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General: Trump: el otro fin de ciclo (Por Atilio A. Boron
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 11/11/2016 16:39

(Por Atilio A. Boron) En el último año hablar del “fin del ciclo progresista” se había convertido en una moda en América Latina. Uno de los supuestos de tan temeraria como infundada tesis, cuyos contenidos hemos discutido en otra parte, era la continuidad de las políticas de libre cambio y de globalización comercial impulsadas por Washington desde los tiempos de Bill Clinton y que sus cultores pensaban serían continuadas por su esposa Hillary para otorgar sustento a las tentativas de recomposición neoliberal en curso en Argentina y Brasil.[1] Pero enfrentados al tsunami Donald Trump se miran desconcertados y muy pocos, tanto aquí como en Estados Unidos, logran comprender lo sucedido. Cayeron en las trampas de las encuestas que fracasaron en Inglaterra con el Brexit, en Colombia con el No, en España con Podemos y ahora en Estados Unidos al pronosticar unánimemente el triunfo de la candidata del partido Demócrata. También fueron víctimas del microclima que suele acompañar a ciertos políticos, y confundieron las opiniones prevalecientes entre los asesores y consejeros de campaña con el sentimiento y la opinión pública del conjunto de la población estadounidense, esa sin educación universitaria, con altas tasas de desempleo, económicamente arruinada y frustrada por el lento pero inexorable desvanecimiento del sueño americano, convertido en una interminable pesadilla. Por eso hablan de la “sorpresa” de ayer a la madrugada, pero como observara con astucia Omar Torrijos, en política no hay sorpresas sino sorprendidos. Veamos algunas de las razones por las que Trump se impuso en las elecciones.



Primero, porque Hillary Clinton hizo su campaña proclamando el orgullo que henchía su espíritu por haber colaborado con la Administración Barack Obama, sin detenerse un minuto a pensar que la gestión de su mentor fue un verdadero fiasco. Sus promesas del “Sí, nosotros podemos” fueron inclementemente sepultadas por las intrigas y presiones de lo que los más agudos observadores de la vida política estadounidense -esos que nunca llegan a los grandes medios de aquel país- denominan “el gobierno invisible” o el “estado profundo”. Las módicas tentativas reformistas de Obama en el plano doméstico naufragaron sistemáticamente, y no siempre por culpa de la mayoría republicana en el Congreso. Su intención de cerrar la cárcel de Guantánamo se diluyó sin dejar mayores rastros y Obama, galardonado con un inmerecido Premio Nobel, careció de las agallas necesarias para defender su proyecto y se entregó sin luchar ante los halcones. Otro tanto ocurrió con el “Obamacare”, la malograda reforma del absurdo, por lo carísimo e ineficiente, sistema de salud de Estados Unidos, fuente de encendidas críticas sobre todo entre los votantes de la tercera edad pero no sólo entre ellos. No mejor suerte corrió la reforma financiera, luego del estallido de la crisis del 2008 que sumió a a la economía mundial en una onda recesiva que no da señales de menguar y que, pese a la hojarasca producida por la Casa Blanca y distintas comisiones del Congreso, mantuvo incólume la impunidad del capital financiero para hacer y deshacer a su antojo, con las consabidas consecuencias. Mientras, los ingresos de la mayoría de la población económicamente activa registraban -no en términos nominales sino reales- un estancamiento casi medio siglo, las ganancias del uno por ciento más rico de la sociedad norteamericana crecieron astronómicamente.[2] Tan es así que un autor como Zbigniew Brzezinski, tan poco afecto al empleo de las categorías del análisis marxista, venía hace un tiempo expresando su preocupación porque los fracasos de la política económica de Obama encendiese la hoguera de la lucha de clases en Estados Unidos. En realidad esta venía desplegándose con creciente fuerza desde comienzos de los noventas sin que él, y la gran mayoría de los “expertos”, se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo bajo sus narices. Sólo que la lucha de clases en el corazón del sistema imperialista no puede tener las mismas formas que ese enfrentamiento asume en la periferia. Es menos visible y ruidoso, pero no por ello inexistente. De ahí la tardía preocupación del aristócrata polaco-americano. En materia de reforma migratoria Obama tiene el dudoso honor de haber sido el presidente que más migrantes indocumentados deportó, incluyendo un exorbitante número de niños que querían reunirse con sus familias. En resumen, Clinton se ufanaba de ser la heredera del legado de Obama, y aquél había sido un desastre.



Pero, segundo, la herencia de Obama no pudo ser peor en materia de política internacional. Se pasó ocho años guerreando en los cinco continentes, y sin cosechar ninguna victoria. Al contrario, la posición relativa de Estados Unidos en el tablero geopolítico mundial se debilitó significativamente a lo largo de estos años. Por eso fue un acierto propagandístico de Trump cuando utilizó para su campaña el slogan de “¡Hagamos que Estados Unidos sea grande otra vez!” Obama y la Clinton propiciaron golpes de estado en América Latina (en Honduras, Ecuador, Paraguay) y envió al Brasil a Liliana Ayalde, la embajadora que había urdido la conspiración que derribó a Fernando Lugo para hacer lo mismo contra Dilma. Atacó a Venezuela con una estúpida orden presidencial declarando que el gobierno bolivariano constituía una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.” Reanudó las relaciones diplomáticas con Cuba pero hizo poco y nada para acabar con el bloqueo. Orquestó el golpe contra Gadaffi inventando unos “combatientes por la libertad” que resultaron ser mercenarios del imperio. Y Hillary merece la humillación de haber sido derrotada por Trump aunque nomás sea por su repugnante risotada cuando le susurraron al oído, mientras estaba en una audiencia, que Gadaffi había sido capturado y linchado. Toda su degradación moral quedó reflejada para la historia en esa carcajada. Luego de eso, Obama y su Secretaria de Estado repitieron la operación contra Basher al Assad y destruyeron Siria al paso que, como confesó la Clinton, “nos equivocamos al elegir a los amigos” –a quienes dieron cobertura diplomática y mediática, armas y grandes cantidades de dinero- y del huevo de la serpiente nació, finalmente, el tenebroso y criminal Estado Islámico. Obama declaró una guerra económica no sólo contra Venezuela sino también contra Rusia e Irán, aprovechándose del derrumbe del precio del petróleo originado en el robo de ese hidrocarburo por los jijadistas que ocupaban Siria e Irak. Envió a Victoria Nuland, Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos , a ofrecer apoyo logístico y militar a las bandas neonazis que querían acabar con el gobierno legítimo de Ucrania, y lo consiguieron al precio de colocar al mundo, como lo recuerda Francisco, al borde de una Tercera Guerra Mundial. Y para contener a China desplazó gran parte de su flota de mar al Asia Pacífico, obligó al gobierno de Japón a cambiar su constitución para permitir que sus tropas salieran del territorio nipón (con la evidente intención de amenazar a China) e instaló dos bases militares en Australia para, desde el Sur, cerrar el círculo sobre China. En resumen, una cadena interminable de tropelías y fracasos internacionales que provocaron indecibles sufrimientos a millones de personas.


Dicho lo anterior, no podía sorprender a nadie que Trump derrotara a la candidata de la continuidad oficial. Con la llegada de este a la Casa Blanca la globalización neoliberal y el libre comercio pierden su promotor mundial. El magnate neoyorquino se manifestó en contra del TTP, habló de poner fin al NAFTA (el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá) y se declaró a favor de una política proteccionista que recupere para su país los empleos perdidos a manos de sus competidores asiáticos. Por otra parte, y en contraposición a la suicida beligerancia de Obama contra Rusia, propone hacer un acuerdo con este país para estabilizar la situación en Siria y el Medio Oriente porque es evidente que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han sido incapaces de hacerlo. Hay, por lo tanto, un muy significativo cambio en el clima de opinión que campea en las alturas del imperio. Los gobiernos de Argentina y Brasil, que se ilusionaban pensando que el futuro de estos países pasaría por “insertarse en el mundo” vía libre comercio (TTP, Alianza del Pacífico, Acuerdo Unión Europea-Mercosur) más les vale vayan aggiornando su discurso y comenzar a leer a Alexander Hamilton, primer Secretario del Tesoro de Estados Unidos, y padre fundador del proteccionismo económico. Sí, se acabó un ciclo: el del neoliberalismo, cuya malignidad convirtió a la Unión Europea en una potencia de segundo orden e hizo que Estados Unidos se internara por el sendero de una lenta pero irreversible decadencia imperial. Paradojalmente, la elección de un xenófobo y misógino millonario norteamericano podría abrir, para América Latina, insospechadas oportunidades para romper la camisa de fuerza del neoliberalismo y ensayar otras políticas económicas una vez que las que hasta ahora prohijara Washington cayeron en desgracia. Como diría Eric Hobsbawm, se vienen “tiempos interesantes” porque, para salvar al imperio, Trump abandonará el credo económico-político que tanto daño hizo al mundo desde finales de los años setentas del siglo pasado. Habrá que saber aprovechar esta inédita oportunidad.


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De: Ruben1919 Enviado: 09/12/2016 12:06

El sociólogo que predijo la disolución de la URSS pronostica la caída de EE.UU. en 2020

Publicado: 8 dic 2016 21:26 GMT
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El noruego Johan Galtung vaticina que Donald Trump será el detonante del declive de EE.UU.

Imagen Ilustrativa
Imagen IlustrativaEduardo MunozReuters
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En 2020 Estados Unidos sufrirá un desmoronamiento total como consecuencia de la presidencia de Donald Trump, asegura el sociólogo noruego Johan Galtung, ganador en 1987 del Premio al Buen Sustento, conocido como 'el Nobel alternativo'. Según informa el diario 'Independent', en el pasado algunas de las predicciones de Galtung, como el desmembramiento de la Unión Soviética o las protestas de la Plaza de Tiananmén, ya se cumplieron.

En 2000 el sociólogo anunció que Estados Unidos se derrumbará en 2025, pero durante la presidencia de George W. Bush previó una caída del país ya en 2020. Ahora –informa 'Independent'– Galtung confirma sus pronósticos y asegura que el mandato de Donald Trump acelerará el declive de EE.UU.

El diario recalca que la victoria del republicano en las presidenciales coincide con una de las últimas fases del desmoronamiento de EE.UU., que el noruego predijo en su libro 'The Fall of the American Empire—and then What?' ('La caída del Imperio americano. ¿Y ahora qué?'), en el que previó "el ascenso del fascismo". El periódico asocia este pronóstico a las promesas de Trump en materia inmigratoria, especialmente a la de construir un muro en la frontera con México.

"La caída tiene dos caras", cita el periódico a Galtung. "Otros países se niegan a ser buenos aliados y es el propio EE.UU. quien tiene que matar, bombardeando desde grandes alturas, con drones guiados por computadoras desde una oficina y las fuerzas especiales matando por doquier", opina el noruego. Sin embargo, subraya que todavía es demasiado temprano para sacar conclusiones sobre las posibles acciones del recién elegido presidente.


Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 14/01/2017 14:36

"Es muy probable que Trump sufra un 'impeachment' dentro de los primeros 18 meses"

Publicado: 14 ene 2017 09:25 GMT | Última actualización: 14 ene 2017 09:28 GMT
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El procedimiento de 'impeachment' contra Donald Trump es una posibilidad real, ya que el Partido Republicano querrá distanciarse de la polémica figura, sostiene una experta en política estadounidense.

"Es muy probable que Trump sufra un 'impeachment' dentro de los primeros 18 meses"
Donald Trump en la Torre Trump de Nueva York, el 13 de enero de 2017.Shannon StapletonReuters
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Ya sea por un informe anónimo atribuido a un exagente de Inteligencia británica que contiene supuesta información "comprometedora" contra el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, o por algún otro escándalo relacionado con el multimillonario estadounidense, "es muy probable que sufra un 'impeachment' dentro de los primeros 12 a 18 meses" de su presidencia, sostiene la profesora de política de la Universidad de Mánchester (Reino Unido) y experta en política estadounidense Angelia Wilson.

Trump "se ha convertido en un agobio para el Partido Republicano", ha comentado Wilson a 'The Independent'. A su modo de ver, en algún momento los republicanos "necesitarán distanciarse de él" para no socavar sus posiciones en la Cámara de Representantes.

En Estados Unidos, el 'impeachment' del presidente es el inicio de su destitución por "traición, soborno u otros delitos graves y faltas" y solo dos líderes del país se enfrentaron a este procedimiento, Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998, y ambos fueron absueltos. El mismo proceso iniciado contra Richard Nixon en febrero de 1974 terminó con su dimisión voluntaria.

El profesor de ciencias políticas del Instituto de Tecnología Rose-Hulman (EE.UU.), Terrence Casey, ha subrayado al periódico británico que el 'impeachment' está relacionado con "delitos penales y que en ese sentido no tiene que ver con el apoyo público", aunque "también es un acto político". "Los procedimientos del 'impeachment' de Bill Clinton solo pudieron suceder porque había un partido opositor al mando del Congreso", ha explicado.

"En el caso de Trump, habría que convencer al Congreso republicano de iniciar el 'impeachment' contra un presidente republicano, lo que podría fracasar si aún tuviera apoyo público ―como le pasó a Clinton― y podría tener éxito si no tuviera ese apoyo, como en el caso de la dimisión de Nixon", opina Casey.

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Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 15/01/2017 15:53
"Domesticación coercitiva": ¿Está cediendo Trump ante el 'establishment' estadounidense?
Donald TrumpCarlo AllegriReuters
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Durante su rueda de prensa del pasado miércoles, el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, dijo por primera vez que pensaba que Rusia estaba detrás del 'hackeo' al Partido Demócrata, a pesar de sus declaraciones anteriores y de que numerosos expertos afirman lo contrario.

El periodista británico Finian Cunningham advierte en su artículo de opinión para RT de que el magnate está empezando a ceder ante la línea 'oficial' de Washington, que se centra en promover una política beligerante hacia Rusia.

Ese experto apunta que, si bien es cierto que Trump no usó un tono agresivo hacia Rusia y parece mantener su objetivo previamente declarado de normalizar las relaciones con Moscú, resulta significativo que cambiara radicalmente su postura anterior, que rechazaba de plano las acusaciones de Inteligencia de EE.UU. contra Rusia.

Además, recuerda que ese mismo día, el candidato para ocupar la Secretaría de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, adoptó "bajo la presión de unos senadores hostiles" una visión "notablemente antagónica de Rusia".

"Un proceso de domesticación coercitiva"

En opinión de Cunningham, el cambio de Trump y su nuevo gabinete "hacia una postura más fría sobre Rusia" evidencia la existencia de "un proceso de domesticación coercitiva" de Trump por parte del 'establishment' de Washington, lo cual tendría "siniestras implicaciones para la supuesta democracia estadounidense".

El periodista explica que "es una verdad de Perogrullo" que los ganadores de las presidenciales de EE.UU. están, en realidad, "determinados por el poder corporativo de la élite, el aparato de Inteligencia militar y sus conglomerados de medios de comunicación controlados".

La victoria de Donald Trump en las elecciones parece que es una excepción a esta regla, y por eso ahora está siendo "procesado" para producir el "resultado" deseado.

"En apariencia", durante la rueda de prensa parecía que Trump fue el rebelde de siempre, dictando las reglas del juego y dinamitando los protocolos establecidos.

Sin embargo, Cunningham cree que, "en medio de todas las aparentes bravuconadas" de Trump, hay señales de que está comenzando a ceder a la línea del 'establishment', que desde su victoria el pasado 8 de noviembre ha intensificado sus campañas políticas y mediáticas para desacreditarlo.

El ataque contra la democracia norteamericana

Y es que es posible que la élite gobernante de EE.UU. perdiera las elecciones presidenciales, pero sigue trabajando incensantemente —a través de los medios y de "trucos sucios"— para conseguir el resultado electoral deseado: una política hostil hacia Rusia, China y el resto del mundo que sirva a los intereses corporativos de Estados Unidos, denuncia el periodista británico.

Por lo tanto, las buenas intenciones del presidente electo de promover una política exterior más pacífica está siendo socavada desde el 'establishment', y las últimas declaraciones de Trump y Tillerson son una demostración de "cómo la democracia norteamericana es atacada como nunca antes, no por supuestos enemigos extranjeros, sino por los autoproclamados 'patriotas' de la plutocracia" estadounidense, concluye el analista.

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Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 22/01/2017 23:20

Miles de estadounidenses exigen que Donald Trump revele sus declaraciones fiscales

Publicado: 22 ene 2017 20:31 GMT
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La petición, lanzada en el portal WhiteHouse.gov, ya ha superado el número de firmas necesario para que la Casa Blanca la tenga en cuenta.

Miles de estadounidenses exigen que Donald Trump revele sus declaraciones fiscales
El 45.º presidente estadounidense Donald TrumpRick WilkingReuters
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Una petición en el sitio web WhiteHouse.gov para que el presidente de EE.UU., Donald Trump, publique sus declaraciones fiscales ha conseguido más de 200.000 firmas, el doble de las necesarias para que la Casa Blanca responda, si la nueva Administración continúa la política aplicada por Barack Obama en materia de peticiones ciudadanas. 

"Los conflictos económicos sin precedente de esa Administración tienen que ser visibles para el pueblo estadounidense, incluida cualquier documentación que pudiera revelar influencia extranjera e intereses financieros que puedan poner a Donald Trump en conflicto con la cláusula de emolumentos de la Constitución", reza la petición. Según apunta 'Time', Trump se negó a revelar sus declaraciones de impuestos durante la campaña electoral.

Según la cláusula 8, sección 9 del artículo I de la Constitución de EE.UU., "ninguna persona que ocupe un empleo remunerado u honorífico aceptará ningún regalo, emolumento, empleo o título, de la clase que fuere, de ningún monarca, príncipe o Estado extranjero, sin consentimiento del Congreso". Esta cláusula se creó con el propósito de que los presidentes de EE.UU. no pudiesen recibir regalos países extranjeros, y de este modo proteger la independencia del nuevo país.

La Administración de Obama adoptó la política de responder a cualquier petición de WhiteHouse.gov que consiguiera más de 100.000 firmas en un periodo de 30 días. Sin embargo, no está claro si la Administración de Trump seguirá aplicándola.

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