La transición que el presidente electo Mauricio Macri comenzó el lunes, con una conferencia de prensa matinal y un programado goteo diario de nombramientos, recién arrancará después del 10 de diciembre, cuando el ganador del balotaje del domingo vista la banda presidencial que le entregará su par saliente Cristina Fernández de Kirchner. El dato fue confirmado a este diario por un portavoz del alcalde saliente. "La presidenta le dijo que desde el 10 de diciembre todos sus ministros estarán a disposición para informarles de cualquier cuestión que quieran saber, pero no antes", confió el funcionario y ventiló el único detalle de la reunión que mantuvieron ambos en la residencia presidencial de Olivos.
SI, SE PUEDE.
Seis minutos antes de la 19, Macri apareció por la calle Carlos Villate al 1000, domicilio de  uno de los principales accesos a la casa que ocupan los presidentes desde 1918. Dentro de la camioneta que todavía utiliza como alcalde porteño, el líder del PRO llegó acompañado por sus colaboradores más cercanos y su custodia personal. El acceso estaba virtualmente cortado por  una nutrida custodia policial, un enjambre de periodistas, camarógrafos y vecinos de la zona norte bonaerense, convocados desde la mañana del lunes por el propio Macri, cuando anunció en su primera conferencia de prensa posterior al balotaje que la presidenta lo había llamado para felicitarlo y para invitarlo a una reunión privada, cara a cara, sin intermediarios, para este martes a las 19. "Bueno, espero que cuando llegue a Olivos para ese momento histórico, estén los vecinos acompañandome", había pedido el ganador de los comicios del domingo. El llamado tuvo su eco, protagonizado por militantes de la Coalición Civica, de la UCR y del PRO. También había  vecinos de Vicente López, el territorio gobernado por el primo presidencial Jorge Macri, que aportó sus huestes para que recibieran la camioneta con carteles de bienvenida, otros contra el Gobierno Nacional, y al grito de "Sí se puede", en referencia al slogan que lanzó el PRO para emular el "Yes We Can" que registró Barack Obama durante la campaña que lo catapultó a la Casa Blanca.
"Había mucha gente en la puerta, nos costó cruzar ese caos, después pedimos la sala de prensa de la Quinta para contar cómo fue la reunión cuando terminara. Nos dijeron que no y eso fue lo último que supimos, porque Macri entró solo junto a su custodia, que lo abandonó cuando entró al salón donde estaba la presidenta, que lo esperaba sola, sin nadie al lado", contó a este diario uno de los funcionarios que acompañaron al sucesor de CFK hasta que les ordenó que lo esperaran en un salón contiguo al portón de ingreso. La imagen confirmó el hermetismo y la reserva de la cita que presidenta saliente y su par electo mantuvieron por casi media hora. No fue el primer encuentro que mantuvieron en la Quinta: en mayo del año pasado, según contó la anfitriona, Macri fue a visitarla, en reserva, para proponerle medidas sobre las retenciones al trigo. El encuentro fue secreto hasta que la mandataria reveló parte del contenido durante la inauguración de la sede local de Facebook.

Secretos tirantes
El contenido del encuentro de ayer, año y medio después de aquella reunión,  fue mantenido en un estricto silencio que también fue respetado por los voceros de la Casa Rosada. A la salida de la cita Macri tenía previsto ofrecer una conferencia improvisada en la puerta. Ante el tumulto, y los requerimientos de seguridad de la custodia no hubo rueda de prensa, aunque los voceros del presidente electo ya esperaban esa posibilidad. "Si no hay conferencia, seguro va hablar desde la ventana de la camioneta", había anticipado un escudero del PRO. Así ocurrió: "Fue una reunión muy cordial. Tendremos el 10 de diciembre una linda ceremonia de traspaso", espetó Macri y evitó contestar precisiones en la puerta.
Una hora después, aportó otra brevísima dosis de declaraciones, pero  a través de la señal de cable Todo Noticias, del Grupo Clarín, con el periodista Alfredo Leuco, el mismo que hace dos meses le preguntó por su patriomonio y cosechó un intempestivo corte de la comunicación telefónica. "Fue una reunión cordial pero corta. Dijo que me había convocado para darme una felicitación  personal, que me quería ver antes del traspaso. Hablamos de la formalidad del traspaso", ante la insistencia del conductor para que el mandatario les dijera que estaba molesto. No lo hizo, pero evaluó: "No valió la pena. Seguramente que para el 9 ó 10 de diciembre ella iba a disponer un ministro para el traspaso", remarcó el entrevistado desde su casa.

El pliego que no fue
Segun explicaron desde el PRO, la expectativa que tenía Macri era una reunión con "agenda abierta: pueden pasar dos cosas, que Cristina hable ella, como ya ha pasado, y la otra es que le proponga una conversación "de a dos", ironizó la fuente, "ahora son pares y no habrá nadie para romper el hielo, asi es que depende del humor que tengan". Macri habló de un encuentro breve pero cordial, aunque en sus planes estaba reclamar "todas las cuentas  e información confiable", la entrada de un menú que incluía pedirle a CFK que promoviera la partida de tres funcionarios cuyos mandatos y funciones vencen en los próximos años. El lunes, en su primera aparición pública como mandatario electo, había pedido "dignidad y generosidad" para que presenten su renuncia desde el 10 de diciembre el presidente del Banco Central Alejandro Vanoli, la  Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó y el titular de la AFSCA Martín Sabatella, para que "facilitarle el camino al nuevo Gobierno". Nadie pudo confirmar si Macri pronunció en privado lo que había reclamado en público, pero la señal confirma que todo comenzará dentro de 15 días, y no ahora, como pretendía Macri. La próxima cita será el 10 de diciembre, cuando CFK le ponga la banda presidencial y arranque el nuevo gobierno con transición incluida, pero sin pliegos y condiciones previas.  «

Cristina encabeza un acto en Hospital Posadas

Hoy al mediodía, a tres días del balotaje, la presidenta Cristina Fernández regresará a la actividad pública con una visita a la localidad bonaerense de El Palomar, municipio de Morón, donde inaugurará obras del Hospital Posadas, el centro médico más importante del noroeste del GBA. Cristina también mantendrá una videoconferencia con la provincia de Entre Ríos: desde allí se presentarán los nuevos consultorios externos y de diagnóstico por imágenes del hospital de Paraná, en cuyas instalaciones se atienden alrededor de 400 personas por día. También habrá comunicaciones con otras localidades, como Ituzaingó y Esteban Echeverría, donde se estrenarán salas de terapia intermedia e intensiva en dos polos de asistencia sanitaria: el Hospital General de Agudos y el Hospital del Bicentenario de ambos municipios. El acto en el Posadas está programado para las 13:00. Durante la visita de CFK a El Palomar se anunciará la puesta en funcionamiento de un nuevo edificio para la guardia pediátrica y el hall central completamente renovado. Uno de los momentos más emotivos de la jornada será la entrega de 11 legajos reparados y reconstruidos de los trabajadores del hospital detenidos-desaparecidos a sus familias. En la inauguración también estará presente el gobernador bonaerense y ex candidato presidencial del FPV, Daniel Scioli, quien el domingo obtuvo 12 millones 200 mil votos.

Apoyo a CFK de los "físikos"

La presidenta Cristina Fernández compartió ayer en las redes sociales una carta que le envió un físico del CONICET, Juan Pablo Paz, en el que este le manifestaba su apoyo y el de sus colegas, y la decisión "de seguir acompañándote, ahora y siempre". La mandataria publicó el mensaje del físico, que hace días recibió la Distinción Investigador de la Nación, así como la imagen que acompañó el texto. A través de las redes, también devolvió el saludo, "de corazón, a todos".

El nuevo presidente de los argentinos encontrará un país obviamente mucho mejor que el que recibió Néstor Kirchner en 2003, pero al cual la restricción externa lo torna más  complicado que el que heredó Cristina Fernández en 2007, cuando todavía no se sentían en estas costas los efectos de la crisis internacional que se desatada un año después y la economía crecía a tasas chinas.
Macri tiene por delante una economía que inició en 2015 un leve despegue luego de un par de años de desaceleración, con un elevado nivel de consumo y de empleo, pero con el cuello de botella que se expresa en la escasez de divisas y limita las compras externas de una industria en proceso de substitución de importaciones.
Aunque padece el cuello de botella externo que limita la expansión de su economía, el país tiene hoy una relación deuda externa-PBI mucho más benévola que la que heredó cualquier presidente desde la recuperación de la democracia en 1983. Pero la mayor fuente genuina de ingresos de dólares, el comercio exterior de productos primarios, está complicada: los precios de los granos no están en su mejor momento y el principal socio argentino, Brasil, atraviesa una recesión que limita su capacidad de compra. La situación en Europa no es floreciente y China ya no es el gigante que crecía arrolladoramente.           
El candidato que prometió liberar el tipo de cambio un día después de asumir,  piensa ahora como presidente electo fortalecer primero las reservas con una suspensión temporaria de las retenciones a las exportaciones agrícolas, para que los productores dejen de retener sus granos a la espera de un aumento del dólar y liquiden sus cosechas.
Los liberación de  a cosecha encanutada permitiría el ingreso de miles de millones de dólares, que servirían para abastecer la incesante demanda de moneda norteamericana, sostener al peso y poder limitar  la devaluación que planea el nuevo gobierno dentro de ciertos límites.
De todos modos, el impacto del alza del dólar sobre los precios internos implicará un retroceso del poder adquisitivo del salario, especialmente de los más bajos, ya que los más altos se verán relativamente compensados por una menor presión en el Impuesto a las Ganancias, ya que Macri piensa subir el mínimo no imponible.
El deterioro del salario pondrá a prueba la actitud de los sindicatos en marzo próximo, cuando se negocie en las paritarias: si algunas conducciones sindicales no reclaman un incremento similar al del alza de los precios en apoyo al nuevo gobierno, pueden producirse situaciones conflictivas.
La medición de la inflación planteará ahora una situación paradojal, ya que el PRO siempre descalificó al índice de costo de vida del Indec, aún después de corregido con supervisión del FMI. La oposición siempre dio crédito al llamado índice del Congreso, un dibujo de agitación política, que siempre dio tasas muy superiores a la oficial. ¿Seguirá el nuevo gobierno conservador rigiéndose por ese indicador cuando deba fijar un límite a las demandas paritarias?   
Para sostener las reservas y el tipo de cambio,  Macri piensa reponer a la Argentina en la senda del endeudamiento, como se hizo en los '90 hasta la explosión del 2001, para lo cual arreglará con los fondos buitre  y acudirá al Fondo Monetario Internacional (FMI). La llegada de fondos frescos puede aliviar inicialmente las tensiones del último año, pero tarde o temprano la cuenta se pagará. Con suerte, como ya ocurrió, la saldará otro gobierno.
Por supuesto que una “ayuda” del FMI, con el cual Kirchner canceló una deuda de 10 mil millones para ganar autonomía en la política interna, implicará cumplir con la demanda del organismo en favor de un recorte del gasto fiscal, que centralmente está constituido por empleo público y planes sociales.  
El ajuste que planea el nuevo gobierno tendrá su límite no sólo en el Congreso, donde el Frente para la Victoria (FPV) tiene mayoría en la Cámara Alta y la primera minoría en la Baja, sino fundamentalmente en la mitad de los argentinos que avalaron en las urnas el modelo kirchnerista, pese a cierto agotamiento con el estilo de gobierno.
Para cumplir con este nuevo plan económico que es en realidad pre-peronista, Macri ya le dio la primera señal a los Estados Unidos: pidió que se excluya del Mercosur a Venezuela, lo cual levantó críticas en otros países de la región. La subordinación al gran país del norte no le dio a la Argentina beneficios en los '90,  cuando reinaba en el mundo el Consenso de Washington y parece difícil que sea beneficioso ahora, con una economía norteamericana en problemas y con Rusia y China disputándole la hegemonía.
Con todo, Macri contará con la ayuda invalorable de los grandes medios de comunicación  nacionales que castigaron impiadosamente a Cristina Fernández por atentar contra sus intereses. Seguramente, el nuevo presidente contará con la misma protección mediática que hizo que pudiera llegar a la Rosada en elecciones democráticas pese a estar procesado. El país horroroso que contaron los medios hegemónicos, pasará a ser culpa de la herencia kirchnerista y las buenas noticias dibujarán cotidianamente una sonrisa, hasta que la realidad se imponga. En buena medida, dependerá de la voluntad popular para defender sus conquistas.

Escudado en la opereta "cláusula democrática contra Venezuela", el macrismo retoma la mejor tradición de la política exterior mitrista y se dispone a avanzar en aquello que Andrés Oppenheimer sintetizó el día después de las elecciones a través de Twitter: "Se rompe el eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas".Ya en su nota del martes 17 Oppenheimer -a la sazón agente del Departamento de Estado y furioso lobbista del terrorismo financiero y especulador estadounidense- adelantaba que de ganar Cambiemos "se viene un gran cambio en el mapa político de América Latina: Macri ha prometido tomar distancia del régimen populista radical de Venezuela, y acercarse al bloque de la Alianza del Pacífico, integrado por México, Colombia, Perú y Chile" (El Nuevo Herald - 17/11/2015). La orden de Washington es contundente: romper ese eje. En otras palabras, quebrar el Consenso de Mar del Plata nacido en la Cumbre de las Américas, en noviembre de 2005. El objetivo supremo: terminar de engullirse a América del Sur desde la supremacía absoluta de la Alianza del Pacífico.

Suspensión de Venezuela
del Mercosur
Nos cuenta Oppenheimer en esa nota que "en materia de Venezuela (sic), Macri ha dicho que terminaría la estrecha alianza política de la Argentina con Venezuela. Durante el debate presidencial del 15 de noviembre con el candidato oficialista Daniel Scioli, Macri dijo que si es electo propondrá la suspensión de Venezuela del Mercosur... por no cumplir con la cláusula democrática de ese organismo. Esta requiere que los países miembros respeten principios democráticos". El 21 de diciembre, en Paraguay, se realizará la cumbre del Mercosur. Allí, el flamante presidente argentino pedirá lisa y llanamente la suspensión de Venezuela del bloque. Las legislaturas paraguaya y brasileña no tardarán en aceptar la moción. Se habrá dado entonces el primer paso para someter al Mercosur y, de esta forma, avanzar para la incorporación plena de la Argentina a la Alianza del Pacífico o, lo que es lo mismo, suscribir un acuerdo entre ambos bloques con un Mercosur totalmente debilitado al estar Venezuela suspendida y la Argentina en poder de la Sociedad Rural y el Departamento de Estado.

Orígenes de la Alianza del Pacífico (AP)
El antecedente de la AP -iniciativa librecambista impulsada por las oligarquías nativas y los sectores industrialistas de EE UU- fue la Comunidad Andina de Naciones (CAN), fundada en 1988 por Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y México (observador, junto a Panamá). Pero el año en el que se incorporaba Chile al bloque, esto es, 2006, Venezuela lo abandonaba. El Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre Colombia y EE UU fue el factor detonante. Como sea, desde la salida de Venezuela y, paralelamente, el fortalecimiento de la Alianza Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA), la CAN quedó reducida virtualmente a TLC bilaterales entre los países residuales y Estados Unidos, o bilaterales entre ellos o con terceros países de la región. Las fuerzas librecambistas se replegaron ante la derrota propinada por los "gobiernos parecidos a sus pueblos". El crecimiento exponencial del Mercosur bajo el paraguas del Consenso de Mar del Plata (lo que Oppenheimer denomina el eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas), la creación de la CELAC (febrero de 2010) y la intención de Venezuela de sumarse al Mercosur derivaron en la creación de la Alianza del Pacífico.
La AP como envase de un TLC con los EE UU. La Alianza del Pacífico comenzó a funcionar a comienzos de 2012. Sus miembros son Chile, Colombia, México y Perú. Está constituido por 216 millones de personas y representa el 38% del PBI latinoamericano y caribeño. Hasta el momento, la AP alcanzó una desgravación de más del 90% de los productos comercializados internamente, aunque carece de arancel externo para las importaciones desde EE.UU. como consecuencia indirecta de los TLC suscriptos entre este último y la totalidad de sus integrantes. Se comprende así que la potencia norteamericana sea el principal socio de la AP, penetrando fuertemente gracias a México y el TLCAN de 1994. Cuando se examina miembro por miembro, se comprende aun más la hegemonía estadounidense: primer socio comercial de México y Colombia, y segundo de Chile y Perú. El portal oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia no nos deja mentir: la estructura de las exportaciones del bloque en 2014 fueron explicadas por EE UU " con una participación del 63,7%", seguida por China (6,9%), Canadá (2,8%), Japón (2,2%), España (2,2%) y Brasil (2,2%). En cuanto al origen de las importaciones: "EE UU (41,4%), China (17,8%), Japón (3,9%), Alemania (3,6%), Corea del Sur (3,3%) y Brasil (2,5%)".

Plan Belgrano, Malvinas
y narcotráfico
La destrucción del eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas es fundamental al plan estadounidense de sometimiento regional. Y la administración macrista es su pieza medular. De hecho, sus principales propuestas están en sintonía fina con los postulados de los países firmantes de la AP y los reclamos del Congreso de EE UU hacia América del Sur. Veamos. En primer lugar, el ya anunciado ataque contra Venezuela. En segundo lugar, el "plan de infraestructura" más promocionado por Macri y supuestamente el más importante de sus cuatro años. Hablamos del denominado Plan Belgrano, plan destinado al norte del país. ¿Genuino interés por el desenvolvimiento regional? Lejos de eso, tiene que ver con el desarrollo de una infraestructura de vinculación con la AP y el Océano Pacífico, infraestructura contraria a la Iniciativa de Integración Regional Suramericana (IIRSA) implementada por el Mercosur. En tercer lugar, la cuestión Malvinas. Nuevamente e impulsado por EE UU, la posición de Macri se encuentra en las antípodas de lo avanzado desde el Mercosur, UNASUR y la CELAC. Claramente a la OTAN no le interesan amenazas políticas que puedan hacer tambalear su base militar más poderosa en suelo latinoamericano. En cuarto y último lugar, la "lucha" contra el narcotráfico, tan presente en el discurso de Macri. ¿Por qué? Es una demanda del sector industrial y corporativo estadounidense que lo utiliza como mecanismo de protección indiscriminada de sus inversiones, activos y operaciones de lobby. Aquí debemos remitirnos al TLCAN, que si bien se trata de un TLC signado por el Congreso mexicano, implícita y explícitamente está regido por la Alianza de Seguridad y Prosperidad de América del Norte. En un trabajo sumamente interesante al respecto, el economista mexicano Rodolfo González Molina (Revista Economía Informa - Mayo/Junio 2015) explica que la política de la ASPAN en materia de negociaciones comerciales "... después del ataque a las Torres Gemelas, tiene como objetivo, según declaraciones del presidente Bush "la protección de las fronteras y avanzar en medidas coordinadas sin fisuras dentro y más allá de nuestras fronteras para ofrecer a los ciudadanos protección contra terroristas, criminales y desastres naturales comunes". Desde los primeros ensayos de TLC en la región (Plan Mérida, Plan Puebla Panamá, etc.) hasta los últimos en México y Colombia, todos quedaron sometidos a la aprobación de planes de combate al narcotráfico y al crimen organizado, sofisma para contratos multimillonarios de compra de material bélico y financiamiento para la militarización de las fronteras. Por ejemplo, la ayuda de EEUU a México se estima en U$S 1400 millones en los últimos años para la militarización de la frontera sur, la modernización de sus fuerzas militares y policiales, la compra de equipo (a EE UU) y la capacitación impartida por agencias también estadounidenses (ver "Del Tratado de libre Comercio de América del Norte a la Alianza de Seguridad y Prosperidad", 2009). En suma, control comercial, financiero, militar y geopolítico.

La depredación colonial
La suspensión de Venezuela y su eventual expulsión del Mercosur, sumados a la destrucción del aparato industrial y productivo argentino como consecuencia de la administración neoliberal macrista insertará a la Argentina de lleno en la AP, lo cual en definitiva y en razón de lo expuesto será equivalente a suscribir informalmente un TLC entre nuestro país y EE.UU. Las manufacturas estadounidenses nos lloverán a través de Chile, Perú, México y Colombia. Nuestras exportaciones se primarizarán, como sucedió con las exportaciones de la AP (el principal producto de exportación es el petróleo), como con México desde la firma del TLCAN (analizado oportunamente) y Colombia en años recientes. Efectivamente, a sus socios de la AP, Colombia les vende carbón (17%) en primer lugar, e importa Maquinaria y equipo (24,6%), Automotor (20,8%) y Metalurgia (11,7%). Yendo al caso argentino: ¿Nuestro producto exportable de mayor interés para Washington? El petróleo y el gas natural de Vaca Muerta. ¿Las empresas encargadas? Las multinacionales del país del norte, con sus socias europeas, apuntaladas jurídicamente por el acuerdo con los fondos buitre y resguardados por estrictas normas de protección comercial y militar basadas en aranceles cero de la Alianza del Pacífico, la militarización de las fronteras y la lucha contra el narcotráfico. La infraestructura del Plan Belgrano, financiado por las mismas empresas involucradas, garantizará el saqueo de nuestros recursos vía Chile y con rumbo al Pacífico norte. En verdad nada nuevo, sino el histórico círculo vicioso de la depredación colonial. «