Este miércoles, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó la orden ejecutiva para la seguridad fronteriza y el mejoramiento en la ejecución de las políticas migratorias, con la cual, inicia su lucha contra la inmigración ilegal y busca tomar medidas radicales para aislarse de sus vecinos del sur.
Esta controversial disposición, ha sido acompañada por anuncios, no menos polémicos, relacionados con el comercio internacional y en los que nuevamente México –como en el caso de las medidas anti-migrantes- es el principal implicado. (Lea también: 'Decreto de muro en frontera desataría crisis entre EE. UU. y México')
El Presidente Trump ha afirmado que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) celebrado entre Estados Unidos, México y Canadá, es el peor acuerdo que jamás se ha firmado y quiere re-negociarlo. El Gobierno del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, por su parte ha sido enfático en asegurar que prefiere retirase del acuerdo comercial, antes de someterse a un dispendioso proceso de negociación para desmejorar las condiciones que actualmente tienen los productos mexicanos que masivamente ingresan a los Estados Unidos (cerca del 80% de su producción se dirige a su vecino del norte), toda vez que ese escenario generaría un clima de incertidumbre que perjudicaría profundamente su economía.
Por su parte, la Disposición suscrita el miércoles establece cinco ejes centrales sobre los cuales girará la política migratoria estadounidense en el Gobierno del magnate neoyorquino:
1. La construcción, a lo largo de la frontera que divide a los Estados Unidos con México, de un muro físico que prevenga la migración ilegal, el tráfico de drogas y de personas, y los actos de terrorismo.
2. Detener a los sospechosos de violar las normas federales migratorias hasta tanto no se defina lo relacionado con dichas infracciones.
3. Agilizar los procesos para determinar la elegibilidad para permanecer en los Estados Unidos de individuos detenidos.
4. Deportar con rapidez a aquellas personas a las que se les negó la solicitud de permanencia en el país, después de que les haya sido impuesta alguna sanción civil o penal.
5. Cooperación de Washington con los Estados (especialmente Texas, Arizona y California) y la fuerza pública local, para lograr el efectivo cumplimiento de las prioridades migratorias federales.
El nuevo Gobierno estadounidense le apuesta a la estrategia de construir una barrera física para combatir el problema de la inmigración ilegal y los terribles efectos que el ingreso de drogas provenientes de México está generando en su población, y que se traduce en que el consumo de heroína es la principal causa de muerte por sobredosis en los Estados Unidos, de acuerdo con un informe de diciembre de 2016 del Centro para el Control de Enfermedades.
La decisión de construir un muro para afrontar los problemas fronterizos con México, es un cambio radical en la política norteamericana, que pone en riesgo, como se lo plantaba el Senado al Secretario de Estado nominado Rex Tillerson en su proceso de confirmación, la profunda cooperación binacional en materia de seguridad que encuentra su origen y principal fuente de desarrollo en la Iniciativa Merida del gobierno del, también republicano, presidente George W. Bush, con la que Estados Unidos le apostaba a la construcción de una frontera del siglo 21 con México, centrada en el trabajo conjunto por erradicar el narcotráfico, la corrupción y la violencia; fortaleciendo la justicia, la institucionalidad del Gobierno, la fuerza pública y el respeto por el Estado de Derecho en el país Azteca.
Efectivamente, la decisión de construir un muro, que muchos consideran no es otra cosa que reemplazar una iniciativa para el siglo 21 con una medida del siglo 14, es un atentado directo a la cooperación con México, que incluso ha llevado a que algunos miembros de su Gobierno estén preparados para decirle al Presidente Trump, con quien se reunirán en pocos días, que si esa es la alternativa que él piensa adoptar, tendrá que apostarle a que sea absolutamente efectiva, pues ellos dejarán de trabajar en la lucha contra el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y el control de la migración ilegal, confiando en que el muro sea –como lo cree Estados Unidos- suficiente. (Lea también 'Trump planea impuesto de 20 % a productos de México para pagar el muro')
El Presidente Trump no sólo está construyendo un muro que lo separe de México; con sus políticas nacionalistas/proteccionistas anti-migratorias y en detrimento del comercio internacional, está implícitamente construyendo una muralla que lo separa de América Latina. Un mercado de más de 650 millones de personas que representa una oportunidad económica inmejorable para los productos norteamericanos, que al mismo tiempo suple a sus ciudadanos de bienes y servicios tan necesarios como apreciados.
Por eso, un fenómeno positivo que se puede derivar de la difícil situación generada con el cambio de huésped en la Casa Blanca, es que países como México, al que pronto se le unirán muchos otros en la región, dejen de mirar hacia el norte y se concentren en reconstruir una integración latinoamericana sólida que permita conformar un bloque verdaderamente representativo que le pueda hacer frente a la amenaza Trump.
Como una nota al margen, resulta no menos que paradójico que el pueblo norteamericano que a través de uno de sus presidentes más populares, Ronald Reagan, pronunciara con emoción la célebre frase “Mr. Gorbashev – tear down this Wall” (señor Gorbashev – tumbe este muro), 30 años después en la campaña de Trump con fundamentalismo gritaran “build that Wall” (construya el muro).
CARLOS ARÉVALO
Jefe del área de Derecho Internacional
Universidad de La Sabana