El fenómeno de los femicidios y de todo tipo de violencia contra ese sexo es una realidad que impera hoy en la región y en este país austral la situación es alarmante. Pese a marchas, movilizaciones y leyes lejos de parar, este flagelo ha arreciado. Aquí se cuenta un asesinato de este tipo cada 30 horas.
Cada día en estos últimos 12 meses aparecieron en titulares tristes noticias de mujeres asesinadas, la mayoría jóvenes, casos realmente crudos de niñas y adolescentes violadas, y otras maltratadas, golpeadas y humilladas.
De los más impactantes que estremeció no solo al país sino al mundo entero resuena aún el de la joven de 16 años Lucía Pérez, en Mar del Plata.
A la adolescente la llevaron sin vida al hospital. Según versiones periodísticas, todo apuntaba a una sobredosis, ya que antes de pedir ayuda los supuestos autores del hecho habían lavado y vestido el cuerpo para disimular las graves lesiones genitales.
Los datos arrojados en la autopsia fueron espeluznantes. La violación fue tan brutal que la fiscal del caso, María Isabel Sánchez, dijo no haber visto 'una conjunción de hechos tan aberrantes' en toda su carrera.
A Lucía la obligaron a consumir cocaína y marihuana en exceso y en estado de indefensión la sometieron a un brutal abuso por vía vaginal y anal, provocándole lesiones internas por empalamiento.
Además de haber sido violada, los agresores atravesaron sus partes genitales con una estaca.'Le introdujeron un objeto vía anal que derivó en un reflejo vagal y en un paro cardiorrespiratorio. Fue una agresión sexual inhumana', afirmó la fiscal.
El caso causó una conmoción tan grande que miles de personas en todo el país salieron a las calles a pedir justicia y la convocatoria fue gigantesca con replicas en Chile, México, Colombia y España, entre otros países.
Vestidas de negro en memoria de aquellas que ya no están, miles de mujeres argentinas unidas por un mismo dolor marcharon en la nación varias veces durante este 2016 bajo la convocatoria de la organización Ni una menos.
Por Lucía Pérez, por Marcela, Beatriz, Silvia, Natalia, Samantha, Milagros, Marilyn, Débora, por todos esos rostros que ya no están, se aunaron en una misma rabia e impotencia contenida para pedir urgentemente al Estado hacer algo.
'Somos el grito de las que ya no tienen voz', se podía leer en uno de los tantos carteles que ondearon en el Obelisco porteño en la marcha del 19 de octubre pasado, repleta a pesar de las lluvias y el frío cortante en un día que bautizaron como 'miércoles negro'.
Pero a pesar de todo eso la situación continúa. Solo por citar un ejemplo, después de esa movilización se sucedieron más asesinatos de mujeres como el triple homicidio registrado en la provincia de Mendoza.
En el barrio Trapiche, en el departamento mendocino de Godoy Cruz, un profesor de artes marciales de 30 años mató a su pareja, a su suegra y a la tía de su mujer e hirió de gravedad a su hija de siete meses y a su hijastro de 11 años.
Qué decir del caso hace solo un mes en Chimbas, en la provincia de San Juan, de una niña de cuatro años violada y asfixiada hasta morir en cuyo asesinato están involucrados su tío y una abuela.
SOLUCIONES URGENTES
Los familiares de las víctimas que han sentido en carne propia el dolor desgarrador de perder a un ser querido por este fenómeno piden hoy justicia y más allá de todo claman por la urgente necesidad de políticas gubernamentales efectivas.
En un reciente informe el observatorio de femicidios Adriana Marisel Zamabro, de la asociación La casa del Encuentro, apuntó que entre el 1 de enero y el 31 de octubre de este año las estadísticas son preocupantes: un femicidio cada 30 horas, 235 víctimas mortales, 294 hijos e hijas que perdieron a su madre, 173 de ellos menores de edad.
En el 65 por ciento de los casos las víctimas fueron asesinadas por parejas o exparejas, el 67 por ciento tenía entre 19 y 50 años, 41 femicidas se suicidaron tras cometer el crimen y desde 2008 hasta 2015 se registran en total dos mil 94 mujeres asesinadas.
Hace solo unas semanas la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Dubravka Simonovic, visitó el país y recorrió otras dos provincias donde tuvo la oportunidad de conocer de cerca a víctimas de este flagelo.
Al hacer un balance, Simonovic apuntó a la prensa que las
asesinadas no son sólo números y llamó a hacer más por combatir este triste fenómeno que azota al país y otras naciones en el mundo.
Asimismo pidió a las autoridades argentinas aumentar la protección de las féminas ante un 'sistema con deficiencias considerables', dijo.
La experta de Naciones Unidas consideró que en esta nación austral hay mucho trabajo por hacer para lograr cumplir con las obligaciones internacionales y desarraigar actitudes patriarcales enraizadas y estereotipos de género.
En su informe exhortó al Ejecutivo sobre la necesidad de
intensificar su accionar para prevenir y combatir los femicidios, así como otras formas de violencia de género con el fin de garantizar los derechos de las niñas y mujeres.
'Las víctimas de violencia de género se enfrentan a la falta de una implementación sistemática, coherente y efectiva de estándares legales internacionales y federales en todo el país y esto resulta en diferencias significativas entre las provincias y en distintos niveles de protección', consideró.
Al referirse al Código Procesal Penal federal, la experta apuntó que establece que el procesamiento de delitos sexuales no sea conducido de oficio, lo cual conlleva a ver a la violencia sexual como algo privado.
Este tipo de regulación envía un mensaje equivocado que nos lleva a pensar que las violaciones y la violencia sexual son un asunto privado y no público, señaló.
La Relatora instó a las autoridades a tomar medidas concretas que incluyan la implementación de la legislación recientemente adoptada sobre protección integral hacia las mujeres y destacó la necesidad de construir refugios adicionales y la creación de servicios completos de
apoyo a las víctimas.
En aras de tratar de ponerle fin a esta triste realidad, las
autoridades argentinas realizan hoy una fuerte campaña en diversas partes del país.
En Buenos Aires por ejemplo, en las estaciones del subte, como se le conoce aquí al metro, hay varios carteles en el que llaman a la población a tomar conciencia sobre este problema.
'Cuando las mujeres viajan en subte en horario pico, están pendientes de no ser abusadas sexualmente', se puede leer en uno de los tantos carteles pegados en la estación Carlos Pellegrini.
Dentro de las 300 llamadas que recibe la línea 144 que brinda contención y asesoramiento para casos de violencia de género se conoció que cada día, en el último cuatrimestre, las llamadas crecieron hasta un 70 por ciento.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el pasado 25 de noviembre, el presidente Mauricio Macri sostuvo un encuentro con familiares de víctimas de femicidios en el país.
En posterior rueda de prensa, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, apuntó que la lucha contra este flagelo es una política de Estado en Argentina y se refirió al Plan Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las mujeres, del que forman parte 50 organismos del Estado y de la sociedad.
Iniciativas para combatir este flagelo no faltan pero lo cierto es que las políticas, para muchos, no llegan a ser lo suficientemente efectivas y los asesinatos y la violencia siguen latentes.
*Corresponsal de Prensa Latina en Argentina.