Dilma Rousseff habla con su vicepresidente, Michel Temer, en el Palacio de Planalto.
REUTERS
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño del vicepresidente Temer se ha declarado "independiente" ante un juicio político contra Rousseff
- GERMÁN ARANDA
- Río de Janeiro
29/03/2016
21:24
Cada vez más solo y aislado, el Gobierno de Dilma Rousseff ha perdido este martes el apoyo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más importante de sus aliados en la coalición. La crisis del 'impeachment' que avanza en el Parlamento contra la presidenta, así como el desgaste de su imagen por el 'caso Petrobras' y de lacoyuntura económica, han motivado una decisión que se venía anunciando desde hace meses y que puede complicar mucho ya no sólo la gobernabilidad de Rousseff, sino también su propia permanencia en el cargo, toda vez que el apoyo de los diputados del PMDB se antojaba imprescindible para detener el cese.
Entre ovaciones y gritos de "¡Fuera PT!" y "¡Temer presidente!", el senador y vicepresidente del partido Romero Juca ha anunciado que "en esta reunión histórica, el PMDB se retira de la base del Gobierno", dejando claro que "nadie en el país está autorizado a ejercer cualquier cargo federal en nombre del partido".
Michel Temer, vicepresidente del Gobierno y también presidente de la formación, no ha comparecido este martes a la reunión ejecutiva de la sigla para mantenerse oficialmente al margen del Gobierno. Pero los medios locales aseguran, citando a fuentes cercanas al 'número dos' del Ejecutivo, que la decisión de que su formación abandonara a Dilma por aclamación ha sido básicamente suya y que ha asegurado a Lula que ésta es "irreversible".
De poco ha servido el intento de convencerle de lo contrario del ex presidente Lula, queno puede ejercer como ministro por la suspensión judicial pero sí intenta recuperar apoyos para el Ejecutivo. No obstante, Temer permanecerá al frente de la Vicepresidencia y en la Cámara ya se fragua un proceso para que se convierta en presidente en caso de que caiga Rousseff.
Tampoco surtió efecto el encuentro de la propia Rousseff este lunes con cinco de los siete ministros del PMDB en el Gobierno. Unas horas después, el ministro de Turismo, Henrique Eduardo Alves, presentó su dimisión. Tras hacerse oficial la salida del PMDB del Gobierno ha seguido sus pasos Mauro Lopes, de Aviación Civil; Eduardo Braga, deMinas y Energía; y Helder Barbalho, de Puertos. Los otros tres ministros, Marcelo Castro (Sanidad), Celso Pansera (Ciencia y Tecnología) y Katia Abreu (Agricultura) aún deben decidir si abandonan al Gobierno o al partido.
La salida del PMDB, mayor partido en el Parlamento con 68 de los 513 diputados de la Cámara Baja, dificultará a Rousseff conseguir el número total de votos contra el 'impeachment'. La mandataria intenta evitar que se concreten los 342 votos necesariospara que su destitución pase a la siguiente fase: el Senado.
En las últimas semanas, el culebrón político de Brasil ha vivido sus episodios más apasionantes. Pocos días después de que Lula declarara tres horas ante la policía para negar cualquier tipo de cobros ilegales relacionados al 'caso Petrobras', más de dos millones de personas salieron a las calles de todo Brasil a pedir la salida del Gobierno de Rousseff, a la que acusan de ser incapaz de gobernar el país y de haber estado demasiado cerca del mayor escándalo de corrupción de la Historia del país (aunque no hay ninguna investigación abierta contra ella), pues fue directora del consejo de administración de Petrobras durante los años en que la petrolera desviaba, con la complicidad de otros políticos y de empresarios de la construcción, miles de millones de euros de las arcas públicas.
La respuesta de Dilma a esa jugada fue cuanto menos arriesgada. Nombró al propio Lula ministro de Casa Civil (algo así como un ministro-jefe del Ejecutivo), de modo que conseguiría proteger al ex presidente de la Justicia ordinaria y también recuperar aliados en la Cámara, tarea para la que Lula es mucho más hábil que Rousseff. No obstante, unas escuchas telefónicas entre ambos divulgadas por el juez Sergio Moroencendieron aún más a los opositores y propiciaron que la Justicia invalidara la posesión del cargo de Lula, que sigue sin poder ejercer hasta que el Supremo emita un veredicto sobre la legitimidad o no de su nombramiento.
Mientras, Eduardo Cunha, presidente de la Cámara y miembro del PMDB, también es objeto de un proceso de cese por las sospechas de que cobró mordidas ilegales de la trama en torno a Petrobras. Cunha, enemigo del Gobierno desde que empezó a ser investigado es el mayor ejemplo de la complejidad de las relaciones entre el partido que ayer abandonó al Ejecutivo y el PT, en el poder desde que Lula ganó las elecciones en 2002.
Desde que Rousseff entró en la Presidencia en 2010, empeoraron las relaciones con el PMDB, mucho más basadas en el intercambio de favores y cargos que en la proximidad ideológica. Este martes, definitivamente, se han roto.
Claramente conservador, el PMDB, que no tiene una identidad muy definida, también formó parte de la coalición de Gobierno con Fernando Henrique Cardoso como presidente.