“Detrás del marketing electoral III”
“Detrás del marketing electoral” busca desentrañar los proyectos económicos que se esconden detrás de los discursos políticos y la parafernalia propagandística y mediática.
En esta edición abordaremos el proyecto económico que se esconde detrás de los globos amarillos y los nombres de pila. No es tan sencilla la tarea. Un Macri mejor asesorado ya no hace afirmaciones como las que hacía en 2009 cuando hablaba de: “Privatizar Aerolíneas, privatizar de nuevo la jubilación, privatizar Aguas”. Por eso, para correr el pochoclo y ver lo que se esconde detrás, repasaremos los antecedentes de los principales economistas de “Mauricio”, la gestión económica del PRO en la Ciudad de Buenos Aires y sus posicionamientos ante la coyuntura reciente. Si hay un eje que condensa el pensamiento económico del PRO es la crítica a la intervención estatal en la economía.
Lo que demostraron hasta ahora
El PRO podrá dar la imagen de un partido nuevo pero sus economistas cuentan con una larga trayectoria. Carlos Melconian, dueño de la consultora M&S y ex candidato a senador del PRO, fue jefe del Departamento de Deuda Externa allá por 1982, donde se ocupó de hacer pasar como legítimos los fraudes cometidos por multinacionales y grupos locales, en el marco del proceso de estatización de la deuda que le costó al Estado nacional millones de dólares. Entre otros antecedentes podemos nombrar también su candidatura a ministro de Economía de Menem en 2003. Su colega Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad hasta que en 2013 asumió como diputado por el PRO, también puede contar su experiencia bajo gobiernos neoliberales: en 2001 como secretario de Política Económica llevó adelante el recordado recorte del 13% a jubilaciones y salarios del sector público. La tríada de los economistas más importantes del PRO la completa Rogelio Frigerio, actual presidente del Banco Ciudad y quien suena como candidato a vicepresidente de Macri. Para no ser menos, también formó parte de la gestión económica de Menem como secretario de Programación Económica.
La tradición antiestatista del PRO no se resume sólo a declaraciones. En el congreso se empeñaron en votar en contra de cada medida que implicó mayor intervención estatal. En 2006 votaron en contra de la nacionalización del sistema de aguas y la creación de la empresa estatal Aysa. En 2008 se opusieron fuertemente a las retenciones móviles. Ese mismo año se opusieron a la eliminación de las AFJP y a la vuelta de las jubilaciones al sistema estatal de reparto. Un año más tarde votaron en contra de la ley de medios y una vez aprobada impulsaron su derogación. En 2012 fueron el único bloque relevante que se opuso a la nacionalización de YPF. Llamativo entonces podría resultar lo visto hace semanas cuando el PRO votó a favor de la nacionalización de los ferrocarriles, sin embargo, tal como argumentó Sturzenegger este apoyo fue producto de que la ley contempla el control estatal de la infraestructura pero deja la puerta abierta al mercado en lo que respecta al manejo de los trenes.
Lo que prometen en caso de ser gobierno
En su afán por el “libre mercado” plantean que de ser gobierno eliminarían las retenciones a las exportaciones, quitándole así carga tributaria a uno de los sectores más acaudalados del país como es el agro, y la eliminación de los controles a la compra de dólares, con el propósito de liberalizar el mercado de capitales. La vuelta al financiamiento externo en forma de endeudamiento también está presente en el PRO. Por ese motivo celebraron las políticas del gobierno nacional de acercamiento a los mercados internacionales y promueven el acuerdo con los fondos buitres tal como se desprende de las declaraciones del propio Macri “así como hizo con el Club de París, con el error de confiscación de YPF, y con los juicios en el Ciadi (tribunal del Banco Mundial de resolución de demandas de inversores), hay que resolver este tema”.
El modelo de endeudamiento ya lo viene implementando el macrismo en la ciudad ya que el stock de deuda pasó de 587 millones en 2007 a 1.925 millones de dólares estimados para el final de este año. Cabe destacar que esta deuda fue utilizada para solventar gastos corrientes y no en la infraestructura prometida, contradiciéndose con su propio discurso donde los equilibrios fiscales son fundamentales.
El mito del “libre mercado”
Hoy desde el PRO se intenta barrer con la política y la ideología, hacer pasar todo como una cuestión de gestión pero probablemente el proyecto del PRO sea el más ideológico de quienes aspiran a la presidencia. Lo que busca el PRO es algo conocido, reducir la intervención del Estado e impulsar el “libre mercado”. Pero el “libre mercado” no existe en el mundo y tampoco en Argentina. No por la intervención del Estado, sino porque en nuestro país un puñado de empresas controlan la economía: el 50% de las exportaciones se concentran en 20 empresas, un tercio de lo que produce el país lo hacen 100 empresas. La desregulación de los ´90 derivó en un incremento de la concentración económica que durante esta década no fue revertida en absoluto. Es la propia “lógica de mercado” la que convierte los derechos en negocios. Por eso no sorprende que tal como se expuso en Cambio 14 “El porcentaje del gasto educativo sobre el presupuesto se redujo desde casi un 28% en 2007 a menos del 21% previsto para 2015, el más afectado fue el gasto en infraestructura. Algo similar ocurre con el gasto en salud pública que bajó de casi el 23% del total del presupuesto en 2007 a menos del 19% proyectado para 2015”. Por otro lado, es la “lógica del mercado” la que lleva a que la producción se guíe simplemente por un criterio de rentabilidad y no por las necesidades del país.
Si bien el resto de los aspirantes también se perfilan por derecha, no se observan definiciones tan claras ya que prima el oportunismo tanto en sus declaraciones como en sus posicionamientos concretos. Particularmente el oportunismo será el que debamos remover para desentrañar el proyecto económico de Sergio Massa.
Por Pablo Wahren