La prensa china pone a Trump como ejemplo del declive de unos EE.UU. "enfermos"
Publicado: 15 dic 2016 06:47 GMT
Los medios de comunicación chinos muestran a su audiencia que su país no tiene nada que envidiar a EE.UU. ni a Occidente.
Donald Trump durante un evento en Wisconsin, EE.UU.Shannon StapletonReuters
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En las últimas semanas los medios de comunicación chinos subrayan un mismo mensaje: que la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. demuestra que el país está deteriorado por la corrupción, la polarización política y social; cuenta con unos medios de comunicación débiles y arrastra una temeraria deuda. En suma, unos EE.UU. "enfermos", "en declive" y "desunidos", recoge el diario 'The New York Times'.
En este sentido, la prensa china pretende dejar claro a la opinión pública que su país no tiene nada que envidiarle a Occidente. "El claro e inequívoco declive de la creencia popular en el 'sueño americano' refleja su falta de optimismo en el futuro del país y en sus posibilidades", apunta el investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, Liu Weidong, citado por el diario estadounidense.
Los medios del gigante asiático también destacan la división existente en la sociedad estadounidense para explicar que se haya decantado por Trump como presidente. Asimismo, aquellos critican a la prensa estadounidense y occidental, incluido 'The New York Times', por su incapacidad a la hora de predecir y explicar el ascenso de Trump, a quien consideraban un candidato sin posibilidades frente a la demócrata Hillary Clinton.
Finalmente, las críticas desde los medios chinos recaen sobre los planes del presidente electo, de quien creen que hará disparar la deuda existente hasta cotas peligrosas. "Será difícil de esquivar esa creciente bola de nieve de deudas que, sin duda, provocará inestabilidad en el Gobierno", afirma un diario chino citado por 'The New York Times'.
Michael Moore: "La negligencia de Trump va a causar la muerte de muchos inocentes"
Publicado: 15 dic 2016 05:08 GMT
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El cineasta Michael Moore ha arremetido duramente contra el presidente electo de EE.UU. en una reciente publicación en Facebook.
El célebre cineasta Michael MooreEduardo Munoz / Reuters
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'Donald Trump nos va a costar la vida'. Es el título de un comentario publicado en Facebook por el cineasta estadounidense Michael Moore. El director se ha referido a las declaraciones de Trump anunciando que no piensa asistir a las reuniones informativas organizadas por la inteligencia de EE.UU. sobre seguridad a diario porque las encuentra repetitivas. De "las 36 reuniones" a las que Trump debería haber asistido desde que ganó las elecciones, asegura Moore, el republicano solo asistió a "dos o tres".
"La mayoría estaría de acuerdo en que el trabajo número uno del líder de cualquier país es mantener a su pueblo seguro. No hay una reunión más importante para el presidente cada día que en la que conoce las amenazas potenciales para el país", escribe Moore.
Asimismo, el autor del documental 'Fahrenheit 9/11' menciona en su publicación que "un presidente anterior como él" [en referencia a George Bush] que no le prestó la debida atención a un informe de inteligencia sobre Osama bin Laden y sus planes para atacar EE.UU. el 6 de agosto de 2001 mientras estaba de vacaciones en su rancho en Texas. "Aquella mañana, el consejero de la Casa Blanca le entregó su informe diario de seguridad nacional. Le echó un vistazo, lo dejó a un lado y luego fue a pescar el resto del día", según el cineasta.
"A continuación está la foto de ese momento que mostré al mundo en 'Fahrenheit 9/11'. El titular del informe de seguridad dice: 'Bin Laden está decidido a atacar en EE.UU'. En la primera página se explica cómo Bin Laden lo hará: con aviones", evoca Moore. "George Bush no salió del rancho para volver a trabajar durante las cuatro semanas siguientes. Pasada la quinta semana, Bin Laden atacó a EE.UU. con aviones, el 11 de septiembre".
"Una cosa es tener a un presidente que se duerma al volante. Pero, amigos míos, otra cosa totalmente distinta es a tener a un presidente electo que rehúsa ponerse al volante. Ese total incumplimiento del deber, desaire diario hacia las personas que trabajan para protegernos (...) les aseguro que acabará en las muertes de mucha gente inocente", concluye.
Las recientes elecciones en los EEUU han dado como resultado el ascenso de Donald Trump a la Presidencia de ese país, después de una enconada campaña que expresa la disputa y antagonismos intermonopolistas, marcada por el escándalo y el desinterés por la vida de la clase obrera y los sectores populares.
Es necesario señalar que tanto Trump, como Hillary Clinton, son fieles representantes del poder de los monopolios, expresan los mismos intereses de clase, contrarios a los del proletariado multinacional de los EEUU.
H. Clinton fue presentada como un “mal menor”, sin embargo a lo largo de estos años, en conjunto con Bill Clinton primero, y después durante la Administración Obama, fue la responsable directa de agresiones militares imperialistas contra los pueblos de África, Medio Oriente, Europa y América Latina. El dúo Obama-Clinton llevó la guerra y destrucción a Libia, Siria; instrumentaron los golpes “soft” en Honduras y Paraguay; crearon y financiaron grupos terroristas; realizaron las deportaciones de trabajadores migrantes más masivas de los últimos tiempos; efectuaron una política económica destinada a salvaguardar las ganancias de los monopolios en medio de la crisis de sobreproducción y sobreacumulación del capital, lo que significó que los costos los pagaran los trabajadores, con la reducción de su nivel de vida y la agresión a sus derechos sindicales y laborales.
De la misma manera que si fuera electa H. Clinton, la Administración de Trump, significará en esencia de esa política para desvalorizar el trabajo, continuar las agresiones e intervenciones imperialistas contra los pueblos y preparativos de una guerra interimperialista. Significará el ataque a los trabajadores de EEUU, sobre todo contra los trabajadores migrantes de México y otras nacionalidades.
Significará el reforzamiento de los lazos con los monopolios mexicanos y con el Estado mexicano que los expresa, hoy representado por el gobierno de Peña Nieto.
Para luchar contra las medidas bárbaras, para organizar a los trabajadores migrantes por sus derechos, para construir la alianza y unidad entre los trabajadores de México, EEUU, y los cientos de miles de trabajadores migrantes es necesario reforzar las filas del Partido Comunista de México, consecuente con una línea antimonopolista, anticapitalista y antiimperialista.
El comentario del presidente electo estadounidense se produjo tras la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Israel.
Carlos BarriaReuters
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El presidente electo estadounidense Donald Trump, que anteriormente instó a vetar la resolución de la ONU sobre Israel, ha comentado que "todo va a cambiar en lo que respecta a las Naciones Unidas".
Este viernes el Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado una resolución contra los asentamientos de Israel en territorio palestino. De los 15 países que conforman ese organismo, 14 han votado a favor. Por su parte, Estados Unidos no ha ejercido su derecho de veto y se ha abstenido, informa TASS.
El presidente electo del país, en un comentario sobre la aprobación de la resolución publicado en su cuenta oficial de Twitter, ha dicho que "todo va a cambiar en lo que respecta a las Naciones Unidas tras el 20 de enero", fecha para la que está prevista su toma de posesión.
El mandatario electo ha reunido un grupo de multimillonarios para dirigir Estados Unidos
Ya Donald Trump ha seleccionado la mayor parte de los ocupantes de los más relevantes cargos de su gobierno, salvo tres: los secretarios de Agricultura y de Asuntos de los Veteranos y el Representante de Comercio de Estados Unidos. Para analizar esta selección, es conveniente dividirlos en tres grupos: política exterior, economía y asuntos sociales.
El primero lo integran los departamentos de Estado, Defensa, Seguridad Doméstica, además del Director Nacional de Inteligencia, el Director de la CIA, el Asesor de Seguridad Nacional, la Embajadora ante Naciones Unidas, el Representante de Estados Unidos para el Comercio y, una entidad creada por Trump, el Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca.
La selección de Rex Tillerson, ejecutivo principal de la trasnacional petrolera Exxon/Mobile, para dirigir el departamento de Estado, hecho prácticamente inédito, se ajusta a las ideas expresadas por Trump relativas a endurecer las posiciones de negociación de Estados Unidos y apunta a dar prioridad a las relaciones con Rusia, ya que Tillerson ha concertado importantes acuerdos con ese país en el campo del petróleo y relaciones de largos años con el presidente Putin.
Segunda prioridad tienen las relaciones con China. El gobernador de Iowa, Terry Branstad, fue seleccionado como Embajador en China, designación acogida favorablemente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Según la prensa, la intención de Trump es tener una línea de comunicación directa al más alto nivel.
El Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca (White House National Trade Council) recién creado por Trump, será dirigido por el profesor de la Universidad de California en Irvine, Peter Navarro (un demócrata convertido en republicano), quien asesoró a Trump durante la campaña electoral. Navarro es connotado partidario de una política agresiva contra China, y su designación no fue bien recibida por el gigante asiático.
Un papel preponderante en esta rama corresponderá al aún por nombrar Representante para el Comercio de Estados Unidos, quien será una pieza importante en futuras y eventuales negociaciones comerciales y multilaterales, tema que Trump ha colocado como elemento esencial de su política exterior.
La selección de los generales retirados James N. Mattis en Defensa; John F. Kelly en Seguridad Doméstica; y Michael T. Flynn como Asesor de Seguridad Nacional, todos con experiencia en las operaciones bélicas en Afganistán e Iraq desde comienzos de este siglo, indican la intención de dar prioridad a la compleja situación militar en el Oriente Medio. La selección del representante por Kansas, Michael Pompeo, para dirigir la CIA se inscribe en ese escenario como un protagonista secundario, aunque por 20 años fue militar estrechamente vinculado a las actividades de las tropas especiales en la Marina.
El equipo económico abarca cinco departamentos. Dos de ellos (Tesoro y Comercio) estarán dirigidos, respectivamente, por Steven Mnuchin y Wilbur Ross, empresarios que tienen como característica común las operaciones con fondos buitres. Para dirigir Transporte seleccionó a Elaine L. Chao, quien ocupó cargos en el gobierno federal durante las presidencias de Reagan, Bush padre, y Bush hijo, a quien sirvió como Secretaria de Trabajo en sus ocho años de mandato.
Nació en Taiwán, a los ocho años emigró a Estados Unidos; está casada con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. Este Departamento tendrá un papel principal en los planes de Trump de invertir miles de millones de dólares en obras de infraestructura vial con el fin de crear millones de nuevos empleos.
En este grupo incluimos al Departamento de Energía, por su papel en la nuclear, la fósil y la alternativa. Como Secretario fue escogido el exgobernador de Texas, Rick Perry, quien paradójicamente al aspirar a la candidatura republicana en el 2012 dijo que de llegar a la presidencia eliminaría ese Departamento; veremos si esa será su tarea. El quinto es Agricultura, cuyo titular aún está por definir. Entre otras cuestiones ese Departamento administra diversos programas de asistencia, entre ellos el de ayuda de asistencia nutricional a las familias de bajos ingresos, que abarca más de 40 millones de personas. Es una de las áreas en que Trump quiere reducir gastos fiscales y alentar la actividad privada.
Además, en la mayor parte de los estados sólidamente republicanos, la economía agrícola es relevante para la población.
Como Asesor Especial del Presidente para la Reforma Regulatoria fue seleccionado Carl Icahn, un octogenario megaempresario. La reforma del sistema tributario sobre inversiones a las corporaciones es uno de los asuntos que más interesa a Icahn.
Al frente del Departamento de Educación estará Betsy DeVos, una empresaria que sobresale por su dedicación a favor de las llamadas «chárter schools», que son escuelas de educación elemental y secundaria (hasta 12mo. grado) financiadas por fondos gubernamentales pero bajo administración privada. Para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha sido seleccionado un cirujano ortopédico y representante a la Cámara por Georgia, Thomas Price, quien ha sido el principal opositor en ese cuerpo legislativo al «Obamacare».
Andrew F. Puzder dirigirá el Departamento de Trabajo. Es el ejecutivo principal de CKE Restaurant Holding, empresa que posee dos cadenas de comida rápida, con un total de 75 000 empleados. Se opone a elevar el salario mínimo a un nivel superior a los $9.00/hora, considera que la ayuda gubernamental conserva la pobreza y es contrario a expandir el acceso al pago de horas extra.
El Departamento de Justicia será encabezado por Jeff Sessions, senador por Alabama que fue el primer miembro de ese cuerpo que apoyó a Trump. Se destaca por su firme posición en contra de un camino legal a la ciudadanía para inmigrantes ilegales, su apoyo a la construcción de un muro en la frontera con México y porque favorece la limitación a la inmigración legal.
Ben Carson, uno de los rivales de Trump por la candidatura presidencial republicana, estará al frente del Departamento de Vivienda y Desarrollo y sus posiciones son contrarias a la participación gubernamental para facilitar la vivienda a la población de menores ingresos y la integración étnica urbana, por tanto es de esperar que entorpezca o limite estos objetivos.
Aunque falta por seleccionar al Secretario de Asuntos de los Veteranos, Trump tiene un compromiso personal de mejorar los servicios que se prestan a los veteranos y sus familiares.
Las características y posiciones de las personas que han sido designadas para dirigir los órganos de gobierno que más inciden en esas actividades, avizoran que durante la presidencia de Donald Trump predominará una tendencia a reducir la participación gubernamental en estos servicios y abrirle espacio al sector privado.
Trump ha logrado formar un equipo con personas afines a sus posiciones y de diversas procedencias, muchos de los cuales gozan de experiencia, y reconocimiento en sus campos de actividad. Pero gobernar es mucho más difícil que llevar a cabo una campaña electoral, sobre todo cuando se quiere hacer cambios de envergadura en la forma de conducir el gobierno. Varios meses transcurrirán después de la toma de posesión para que se despeje el panorama y sea posible valorar las proyecciones y las perspectivas del gobierno de Trump.
WASHINGTON, 2 ene (Xinhua) -- Mientras Donald Trump se prepara para tomar posesión como presidente de Estados Unidos el 20 de enero, más de la mitad de los estadounidenses se muestran escépticos con respecto a su capacidad para manejar una crisis internacional, usar bien la fuerza militar o evitar escándalos importantes en su administración, se indicó en una nueva encuesta dada a conocer hoy.
En contraste, al menos siete de cada 10 estadounidenses tenían confianza en Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton en estas áreas antes de que tomaran posesión, indicó la encuesta Gallup.
El 46 por ciento de los encuestados confía en que Trump puede manejar una crisis internacional, 47 por ciento cree que usará se manera juiciosa la fuerza militar y 44 por ciento considera que puede evitar escándalos importantes en su administración, indicó la encuesta.
Los estadounidenses mostraron un poco más de confianza en Trump en cuanto a trabajar de forma efectiva con el Congreso (60 por ciento), a manejar bien la economía (59 por ciento), a defender como presidente los intereses estadounidenses en el extranjero (55 por ciento) y manejar de forma eficaz la rama ejecutiva (53 por ciento), dijo Jeffrey M. Jones, analista de encuestas de Gallup.
Pero incluso en estas áreas, los estadounidenses tienen mucha menos confianza en Trump que la que tuvieron en sus predecesores, cuando las comparaciones estuvieron disponibles, dijo Jones.
Los resultados de Trump se basan en una encuesta Gallup realizada entre el 7 y el 11 de diciembre por medio de entrevistas telefónicas en una muestra aleatoria de 1.028 adultos de 18 años o más en los 50 estados de Estados Unidos y el distrito de Columbia,
Los resultados de la encuesta concuerdan con encuestas Gallup previas que muestran a Trump con una calificación mucho menos favorable que los presidentes electos previos y un nivel de aprobación mucho menor con respecto a la manera en que ha manejado su transición presidencial.
El margen de error de la encuesta es de +-4 puntos porcentuales.
¿Podrá la democracia sobrevivir al populismo de Donald Trump?
América Latina puede darnos la respuesta
Por Carlos de la Torre – Lexington, Kentucky –Read in English ¿Seguirá Donald Trump el guion populista de concentrar el poder mientras reprime a sus críticos? ¿O serán las bases de la democracia y las instituciones de la sociedad civil de Estados Unidos lo suficientemente fuertes para resistir tales acciones? Para encontrar respuestas, los estadounidenses deberían echar un vistazo a América Latina, donde, desde la década de 1940, los populistas electos han socavado la democracia.
El populismo no es una ideología, sino una estrategia para obtener el poder y gobernar. Dos de los populistas más influyentes de América Latina, Juan Perón de Argentina y Hugo Chávez de Venezuela, percibían la política como una confrontación maniquea entre dos campos antagónicos, tal como lo hace Trump. Desde su perspectiva, no enfrentaban rivales políticos sino enemigos que requieren ser destruidos.
Los líderes populistas tienden a presentarse a sí mismos como personajes extraordinarios cuya misión es liberar al pueblo. Para ganar las elecciones politizan sentimientos de miedo o resentimiento. En cuanto están en el gobierno, atacan el marco constitucional liberal de la democracia, que en su opinión constriñe la voluntad del pueblo. Los populistas son profundamente antipluralistas, y sostienen que ellos encarnan al pueblo como un todo. Chávez presumía: “No se trata de Hugo Chávez; se trata de un pueblo”. De manera similar, Trump dijo en un evento de campaña en Florida: “No se trata de mí: se trata de todos ustedes. Se trata de todos nosotros, juntos como una nación”.
Los términos “pueblo” y “élite” son imprecisos. El “pueblo” de Perón y Chávez eran los oprimidos y no blancos. El “pueblo” de Trump son ciudadanos blancos, en su mayoría cristianos, que producen riqueza y no dependen de los subsidios financieros del gobierno. Los enemigos de Chávez y Perón eran políticos corruptos, élites económicas extranjerizantes, el imperialismo y los medios de comunicación privados. En la campaña presidencial de Trump, los mexicanos fueron representados como el otro antiestadounidense, y los musulmanes fueron retratados como terroristas en potencia cuyos valores son contrarios al cristianismo estadounidense. Pintó a los afroestadounidenses como delincuentes o víctimas que viven en condiciones de alienación y desesperanza. Los enemigos de Trump también eran los medios de comunicación, las empresas y los países que obtienen ganancias de la globalización, y las élites liberales que defienden lo políticamente correcto.
Los populistas crean sus propias reglas del juego político, y parte de su estrategia es manipular a los medios. Chávez y Rafael Correa, el presidente populista de Ecuador, desdibujaron los límites entre el entretenimiento y las noticias, usando sus propios programas semanales de televisión para anunciar políticas importantes, atacar a la oposición, cantar canciones populares y, naturalmente, despedir a funcionarios públicos. Siempre estaban enfrentando a sus enemigos en Twitter, y los programas de televisión mostraban sus palabras y acciones enfurecidas para aumentar los ratings. Trump podría seguir estos ejemplos y transformar los debates sobre asuntos de interés nacional en reality shows.
Puesto que los populistas latinoamericanos se sienten amenazados por aquellos que cuestionan su argumento de encarnar las aspiraciones de su pueblo, se les van encima a los medios. Perón y Chávez nacionalizaron los medios noticiosos que los criticaban; Alberto Fujimori, de Perú, usaba los tabloides sensacionalistas para calumniar a sus críticos; Correa ha utilizado el sistema legal para imponer multas astronómicas a periodistas y dueños de medios noticiosos. El Diario Hoy, un periódico de centro-izquierda de Ecuador donde fui columnista, fue obligado a cerrar por criticar al gobierno. Como muchos periodistas e intelectuales de Ecuador, me convertí en blanco del presidente, quién me insultó dos veces en su programa en televisión nacional.
Al igual que sus primos populistas latinoamericanos, Trump muestra desprecio por los medios. Ha amenazado a periódicos y periodistas con demandas por difamación. Aunque ha suavizado sus ataques desde la elección, una confrontación con periodistas críticos parece inevitable.
Los populistas latinoamericanos también atacan a la sociedad civil. De manera semejante, Trump ha utilizado palabras duras en contra de grupos de derechos civiles como Black Lives Matter. Algunos de sus colaboradores cercanos han hablado de revivir el Comité de Actividades No Estadounidenses. Su apoyo a las deportaciones masivas, el uso de la política de “detención y cateo” en los barrios latinos y negros, la vigilancia a los musulmanes estadounidenses, la reversión de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT podrían conducir también a confrontaciones con organizaciones de derechos humanos y civiles.
Los populistas latinoamericanos no respetan acuerdos constitucionales, como la separación de poderes. Tratan de controlar al poder judicial, apoderarse de todas las instituciones de control, y crear partidos basados en la lealtad incondicional al líder. Cuando llegan al poder en medio de las crisis, como cuando Chávez y Correa fueron elegidos, pueden tomar el poder y establecer el autoritarismo a expensas de la democracia. En Argentina, instituciones democráticas más sólidas se resistieron a la estrategia de politización populista de Cristina Fernández de Kirchner y bloquearon una reforma constitucional que le habría permitido permanecer en el poder durante un periodo más.
Estados Unidos tiene una tradición de equilibrio de poderes entre las distintas áreas gubernamentales para controlar el poder político. La constitución divide el poder en tres ramas; las elecciones están espaciadas; el poder se reparte entre los estados y el gobierno federal; hay dos partidos dominantes. Con estas restricciones y hasta la elección de Trump, el populismo estaba confinado a los márgenes del sistema político. En teoría, el populismo de Trump, dentro de este marco institucional, no sería más que una fase, y la democracia y la sociedad civil estadounidenses serían lo suficientemente fuertes para sobrevivir a los desafíos del populismo sin importantes consecuencias desestabilizadoras.
Sin embargo, incluso si el marco institucional de la democracia no se derrumba bajo su poder, Trump ya ha dañado la esfera pública democrática. El discurso del odio y la denigración de las minorías están sustituyendo a la política del reconocimiento y la tolerancia cultural que, desde los años sesenta, ha sido construida por las luchas feministas y los movimientos contra el racismo.
Trump es una especie de animal político desconocido para los estadounidenses, un autócrata populista de extrema derecha. El sexismo, el racismo y la xenofobia le hicieron a ganar las elecciones. Como presidente, tendrá la autoridad para expulsar a los grupos contra los que hizo campaña. Una vez en el poder, continuará atacando a los medios de comunicación, a las élites liberales y cosmopolitas, y a cualquier otro grupo que desafíe sus políticas.
La democracia no es inmune a los autócratas populistas. La polarización, los ataques a los derechos civiles y la confrontación con la prensa podrían conducir, en Estados Unidos, al igual que en Venezuela y Ecuador, al autoritarismo. Chávez y Correa no erradicaron la democracia con golpes de Estado. En vez de eso, la estrangularon poco a poco con ataques a las libertades civiles, dominando la esfera pública y usando el sistema legal para silenciar a sus críticos. Los estadounidenses que valoren un país inclusivo, tolerante y pluralista necesitan estar en guardia, vigilantes para que Trump no siga sus pasos.
Carlos de la Torre, profesor de sociología en la Universidad de Kentucky, es autor de Populist Seduction in Latin America y editor de The Promises and Perils of Populism: Global Perspectives.
El ascenso de Rusia y de China 'abre el apetito' a la Armada de EE.UU.
Publicado: 9 ene 2017 14:21 GMT
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La Marina de EE.UU. ha solicitado un aumento de su flota desde los actuales 274 buques funcionales a los 355, el mayor desde los tiempos de la Guerra Fría.
Dos personas despiden con banderas al portaviones estadounidense Ronald Reagan en la base naval de San Diego (California), el 31 de agosto de 2015.Mike BlakeReuters
Las Armada estadounidense busca un aumento presupuestario sin precedentes desde la Guerra Fría para hacer frente a la renovación militar de Rusia y a las ambiciones de Pekín en el mar de la China Meridional, informa la agencia AP.
La propuesta para aumentar la flota desde los actuales 274 buques funcionales hasta 355, anunciada el mes pasado por la Armada, supera incluso a la promesa formulada por el presidente electo Donald Trump durante su campaña electoral, que se comprometió a que los astilleros afectados por los recortes presupuestarios de los últimos años reciban incentivos.
"Rusia y China van a seguir reforzando sus armadas. Las complejidades no van a mitigarse. La Armada, más que cualquiera de nuestros servicios, es nuestra presencia de vanguardia. La necesitaremos", afirmó Matthew Paxton, presidente del Consejo de Astilleros de EE.UU., que representa a la mayoría de las compañías de construcción naval del país.
Si los planes de la Armada se concretan, la construcción naval estadounidense volverá a los niveles de la Guerra Fría, cuando el sector trabajaba día y noche sobre un plan de 600 buques ordenado por el expresidente Ronald Reagan.
Sin embargo, el exasesor del subsecretario de Defensa en el Gobierno de Reagan, cree que la solicitud de la Armada es poco realista a no ser que la Administración de Trump desee aumentar el presupuesto "hasta niveles jamás vistos".
El objetivo impuesto por la Armada para los próximos 30 años r
"Es muy probable que Trump sufra un 'impeachment' dentro de los primeros 18 meses"
Publicado: 14 ene 2017 09:25 GMT | Última actualización: 14 ene 2017 09:28 GMT
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El procedimiento de 'impeachment' contra Donald Trump es una posibilidad real, ya que el Partido Republicano querrá distanciarse de la polémica figura, sostiene una experta en política estadounidense.
Donald Trump en la Torre Trump de Nueva York, el 13 de enero de 2017.Shannon StapletonReuters
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Ya sea por un informe anónimo atribuido a un exagente de Inteligencia británica que contiene supuesta información "comprometedora" contra el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, o por algún otro escándalo relacionado con el multimillonario estadounidense, "es muy probable que sufra un 'impeachment' dentro de los primeros 12 a 18 meses" de su presidencia, sostiene la profesora de política de la Universidad de Mánchester (Reino Unido) y experta en política estadounidense Angelia Wilson.
Trump "se ha convertido en un agobio para el Partido Republicano", ha comentado Wilson a 'The Independent'. A su modo de ver, en algún momento los republicanos "necesitarán distanciarse de él" para no socavar sus posiciones en la Cámara de Representantes.
En Estados Unidos, el 'impeachment' del presidente es el inicio de su destitución por "traición, soborno u otros delitos graves y faltas" y solo dos líderes del país se enfrentaron a este procedimiento, Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998, y ambos fueron absueltos. El mismo proceso iniciado contra Richard Nixon en febrero de 1974 terminó con su dimisión voluntaria.
El profesor de ciencias políticas del Instituto de Tecnología Rose-Hulman (EE.UU.), Terrence Casey, ha subrayado al periódico británico que el 'impeachment' está relacionado con "delitos penales y que en ese sentido no tiene que ver con el apoyo público", aunque "también es un acto político". "Los procedimientos del 'impeachment' de Bill Clinton solo pudieron suceder porque había un partido opositor al mando del Congreso", ha explicado.
"En el caso de Trump, habría que convencer al Congreso republicano de iniciar el 'impeachment' contra un presidente republicano, lo que podría fracasar si aún tuviera apoyo público ―como le pasó a Clinton― y podría teneréxito si no tuviera ese apoyo, como en el caso de la dimisión de Nixon", opina Casey.
¿Va el gabinete elegido por Trump contra sus propias ideas en política exterior?
Publicado: 15 ene 2017 11:45 GMT
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A pocos días para que la Administración Trump tome las riendas de la Casa Blanca, parece que sus 'elegidos' expresaron ante el Senado opiniones muy contrarias a las de su jefe. ¿De verdad piensan así?
Donald Trump habla durante su primera rueda de prensa como presidente electo en la Torre Trump, Nueva York, EE.UU., el 11 de enero de 2017Shannon StapletonReuters
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Esta semana se celebraron en el Senado de Estados Unidos las audiencias de confirmación de los cargos de los políticos nominados por el presidente electo Donald Trump para su gabinete. Sus respuestas a las preguntas de los senadores reflejaron tanto su sintonía con Trump como algunas drásticas contradicciones respecto a sus ideas sobre los principales temas de la agenda de la política internacional de Washington.
Las relaciones de EE.UU. con Rusia
Si en lo que se refiere a las relaciones bilaterales con Moscú, Donald Trump se manifiesta cada vez más dispuesto a dialogar, declarando abiertamente que "solo la gente estúpida o los tontos" podrían creer que "es malo" mantener buenas relaciones con Rusia, varios expertos subrayan que Trump podría experimentar una presión considerable por parte de la línea 'oficial' de Washington, que promueve una política beligerante hacia Rusia. Algunos nominados por el presidente electo también han expresado ideas parecidas a este respecto.
Por ejemplo, el candidato a jefe del Pentágono, James 'Perro Rabioso' Mattis, afirmó este jueves ante el Senado que Rusia se encuentra entre las amenazas más graves que se ciernen sobre el orden mundial e insistió en que Washington necesita contrarrestar a Moscú si sus intereses van contra los de EE.UU. Sin embargo, Mattis admitió que un diálogo con el Kremlin también resulta indispensable.
Asimismo, el elegido por Trump para ocupar la Secretaría de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, aseguró durante su audiencia de este miércoles que Rusia representa un "peligro", si bien destacó que Moscú no es "impredecible" en la defensa de sus propios intereses y abogó por que Washington mantenga un diálogo abierto y justo con Moscú. Más aún, cuando uno de los senadores, Marco Rubio, le lanzó a Tillerson una pregunta, en la que, entre otras cosas, lo invitaba a sintonizar con la percepción de que Rusia es culpable de la situación en Alepo. Sin embargo, Tillerson se negó a juzgar las acciones de Rusia o a describirlas como 'crímenes de guerra', tal y como le pedía el senador.
En relación a estos primeros comentarios, el experto militar Víctor Litovkin declaró en radio Sputnik que tanto Mattis como Tillerson no podían decir otra cosa. "Hay que entender que hoy el Congreso y el Senado de EE.UU. son rusófobos", explicó Litovkin, subrayando que "por eso ni él ni el candidato al cargo del secretario de Estado pueden decir otra cosa". Asimismo, añadió que la actitud de Mattis es "simple y transparente como el cristal" y que Mattis considera que EE.UU. debe "seguir siendo el líder en el mundo" y "dictar su voluntad a otros países", por lo que "debe" mostrarse firme en el deseo de luchar con Rusia siguiendo la línea oficial de Washington, escribe 'RIA Novosti'.
El muro con México y la política migratoria
El entonces candidato para la presidencia de EE.UU., Donald Trump, y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, comparecen ante la prensa en la residencia Los Pinos en Ciudad de México, el 31 de agosto de 2016Henry RomeroReuters
En cuanto a las relaciones bilaterales con México y la construcción del polémico muro en la frontera con este país latinoamericano, Donald Trump se mostró firme en sus intenciones, y durante la rueda de prensa celebrada pocos días antes de su investidura aseguró que "no esperará un año y medio" para construir el muro con México para combatir la inmigración ilegal. Asimismo, aclaró que empezará las negociaciones con el país vecino en cuanto asuma el poder, recalcando que los mexicanos pagarán el muro.
En este punto muchos de sus candidatos discrepan con él. John Kelly, nombrado por Trump al frente del Departamento de Seguridad Nacional, destacó durante su audiencia que "la barrera física no hará el trabajo por sí misma" y que es necesario crear "una defensa de capas" haciendo hincapié en la necesidad del uso de las patrullas, "sensores" y "dispositivos de observación".
Cuando los senadores le preguntaron a Tillerson si caracterizaría como "violadores" o "criminales" a los mexicanos, éste aseguró que "nunca definiría a la población de la nación entera con un solo término". "México es desde hace mucho tiempo un vecino y un amigo de este país", añadió.
Durante su campaña electoral, Trump se mostró a favor del cierre de las fronteras estadounidenses a los musulmanes y por imponer un registro a las personas procedentes de países musulmanes. Sin embargo, Jeff Sessions, elegido por Trump para encabezar el Departamento de Justicia, aseguró que "no apoya la idea de que se les niegue la entrada al país a los musulmanes como grupo religioso", pese a que es bien conocida su postura intransigente en relación a la inmigración ilegal. Kelly también dijo a los senadores que no está de acuerdo con la idea de "registrar a la gente en función de su religión o razones étnicas", subrayando que la vigilancia de las mezquitas contravendría la letra de la Constitución.
Las relaciones con Pekín y la situación en el mar de China Meridional
Pese a las promesas de Trump de hacer frente a China en el ámbito mercantil, el futuro presidente todavía no ha aclarado qué acciones concretas emprenderá en este sentido. Asimismo, ha comentado que en cuanto a las relaciones con Taiwán y respecto al principio de una sola China "todo puede ser objeto de negociación".
En cuanto a su actitud frente a Pekín los candidatos para el gabinete de Trump se muestran más inflexibles. No en vano, durante la sesión de confirmación Tillerson propuso que EE.UU. impida el acceso de China a las islas en disputa del mar de la China Meridional, medida que puede provocar un serio enfrentamiento entre ambos países. Mattis, por su parte, dijo que "lo que China está haciendo en el mar de China Meridional" es uno de los factores que más amenazan al orden mundial "desde la Segunda Guerra Mundial".
¿Expresan sus propios pensamientos?
Este viernes Donald Trump publicó un tuit en el que felicitó a sus nominados y les pidió que sean "ellos mismos" y que "expresen sus propios pensamientos, no los míos". Sin embargo, aún es pronto para conocer el punto de vista de los candidatos para forma el próximo gabinete, ya que su futuro depende de las decisiones del Senado y a la hora de responder a las preguntas de los senadores los nominados pueden verse obligados a armonizar sus opiniones con las de la cámara.
Tampoco está claro hasta qué punto las actitudes de los miembros del gabinete de Trump irán en la misma línea que las de los altos cargos de la Casa Blanca, recuerda 'The Washington Post', ya que estos no tendrán que pasar la aprobación del Senado. De todos modos, cómo se comportarán después los miembros del futuro gabinete "va a depender del presidente Donald Trump", resumió Litovkin.
China responde al comentario de Trump sobre Taiwán
Publicado: 14 ene 2017 21:17 GMT
El Ministerio de Asuntos Exteriores del gigante asiático considera la política de una sola China como la "base" de las relaciones con Estados Unidos.
El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, en una rueda de prensa en Nueva York, EE.UU., 11 de enero de 2017Lucas JacksonReuters
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El Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha condenado firmemente este sábado la sugerencia del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, de que la política de una sola China sobre Taiwán es negociable, y la consideró la "base política" de las relaciones entre Estados Unidos y China.
"El principio de una sola China es el fundamento político de las relaciones sino-estadounidenses y no es negociable. Exhortamos al lado relevante de Estados Unidos a reconocer la alta sensibilidad de la cuestión de Taiwán y a cumplir las promesas de las sucesivas administraciones estadounidenses de ambos partidos", reza el comunicado oficial de la Cancillería china.
El magnate declaró este viernes en una entrevista que no se comprometería a un acuerdo a largo plazo entre Estados Unidos y China sobre Taiwán antes de ver progreso en la políticas monetarias y comerciales de Pekín, y agregó que "todo puede ser objeto de negociación, incluida [la política de] una sola China".
China, por su parte, considera a Taiwán como una provincia rebelde y, desde 1979 Estados Unidos reconoce que Taiwán es parte de China y que las relaciones entre Estados Unidos y China se rigen por un conjunto de protocolos conocidos como la política de una sola China.
Miles de estadounidenses exigen que Donald Trump revele sus declaraciones fiscales
Publicado: 22 ene 2017 20:31 GMT
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La petición, lanzada en el portal WhiteHouse.gov, ya ha superado el número de firmas necesario para que la Casa Blanca la tenga en cuenta.
El 45.º presidente estadounidense Donald TrumpRick WilkingReuters
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Una petición en el sitio web WhiteHouse.gov para que el presidente de EE.UU., Donald Trump, publique sus declaraciones fiscales ha conseguido más de 200.000 firmas, el doble de las necesarias para que la Casa Blanca responda, si la nueva Administración continúa la política aplicada por Barack Obama en materia de peticiones ciudadanas.
"Los conflictos económicos sin precedente de esa Administración tienen que ser visibles para el pueblo estadounidense, incluida cualquier documentación que pudiera revelar influencia extranjera e intereses financieros que puedan poner a Donald Trump en conflicto con la cláusula de emolumentos de la Constitución", reza la petición. Según apunta 'Time', Trump se negó a revelar sus declaraciones de impuestos durante la campaña electoral.
Según la cláusula 8, sección 9 del artículo I de la Constitución de EE.UU., "ninguna persona que ocupe un empleo remunerado u honorífico aceptará ningún regalo, emolumento, empleo o título, de la clase que fuere, de ningún monarca, príncipe o Estado extranjero, sin consentimiento del Congreso". Esta cláusula se creó con el propósito de que los presidentes de EE.UU. no pudiesen recibir regalos países extranjeros, y de este modo proteger la independencia del nuevo país.
La Administración de Obama adoptó la política de responder a cualquier petición de WhiteHouse.gov que consiguiera más de 100.000 firmas en un periodo de 30 días. Sin embargo, no está claro si la Administración de Trump seguirá aplicándola.