Sergio Massa y Mauricio Macri mostraron en Davos la buena relación personal que mantienen.
Imagen: Télam.
El ex candidato presidencial del Frente Renovador, Sergio Massa, es el segundo dirigente en manifestar públicamente su voluntad de conducir el Partido Justicialista a partir de la renovación de sus autoridades en el mes de mayo. Lo curioso es el vocero que eligió para hacer el anuncio, el presidente Mauricio Macri, y el lugar elegido para ese lanzamiento, el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza. “Acá me acompaña uno de los líderes más importantes de la oposición argentina, Sergio Massa, del partido peronista, con serias posibilidades de terminar siendo quien conduzca el partido peronista en los próximos meses”, sorprendió el jefe de Estado ayer en una conferencia que dio a la prensa internacional en el marco de esa cumbre.
Massa, parado junto a él, sólo atinó a sonreír. Fue el primer momento en los tres días que llevaba girando junto a Macri que pudo lucirse como algo más que un actor de reparto para las fotografías de rigor. Así, quedaba blanqueada la intención del jefe del peronismo oficialista de participar en la interna del justicialismo por primera vez desde 2013. En ese año, el entonces intendente de Tigre había roto con el Frente para la Victoria para formar su propia alternativa, con la que obtuvo una victoria en los comicios legislativos en la provincia de Buenos Aires y un tercer lugar en la primera vuelta de las presidenciales del año pasado. Antes del ballottage, Massa tampoco respaldó al candidato peronista, Daniel Scioli.
Ayer, antes del anuncio formal ante las cámaras, Massa había anticipado la jugada: en una breve entrevista radial dijo que Macri será presidente durante sólo “cuatro años” porque “el peronismo va a construir una alternativa” para derrotarlo en las urnas. Fue la primera vez desde el 10 de diciembre que el diputado que aspira a conducir la oposición hace una declaración en la que se diferencia del oficialismo. Sin embargo, la jugada de Massa tiene el visto bueno del jefe de Estado, que prefiere lidiar con un peronismo dividido y correr al kirchnerismo del centro del espectro opositor.
El primer intento de Massa para quedarse con la jefatura del peronismo, el aparato político más extendido del país, fue el mismo día de la segunda vuelta, cuando preparó un bunker y dio un mensaje ante las cámaras como si fuese otro candidato ganador. Esperaba una derrota más abultada del FpV, que erosionara el capital político de Scioli y de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El resultado final, más ajustado, lo obligó a posponer su lanzamiento como candidato a encabezar el nuevo peronismo. El segundo intento fue hace dos semanas en Pinamar, donde convocó a dirigentes “peronistas no kirchneristas” para un asado. Sobró carne.
En esa ocasión, sólo consiguió que salieran en la foto dos dirigentes de peso dentro del peronismo: el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el diputado y ex titular de la Anses, Diego Bossio. Sin embargo, ni siquiera con esos apoyos puede contar Massa en su carrera hacia la presidencia del PJ. Es que Urtubey ya lanzó, la semana pasada, la corriente interna que apoyará su propia candidatura (fue, de hecho, el primero en explicitar su postulación para ese cargo), mientras que Bossio, después de la cena costera, puso paños fríos y le ratificó su pertenencia, por ahora, al Frente para la Victoria.
Pero eso no desanima al tigrense. De regreso en el país luego del viaje a Davos, Massa seguirá tejiendo para sumar voluntades a su intentona. En la provincia de Buenos Aires, donde su Frente Renovador prácticamente co-gobierna junto a María Eugenia Vidal, su objetivo está puesto en reconstruir el poder territorial que tuvo en el 2014 y que quedó licuado por el éxodo de intendentes que lo abandonaron el año pasado y los mediocres resultados de sus candidatos en las elecciones de octubre. Mientras tanto, espera un guiño de algunos gobernadores peronistas, que por el momento se demora.
Por el contrario, las principales voces del Frente para la Victoria se alzaron ayer para cuestionar el lanzamiento de Massa de la mano de Macri y sus chances en el proceso de elección interno de autoridades del peronismo. Tanto Scioli, ex candidato presidencial, como el diputado Máximo Kirchner, que encabeza La Cámpora, cuestionaron duramente la candidatura y el hecho de que quien haya enunciado la postulación fuera el principal dirigente del oficialismo y el lugar, un foro donde juegan de local los grupos económicos concentrados.
“Esto es una intromisión a la vida interna del Partido Justicialista. Pero nosotros mismos vamos a ser capaces de expresar el verdadero espacio opositor, que es aquel que viene defendiendo y sosteniendo a los humildes, a los trabajadores, la industria nacional. Es el peronismo en donde tenemos una enorme responsabilidad”, dijo Scioli en declaraciones radiales en las que le advirtió a Macri que la jefatura del peronismo “no se impone por DNU”.
Por su parte, Máximo Kirchner dijo que Massa es el “candidato de Davos” y agregó que en su opinión la postulación no es “importante para la mayoría del peronismo y sus adyacencias” sino que refleja “una expresión de deseo” por parte del Presidente y “la necesidad urgente de contar con cómplices para aplicar el plan económico que se está aplicando”. Además, el diputado descartó por ahora participar de la interna del peronismo: “Ni me desvela ni mucho menos, pero habrá que ver qué resuelven los compañeros”, indicó