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De: albi (Mensaje original) |
Enviado: 20/12/2015 13:29 |
Visión Nacional - Editorial: El sistema regresó y muchos protagonistas se repiten
Hace exactamente 14 años, cada argentino debía 3.800 dólares. La deuda externa era de 180 mil millones, gracias a los verdes que se importaron para estirar todo lo posible, aquella paridad ficticia con el dólar. En el último capítulo de la convertibilidad, la Alianza se encargó de sumar los últimos 95 mil millones: Blindaje (40 mil) y Megacanje (55 mil). Suponemos que por entonces, De la Rúa manejaba estos datos... Cada 10 argentinos modelo 2001, dos eran marginales, vivían en la banquina del sistema; seis eran pobres y dos correspondían a la clase media o media alta. Imaginamos que el presidente, conocía estas cifras... El 24% de la población no tenía trabajo y de los que laburaban, el 40% estaba en negro y 20% hacía changas. Seguramente el titular del Ejecutivo, estaba al tanto de esto... Por orden de Cavallo, los bancos congelaron los depósitos. Por orden del hambre, comenzaron los saqueos. Por orden de De la Rúa, el Estado de Sitio volvió después de mucho tiempo, el 20 de diciembre. El saldo del último día de la segunda experiencia neoliberal en la Argentina, terminó con casi 4.500 detenidos y 36 muertos: 12 en la provincia de Buenos Aires, 9 en Santa Fe, 7 en la Capital Federal, 3 en Entre Ríos, 2 en Córdoba y 1 en Tucumán, Corrientes y Río Negro. Siete eran menores de edad, entre ellos Rosa Eloísa Paniagua y David Moreno, que apenas tenían 13 años. Sin dudas, el ex presidente y su equipo, nunca los lloraron. Fernando De la Rúa nunca supo quién era y como murieron Graciela Acosta, Sergio Pedernera, Gastón Riva, Luis Fernández, Jorge Cárdenas y Sergio Miguel Ferreira. Nadie le dijo al presidente, quiénes fueron Romina Iturain, Alberto Márquez, Ricardo Villalba, Gustavo Benedetto y Rubén Aredes. Ninguno de los hombres y mujeres de aquel gabinete, sabe quién fue Diego Lamagna, Carlos Almirón, Ramón Arapi, Walter Campos, Damián Ramírez y Juan Delgado. Ni uno solo de los integrantes de aquella Alianza, se pregunta hoy por Roberto Gramajo, Claudio Lepratti, Cristian Legumbre, Mariela Rosales, Ariel Salas, Juan Torres, José Vega y Ricardo Alvarez Villalba. El capital protegido por las balas del Estado, no se pregunta quiénes fueron Diego Avila, Víctor Enríquez, Julio Flores, Pablo Guías, Miguel Pacine, Yanina García, Rubén Pereyra, Elvira Avaca, Sandra Ríos y José Daniel Rodríguez. Todos asesinados, entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001. Catorce años después, la fiscalía pidió penas que van entre los 2 y 16 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos, para los 17 imputados por la represión en la Ciudad de Buenos Aires. Sin De la Rúa en el banquillo de los acusados, luego de ser sobreseído por Bonadio, esperan sentencia el ex secretario de Seguridad, Enrique Mathov; el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos; el ex superintendente de Seguridad Metropolitana, Raúl Andreozzi y el ex director general de Operaciones de la Federal, Norberto Gaudiero. Mathov es el único responsable político imputado en la causa, amnistiado el ex presidente y muerto el entonces ministro del Interior, Ramón Mestre. Las audiencias de este juicio serán retomadas la primera semana de enero y en febrero comenzarían los alegatos de las defensas de Mathov, Santos, Andreozzi y Gaudiero. A esta altura del partido, con el neoliberalismo otra vez en la Rosada, con tantos integrantes de la Alianza en el Gobierno, nos preguntamos por el significado de aquel "que se vayan todos". Muchos nombres y apellidos están de vuelta sin haber pagado ningún costo por aquello, sino que fundamentalmente la ideología que provocó el derrumbe del país y que mató en nombre del establishment, está vivita y coleando. El diccionario político-económico de la derecha, se encarga constantemente de instalar una valorización paralela de las palabras de alta sensibilidad. Ellas conservan su apariencia, su sonoridad amigable y la simbología con la que fueron paridas. Pero en casi todos los casos, esta versión representa exactamente lo contrario, de su significado madre. El caso más emblemático, es libertad. Se trata de uno de los términos, más emparentados con democracia y hasta podríamos arriesgar que es el sinónimo más cercano. Conociendo todas estas bondades, los viejos conservadores argentinos decidieron a mediados de la década del '70, pedir prestado a la política estadounidense, un término que por necesidad de aplicación, malversaron: liberales. En teoría (solo en teoría), en el norte se bautiza históricamente de esta manera, a los adoradores del mercado y a los que paralelamente, hacen un culto de los derechos ajenos. Por estas Pampas, los primeros en llevar ese rótulo, fueron los dueños de la economía de la última dictadura; curiosamente un tiempo basado en la dominación a sangre y fuego de la población y de sus bienes de producción. Cuando el ministro de Hacienda y Finanzas, habla del final del cepo, lo hace como si fuera un integrante de la Asamblea del año XIII, que propone el fin de la esclavitud. Pero en realidad, está condenando a millones de seres humanos a una escena conocida: devaluación, suba del del dólar, aumento de precios y depreción de los salarios. Cuando habla de desmantelar el esquema de administración del mercado cambiario, dice que el pez más grande goza del derecho de comerse al más chico, porque hay que respetar las leyes de la naturaleza. El nuevo equipo económico, anunció con libreto viejo, la flexibilización de los controles para el ingreso de capitales especulativos vigente desde 2005, reduciendo el requisito de permanencia a 120 días y eliminó la obligación de constituir un depósito no remunerado por un año, por el 30%. A jugar ratones, que el gato se fue de vacaciones... Bicicleta financiera (como le decíamos en tiempos de Martínez de Hoz), para todos y todas. Página 12 destaca esta mañana en “Los grandes ganadores de la devaluación”, que “Cien empresas acaparan el 75 por ciento del total de las exportaciones y apenas 25 más de la mitad. De ellas 12 están ligadas al agro, 6 son automotrices, 4 mineras o petroleras. Completan Techint, Aluar y Molinos. También están las que estos años acumularon grandes cantidades de dólares en bancos o silobolsas”. Por su parte, Perfil afirma en primera plana, que “Ocho de cada diez empresarios van a trasladar la devaluación a precios: Noventa dueños y CEOs de empresas lo revelaron en una encuesta exclusiva, aunque difieren en cuál será el porcentaje”. La mayor perversidad del mensaje, pasa por instalar que estas medidas representan "un puntapié inicial para reactivar el crecimiento económico". La negativa mixtura que representan, eliminación de retenciones, libertad del mercado cambiario, apertura de las importaciones en enero, devaluación, aumento de precios, nuevo endeudamiento externo y quita de subsidios; solo hablan de Pymes cerradas, suspensiones, despidos y brusco descenso del salario, para los privilegiados que mantengan su trabajo. El resto, como en los '90, quedará afuera del sistema. Hoy, despachos con funcionarios hambrientos de ajuste y achique, salieron de cacería. Hoy el poder económico, está por encima del poder político. A cambio ofrecerán la paz de los cementerios, porque con economía muerta, nunca hay inflación. Un ex presidente que de la mano del macrismo, goza de su primera estatua en la Ciudad de Buenos Aires, dijo alguna vez: "La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo o queda en manos de las corporaciones". Los mismos que jugaron a emocionarse con el bronce del general, en diez días de gobierno lo derribaron para siempre... El país gobernado por gerentes, el Estado que abandona su rol de juez, entre en el capital concentrado y el hombre común, dejó la primera prueba de su crueldad con el caso Techint. Trabajadores se sentaron a negociar con el Ministerio de Trabajo, el despido de casi 200 obreros, con el que hasta hace pocos días, era su gerente de Recursos Humanos. Algo similiar sucedió cuando se conoció a los nuevos integrantes de la Unidad de Información Financiera y aparecieron los abogados más prestigiosos de los lavadores de dinero. Algo parecido cuando el presidente intentó nombrar por decreto a dos jueces y uno era la mano derecha de Lorenzetti y el otro de Clarín. Mientras tanto, la Justicia sigue con los ojos vendados, para que Magnetto puede seguir eludiendo la aplicación de la adecuación a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Después de la marcha del jueves, un juez hizo lugar a un amparo solicitado por un grupo de periodistas del Multimedios y frenó la descapitalización del grupo que tiene el 70% de las comunicaciones en sus manos. La nueva violación a la Ley de Medios, llegó por un ruego de nueve defensores de la libertad de prensa: Julio Blanck, Nelson Castro, Jorge Fernández Díaz, Jorge Lanata, Alfredo Leuco, Marcelo Longobardi, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú y Eduardo van der Kooy. Un día como hoy, pero hace 14 años, el saldo del último día de la segunda experiencia neoliberal en la Argentina, terminó con casi 4.500 detenidos y 36 muertos. Los que están sentados en el banquillo de los acusados, por las muertes porteñas seguramente serán inhabilitados para ejercer cargos públicos; sin embargo los cultores de la política económica que hizo estallar al país, hoy están nuevamente en sus despachos. El sistema regresó y muchos protagonistas se repiten. Que aquellas muertes no hayan sido en vano...
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Todo esto tiene una gran importancia y merece una letra muy grande :
Visión Nacional - Editorial: El sistema regresó y muchos protagonistas se repiten
Hace exactamente 14 años, cada argentino debía 3.800 dólares. La deuda externa era de 180 mil millones, gracias a los verdes que se importaron para estirar todo lo posible, aquella paridad ficticia con el dólar. En el último capítulo de la convertibilidad, la Alianza se encargó de sumar los últimos 95 mil millones: Blindaje (40 mil) y Megacanje (55 mil). Suponemos que por entonces, De la Rúa manejaba estos datos... Cada 10 argentinos modelo 2001, dos eran marginales, vivían en la banquina del sistema; seis eran pobres y dos correspondían a la clase media o media alta. Imaginamos que el presidente, conocía estas cifras... El 24% de la población no tenía trabajo y de los que laburaban, el 40% estaba en negro y 20% hacía changas. Seguramente el titular del Ejecutivo, estaba al tanto de esto... Por orden de Cavallo, los bancos congelaron los depósitos. Por orden del hambre, comenzaron los saqueos. Por orden de De la Rúa, el Estado de Sitio volvió después de mucho tiempo, el 20 de diciembre. El saldo del último día de la segunda experiencia neoliberal en la Argentina, terminó con casi 4.500 detenidos y 36 muertos: 12 en la provincia de Buenos Aires, 9 en Santa Fe, 7 en la Capital Federal, 3 en Entre Ríos, 2 en Córdoba y 1 en Tucumán, Corrientes y Río Negro. Siete eran menores de edad, entre ellos Rosa Eloísa Paniagua y David Moreno, que apenas tenían 13 años. Sin dudas, el ex presidente y su equipo, nunca los lloraron. Fernando De la Rúa nunca supo quién era y como murieron Graciela Acosta, Sergio Pedernera, Gastón Riva, Luis Fernández, Jorge Cárdenas y Sergio Miguel Ferreira. Nadie le dijo al presidente, quiénes fueron Romina Iturain, Alberto Márquez, Ricardo Villalba, Gustavo Benedetto y Rubén Aredes. Ninguno de los hombres y mujeres de aquel gabinete, sabe quién fue Diego Lamagna, Carlos Almirón, Ramón Arapi, Walter Campos, Damián Ramírez y Juan Delgado. Ni uno solo de los integrantes de aquella Alianza, se pregunta hoy por Roberto Gramajo, Claudio Lepratti, Cristian Legumbre, Mariela Rosales, Ariel Salas, Juan Torres, José Vega y Ricardo Alvarez Villalba. El capital protegido por las balas del Estado, no se pregunta quiénes fueron Diego Avila, Víctor Enríquez, Julio Flores, Pablo Guías, Miguel Pacine, Yanina García, Rubén Pereyra, Elvira Avaca, Sandra Ríos y José Daniel Rodríguez. Todos asesinados, entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001. Catorce años después, la fiscalía pidió penas que van entre los 2 y 16 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos, para los 17 imputados por la represión en la Ciudad de Buenos Aires. Sin De la Rúa en el banquillo de los acusados, luego de ser sobreseído por Bonadio, esperan sentencia el ex secretario de Seguridad, Enrique Mathov; el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos; el ex superintendente de Seguridad Metropolitana, Raúl Andreozzi y el ex director general de Operaciones de la Federal, Norberto Gaudiero. Mathov es el único responsable político imputado en la causa, amnistiado el ex presidente y muerto el entonces ministro del Interior, Ramón Mestre. Las audiencias de este juicio serán retomadas la primera semana de enero y en febrero comenzarían los alegatos de las defensas de Mathov, Santos, Andreozzi y Gaudiero. A esta altura del partido, con el neoliberalismo otra vez en la Rosada, con tantos integrantes de la Alianza en el Gobierno, nos preguntamos por el significado de aquel "que se vayan todos". Muchos nombres y apellidos están de vuelta sin haber pagado ningún costo por aquello, sino que fundamentalmente la ideología que provocó el derrumbe del país y que mató en nombre del establishment, está vivita y coleando. El diccionario político-económico de la derecha, se encarga constantemente de instalar una valorización paralela de las palabras de alta sensibilidad. Ellas conservan su apariencia, su sonoridad amigable y la simbología con la que fueron paridas. Pero en casi todos los casos, esta versión representa exactamente lo contrario, de su significado madre. El caso más emblemático, es libertad. Se trata de uno de los términos, más emparentados con democracia y hasta podríamos arriesgar que es el sinónimo más cercano. Conociendo todas estas bondades, los viejos conservadores argentinos decidieron a mediados de la década del '70, pedir prestado a la política estadounidense, un término que por necesidad de aplicación, malversaron: liberales. En teoría (solo en teoría), en el norte se bautiza históricamente de esta manera, a los adoradores del mercado y a los que paralelamente, hacen un culto de los derechos ajenos. Por estas Pampas, los primeros en llevar ese rótulo, fueron los dueños de la economía de la última dictadura; curiosamente un tiempo basado en la dominación a sangre y fuego de la población y de sus bienes de producción. Cuando el ministro de Hacienda y Finanzas, habla del final del cepo, lo hace como si fuera un integrante de la Asamblea del año XIII, que propone el fin de la esclavitud. Pero en realidad, está condenando a millones de seres humanos a una escena conocida: devaluación, suba del del dólar, aumento de precios y depreción de los salarios. Cuando habla de desmantelar el esquema de administración del mercado cambiario, dice que el pez más grande goza del derecho de comerse al más chico, porque hay que respetar las leyes de la naturaleza. El nuevo equipo económico, anunció con libreto viejo, la flexibilización de los controles para el ingreso de capitales especulativos vigente desde 2005, reduciendo el requisito de permanencia a 120 días y eliminó la obligación de constituir un depósito no remunerado por un año, por el 30%. A jugar ratones, que el gato se fue de vacaciones... Bicicleta financiera (como le decíamos en tiempos de Martínez de Hoz), para todos y todas. Página 12 destaca esta mañana en “Los grandes ganadores de la devaluación”, que “Cien empresas acaparan el 75 por ciento del total de las exportaciones y apenas 25 más de la mitad. De ellas 12 están ligadas al agro, 6 son automotrices, 4 mineras o petroleras. Completan Techint, Aluar y Molinos. También están las que estos años acumularon grandes cantidades de dólares en bancos o silobolsas”. Por su parte, Perfil afirma en primera plana, que “Ocho de cada diez empresarios van a trasladar la devaluación a precios: Noventa dueños y CEOs de empresas lo revelaron en una encuesta exclusiva, aunque difieren en cuál será el porcentaje”. La mayor perversidad del mensaje, pasa por instalar que estas medidas representan "un puntapié inicial para reactivar el crecimiento económico". La negativa mixtura que representan, eliminación de retenciones, libertad del mercado cambiario, apertura de las importaciones en enero, devaluación, aumento de precios, nuevo endeudamiento externo y quita de subsidios; solo hablan de Pymes cerradas, suspensiones, despidos y brusco descenso del salario, para los privilegiados que mantengan su trabajo. El resto, como en los '90, quedará afuera del sistema. Hoy, despachos con funcionarios hambrientos de ajuste y achique, salieron de cacería. Hoy el poder económico, está por encima del poder político. A cambio ofrecerán la paz de los cementerios, porque con economía muerta, nunca hay inflación. Un ex presidente que de la mano del macrismo, goza de su primera estatua en la Ciudad de Buenos Aires, dijo alguna vez: "La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo o queda en manos de las corporaciones". Los mismos que jugaron a emocionarse con el bronce del general, en diez días de gobierno lo derribaron para siempre... El país gobernado por gerentes, el Estado que abandona su rol de juez, entre en el capital concentrado y el hombre común, dejó la primera prueba de su crueldad con el caso Techint. Trabajadores se sentaron a negociar con el Ministerio de Trabajo, el despido de casi 200 obreros, con el que hasta hace pocos días, era su gerente de Recursos Humanos. Algo similiar sucedió cuando se conoció a los nuevos integrantes de la Unidad de Información Financiera y aparecieron los abogados más prestigiosos de los lavadores de dinero. Algo parecido cuando el presidente intentó nombrar por decreto a dos jueces y uno era la mano derecha de Lorenzetti y el otro de Clarín. Mientras tanto, la Justicia sigue con los ojos vendados, para que Magnetto puede seguir eludiendo la aplicación de la adecuación a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Después de la marcha del jueves, un juez hizo lugar a un amparo solicitado por un grupo de periodistas del Multimedios y frenó la descapitalización del grupo que tiene el 70% de las comunicaciones en sus manos. La nueva violación a la Ley de Medios, llegó por un ruego de nueve defensores de la libertad de prensa: Julio Blanck, Nelson Castro, Jorge Fernández Díaz, Jorge Lanata, Alfredo Leuco, Marcelo Longobardi, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú y Eduardo van der Kooy. Un día como hoy, pero hace 14 años, el saldo del último día de la segunda experiencia neoliberal en la Argentina, terminó con casi 4.500 detenidos y 36 muertos. Los que están sentados en el banquillo de los acusados, por las muertes porteñas seguramente serán inhabilitados para ejercer cargos públicos; sin embargo los cultores de la política económica que hizo estallar al país, hoy están nuevamente en sus despachos. El sistema regresó y muchos protagonistas se repiten. Que aquellas muertes no hayan sido en vano... |
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