momento de nacimiento de sus organizaciones. Fue un corte de ruta en Florencio Varela, en octubre de 1997, en la que mil doscientos desocupados se organizaron para reclamar planes de empleo que el PJ les había prometido antes de las elecciones, pero que les negó una vez que éstas pasaron. Nunca antes había habido en el distrito una movilización de esa magnitud, en la que los manifestantes –con sus mujeres y chicos– permanecieron durante cinco días negándose a despejar el lugar hasta ser escuchados. La policía amagó con desalojarlos por la fuerza varias veces, acercándose con perros y palos, pero el apoyo de los vecinos era fuerte y con cada día que pasaba se iba sumando la solidaridad de otras organizaciones. A la cabeza de la protesta estaba Roberto Martino, un dirigente todavía poco conocido del recién creado Movimiento Teresa Rodríguez. Cuando el piquete entró en su quinto día, el Gobierno les otorgó los mil subsidios que reclamaban. El triunfo fue un ejemplo para decenas de comisiones barriales de desocupados que en el Gran Buenos Aires buscaban una manera de organizarse sin todavía encontrar mecanismos efectivos, y deliraban con debates sobre si pedir asistencia era humillante o exigían subsidio al desocupado de 600 pesos. A diferencia de los grupos que subestimaban los planes de empleo como reivindicación, Martino planteó tres criterios que en adelante se generalizarían: aceptarlos, usarlos para organizarse y continuar la movilización por medidas de fondo. En esa definición muchos reconocieron una señal de su capacidad de liderazgo, así como en lo que siguió inmediatamente detectarían sus limitaciones. Dos meses más tarde, en la Navidad del ‘97, Martino impulsó un corte más duro, esta vez con pocos manifestantes que sostuvieron en la ruta una postura a todo o nada. El 3 enero del ‘98 los reprimieron mal; los dirigentes barriales saben cuánto cuesta volver a empezar después de esas represiones. Esta tensión atraviesa toda la historia del Movimiento Teresa Rodríguez, se repitió más tarde en otros episodios y acompaña de la misma manera la propia biografía de Martino, si es que la historia de las organizaciones y la de sus dirigentes puede contarse como si fueran caminos independientes. Nació en 1951, en Tucumán, el mayor de tres hermanos. Su madre, Paula, era ama de casa y su padre, Roberto, obrero y sindicalista del ingenio de Santa Lucía. “Crecí en una época de fuertes conflictos gremiales”, recuerda en diálogo con Página/12. “De chico vi cómo los huelguistas soldaban la rueda de los vagones a las vías, para impedir que saliera la producción, y en una oportunidad llegaron a amenazar con hacer volar el depósito de alcohol del ingenio.” Estudió en la capital de la provincia, San Miguel, donde empezó su vida política durante el colegio secundario, primero en el Partido Comunista Revolucionario y después en el PRT. A principios de los ‘70 participó en algunas acciones armadas (“de reparto, como copar un supermercado y llevar la comida a las barriadas”), por las que estuvo preso del ‘71 al ‘73. Vive en Florencio Varela desde 1976. Allí fundó, en 1997, el Movimiento de desocupados que encabeza. Emprendimientos El Teresa Rodríguez es la organización piquetera más antigua de la zona sur, donde agrupa a unos seis mil integrantes. Cristina Castro, una mendocina de 46 años, militante del MTR hace dos, acompaña a este diario en un recorrido por sus emprendimientos. En Florencio Varela el Teresa Rodríguez tiene un fuerte trabajo en salud, con un laboratorio de análisis clínicos y un consultorio médico; hay 14 comedores, una fábrica tomada donde se dictan clases de apoyo escolar y un campo en préstamo en el que siembran y crían animales. El laboratorio hace análisis a precio de costo. Desde los consultorios médicos salen grupos de salud que visitan casa por casa, haciendo prevención. Cuando encuentran casos de desnutrición, por ejemplo, cocinan especialmente para ese vecino. Los talleres y el proyecto de salud tienen ya un desarrollo de varios años. La granja, en cambio, es una novedad. La están armando a partir de la reciente adquisición de animales, veinte chanchos donados por la Sociedad Rural (y la promesa de 50 vacas lecheras) luego de una ruidosa manifestación frente a su sede céntrica de la calle Florida. Los desocupados esperaron a un día en que hubiera reunión de los hombres de campo y se movilizaron hasta la entrada con bombos y carteles, más mujeres que hombres. –“Dennos las vacas”, gritaban las compañeras en la puerta del edificio mientras adentro sesionaba el directorio –reconstruye Cristina. En torno al chiquero se ha reunido un grupo de curiosos y se escuchan algunas risas. Una comisión fue invitada a ingresar y explicar sus motivos. Que querían los animales para empezar con la granja, que con los planes lo máximo que podían comprar era alguna gallina, que los iban a usar para reproducción. Les mandaron los chanchos hace unos días. Los instalaron en un chiquero con atención veterinaria y ronda de vigilancia nocturna. “Y ahora van a venir a ver si están vivos, porque ellos creen que nos los comimos”, asegura la guía. –Está bien que tengamos hambre, pero no somos tontos —dice una voz en la rueda–. A éstos los guardamos para reproducir. Volver a las fábricas Martino dice que empezó a trabajar políticamente en los barrios en el ‘83, al final de la dictadura, pero que le llevó más de diez años entender cómo. “Acumulábamos y perdíamos, acumulábamos y perdíamos, todo el tiempo era así.” –¿Por qué cree que les pasaba? –Porque nucleábamos con la lucha reivindicativa, y después... Por ejemplo, dimos una pelea para instalar en una escuela un gabinete psicopedagógico, se juntaron muchos vecinos, conseguimos que lo abrieran. Pero después les hablábamos de la lucha armada, de la revolución social... y no volvía ni uno. La gente nos elegía para dirigir la sociedad de fomento, pero cuando queríamos pasar al otro tema (y nosotros estábamos desesperados por la cuestión política), ahí se nos iba todo de las manos. Cuando nos dimos cuenta de eso, creo que recién ahí empezamos a caminar. Entendimos que para poder trabajar con la gente nos teníamos que ganar su confianza. Si la gente no ve que las organizaciones sirven para solucionar sus problemas, no te escucha. Aunque vos tengas las ideas más brillantes. El local del MTR tiene el único tanque de agua potable en una zona de napas contaminadas, generadoras de enfermedades. Cristina conoce bien las consecuencias del tema porque es enfermera, y aunque ahora esté desocupada y el MTR tenga su propio consultorio médico, lleva diariamente bidones con agua pura a la salita de atención municipal “para que los médicos puedan lavarse las manos”. El barrio tiene calles de tierra, veredas de tierra, casas sin revocar. En las esquinas la distribuidora eléctrica acaba de colocar un nuevo sistema para evitar que la gente se cuelgue con conexiones clandestinas. Los técnicos tuvieron que ir acompañados de la Gendarmería para poder instalar esas cajas anticuelgue, lo que no impide que la empresa mande sus facturas considerando al barrio como zona residencial. El principal problema de sus habitantes es la falta de trabajo. Cristina crió dos hijos. El mayor ya tiene 24 años, se recibió de bachiller y está desocupado. “A veces le salía alguna changa, como viajar a la Capital para juntar cartuchos de tonner de la basura”, cuenta por el camino. –¿El MTR acepta la propuesta del Gobierno de que las empresas tomen beneficiarios del plan Jefes de Hogar? –Todavía no lo hemos discutido a fondo –dice Martino–. El problema tiene dos costados, porque sería una forma de bajar los salarios, pero a la vez cualquier compañero nuestro al que le ofrezcan 450 pesos va a ir a la fábrica. Así que desde mi punto de vista hay que ir, pero organizados, para que el movimiento piquetero sea el interlocutor frente a la patronal y al Estado de las condiciones laborales. “Confrontar fue un acierto” Históricamente, el Teresa Rodríguez ha sido el portavoz de las posturas más duras del movimiento de desocupados, expresando las propuestas y realizando a cabo las acciones de mayor confrontación. Durante el primer plan de lucha piquetero a nivel nacional, para el que se habían anunciado cortes de ruta pacíficos con vías alternativas, el MTR tomó un banco y provocó un pequeño escándalo mediático con una discusión en vivo y con Luis D’Elía, el titular de la Federación de Tierra y Vivienda (CTA). Tres días más tarde ocuparon un ministerio en La Plata que terminó con la detención en masa de sus piqueteros. Visto hacia atrás, Martino no lo considera un error, sino un acierto. –¿Por qué lo cree? –Porque a partir de ahí fue que crecimos. Sumamos gente en Lanús, en San Martín, en La Matanza, en Quilmes, diferentes grupos que venían trabajando se acercaron a nosotros, vieron que estábamos dispuestos a hacer lo que hubiera que hacer para garantizar nuestros derechos. –O sea que cuando la CTA y la CCC plantean que los cortes totales sólo consiguen enfrentar a los desocupados con la clase media... –No sé hasta qué punto realmente es cierto eso. Los sectores medios hicieron el 19 y 20 de diciembre, también lo de Corrientes. ¿Hasta qué punto es cierto y hasta qué punto no forma parte de la estrategia publicitaria de los sectores dominantes? Porque nosotros no solamente crecimos dentro de los desocupados, sino que a partir de estos hechos y esta publicidad se comenzaron a acercar sectores medios. Y muchas de las cosas que pudimos hacer después fue por eso. –¿Cree que las organizaciones más grandes, como las de D’Elía y Alderete, lo son nada más que porque el Gobierno les otorgó mayor cantidad de planes? –Pienso que la CCC tiene detrás un partido a nivel nacional y eso les permite avanzar mejor. Cuando toman una decisión, tienen militantes en todo el territorio que trabajan en el mismo sentido. Como propuesta de trabajo, en el Teresa Rodríguez están planteando la idea de que los cortes de ruta tienen que dejar de ser el principal método de lucha piquetero y dar un salto hacia las ocupaciones de tierras y de fábricas, para ocuparse de producir. Su razonamiento es que de otra forma será improbable generar trabajo genuino, que si los desocupados no encaran la resolución del problema por sí mismos, uniéndose a otros sectores, seguirán haciendo piquetes testimoniales sin conseguir más que subsidios. En el MTR se definen como un movimiento social y político de línea guevarista. Tienen un discurso muy crítico hacia los partidos políticos y se oponen a que las organizaciones piqueteras se involucren en la pelea electoral. Para su organización interna siguen el modelo de centralismo democrático, que obliga a aceptar los acuerdos después del debate previo, tienen una mesa de conducción que toma las decisiones y va marcando el rumbo político, que es debatido a su vez en asambleas barriales semanales. En la interna piquetera lo critican por arrastrar los errores de la militancia de los ‘70, con actitudes soberbias y una lógica vanguardista. Invitado habitual de los programas de Mariano Grondona, Martino conoce bien cómo llamar la atención, tenga al público que tenga. “Muchachos, no hay que engañar al pueblo, lo único que crece desde abajo es el pasto”,dijo durante un debate en la Universidad de las Madres, en una intervención que se volvió célebre en el mundo piquetero. En la entrevista con Página/12 tampoco puede con su genio. Ya contó su paso por el ERP, relató que hasta el ‘85 el debate en su ámbito era el de desarrollar un aparato militar, agregó que hasta avanzados los ‘90 siguió aferrado a ese deseo, historió su trabajo territorial subrayando que la gente lo referenciaba sobre todo por la quema de una comisaría ante un caso de gatillo fácil, se demoró en el debate sobre la reconstrucción o no de la guerrilla. –¿Y en qué momento empieza la historia del Teresa Rodríguez? –le pregunta Página/12 cuando se hace un silencio. Y él: –Todo lo que les conté es la historia del Teresa Rodríguez.
Entre los elementos secuestrados ayer a la madrugada por la Policía en un allanamiento a un local del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), por los incidentes del domingo en un acto por la creación del Estado de Israel, se encontraron listados de beneficiarios de planes sociales manejados por esa agrupación.
Así se lo dijo ayer a Clarín Carina Lourenço, encargada de una cooperativa que también maneja el MTR y que fabrica guardapolvos que luego distribuye gratuitamente el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. El sistema de cooperativas está extendido a diversas organizaciones sociales para todo tipo de emprendimientos.
Consultado por Clarín, Emilio Pérsico, subsecretario de Comercialización de Economía Social del Ministerio de Desarrollo nacional, dijo desconocer el dato de los planes manejados por el MTR. "No creo que tengan planes", sostuvo.
El ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, había cuestionado el financiamiento del MTR, cuya rama política adscribe al Frente de Acción Revolucionaria (FAR), la organización que el domingo irrumpió en el acto por el 61° aniversario de la creación del Estado de Israel (ver "Fernández...").
El allanamiento empezó en la noche del martes y terminó a las 5 de ayer. Fueron detenidas diez personas y se secuestraron tres armas de fuego, veinte bombas molotov, gomeras, bulones y clavos tipo "miguelitos", según dijeron fuentes de la investigación.
"Quedaron detenidos por ambas cosas", dijo una fuente judicial, en referencia tanto al ataque del domingo pasado como al hallazgo de las armas en el comedor comunitario. "Por lo que me dijeron otras personas, las armas no estaban en el local", expresó el abogado de los detenidos, Martín Alderete.
El allanamiento fue ordenado por el juez federal Claudio Bonadio luego de cotejar en internet la información sobre el MTR y su pertenencia a la agrupación que protestó de manera violenta el domingo, el FAR. La dirección del local fue extraída justamente de la página de internet, según revelaron fuentes judiciales.
Los detenidos serán indagados hoy por Bonadio, quien ya cumplió el martes similar trámite con las cinco personas arrestadas por los incidentes del domingo. Sólo uno de ellos, Leonardo del Grosso, ex integrante de la agrupación Quebracho, aceptó declarar ante el juez. Pese a las pruebas que hay en su contra, dijo que se defendieron de un ataque de gente del acto.
El local allanado queda en Bruselas 178, Florencio Varela. Allí también funcionaba una panadería y se hacen las reuniones políticas de la agrupación. Algunos de los detenidos incluso viven en ese local, según dijo Lourenço.
"Este es un movimiento social, no un grupo terrorista", se quejó la mujer, a quien le pareció "un poco rebuscado" que la Policía haya encontrado dentro del local las armas secuestradas.
Los detenidos fueron identificados por sus compañeros como Darío Díaz, Pablo Pasemis, Ramona Torres, Andrea Benítez, José Andino, Baltasar González, Alfonso Sánchez, Magdalena Mansilla, Fabián Cruz y Marciano Barrios. Tres de ellos toman medicación ya que uno es asmático, otro hipertenso y otro diabético.
Los primeros cinco detenidos (Del Grosso, Viviana Segovia, Damián Vekelo, Daniel Terzano y Osvaldo Vázquez) están acusados de integrar una agrupación "que quiere imponer sus ideas por la fuerza", según dijeron en Tribunales. Ello agravado por presunta violación de la ley antidiscriminatoria. Esto es porque en los volantes que querían repartir el domingo había una cruz esvástica, el símbolo del nazismo. Además, lanzaron consignas antisemitas.
El ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, dijo ayer que los responsables del ataque al acto por Israel tienen como "rehenes" a los pobres con los planes sociales.
Fernández se refirió a imágenes televisivas que mostraban a presuntos punteros tomando lista a los manifestantes durante la protesta del martes frente a los tribunales de Comodoro Py a favor de la liberación de los detenidos.
"Están porque necesitan del beneficio para vivir", agregó. Un vocero de Fernández afirmó que el ministro "no sabía", hasta anoche, que la Justicia les había secuestrado 800 planes sociales en Florencio Varela y que se refería a hechos en general.
Fernández contó que en el 2000 cuando era ministro de Trabajo del gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, un grupo de piqueteros encabezado por Roberto Martino, el actual vocero del FAR, tomó su cartera por varias horas.
"Cuando acababa de entrar a mi oficina intentaron entrar unas 200 personas (al Ministerio) y después entraron y lo tomaron todo. Los cuatro pisos, y estuvieron desde las 7.30 hasta las 12 del mediodía".
"Después detuvimos 59 personas, entre ellas a este cachivache (de Martino) que estuvo 40 días detenido" hasta que obtuvo una decisión judicial que lo benefició, agregó Fernández.
Luego, Martino fue uno de los fundadores del Movimiento Teresa Rodríguez.