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Puede que en la Zona algo quede al azar, pero detrás de cada acción importante está el planeamiento, asegura uno de sus directivos
Casi todos los organismos centrales del Estado, liderados
por Planificación Física y la Oficina, participan en el
planeamiento de esta, explica el ingeniero José Ignacio
Galindo. (Foto: JORGE LUIS RODRÍGUEZ RIVERA)
“Las zonas especiales son productos que hay que vender, a inversionistas en este caso”, explica el ingenieroJosé Ignacio Galindo, director de Planeamiento y Desarrollo de la Oficina.
“En el mundo hay más de tres mil 500, cuyos éxitos y errores estudiamos antes de abrir la nuestra, en la cual identificamos posición geográfica, y una bahía y un puerto de muy buenas condiciones, entre las fortalezas”.
Su planeamiento, fruto del trabajo de profesionales de muchos organismos, considera esas condiciones, las demandas de los inversionistas y las fortalezas de espacios similares en el Caribe, añade el especialista.
Mientras en el mundo abundan las zonas especiales con muchas construcciones, asfalto, hormigón, densas nubes de smog y gente con tapabocas para filtrar el aire que respiran, Mariel -donde existe incluso un bello manglar- se plantea el manejo sostenible del medioambiente cumpliendo para ello las normas más altas de calidad.
Otro principio de la primera ZED cubana, señala Galindo, es aprovechar al máximo los adelantos tecnológicos de la era del WiFi, la Internet y la transmisión de datos por cables de fibra óptica.
Un primer centro de negocios que ahora mismo se construye
figura entre las obras en ejecución en el Sector A.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“La casi totalidad de los organismos de la Administración Central de Estado, liderados por el Instituto de Planificación Física y nuestra Oficina, participan en el planeamiento de la Zona, que incluye espacialmente todo y controlar que se cumpla, con un umbral de 15 años -hasta 2030-, que se adecua según varíen las condiciones, sin perder los principios”.
El desarrollo de una zona especial no termina, afirma el ingeniero, pues, como producto, se cambia según las demandas de los clientes. En esta tarea compleja, inédita hasta ahora en Cuba, participa como asesora una compañía francesa, de las primeras del mundo en el tema, refiere el directivo.
Según afirma, están diseñados con claridad los servicios que necesitarán los clientes: desde bancos, salones, oficinas para arrendamientos, hasta restaurantes y centros de servicios generales, para poder trabajar y sentirse bien.
Respecto a obras, Galindo señala que el país invierte gran cantidad de recursos materiales y financieros en la infraestructura de la Zona, donde ya han construido 21 km de vías férreas y reparado otros 57; más de 15 km de nuevos viales, y ahora se erigen 11 pasos superiores (puentes) para los trenes, que permitirán a estos aumentar su velocidad. Prosigue, asimismo, el dragado de la bahía.
Alrededor de cuatro mil constructores dirigidos por unos 250 ingenieros, y agrupados en la Empresa de Construcción y Montaje Mariel, trabajan en esos y otros objetivos, como el primer centro de negocios, la preparación de parcelas para los inversionistas y la Zona de Actividades Logísticas. Todo en el Sector A y como parte del plan de inversiones hasta 2020.
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Viales y líneas férreas nuevos o reconstruidos conectan a la Zona Especial con las redes nacionales de carreteras y ferrocarriles, para asegurar el traslado de mercancías y pasajeros. (Foto 9: Cortesía de la Oficina de la ZEDM / Foto 10: CARIBBEAN PROFESSIONAL SERVICES LTD.) |
La constructora tiene regímenes de trabajo y salarios especiales, y los tiempos de los procesos inversionistas se aceleran de acuerdo con normas específicas para la ZEDM, que junto a otras medidas contribuyen a la puntualidad y la calidad, sin que ello suponga la perfección.
Según el planeamiento, solo el Sector A, que es nueve por ciento de la ZEDM, llegará a tener entre 70 mil y 120 mil trabajadores. La Zona completa abarca 465 km2, equivalentes a 66 por ciento de la superficie de Singapur y a una extensión mayor que la de los territorios de 51 estados miembros de la ONU, destaca el entrevistado.
“Esa gran área tiene como justificación la mirada larga hacia el futuro, en condiciones diferentes, y la previsión de evitar que suceda lo que en otras zonas, que se han visto saturadas y obstruidas, y lejos de ganar, pierden clientes y beneficios”.
Llegó la ZAL
Una de las dos naves recién terminadas, y en estos
momentos ya en servicio, para el agrupe y desagrupe de
mercancías en la Zona de Actividades Logísticas del Sector A.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
A la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), ubicada en el área 5 del Sector A, muy cerca del puerto, “algunos le dicen los pulmones de la Terminal de Contenedores”, comenta José Carlos López, joven ingeniero y especialista principal de la unidad básica inversionista que labora allí.
“Así la llaman porque descongestiona la Terminal”, aclara, y apunta que en una primera etapa fueron terminados y entraron en funcionamiento dentro sus límites, a finales de julio, una primera base de almacenes, con un frigorífico de mil 200 toneladas de capacidad, en cuatro cámaras, que “aireará” el patio de contenedores refrigerados de la TCM.
Además, un depósito para cerca de tres mil 500 contenedores vacíos, con instalación de fregado y nave para reparaciones, así como dos naves de almacenamiento, con diez mil metros cuadrados, para el agrupe y desagrupe de mercancías, en lo fundamental.
Una segunda etapa, en 2016, para la cual ya se trabaja, incluirá en 17 hectáreas, en un primer momento, cuatro naves solo para almacenaje, algunas de 100 o más metros por 60 o casi 50 metros, así como un almacén a cielo abierto de aproximadamente 15 mil metros cuadrados.
En un segundo momento, anticipa José Carlos, se edificarán otras cuatro naves y un área más de almacenamiento a cielo abierto.
Talento joven en la TCM
No solo modernas tecnologías, sino también profesionales de nueva generación, con ganas de hacer, identifican a la instalación portuaria de la ZEDM
Yanelis, 27 años, ingeniera hidráulica.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
En 2012, cuando la Terminal estaba en construcción, “los días de lluvia había que atravesar casi un kilómetro con el fango casi al tobillo, por el patio de contenedores, para llegar al edificio donde estábamos”, recuerda Yanelis Téllez, ingeniera hidráulica del área de mantenimiento de infraestructura en la TCM, “nacida y criada” en el pueblo de Mariel.
A sus 27 años, y tres de graduada en la Cujae, es especialista supervisora del mantenimiento de la parte civil e hidráulica, los sistemas de drenaje y contra incendios, e interviene directamente cuando ocurre alguna avería.
Es fundadora de la Terminal. La diferencia de cuando algunos le decían a esta Fango al pecho, a hoy, es abismal, asegura. “Las condiciones son bastante buenas. Hay lo fundamental que sueña todo recién graduado: trabajo y todos los medios para trabajar.
“Además, existe un buen ambiente. Si caminó la Terminal, seguro vio que casi todos aquí somos jóvenes. Nos sentimos bien. Nos atienden cuando planteamos alguna inquietud o problema, y sobre todo nos dan mucho trabajo. Y eso da ganas de seguir, compromete mucho más con la tarea.
“Si algo falta creo que es autoprepararnos mejor, porque aquí todo es tecnología de punta, software del primer mundo. Gracias a que hemos estado trabajando y a la vez capacitándonos, la Terminal funciona sin problemas, pero hay que estudiar más.
“Sueño que se cumpla lo proyectado y ver toda la Zona crecer, y poder participar, ayudar, aportar mis conocimientos, que por mi juventud son pocos, pero estoy dispuesta a entregarlos”.
Poner las piedras
Reydel, 27 años, ingeniero en telecomunicaciones.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
Reydel Blanco hace poesía sin querer, o quizás queriendo, vaya usted a saber, cuando dice recordando los inicios de la TCM: “Había que cambiar las cosas, y si no veníamos nosotros a hacerlo, nadie iba a venir en nuestro lugar. Teníamos que poner las piedras para acabar con el fango.
Tiene 27 años. Empezó en la Terminal en agosto de 2013, “con el puerto en plena construcción, en condiciones un poco fuertes, con las oficinas en un edificio que ya existía y al que bautizaron el Elefante blanco”.
Es habanero, de Diez de Octubre; ingeniero en telecomunicaciones, graduado en 2011 en el ISPJAE. Trabaja en el departamento de Infocomunicaciones, donde dirige el grupo de redes y sistemas, que atiende tanto redes cableadas como inalámbricas, servidores, telefonía, radiocomunicaciones, todo lo cual se articula en un complejo sistema como parte de los soportes de alta tecnología que hacen funcionar las enormes grúas STS y otros equipos de la Terminal.
En todo eso “vamos ganando experiencia”, afirma Reydel, quien agrega: “Aquí, el que tenga deseos de trabajar, y hay que hacerlo bastante fuerte, puede aprender y desarrollarse mucho profesionalmente, porque convive con casi todas las tecnologías que dimos en la carrera, donde las conocimos mucho en teoría, pero muy poco en la práctica.
“Cuando empiezas aquí, parece que el mundo se te viene encima porque son muchas cosas, una gran responsabilidad, y algo mal hecho tiene implicaciones de peso, incluso económicas, para el país. Pero esa presión, de saber que tienes que hacerlo y hacerlo bien, da la oportunidad de aprender y desarrollarse.
“Aquí todos los días hay que estudiar, para conocer lo más posible las muchas tecnologías que tenemos que manejar. Yo por lo menos soy de los que cree que mientras más haya que hacer, mejor, y que el conocimiento nunca está de más”.
Estudio y empeño
Daniel Felipe, 28 años, ingeniero industrial.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
Daniel Felipe Guerra también es ingeniero, industrial, y se ha venido especializando en recursos humanos y en particular en sistemas salariales. Tiene 28 años. Atiende directamente la organización del trabajo de los operadores de equipos y personal de operaciones en general.
Por eso último puede hablar, con datos sobre el manejo de las grúas STS, que identifican visualmente a la Terminal. “Empezamos con 18 movimientos por hora; luego pasamos a 22, a los seis o siete meses, y después a 25, que internacionalmente es buen estándar, pero nos hemos planteado llegar a los 30, que es aún mejor”.
Hablando de eficiencia, reflexiona que la tecnología importa, pero igual o más importan las personas, sus conocimientos, entre otras capacidades o cualidades. La capacitación, agrega, es básica y en la Terminal se planifica, se apoya y controla, y es la base para el ascenso a puestos de trabajo más importantes o complejos y, por tanto, mejor remunerados.
En cuanto a su apreciación de la TCM, como trabajador, coincide en esencia con Yanelis y Reydel: “Es una oportunidad única para los jóvenes. Es una empresa única en el país, con otra dinámica, en la que no estás solo sentado en una oficina haciendo papeles, sino haciendo de todo, en un proceso continuo. Tenemos oportunidad de superarnos, medios y recursos adecuados para hacer lo que nos toca, toda la tecnología necesaria”.
Piensa que pueden llegar a ser uno de los puertos más desarrollados del mundo, con mucho trabajo y estudio mediante, porque cada día todo se hace más complejo y evoluciona muy rápido. “Podemos -afirma con convicción-, y tenemos las condiciones, lo que hay es que ponerle empeño, no quedarse dormido, mantener el ansia de aprender y hacer”.
El inglés de la Terminal
La Terminal de Contenedores de Mariel (TCM), empresa cubana dirigida por un británico, fue la primera entidad en basarse en la Zona Especial
Charles A. Baker, director general de la Terminal: “Con
los trabajadores que tenemos hemos logrado ya muchas
metas, lograremos muchas más.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
Charles A. Baker, director general de la Terminal de Contenedores de Mariel, designado por la Administración del Puerto de Singapur (PSA) en cumplimiento de su contrato con la entidad cubana, se declara ferviente admirador de nuestra música.
“¿Quiere saber una historia?”, pregunta sonriente: “Entré a PSA porque quería venir a Cuba, donde no había estado y me interesó conocerla después de oír el disco Buena Vista Social Club.
“No soy ingeniero -añade-, pero desde los 18 años estoy en la gestión y administración de puertos”. Hoy tiene 43 años y antes que aquí trabajó en Reino Unido, su país; Holanda, España y Brasil.
Dice que desde que habló de Mariel con PSA le vio buenas perspectivas a mediano y largo plazo, “aunque como han ido las cosas en los últimos meses creo que esto está a punto de fructificar”.
Con ojo crítico observa que al personal de la TCM le falta experiencia laboral en este giro, aunque hay mucha inteligencia, compromiso y disposición de aprender. “Los conocimientos los transmitimos, pero la experiencia hay que adquirirla”.
-Ustedes inauguraron la Zona. ¿No se sienten solos aquí?


Con el desarrollo de Mariel, Cuba tiene la posibilidad de
llegar a ser punto fundamental para el comercio entre
Asia, Europa, Centro y Sudamérica, el Caribe y
Norteamérica. (Gráfico: Caribbean Professional
Services Ltd. / Oficina de la ZEDM)
-No, porque vienen muchos interesados en instalarse. Ayudamos a la Oficina de la Zona, con estas visitas, enseñándoles nuestras instalaciones, que forman parte de su interés por que por aquí pueden importar materias primas para sus productos y exportar a los mercados regionales.
“Vemos que hay varios proyectos camino de construir sus fábricas e instalaciones, y eso nos emociona bastante”.
-¿En qué punto está el trabajo en la Terminal?
-La entrega de la primera etapa por el inversionista está casi terminada. Falta que nos entreguen dos grúas sobre raíles para la terminal ferroviaria, hoy cubierta con otro equipo menos eficiente, que nos limita expedir contenedores por tren.
“Esas grúas deben acompañarse con vagones y locomotoras adicionales para que realmente la capacidad que vamos a tener pueda ser usada.
“El muelle y el patio de contenedores están terminados, trabajando. El primero todavía tiene capacidad, pero en el segundo esta depende mucho de la habilidad de la economía interna para extraer contenedores, vaciarlos y devolverlos a la Terminal”.
-¿Qué capacidad de operación tiene la Terminal?
-Teóricamente, 800 mil TEUs (contenedores de 20 pies) y a lo mejor cerramos el año con 300 mil. También teóricamente, con las instalaciones y medios que tenemos, estamos a 50 por ciento de la capacidad, aunque en la práctica estamos usando mucho más y hay que mejorar la eficiencia de la logística interna para aprovechar bien toda la capacidad instalada.
Uno de los puestos del centro desde donde se planifica,
organiza, dirige y controla automatizadamente todo el
trasiego de cargas en la Terminal.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“Otra cosa, imprescindible en los próximos seis meses, es un estudio del desarrollo del mercado, pues los escenarios cambian a nuestro alrededor. Me refiero a las relaciones Cuba-EE.UU. y el interés que generan entre inversores; el impacto en el mundo naviero, a partir del año que viene, de la ampliación del Canal de Panamá, y su efecto en Mariel; qué tráficos adicionales, tanto para Cuba como para la región, podríamos manejar y atraer hasta aquí”.
-¿Qué competitivos podemos ser hoy y en el futuro dentro de la región?
-La competitividad en el trasbordo internacional de contenedores depende mucho de las rutas marítimas y la geografía. La apertura de las nuevas esclusas del Canal de Panamá permitirá que buques tres veces más grandes crucen por allí.
“Pero esos no van a seguir las mismas rutas que hacen hoy otros más pequeños porque no tendrán tiempo en su rotación para escala en México y luego subir a Houston, o a Nueva Orleans, y bajar de nuevo, para subir después a Miami, Charleston, Norfolk o Nueva York.
“Van a buscar dónde depositar importaciones para estos mercados del golfo de México, entre Panamá y Miami, para luego seguir subiendo la costa este de Estados Unidos, hacia otros puertos.
“El sitio mejor ubicado es Mariel, pero las leyes norteamericanas hoy impiden que el buque que haga escala aquí continúe para EE.UU. Queremos ver si en eso hay cambios, que también nos permitirían ser competitivos porque con nuestra ubicación y calidad de servicios, y los rendimientos que tienen aquí, a las navieras les interesa mucho Mariel”.
-¿Cómo está la ampliación del canal de acceso al puerto?
-Sigue en marcha, según lo previsto. En breve deberemos poder recibir buques de hasta 295 metros de eslora, casi 100 metros más largos que los que actualmente pueden entrar. Eso nos ubicará más en el mapa marítimo mundial y hará que se escuche más el nombre de Mariel.
-Empezamos hablando de la fuerza de trabajo. En general, ¿qué opinión le merece?
-De nuestros casi tres años en Cuba siempre destacamos lo contentos que estamos con el personal. Ya somos casi 360 en la Terminal. Cuando llegué éramos 24, de los cuales nueve adiestrados y solo uno con experiencia previa en puertos.
Los rendimientos de la TCM, aun siendo una
terminal muy joven, superan los de muchos
competidores de la región.
(Foto: CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“Del total actual menos de 17 por ciento viene de la terminal antigua del puerto de La Habana. Eso significa que prácticamente 90 por ciento ha aprendido su trabajo con nosotros en los últimos 18 meses, con muy pocos problemas, y eso testimonia la calidad de la educación, la preparación previa, la dedicación y el compromiso de la gran mayoría.
“Solo podemos recomendar a los que tengan la intención, que se instalen aquí, porque los trabajadores son buenos, responsables, interesados en el desarrollo y el éxito de la empresa, y evidentemente, en su propio desarrollo.
“Con ellos ya hemos logrado muchas metas y lograremos más. Los rendimientos y los servicios que brindamos, aun siendo una terminal muy joven, superan los de muchos competidores de la región y en PSA están muy satisfechos con Mariel, lo cual me alegra porque nos ha costado mucho esfuerzo. Estamos muy enfocados en convertirnos en la terminal de referencia para la región”.
-En comparación con lo que ha visto en el mundo ¿le parece Mariel un buen diseño de zona especial?
-Sí, bien pensado, y evidentemente lo que frena el desarrollo y la instalación de empresas extranjeras sigue siendo el temor por las consecuencias del bloqueo, y de eso creo que estamos todos convencidos.
-¿Han venido bastantes norteamericanos?
-Bastantes. Yo, siendo inglés, he podido practicar mi idioma más que el año pasado.