Image copyrightReutersImage captionBernie Sanders cuenta con muchos jóvenes entre sus seguidores.
¿Puede convertirse en el próximo presidente de Estados Unidos un autodenominado socialista de 74 años, voz ronca y aspecto desaliñado, al que le gusta despotricar contra la clase dirigente, en especial contra los bancos de Wall Street y las grandes corporaciones?
A la vista del resultado obtenido este martes por el senador demócrata de Vermont Bernie Sanders en las primarias celebradas en el estado de New Hampshire la respuesta parece ser que sí.
Sanders –quien hasta hace unos pocos meses era un desconocido para la mayoría de los votantes estadounidenses– derrotó a Hillary Clinton con un margen de 20 puntos, lo que refuerza sus posibilidades de convertirse en el candidato demócrata de cara a las presidenciales del próximo mes de noviembre.
En su discurso en la noche del martes, Sanders repitió parte de los conceptos que sostuvo en su campaña.
Image copyrightGettyImage captionSanders aseguró este martes que su victoria es un mensaje claro para Wall Street.
El candidato demócrata dijo que su victoria "envía un mensaje a Wall Street y a Washington" de que "el gobierno le pertenece a la gente y no solo a los ricos".
"Lo que la gente ha dicho es que es muy tarde para los mismos viejos políticos y economistas. La gente quiere un cambio", afirmó ante una sala repleta de seguidores, en Concord, New Hampshire.
La semana pasada el senador ya estuvo a punto de darle un disgusto a Clinton, después de que quedara tan sólo 0,2 puntos porcentuales por detrás de la exsecretaria de Estado en las primarias celebradas en el estado de Iowa.
Image copyrightUniversity of Chicago LibraryImage captionBernie Sanders habla ante el Comité sobre Igualdad Racial en 1962.
Cuando en mayo pasado anunció su intención de llegar a la Casa Blanca, la mayor parte de seguidores de Sanders formaban parte del electorado demócrata más a la izquierda del partido, que muchos consideran minoritario.
Pero en los últimos meses los responsables de la campaña de Sanders –nacido en Brooklyn, Nueva York, en 1941 en una familia humilde de origen judío– han logrado que su mensaje llegue a los votantes de a pie, particularmente a los más jóvenes.
El magnetismo que el senador de Vermont ejerce entre los "millennials" (término utilizado para describir a los nacidos después de 1985) quedó claro en las primarias de Iowa.
Sanders obtuvo en aquella ocasión el 84% de los votos de los electores entre 17 y 29 años, frente al 14% de Clinton.
También ganó a la exprimera dama en la franja de edad entre los 30 y los 44 años, con una diferencia de 21 puntos porcentuales.
"Revolución política"
Los analistas creen que los jóvenes -que desde hace meses abarrotan los mítines de Sanders- han conectado con la llamada del senador a participar en "una revolución política" pacífica para acabar con el control que, según él, tienen sobre el país los multimillonarios y las grandes corporaciones.
Encuesta tras encuesta, los votantes de menor edad dicen sentirse atraídos por la figura de Sanders porque, a diferencia de Hillary Clinton, les parece una persona "sincera".
Image copyrightGettyImage captionSanders jura como senador por Vermont en 2007.
La estrategia que su campaña ha llevado a cabo en las redes sociales –en las que supera en número de seguidores a Clinton- ha hecho que su apoyo entre los jóvenes haya ido creciendo de forma orgánica, a través de organizaciones de base que han surgido en muchas escuelas y campus universitarios de EE.UU.
Según informaba el diario The New York Times, en estos momentos Sanders cuenta con comités de campaña en más de 220 universidades de todo Estados Unidos, en las que no es extraño ver a estudiantes luciendo camisetas con el lema que ha hecho famosos al senador: "Feel The Bern" (un juego de palabras con su apellido que se traduciría como "Siente el fuego" o "Siente el ardor").
Según los analistas, ha sido el apoyo de los jóvenes el que ha hecho que ya no se vea como algo imposible que Sanders –quien lleva años involucrado en la lucha por los derechos civiles– acabe arrebatándole a Hillary Clinton la nominación demócrata parta las presidenciales de noviembre.
Educación superior gratuita, sanidad pública universal, lucha contra el cambio climático, reforma migratoria y del sistema judicial, vacaciones y licencias de maternidad pagadas para los trabajadores, fin de las contribuciones de las corporaciones a las campañas políticas, mayor control de Wall Street y sus bancos, fin de las rebajas fiscales para los ricos…
Sanders habla de todos estos temas en un tono populista y desacomplejado,logrando conectar con un electorado más joven cansado de los políticos, tanto demócratas como republicanos, que, según el autodenominado socialista, anteponen los deseos de sus influyentes donantes a los de los ciudadanos.
El político se ha comprometido a no aceptar para su campaña ni un solo dólar de las grandes empresas, logrando recaudar tan sólo en el último trimestre de 2015 US$33 millones gracias a las pequeñas donaciones de sus seguidores.
Image captionElizabeth Morrow apoya a Sanders en New Hampshire.
Elizabeth Morrow es una joven que apoya a Sanders en New Hampshire, y que no está de acuerdo con las feministas de más edad que aseguran que las mujeres tiene la obligación de votar a Hillary Clinton.
Según le dijo a la periodista de la BBC Barbara Plett Usher, cree que la palabra feminista no significa lo mismo para la generación de Hillary Clinton que para la suya.
Asegura que muchas mujeres jóvenes planean votar por Sanders porque los problemas y soluciones de los que habla se ajustan más a sus necesidades que en el caso de Clinton.
"Lo bueno de 2016 es que podemos ir a YouTube y ver quién ha dicho qué y cuándo. Así que podemos ver lo que Sanders decía de los derechos de las mujeres en 1992 y 1995".
"Y estas mujeres jóvenes a las que se dirige Clinton pueden verla en 2008 disparando un arma y bebiendo cerveza… tratando de situarse a la derecha de Obama", aseguró la joven.
"Así que podemos ver que ha cambiado su discurso y eso es un problema para muchos millennials. Queremos autenticidad, y en esos videos se ven las cosas tal como son. Podemos ver el historial de los dos. Está todo en internet disponible de forma gratuita".
Según los expertos, el hecho de que Sanders se autoproclame como un socialista no supone un problema para muchos jóvenes que, según encuestas recientes, tienen una visión más positiva de ese término que generaciones anteriores.
Cosas que cambiar
Image copyrightGettyImage captionUn cartel muestra a Sanders como Robin Hood.
BBC Mundo acudió hace unos meses a uno de los mítines que Bernie Sanders ofreció en Los Ángeles, California, y al que asistieron cerca de 20.000 personas.
Entre los presentes había muchísimos jóvenes, algunos de los cuales no habían cumplido 18 años.
"Estoy aquí para mostrar mi apoyo a Bernie porque creo que en este país hay muchas cosas que tienen que cambiar. Hay que reconstruir la clase media y él me ha devuelto la esperanza de que eso es posible", aseguró Edwina Aguayo, quien acudió al evento de Los Ángeles acompañada de varios amigos.
"Hasta hace unos meses ningún candidato se atrevía a hablar del racismo que existe en este país, y Bernie pone el énfasis en la necesidad de que estemos unidos, sin importar nuestra raza", apuntó la joven.
Daniel, un estudiante de ciencias políticas de 18 años aseguró que apoya a Sanders -porque como él- cree que "la universidad debe ser gratuita".
"Además, el hecho de que no sea un político como los demás y que apueste por cambiar el sistema me gusta", dijo el joven originario del condado californiano de Orange.
"También estoy de acuerdo con él en que la sanidad gratuita debería ser un derecho de todos los estadounidenses y no sólo de unos pocos".
Su amigo Jake, de 18 años y estudiante de relaciones internacionales, aseguró "que hay muchas cosas en las que no está de acuerdo con Sanders, aunque le apoya "porque no es como el resto de políticos".
Image copyrightReutersImage captionBernie Sanders y Hillary Clinton son los únicos demócratas que quedaron en carrera para la presidencia de EE.UU.
"No acepta dinero de las grandes corporaciones y se nota que le preocupa la gente y no sus donantes".
Lo mismo opinó Erik Martínez, un estudiante de secundaria de 17 años que por primera vez podrá votar en las presidenciales de noviembre y que le dará su apoyo al senador de Vermont porque este "quiere gobernar para la gente".
"Habla de cosas con las que estoy de acuerdo, como no dar rebajas fiscales a los millonarios o luchar contra el cambio climático. Creo que Hillary Clinton es una republicana disfrazada de demócrata. Recibe demasiado dinero de las grandes corporaciones", asegura Martínez.
¿Imposible?
Según le dijo a BBC Mundo el director de comunicación la campaña de Sanders, Michael Briggs, el éxito del senador está en que "habla de asuntos que los grandes medios no tratan y sobre los que a una mayoría de estadounidenses -ya sean republicanos, demócratas o independientes- están de acuerdo".
Image copyrightGettyImage captionUn futuro por el que creer, el lema de Sanders.
Según Briggs, desde que inició su carrera política como alcalde de Burlington, la mayor localidad del estado de Vermont, Sanders "ha sido subestimado y eso es algo que ha demostrado no se debe hacer con él".
No hay que olvidar que en 1991 Sanders se convirtió en el primer candidato independiente en ser elegido para el Congreso de EE.UU. en más de cuatro décadas, gracias al apoyo ciudadano que recibió y que ahora está tratando de replicar a nivel nacional con su llamado a una "revolución ciudadana".
¿Imposible? No para los miles de jóvenes que en las primarias de Iowa y New Hampshire le han dado su apoyo.
Hay derrotas y derrotas. Y la de Hillary Clinton pertenece a la categoría de las que hacen época. Ningún candidato demócrata ha quedado segundo en unas primarias en New Hampshire - salvo que compitiera contra un presidente en activo, en cuyo caso el resultado está virtualmente decidido de antemano - por un margen tan grande como el que Bernie Sanders le sacó a Clinton en 60 años. Fue en 1956, cuando Estes Kefauver derrotó a Adlai Stevenson por 70 puntos.
La hecatombe electoral de la ex primera dama, ex senadora, ex secretaria de Estado y ex candidata es épica. Una cosa es perder, y otra ser triturado. New Hampshire tiene 10 condados. Hillary los perdió todos. La derrota tiene que ser aún más dolorosa para Hillary porque en 2008 fue en New Hampshire donde, inesperadamente, ganó a Barack Obama y a John Edwards, que la habían relegado a un humillante tercer puesto en los caucus de Iowa. Y es que New Hampshire siempre había sido muy bueno para los Clinton. En 1992, Bill quedó segundo y, con una habilidad política notable, logró hacer a ojos de la opinión pública esa posición como una victoria. Aquí, en New Hampshire, nació aquel 18 de febrero la dinastía política de los Clinton. Ayer, 24 años, 11 meses y 20 días después, esa misma dinastía ha sufrido una de sus mayores derrotas.
Para añadir una dosis de humillación más, hay que recordar que en abril, cuando Sanders abrió su página web y declaró que iba a entrar en campaña-aunque el anuncio oficial no se produjo hasta mayo- iba 44 puntos por detrás. Todavía en junio, Hillary le llevaba 32 puntos porcentuales. La primera encuesta que daba a Sanders la victoria en New Hampshire no llegó hasta agosto.
Publicado: 10 feb 2016 13:57 GMT | Última actualización: 10 feb 2016 13:58 GMT
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Carlos Santa María
Las elecciones en Estados Unidos tienen una programación con antelación: las élites postularán candidatos favoreciendo el bipartidismo en tanto defensa de su potencial económico, aunque se decantan finalmente por aquel que pueda sustentar sus proyectos políticos y geoestratégicos. Esto no es inusual en muchas elecciones donde los grupos corporativos apoyan a ambos candidatos, cuando es de este estilo donde sólo dos partidos participan (como es el caso de España, hoy debilitado por la irrupción de Podemos), con el fin de maniobrar al gobierno seleccionado.
En este caso específico, la publicidad ha dejado claro que en el ámbito republicano habrá una discusión interesante entre dos aspirantes, Donald Trump y Marco Rubio, lo que puede variar dependiendo de factores externos también. En el ala demócrata, todo indicaría que Hillary Clinton, auspiciada por Wall Street, tendría que ser la nominada.
Sin embargo, ha aparecido un factor inesperado que paulatinamente comienza a tener influencia cual es el votante libre, aquel que decide independientemente de las encuestas y que posee un grado de conciencia que va más allá de la militancia por una organización, comprometiéndose con el destino de su país. Esto ha dado impulso a la campaña de un supuesto acompañante en este proceso y que se transforma en un potencial candidato de preferencias altas: es Bernard Sanders.
Sanders es senador por Vermont, uno de los estados más pequeños de la Unión, quien se ha declarado contradictor de las grandes corporaciones. Por ello se ha comprometido a no aceptar para su campaña ni un solo dólar de ellas y hasta el momento ha conseguido recaudar más de 18 millones de dólares estadounidenses gracias a las pequeñas donaciones de unos 200.000 seguidores, ya que ha iniciado con fondos limitados para su campaña.
En su propuesta ha manifestado la necesidad de Educación Superior gratuita, lo que se convierte en una aspiración de grandes sectores jóvenes que aspiran a una carrera profesional sin alto endeudamiento, sanidad pública universal para que el acceso sea igualitario y de calidad, lucha contra el cambio climático con el fin de proteger al planeta de este engendro. También una reforma migratoria y del sistema judicial con el fin de proteger a los inmigrantes y a su vez transparentar la justicia, vacaciones y bajas de maternidad pagadas para los trabajadores, fin de las contribuciones de las corporaciones a las campañas políticas para democratizar la participación de quienes no posean dicho capital excluyente, mayor control de Wall Street y sus bancos privilegiando a la Nación, fin de las rebajas fiscales para los ricos en tanto violaría la Constitución. Su planteamiento crítico ante las multinacionales es decisivo.
Dada las posibilidades que se abren desde Iowa, su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles. Ocurrirían varias situaciones acordes con su perfil: Estados Unidos retomaría un papel pacífico en el mundo, mejoraría sustancialmente la situación económica del país, establecería relaciones cordiales con América Latina, atacaría verdaderamente el terrorismo, comprendería la grave situación en Medio Oriente y, por tanto, renacería el espíritu de confraternidad con Rusia, China, Irán, y los movimientos progresistas en el planeta.
Si el planteamiento socialdemócrata de Sanders se mantiene, defendiendo las clases medias y trabajadoras tan desvalidas actualmente, estableciendo la humildad como aspirante al hacer su anuncio simplemente desde un podio colocado en un jardín del Capitolio, como defensor de la expansión de beneficios sociales y de aumentar el salario mínimo, sosteniendo que el país atraviesa una crisis más seria que cualquier otro período (después de la Gran Depresión de los años 30), convirtiéndose en crítico de las políticas que han favorecido a las multinacionales y a los grandes inversionistas, el resultado puede ser un apoyo de inmensos sectores afrolatinos, progresistas y capas medias.
¿Qué ocurrirá ahora?
Su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles
La carrera para la presidencia parece estar confirmando que en el país del norte existe un nivel más alto de conciencia sobre la necesidad de elegir un nuevo rumbo, lo que preocupa sobremanera a la Corporatocracia, especialmente cuando Hillary Clinton no logra convencer debido a sus nexos con Wall Street, su acción en Bengasi, Irak y la masacre de civiles, los correos secretos, etc.
La hipótesis es que Marcos Rubio y Donald Trump tienen altas posibilidades en la medida que haya una gran abstención demócrata debido a la insatisfacción con las políticas propuestas y su desgaste interno y externo. Tal como se ha dicho, los republicanos alcanzarían la Casa Blanca pues los afrolatinos no votarían por Hillary, especialmente agredidos en este periodo, a no ser que existiese una amenaza directa, lo que volcaría su participación.
En ese sentido, tal como se anunció prospectivamente, algunas hipótesis que pueden darse son que el candidato republicano que sea nominado gane la presidencia; que Hillary Clinton sea candidata demócrata y pierda o gane; que Bernie Sander sea el candidato demócrata atrayendo una posibilidad alta de ser presidente con el apoyo afrolatino. De ser Sanders, debería enfrentar una de las campañas más duras y con ataques directos. En esta dirección, la creación de una trama para detener el avance progresista no está de más analizarlo pues de ser elegido presidente existiría un grave perjuicio para el emporio del negocio armado, comercial, financiero e industrial, y se privilegiaría la mediana y pequeña empresa fortaleciendo las bases sociales del país. El ataque identificándolo como peligro nacional, similar a Jeremy Corbyn en Inglaterra –tildándolo de socialista o generador de caos–, sería un elemento a tener en cuenta, además de acusaciones a su reputación personal; incluso denuncias sobre su incoherencia en los principios.
Los estadounidenses poseen hoy una propuesta de futuro con Sanders, que convertiría a Estados Unidos en la potencia de la verdadera libertad en la medida que privilegie a su pueblo, el honor del respeto a naciones independientes y fundamentalmente dedique sus esfuerzos a desarrollar democracia interna, agravada por la violencia generalizada. Esto es posible y puede convertir a esta nación norteamericana en un puntal de la confraternidad, papel aún por consolidar.
Y es lo que le conviene al mundo y a la mayoría del pueblo norteamericano pero enseguida vienen los troskos y dicen que da lo mismo votar por Trump que por Sanders ...porque de todos modos va a continuar el capitalismo ....jajajajjajja Son auténticos fachos disfrazados de izquierdistas.-
Publicado: 10 feb 2016 13:57 GMT | Última actualización: 10 feb 2016 13:58 GMT
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Carlos Santa María
Las elecciones en Estados Unidos tienen una programación con antelación: las élites postularán candidatos favoreciendo el bipartidismo en tanto defensa de su potencial económico, aunque se decantan finalmente por aquel que pueda sustentar sus proyectos políticos y geoestratégicos. Esto no es inusual en muchas elecciones donde los grupos corporativos apoyan a ambos candidatos, cuando es de este estilo donde sólo dos partidos participan (como es el caso de España, hoy debilitado por la irrupción de Podemos), con el fin de maniobrar al gobierno seleccionado.
En este caso específico, la publicidad ha dejado claro que en el ámbito republicano habrá una discusión interesante entre dos aspirantes, Donald Trump y Marco Rubio, lo que puede variar dependiendo de factores externos también. En el ala demócrata, todo indicaría que Hillary Clinton, auspiciada por Wall Street, tendría que ser la nominada.
Sin embargo, ha aparecido un factor inesperado que paulatinamente comienza a tener influencia cual es el votante libre, aquel que decide independientemente de las encuestas y que posee un grado de conciencia que va más allá de la militancia por una organización, comprometiéndose con el destino de su país. Esto ha dado impulso a la campaña de un supuesto acompañante en este proceso y que se transforma en un potencial candidato de preferencias altas: es Bernard Sanders.
Sanders es senador por Vermont, uno de los estados más pequeños de la Unión, quien se ha declarado contradictor de las grandes corporaciones. Por ello se ha comprometido a no aceptar para su campaña ni un solo dólar de ellas y hasta el momento ha conseguido recaudar más de 18 millones de dólares estadounidenses gracias a las pequeñas donaciones de unos 200.000 seguidores, ya que ha iniciado con fondos limitados para su campaña.
En su propuesta ha manifestado la necesidad de Educación Superior gratuita, lo que se convierte en una aspiración de grandes sectores jóvenes que aspiran a una carrera profesional sin alto endeudamiento, sanidad pública universal para que el acceso sea igualitario y de calidad, lucha contra el cambio climático con el fin de proteger al planeta de este engendro. También una reforma migratoria y del sistema judicial con el fin de proteger a los inmigrantes y a su vez transparentar la justicia, vacaciones y bajas de maternidad pagadas para los trabajadores, fin de las contribuciones de las corporaciones a las campañas políticas para democratizar la participación de quienes no posean dicho capital excluyente, mayor control de Wall Street y sus bancos privilegiando a la Nación, fin de las rebajas fiscales para los ricos en tanto violaría la Constitución. Su planteamiento crítico ante las multinacionales es decisivo.
Dada las posibilidades que se abren desde Iowa, su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles. Ocurrirían varias situaciones acordes con su perfil: Estados Unidos retomaría un papel pacífico en el mundo, mejoraría sustancialmente la situación económica del país, establecería relaciones cordiales con América Latina, atacaría verdaderamente el terrorismo, comprendería la grave situación en Medio Oriente y, por tanto, renacería el espíritu de confraternidad con Rusia, China, Irán, y los movimientos progresistas en el planeta.
Si el planteamiento socialdemócrata de Sanders se mantiene, defendiendo las clases medias y trabajadoras tan desvalidas actualmente, estableciendo la humildad como aspirante al hacer su anuncio simplemente desde un podio colocado en un jardín del Capitolio, como defensor de la expansión de beneficios sociales y de aumentar el salario mínimo, sosteniendo que el país atraviesa una crisis más seria que cualquier otro período (después de la Gran Depresión de los años 30), convirtiéndose en crítico de las políticas que han favorecido a las multinacionales y a los grandes inversionistas, el resultado puede ser un apoyo de inmensos sectores afrolatinos, progresistas y capas medias.
¿Qué ocurrirá ahora?
Su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles
La carrera para la presidencia parece estar confirmando que en el país del norte existe un nivel más alto de conciencia sobre la necesidad de elegir un nuevo rumbo, lo que preocupa sobremanera a la Corporatocracia, especialmente cuando Hillary Clinton no logra convencer debido a sus nexos con Wall Street, su acción en Bengasi, Irak y la masacre de civiles, los correos secretos, etc.
La hipótesis es que Marcos Rubio y Donald Trump tienen altas posibilidades en la medida que haya una gran abstención demócrata debido a la insatisfacción con las políticas propuestas y su desgaste interno y externo. Tal como se ha dicho, los republicanos alcanzarían la Casa Blanca pues los afrolatinos no votarían por Hillary, especialmente agredidos en este periodo, a no ser que existiese una amenaza directa, lo que volcaría su participación.
En ese sentido, tal como se anunció prospectivamente, algunas hipótesis que pueden darse son que el candidato republicano que sea nominado gane la presidencia; que Hillary Clinton sea candidata demócrata y pierda o gane; que Bernie Sander sea el candidato demócrata atrayendo una posibilidad alta de ser presidente con el apoyo afrolatino. De ser Sanders, debería enfrentar una de las campañas más duras y con ataques directos. En esta dirección, la creación de una trama para detener el avance progresista no está de más analizarlo pues de ser elegido presidente existiría un grave perjuicio para el emporio del negocio armado, comercial, financiero e industrial, y se privilegiaría la mediana y pequeña empresa fortaleciendo las bases sociales del país. El ataque identificándolo como peligro nacional, similar a Jeremy Corbyn en Inglaterra –tildándolo de socialista o generador de caos–, sería un elemento a tener en cuenta, además de acusaciones a su reputación personal; incluso denuncias sobre su incoherencia en los principios.
Los estadounidenses poseen hoy una propuesta de futuro con Sanders, que convertiría a Estados Unidos en la potencia de la verdadera libertad en la medida que privilegie a su pueblo, el honor del respeto a naciones independientes y fundamentalmente dedique sus esfuerzos a desarrollar democracia interna, agravada por la violencia generalizada. Esto es posible y puede convertir a esta nación norteamericana en un puntal de la confraternidad, papel aún por consolidar.