Hoy se cumple el 70º aniversario de la batalla de Stalingrado que marcó un importantísimo hito no sólo en el curso de la Gran Guerra Patria (1941-1945), sino de toda la Segunda Guerra Mundial.
Y mientras cronistas descubren nuevos aspectos que realzan la trascendencia de esa batalla, otros optan por difamar tanto a los soldados soviéticos como a sus jefes militares.
Los altos mandos del Ejército alemán resolvió lanzar una ofensiva contra la parte sur de Rusia tras sufrir derrota en la batalla de Moscú a finales de 1941 – comienzos de 1942. De ocupar las zonas sureñas, habrían asegurado el acceso a los yacimientos petrolíferos del Cáucaso, estableciendo el control sobre los centros industriales y el Volga, entonces, la principal arteria fluvial de la parte céntrica de la URSS, comenta el presidente de la Asociación de historiadores de la Segunda Guerra Mundial, Oleg Rzheshevskiy:
–La batalla de Stalingrado se subdivide en dos períodos: el defensivo y el ofensivo. El defensivo comenzó el 17 de julio de 1942 y duró hasta el 19 de noviembre, cuando las tropas soviéticas pasaron a la ofensiva que culminó el 2 de febrero de 1943. El mando alemán resolvió tomar la revancha por la derrota sufrida en la batalla de Moscú, obteniendo victoria en 1942. La batalla de Stalingrado fue enorme por sus dimensiones y encarnizamiento. Duró doscientos días. Poco a poco la batalla de Stalingrado pasó a ser el factor decisivo de toda la guerra.
Hacia finales de julio, los alemanes obligaron a las tropas soviéticas a retroceder hasta la orilla opuesta del río Don. Hacia agosto, los combates se libraban ya en los accesos inmediatos a Stalingrado. Los más cruentos fueron los del Túmulo de Mamay y de la casa del sargento Pávlov. La ciudad estaba llena de material blindado y morteros, no cesaba el duelo entre los francotiradores soviéticos y alemanes. Los combates duraron tres meses, y al final, los alemanes lograron salir al Volga. El 19 de noviembre comenzó la operación “Uran” (Uranio), en el curso de la cual tres frentes soviéticos pasaron a la contraofensiva. Esta contraofensiva en cierto sentido predeterminó el desenlace de toda la guerra entre la URSS y la Alemania nazi, opina el director del Instituto de Historia Universal, Alexander Chubarián:
–La batalla de Stalingrado marcó el preludio de la derrota de Alemania. No restándoles importancia a las batalla de Moscú y de Stalingrado, quiero recalcar que tras la derrota de Stalingrado, en Alemania se decretó luto nacional. Desde mi punto de vista, fue precisamente un punto de inflexión, un momento crucial, un golpe demoledor del que Alemania ya no pudo recuperarse. A la victoria de las tropas rusas contribuyeron tres factores: la estrategia, el material bélico y el factor humano. Stalingrado no es sólo resultado del triunfo del arte militar, sino reflejo de una increíble abnegación de la población. Aquella batalla fue cruel, recia, cobrándose muchas vidas humanas. Las tropas soviéticas dieron muestras de un inusitado heroísmo, de la disposición de ofrendar sus vidas en el altar de la Victoria.
Expertos y políticos occidentales en reiteradas ocasiones reconocieron que si no hubiera sido por la victoria de las armas soviéticas en la batalla de Stalingrado, el desenlace de la Segunda Guerra Mundial habría podido ser otro, destaca Oleg Rzheshevskiy:
–Los resultados de la contienda merecieron una alta valoración en el mundo. El presidente de EEUU, Franklin Roosevelt, calificó de “épica” la batalla de Stalingrado, al reconocer que había detenido la ola de invasión y pasó a ser el momento crucial en la guerra de los aliados contra los países agresores. El Rey de Gran Bretaña obsequió a Stalingrado una espada en cuya lámina estaba grabada la siguiente inscripción en dos idiomas: “Para los ciudadanos del corazón de acero de Stalingrado, un regalo del rey Jorge VI, como prueba de agradecimiento del pueblo británico”.
Aqui les dejo, paso a paso, como ocurrio una de las batallas mas sangrientas de la historia; la batalla de Stalingrado
Fecha: 28 de junio de 1942 - 2 de febrero de 1943 Lugar: Stalingrado, Soviética Resultado: soviética
Beligerantes
Alemania Nazi
Hungría Rumanía Unión Soviética
Comandantes
El eje Union Sovietica
Friedrich Paulus Vassili Chuikov
Erich von Manstein Aleksander Vasilyevsky
Hermann Hoth Gregori Zhukov
Petre Dumistrescu Semyon Timoshenko
Constantin Constantinescu Konstantin Rokossovsky
Italo Garibaldi Rodion Malinovsky
Gusztav Jany Andrei Yeremeneko
Soldados
EL EJE
Sexto Ejército Alemán (600.000 hombres) Cuarto Ejército Panzer Tercer Ejército Rumano Cuarto Ejército Rumano Segundo Ejército Húngaro Octavo Ejército Italiano
UNION SOVIETICA
1 millón 700.000 hombres en total, repartidos por el Frente de Stalingrado, el Frente del Don y el Frente Suroeste
Bajas
EL EJE
740.000 muertos y heridos 110.000 prisioneros de guerra
UNION SOVIETICA
750.000 muertos, heridos y prisioneros Más de un millón de civiles de Stalingrado muertos
La llamada Batalla de Stalingrado fue un épico enfrentamiento entre las fuerzas alemanas de Adolf Hitler, que seguía con su imparable Operación Azul, y la defensa de los ejércitos soviéticos de Joseph Stalin; por la ciudad de Stalingrado (hoy Volgogrado) entre junio de 1942 y febrero de 1943, durante la «Gran Guerra Patriótica» (como se conoce en Rusia a la Segunda Guerra Mundial). Con bajas estimadas entre 1.640.000 a 2.000.000 de personas, entre soldados y civiles de ambos bandos, la Batalla de Stalingrado es considerada como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad.
abiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler se enfocó en los pozos petrolíferos del Cáucaso. La Operación Azul tenía como objetivos la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el avance al Cáucaso. En el último momento, Hitler cambió el plan, y ordenó que se dividieran las fuerzas disponibles para iniciar la captura del Volga y del Cáucaso al mismo tiempo.
El retroceso de Semión Timoschenko hacia el Volga en dirección a Stalingrado convirtió a esa ciudad en objetivo. El 6º Ejército de Friedrich Paulus y el 4º Ejército Panzer intentaban cortar la retirada a los rusos antes de que éstos se reagruparan y atacaran Rostov del Don y luego fueran a reforzar las líneas defensivas del Cáucaso.
Las provisiones de combustible eran alarmantemente escasas para los alemanes y Hitler tomó una decisión fatal: dividió sus fuerzas frente a Stalingrado, quitándole las unidades mecanizadas al 6º Ejército de Paulus y desviando el ejército de Hoth hacia el sur. La idea del Führer era atacar en dos etapas. A esto se opuso Fedor von Bock, el cual fue destituido usando como pretexto la demora presentada en Voronezh. A Hitler le obsesionaba la idea de anular los restos de las fuerzas de Timoshenko antes de que reforzaran Rostov, lo cual no se logró a plena cabalidad. Rostov fue atacada y reconquistada por los alemanes.
El 19 de julio de 1942 Stalin ordenó que Stalingrado quedase en estado de sitio total y se comenzaron los preparativos para resistir a los alemanes, que se acercaban. No se permitió a los civiles abandonar la ciudad (para alentar a todo el pueblo soviético con la valentía de los habitantes).
El 23 de julio Hitler, confiado en que la fuga del resto de los ejércitos rusos estaba en su fase final al alcanzar el Don, ordenó al VI Ejército tomar Stalingrado, ordenando al grupo de ejércitos de List proseguir rumbo al Cáucaso. La decisión de Hitler estaba mal tomada, pues había confiado prematuramente en el derrumbe del Ejército Rojo, lo cual estaba muy lejos de ser real. Hitler se había excedido de nuevo en subestimar al enemigo.
El VI ejército, desprovisto de unidades mecanizadas de consistencia, iba flanqueado por ejércitos de varias nacionalidades: rumanos, italianos, húngaros. Estas fuerzas de inferior calidad resultaron ser el talón de Aquiles de las fuerzas del General Paulus.
El 23 de agosto Stalingrado recibió su primer bombardeo usando los Heinkel 111 y Stukas. Se lanzaron 1.000 toneladas de bombas y se perdieron tan sólo tres aeroplanos. Murieron no menos de 5.000 personas ese día. El avance alemán por tierra procedía de Gumrak, y lo hacía de manera brutal y arrolladora.
El 29 de agosto, cuando las primeras líneas alemanas aparecían ya en el horizonte de Stalingrado, llegó a la ciudad Zhukov; quien recientemente había sido nombrado Vicecomandante en Jefe.
Convergían sobre Stalingrado, por el sur, las 29º y 14º Divisiones motorizadas; por el Oeste se acercaba las 24º, la 94ª, 71º, 76ª y 295ª Divisiones de infantería blindada; por el norte y hacia el centro de la ciudad, la 100ª División de cazadores, la 389º y 60ª División de infantería motorizada. La ciudad era defendida en ese momento sólo por unos 40.000 soldados contra 400.000 alemanes. Estas tropas no sabían (y no debían saber, por motivos de seguridad) que el Ejército Rojo preparaba una ofensiva en gran escala contra el VI Ejército alemán.
Los primeros carros de combate alemanes llegaron a los suburbios el 1 de septiembre. Stalin, que instaba a Zhukov a salirles al camino e interceptar dichas fuerzas enemigas, replicaba:
"¿No entienden que si entregan Stalingrado, el sur del país quedará separado del centro, y probablemente no podremos defenderlo? Además de perder nuestra principal vía fluvial, no sólo es una catástrofe para Stalingrado si no para el país, dado que se perderá el petróleo también."
Se lanzó una contraofensiva que logró aliviar en parte la situación respecto del norte de la ciudad, la orden de Zhukov era terminante: «¡No entreguéis Stalingrado!».
La ciudad-osario
Las fuerzas alemanas atenazaron Stalingrado. Hitler que no había deseado la guerra de guerrillas en Moscú ahora bramaba por la conquista de la ciudad, eso implicaba la guerra calle a calle, casa por casa, el tipo de combate para lo cual la Wehrmacht no estaba preparada. La toma del Cáucaso había fallado a manos del mariscal de campo List, y por tanto quedaba tomar la ciudad como una forma simbólica de ocultar la carencia estratégica de los pozos petroleros. Si lograba conquistarla abriría de nuevo la puerta a esa riqueza.
El 12 de septiembre, Zhukov destituyó deshonrosamente al comandante a cargo de las defensas de Stalingrado, Alexander Lopatin por demostrar cobardía ante el enemigo al no poder contenerlo con su 62º División y fue reemplazado por el granítico e inflexible general Vassili Chuikov, un hombre muy eficiente y decidido.
Cuando llegó Chuikov al escenario dantesco, Yeremenko y Jrushev le preguntaron: «—¿Cuál es el objetivo de su misión, camarada? —Defender la ciudad o morir en el intento», contestó firmemente Chuikov. Yeremenko observó a Krushev y tuvo la certeza de que Chuikov había entendido perfectamente lo que se esperaba de él.
El nuevo comandante reforzó las defensas antiaéreas de la ciudad y asimismo fortificó aquellos lugares donde se pudiera contener al enemigo, en especial la colina de Mamaev Kurgan y el barranco de Tsaritsa. Además fomentó el despliegue de francotiradores, entre ellos el famoso Vasili Záitsev, entre otros.
El 14 de septiembre, la 71ª División alemana llegó a Stalingrado presentando un frente de 3 km. El objetivo era atravesar la ciudad y apoderarse lo antes posible de la ribera oriental del Volga. Sin embargo, los alemanes empezaron a ser frenados en su embestida por la acción de Katiushas, francotiradores y las unidades del Coronel General Alexander Rodimtsev. Las bajas alemanas comenzaron a ser elevadas ya que el soldado alemán no estaba entrenado para combatir en las calles, que es la lucha más dura entre todas las formas de combate; caían abatidos por francotiradores o minas antipersonales, pero aun así se logró llegar a la plaza central de la ciudad.
Desde ahí, una división escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían trayendo soldados.
Las bajas alemanas entre el primer y segundo día de combate sumaron 2.500 efectivos, contra 6.000 soldados soviéticos; para los rusos la pérdida era terrorífica: casi 3.000 soldados morían por día.
Debido a la escasez de municiones y armamento, Chuikov aplicó la práctica del uno por uno donde se enviaban los soldados por parejas: uno con fusil y otro con municiones, la idea era, además de obtener un relevo inmediato en caso de la muerte de alguno, mostrar un gran número de soldados a los nazis. Los alemanes usaron a civiles como escudo antichoque o para recoger a los soldados y oficiales alemanes muertos. Incluso en este escenario dantesco también se practicaba la política antisemita alemana, la Feldgendarmerie había estado capturando judíos y haciendo cautivos a civiles que fueran aptos para el trabajo, se ejecutaron unos 3.000 civiles judíos, entre ellos niños, por parte de los Sonderkommandos y unos 60.000 fueron enviados a Alemania para trabajos forzados.
Las tropas nazis pasaron a la ocupación de una ciudad casi totalmente destruida y con graves problemas de abastecimiento. Sin embargo, lo que para Hitler sería un auténtico paseo militar se convirtió en la mayor y más empecinada carnicería de todo el frente oriental de la Alemania nazi.
Pese a que la iniciativa, la razón de bajas enemigas per capita y los mejores medios técnicos correspondían a las tropas alemanas, el ejército nazi tuvo grandes dificultades en conquistar una ciudad que, al haber sido salvajemente bombardeada, constaba de condiciones ideales para una defensa calle por calle. Los ataques combinados de infantería y blindados resultaban inútiles en el caos de la lucha urbana.
La conquista del monte Mamaev Kurgan al centro de la ciudad se convirtió en una enconada lucha en que las banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, los alemanes desplegaron todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los rusos, muchos se pasaron y se convirtieron en hiwis y muchos soldados rusos también fueron fusilados por acción u omisión frente a la deserción.
Las medidas impuestas por Chuikov eran extremas, se envió a miles de soldados sin experiencia para apoderarse de las trincheras alemanas con una carnicería como resultado; sin embargo, sólo a ese tremendo costo se logró frenar y desgastar la superioridad técnica alemana. Pronto la ciudad se cubrió de una atmósfera repulsiva y pútrida, los cadáveres de ambos bandos se descomponían bajo los escombros, la pestilencia y las enfermedades pronto se hicieron sentir.
Las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella y conquistarla en un 90%, nunca se hicieron completamente con el total, puesto que los muelles no pudieron ser alcanzados. Y mientras los muelles estuvieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministroas necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad.
Batallones y brigadas alemanas que intentaron llegar a los muelles fueron prácticamente aniquiladas al 50% de sus efectivos, estuvieron los alemanes a un paso de llegar a los embarcaderos llenos de civiles. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga, el mar Caspio empezó a recibir cadáveres.
Para octubre, los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero si ya llevaban ocupada el 80% de ella. En ese octubre, los alemanes capturaron las fábricas de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady, las bajas rusas se incrementaron a razón de 4.000 soldados diarios. Los heridos rusos se arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, miles murieron congelados. Lo que los rusos no podían notar era que los alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva, de hecho no tenían las suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues la línea de abastecimientos era insuficiente.
Los Sonderkommandos se retiraron de Stalingrado el 15 de septiembre, cuando ya habían matado a casi 4.000 civiles.
La Operación Urano
Para octubre, Hitler y sus comandantes cayeron en la cuenta de que no podrían tomar la ciudad en otoño. El invierno se aproximaba, por tanto se hicieron todos los arreglos para pasar allí el más crudo de los inviernos, en recuerdo del terrible invierno anterior. Para fines de octubre se dejaron sentir las enfermedades en el soldado alemán: paratifoidea, tifus, disentería, empezaron a hacer estragos.
A fines de octubre los alemanes se enteraron por medio de prisioneros de que los rusos preparaban una gigantesca contraofensiva. Ellos mismos habían notado los movimientos en sus flancos. Para protegerse, Paulus había levantado una barrera en su flanco izquierdo para prevenir los ataques procedentes por el norte, sirviéndose de las unidades rumanas, italianas y húngaras.
En efecto, el alto mando soviético preparaba una gran ofensiva dirigida a esos flancos y se estaba acumulando cerca de 1.700.000 hombres, es decir, cerca de 200 divisiones, la mayoría siberianas, además de carros de combate y cañones procedentes de Moscú y los urales.
Llegó el invierno con sus nevadas y la ciudad quedó sumida en un manto blanco con temperaturas que rondaban los -18 °C. Los combates callejeros cesaron casi por completo durante la noche.
De noche, los grupos enfrentados hacían señales de tregua temporales con banderas que asomaban en los orificios de las ruinas. Y se permitía tácitamente retirar algunos caídos en la tierra de nadie, y además se realizó un intercambio no oficial de abastos entre pequeños grupos de ambos bandos, realizado muy a escondidas en treguas concertadas espontáneamente. De ser sorprendidos por la oficialidad, la ejecución era inmediata por confraternizar con el enemigo. De día, la lucha se reanudaba.
El 19 de noviembre de 1942, los 3.500 cañones rusos comenzaron a machacar despiadadamente las líneas enemigas más débiles entre Serafimovih y Klestkaya, entre la nieve y la bruma mortecina del paisaje. Al son de trompetas, los obuses y Katiushas se dejaron caer en el sector rumano. Después de una hora de martilleo, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas de rumanos e italianos. Los rumanos del II y IV Cuerpos pudieron contener bravamente las primeras oleadas de atacantes y luego fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos echaron a correr por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas siberianas. Los Stukas acudieron al lugar del desastre y ya nada se pudo hacer, salvo ametrallar a los fusileros rusos. El desastre era total, el VIº Ejército de Paulus quedó encerrado en Stalingrado con unos 250.000 hombres y sin suministros mayores.
Der Kessel
El OKW alemán ordenó retirar el grueso del VI Ejército desde Stalingrado por el sudoeste hacia el Don, y así evitar el encierro, aun podía hacerse ya que había brechas importantes que aun no estaban cerradas, pero Hitler clavó literalmente a Paulus y sus hombres con una contraorden directa, y tuvieron que devolverse en una penosa reinversión de sus pasos. Hitler, basándose en una promesa de Goering, prometió abastecimiento desde el aire, lo que exasperó a Von Richtofen pues el tiempo encapotado impedía volar a los aviones. En estas condiciones Paulus radió un mensaje directo a Hitler:
Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción. Paulus.
Las tenazas soviéticas se cerraron en menos de 96 horas de lucha, para el 24 de noviembre ya era imposible fugarse de Stalingrado.
La División 94º al mando del general Walter von Seydlizt, al ver que Paulus carecía de iniciativa ordenó a su tropa evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperaba que las demás divisiones le siguieran en su retirada no autorizada. Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62º Ejército Soviético y fueron aniquilados sin contemplaciones, no hubo prisioneros.
Goering prometió abastecer al Kessel con 500 toneladas diarias de pertrechos, pero apenas logró 130 toneladas en tres días de operaciones a horizonte raso y en medio de tempestades de nieve.
Hitler, obsesionado, dijo a Von Richtofen: «Si Paulus sale de Stalingrado, jamás volveremos a tomar la plaza».
Para principios de diciembre, se empezaron a verificar las primeras bajas por inanición. A pesar de todo, los alemanes trataron de conservar la disciplina y la organización funcionó regularmente.
Stalingrado se convirtió en un caldero (Der Kessel) donde sin agua ni alimentos y atacados por las epidemias y en medio del pútrido olor a descomposición, los alemanes se aprestaron a sufrir un indefinido asedio en medio de las mayores penurias. Hitler nombró a Paulus Mariscal de Campo, ya que ningún mariscal alemán se había rendido en la historia militar alemana y esperaba que Paulus no le fallara sin antes entregar su vida.
De este modo, unos 250.000 soldados quedaron atrapados en una bolsa con la orden, por parte de Hitler, de no retroceder ni rendirse. Pese a que Göring, mariscal del aire y jefe supremo de la Luftwaffe, prometió abastecer a las tropas desde el aire, la llegada de recursos a las tropas alemanas fue casi imposible y apenas se realizaron algunos vuelos. Solo un aeródromo quedaba disponible, en Pitomnik, y algunos Junker 52 llegaron con abastecimientos y de vuelta, empezaron a evacuar heridos, los pocos aviones no daban abasto y los afortunados que podían subir escapaban del infierno, los heridos colgaban de las puertas y algunos desesperados se aventuraban en las alas, ninguno llegó a salvo.
Además unos 10.000 civiles rusos quedaron atrapados en la bolsa también, de los cuales nunca se volvió a tener noticia.
La rendición del Mariscal
En diciembre, los soldados alemanes encerrados tuvieron una leve esperanza, Manstein venía en su auxilio. Manstein con su 5º Ejército Aleman intacto, planeó la [[Operación Tormenta de Invierno]] que incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente. Una vendría de Chir y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado.
La ofensiva empezó el 12 de diciembre y el día 16, cuando estaban a apenas unos 50 km, fue detenida misteriosamente por una orden de Hitler, la detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieron retroceder 200 km. Para empeorar las cosas el aeródromo de Tsasinskaia, el principal de los Ju-52 para reaprovisionamiento cayó en poder ruso. Los repetidos intentos ulteriores de romper la bolsa del exterior (von Manstein) fueron todos igualmente infructuosos.
El 18 de diciembre Paulus inspeccionó su frente y comprobó que la moral combativa y el estado físico general de sus hombres lentamente se desintegraba. Se impuso un riguroso racionamiento para intentar pasar el invierno. Paulus quien era admirador incondicional de Hitler, se dio cuenta que para el Führer el VI Ejército o lo que quedara de él era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra, la vida de los soldados no tenía la menor importancia para él.
El 25 de diciembre, en el Kessel, murieron 1.280 soldados de frío y de hambre. Para el año nuevo, los rusos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y mortificar a los alemanes encerrados.
El 8 de enero los soviéticos realizaron un estrechamiento del perímetro y capturaron el único aeródromo que servía de conexión con el mundo exterior, Pitomnik, los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak gravemente dañado por ellos mismos para poder seguir recibiendo noticias. Las penurias se multiplicaron en el 6 Ejército Aleman, las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina ya no existía y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron caballos, perros y ratas para poder comérselos.
El 28 de enero Paulus trasladó el cuartel general hacia los sótanos del Univermag y allí se hacinaron unos 3.000 heridos de diversa consideración, enfermos de tifus, paratifoidea y disentería, a aquellos casos graves o que requerían cirugía prolongada eran colocados afuera para que murieran de frío. Pronto se hizo un muro de 2 metros de alto que rodeaba el edificio, los ladrillos del muro eran cadáveres.
Un aviso le llegó el 30 de enero de parte de Hitler a Paulus, le sugería que se suicidara ya que le había nombrado Mariscal de Campo y bajo las órdenes de Hitler ningún Mariscal se podría entregar vivo al enemigo. Un tanque ruso se acercó al cuartel general de Paulus, en el venía un intérprete que había sido enviado por Paulus, el mayor Behr. El 31 de enero en horas de la mañana Paulus se rendía con cerca de 30.000 soldados, los restos de un ejèrcito de 250.000 hombres. Los 3.000 heridos del Univermag fueron rematados por los rusos.
Es así como se convierte en el primer mariscal en capitular en la historia alemana, desobedeciendo así a Hitler, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente.
Consecuencias de la rendición
Unos 500.000 prisioneros sumados entre alemanes y aliados partieron rumbo a Siberia y una parte de ellos fue utilizada para reconstruir la ciudad, no sin antes sacar los cadáveres alemanes para ser incendiados en una pira en las afueras. Unos 400.000 prisioneros murieron en los meses siguientes, en muchos casos de hambre. Otros 25.000 se quedaron para reconstruir la ciudad, no más de 10.000 sobrevivieron. Los mercenarios rusos y ucranianos que lucharon al lado de los alemanes, unos 50.000 al inicio de la batalla, fueron ejecutados inmediatamente.
Las consecuencias de esta catástrofe nazi fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. Alemania ya no podría avanzar más hacia el este. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes.
Además, Alemania perdió todo el VI Ejército e incontables recursos mecánicos que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas (aún más terribles incluso que las alemanas).
Los rusos, aparte de recibir una ciudad derruida al 99%, habían sufrido dos millones de civiles muertos y más de 750.000 bajas en soldados. De estos, 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc.
Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952. Zhukov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vassili Chuikov, que fue ascendido a capitán general, a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín.
PD: este post lo vengo preparando hace dias, ya se que es casualidad, que se haya posteado el mismo dia que lo del post idolos del siglo XX
–Los resultados de la contienda merecieron una alta valoración en el mundo. El presidente de EEUU, Franklin Roosevelt, calificó de “épica” la batalla de Stalingrado, al reconocer que había detenido la ola de invasión y pasó a ser el momento crucial en la guerra de los aliados contra los países agresores. El Rey de Gran Bretaña obsequió a Stalingrado una espada en cuya lámina estaba grabada la siguiente inscripción en dos idiomas: “Para los ciudadanos del corazón de acero de Stalingrado, un regalo del rey Jorge VI, como prueba de agradecimiento del pueblo británico”.
Antes y ahora: La heroica batalla de Stalingrado, con el lente de ayer y el ambiente de hoy (FOTOS)
Publicado: 4 feb 2017 11:44 GMT | Última actualización: 4 feb 2017 13:54 GMT
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Estos montajes de imágenes únicas vuelven a la vida uno de los acontecimientos clave que cambió el rumbo de la historia.
Puesto de bomberos, Stalingrado en 1942 y Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
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La heroica batalla de Stalingrado de los años 1942 y 1943 no ha caído en el olvido y es mucho más actual de lo que puede parecer. Así opina el autor de estos montajes, el fotógrafo ruso Aleksander Skvorin, que ha recreado la realidad de la Gran Guerra Patria y la ha traído al plano actual.
Skvorin estudia libros históricos dedicados a la batalla en la ciudad héroe rusa, en el sureste del país, que desde el 1961 fue denominada como Volgogrado, aunque su denominación durante siglos (desde 1589 a 1925), antes de ser renombrada en honor a Iósif Stalin, fue Tsaritsin.
El camino hacia Stalingrado en 1942 y hacia Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
Según ha compartido en una entrevista con el portal local V1, "todo empezó con los libros (...) Después comencé a comparar libros de autores soviéticos y de fuentes alemanas. Parar ya era imposible".
Stalingrado en 1942 y Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
Las insólitas imágenes unidas con el nombre de 'Antes y Ahora', demuestran escenas de Stalingrado durante la guerra combinadas con otras de la ciudad en la actualidad.
El traspaso sobre el río Don, en aproximaciones a Stalingrado, 1942 y Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
"Siempre me he dado cuenta de que los grandes acontecimientos, que un día cambiaron el rumbo de la historia mundial, tuvieron lugar literalmente a puertas de mi casa", ha confesado el fotógrafo.
El monumento al héroe de la URSS, Víktor Holzunov.Facebook / Alexander Skvorin
Cámara en mano, Skvorin decidió mostrar en una foto "la conexión estrecha entre el pasado y el presente". Algunos montajes fueron hechos en las calles de Volgogrado conocidas por las viviendas, que conservaron hasta el día de hoy las señales de los combates a muerte.
La Catedral de Nuestra Señora de Kazán en Stalingrado en 1942 y en Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
Pero hay otras fotografías únicas, cuya creación está marcada por muchos kilómetros recorridos en las estepas del río Don para hallar los sitios que coinciden con imágenes de los años 1942 y 1943.
Stalingrado en 1943 y Volgogrado en 2013.Facebook / Alexander Skvorin
Skvorin ha destacado cuán "interesante e increíble" es poder "explorar estos lugares en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, para entender los acontecimientos severos que ocurrieron aquí".
Soldados del regimiento 49 alemán a una distancia de 50 kilómetros de Stalingrado en 1942.Facebook / Alexander Skvorin
El fotógrafo ha confesado que le ayudan "pistas" que le muestran el camino hacia estos sitios emblemáticos. En algunas encrucijadas hasta ahora se encuentran espigas de señales de tráfico o líneas de trincheras.
Soldados alemanes en la orilla derecha del río Don a una distancia de 60 kilómetros al oeste de Stalingrado en 1942.Facebook / Alexander Skvorin
"Solo hay que verlo y entenderlo", ha indicado, reconociendo que "la estepa, ha visto de todo y lo recuerda todo".
La estepa en el río Don en 1942 y 2016.Facebook / Alexander Skvorin
La batalla de Stalingrado duró 200 días, del 17 de julio de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, y superó a todas las batallas anteriores de la Segunda Guerra Mundial por duración y por cantidad de soldados y técnica militar implicada: más de 2 millones de efectivos, 2.000 tanques, 2.000 aviones y 26.000 piezas de artillería.
El mes de enero en 1943 y en 2013.Facebook / Alexander Skvorin