La confusión y las protestas que ha originado la orden de Donald Trump de vetar temporalmente la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de siete países de Oriente Medio y de refugiados sirios no solo ponen en evidencia un estilo de gobierno inmaduro e irreflexivo sino que, como ha señalado alarmado el presidente Obama y ha secundado el resto del mundo, muestran hasta qué punto la presidencia de Trump está poniendo en juego desde el primer minuto los valores más esenciales en los que se sustenta la democracia estadounidense.
Trump, fiel a su estilo populista, firmó sin detenerse a pensar en sus consecuencias —o peor aún, con plena consciencia de ellas— una orden ejecutiva que no solo despreciaba y ofendía a millones de personas al considerarlas peligrosas y sospechosas de terrorismo simplemente en función de su origen sino que, como se está demostrando, supone una grave violación de los derechos constitucionales de muchas personas legalmente establecidas en EE UU.
Las protestas desarrolladas tanto en los aeropuertos del país como en numerosos sectores de la población estadounidense subrayan que Trump va a encontrarse con una respuesta feroz por parte de una sociedad que considera sagrados sus derechos y libertades y, sobre todo, su identidad como una nación de inmigrantes. Designar como sospechosos a grupos enteros de personas, en función de su etnia, religión u origen, es desde luego incompatible con los valores americanos, como por fortuna lo está entendiendo todo el mundo, dentro y fuera de EE UU.
El agresivo lenguaje del presidente, su obsesión constante contra la prensa y su obcecación en no dar marcha atrás en situaciones de puro sentido común —o hacerlo únicamente obligado por la justicia— están abriendo un profundo conflicto social de consecuencias imprevisibles.
Es muy significativo que esta disparatada medida haya provocado además reacciones a todos los niveles, en el ámbito nacional y en el internacional. Las palabras de la canciller alemana, Angela Merkel, han sido particularmente acertadas al advertir de que la lucha contra el terrorismo no puede justificar la sospecha generalizada contra las personas de un determinado origen geográfico o religión.
Como es especialmente simbólico el rechazo que está habiendo entre responsables de grandes empresas estadounidenses —y de Wall Street—, con alguno de ellos asistiendo en persona a las manifestaciones de los aeropuertos, con otros anunciando la contratación de miles de refugiados y, también, entre significados miembros del Partido Republicano.
Trump —cuya fortuna personal se fundamenta en el sector inmobiliario y los casinos— se autoproclama un campeón de la economía y la creación de empleo, pero con esta medida irreflexiva ha puesto en su contra a compañías que facturan miles de millones de dólares y generan decenas de miles de empleos, en Estados Unidos y en todo el mundo. Hacer América más grande y más segura es todo lo contrario a cerrar sus fronteras y humillar a millones de personas.
Europa se prepara para un escenario sombrío por la llegada al poder de Donald Trump. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, define el cambio de escenario en Washington como una amenaza externa a la que se enfrenta la UE. Junto a la asertividad china, la agresividad rusa y el islamismo radical, el representante de los jefes de Estado y de Gobierno europeos cita “las preocupantes declaraciones de la nueva Administración americana” en una carta dirigida a los Veintiocho y remitida este martes. Tusk añade: “Particularmente el cambio en Washington pone a la UE en una situación difícil; parece que la nueva Administración cuestiona los últimos 70 años de política exterior americana”.
Tras varios días de prudencia verbal, Europa asume que Trump no será un presidente más en la historia estadounidense. Las palabras de Tusk representan la posición más enérgica expresada hasta ahora en Bruselas y sirven como preludio para una discusión más amplia que mantendrán los jefes de Estado y de Gobierno el próximo viernes, en una cumbre que celebrarán en Malta. Para propiciar la movilización de los líderes, el líder del Consejo enumera en su misiva tres amenazas para el proyecto comunitario: la "nueva situación geopolítica en el mundo", donde enmarca el giro estadounidense, el "sentimiento nacionalista y crecientemente xenófobo" que anida dentro de Europa y la "pérdida de fe en la integración política" que tienen las élites pro-europeas. Como respuesta a estas pulsiones, Tusk insta a “defender con claridad la dignidad de la Europa unida”.
Pese al clima tan poco fértil para la labor diplomática que ofrece hoy Estados Unidos, Bruselas trata de establecer un contacto directo cuanto antes. La alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, trata de fijar una cita con el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, en las próximas semanas, según fuentes de su entorno. La primera oportunidad se presenta entre el 17 y el 19 de febrero en Múnich, con motivo de la Conferencia de Seguridad que reúne cada año en la ciudad alemana a líderes de todo el mundo. Tillerson aún no ha confirmado su asistencia.
Más allá de las incipientes llamadas de atención política, un informe del Parlamento Europeo alerta extensamente de todo lo que los líderes comunitarios han evitado decir hasta ahora en público: que la UE afronta “graves consecuencias” para su seguridad, particularmente un mayor riesgo de atentados terroristas, con el nuevo Gobierno estadounidense. Porque el previsible antiamericanismo que puede darse en el mundo musulmán tras las andanadas de Trump puede traducirse en un mayor rechazo a todo lo occidental, también a la UE como parte de ese mundo. “Imaginar lo peor es fácil porque nunca en la historia moderna de Estados Unidos ha habido un presidente con menos cualificación ni experiencia, ni una personalidad tan controvertida”, constata el documento, elaborado por la Dirección General para Políticas Exteriores y fechado apenas tres días antes de que el nuevo líder estadounidense tomara posesión.
Tensión entre socios
El texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, analiza los efectos de la victoria de Trump en la estrecha relación entre la UE y Estados Unidos, su principal socio exterior. La política de seguridad es una de las más amenazadas. Aunque la Eurocámara no espera cambios a corto plazo en materia de cooperación antiterrorista, las declaraciones del presidente sobre el uso de la tortura, su posición sobre la vigilancia y algunos de sus nombramientos “podrían conducir a una renovada tensión trasatlántica”.
El movimiento más arriesgado es el giro estadounidense hacia Rusia. El documento augura que Washington dejará de hablar de la expansión de la OTAN hacia el Este (muy criticada por Moscú, que la ve como una intromisión en su área de influencia) e incluso que podría acabar con el amplio despliegue militar estadounidense en el flanco oriental de la UE. Otra de las consecuencias de ese hermanamiento con el presidente ruso, Vladímir Putin, afecta a la guerra siria. Un recrudecimiento de ese conflicto provocaría “un empeoramiento del flujo de refugiados” hacia Europa, augura el estudio.
El documento del Parlamento advierte de un posible intento estadounidense de dividir a la UE tratando de forjar vínculos bilaterales con algunos de sus socios. E insta a resistir esa estrategia. Una primera pista de este riesgo ya la dio el mandatario norteamericano al convertir a la primera ministra británica, Theresa May, en la primera dirigente extranjera que lo visitó en la Casa Blanca, el pasado viernes, y al elogiar el Brexit.
Un tribunal de EE.UU. bloquea la orden migratoria de Trump
Publicado: 4 feb 2017 00:26 GMT | Última actualización: 4 feb 2017 03:40 GMT
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Un juez federal restringió temporalmente la orden que impide la entrada a EE.UU. de refugiados sirios y la de los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
Brian Snyder Reuters
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Este viernes, un juez federal de la ciudad de Seattle (Washington, EE.UU.) dictaminó una orden que deja sin efecto temporalmente el decreto de inmigración promulgado por el presidente Donald Trump que impide la entrada a EE.UU. de refugiados sirios y de los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
Según informa Reuters, la orden del juez representa un desafío importante al Gobierno de Trump, que se espera reaccione ante la medida en las próximas horas. Asimismo, el juez señaló que cada estado tiene capacidad legal para demandar, lo que podría ayudar a los fiscales demócratas que se oponen a las medidas del mandatario estadounidense a llamarlo a los tribunales por otros asuntos más allá de los migratorios.
"Es un día maravilloso para el estado de derecho en este país", aseguró el procurador general del estado de Washington, Noah Purcell.
La decisión se produce el mismo día en que abogados de cuatros estados del país buscaban en los tribunales impugnar la orden ejecutiva del presidente, justificada por su Administración por motivos de seguridad nacional. Sin embargo, muchos opositores la califican de anticonstitucional por discriminar a personas basándose en sus creencias religiosas.
De acuerdo con la cadena NPR, el Departamento de Justicia informó hace unas horas de su intención de apelar la "escandalosa" decisión del tribunal. Según el comunicado, su intención es defender la orden presidencial, que califican de "legítima y apropiada" y que, según el departamento, "tiene la intención de proteger a la patria". "[Trump] tiene la autoridad constitucional y la responsabilidad de proteger al pueblo estadounidense.