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General: Trump lleva el caos a la Casa Blanca
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2017 09:25

Trump lleva el caos a la Casa Blanca

En su vertiginoso primer mes, el presidente de Estados Unidos ha polarizado a la sociedad, dinamitado el legado de Obama y entrado en guerra con la prensa y los servicios de inteligencia

La bofetada judicial a Trump, quien ya ha anunciado que esta semana presentará otra orden, mostró a todos los límites de su grandilocuencia. Y también su innata capacidad para dividir a una sociedad ya de por sí fracturada.

Trump ganó las elecciones con 2,8 millones de votos menos que Hillary Clinton, y las encuestas muestran que no ha sido capaz de revertir este desequilibrio. Por el contrario, cada día que pasa aumentan los detractores. Su desaprobación, según Public Policy Polling, ha subido del 44% al 53%. En esta erosión interviene, para desgracia de Trump, todo aquello que le gusta, especialmente sus colaboradores más visibles. El estratega jefe, Steve Bannon; la asesora estrella, Kellyanne Conway, y el portavoz, Sean Spicer, suspenden rotundamente y, con sus deslices, incrementan la sensación de desgobierno que reina en la Casa Blanca.

La caída ha sido tan pronunciada que hasta el líder de la mayoría republicana, el senador Mitch McConnell, ha pedido mesura a Trump. “Pero lo que dice, lo hace todo más difícil”, ha reconocido. Sus palabras alumbran algo que es evidente para todos excepto para el presidente: que la acumulación de enemigos y sus continuos espasmos tuiteros pueden volverse tóxicos para los suyos. “Trump seguirá con la misma intensidad mientras no afecte a los republicanos en el Congreso. Pero una vez que esto ocurra, tendrá problemas”, indica el profesor de Historia y Asuntos Públicos de Princeton Julian E. Zelizer.

Este punto de quiebra aún no ha llegado. Las críticas en las filas de su partido siguen siendo minoritarias. Pero hay indicios de que la eclosión no anda lejos. Su propia personalidad le hace difícil frenarse. “Quiere ser siempre el centro de atención y dar la imagen de presidente activo, así que sospecho que continuará a este paso”, explica Kyle Kondik, del Centro para Política de la Universidad de Virginia.

La crisis por autocombustión es una posibilidad. Aunque no la única. En el horizonte ha surgido un incendio mayor que el propio Trump. La conexión rusa. Los extraños vínculos de miembros de su equipo con el Kremlin. El caso ya se ha cobrado una víctima de altura: el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn. Pero el escándalo está lejos de haber terminado.

Los servicios de inteligencia, vapuleados por el presidente y alarmados por su amistad con Putin, han contraatacado. Desde las catacumbas han empezado a poner en duda su capacidad y se ha iniciado un demoledor chorro de filtraciones. Bajo este vendaval, los medios se han lanzado a la caza mayor. Y el presidente, irrefrenable, les ha declarado la guerra y clasificado como "enemigos del pueblo americano"

La pelea ahora es a cara descubierta. Trump tiene enfrente a la prensa más poderosa del mundo, a los servicios secretos y a una clase media urbana harta de sus desmanes. Sólo la buena marcha de la economía y una base fiel le salvan. Pero nadie sabe cuánto podrá durar. En el horizonte se vislumbra una disputa feroz. Algo que no asusta al presidente. Es un jugador de largo aliento. Alguien que mira de frente y muerde. Sin pestañear. Como el mismo dice: “Si alguien te ataca, le atacas de vuelta diez veces. Así, al menos, te sientes a gusto”. Ese es Trump.

 




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 20/02/2017 09:27

El costoso estilo de vida del presidente Trump

Los viajes a Florida y la familia dividida entre Washington y Nueva York disparan los gastos

La residencia en Florida Mar-a-Lago, la "Casa Blanca de Invierno" de Trump  AP

Donald Trump se subió al Marine One que el viernes lo esperaba en el jardín de la Casa Blanca llevando a dos de sus nietos, los hijos mayores de su hija Ivanka, de la mano. Ella, así como su esposo y asesor presidencial Jared Kushner, los seguían unos pasos más atrás. El helicóptero los trasladó, como es habitual, hasta la base aérea de Andrews, donde abordaron el Air Force One, el avión presidencial. La primera escala era Charleston, Carolina del Sur, para hacer una visita oficial a la empresa Boeing. Pero el destino final de la jornada era, una vez más, West Palm Beach, Florida, sede de la residencia de lujo de los Trump, Mar-a-Lago. Unos viajes que no salen gratis y que acaba pagando el contribuyente. La cuenta: unos tres millones de dólares por fin de semana presidencial fuera de la Casa Blanca.

Al presidente republicano le gusta llamar a su residencia en Florida la "Casa Blanca de Invierno". O, como dijo este sábado en un tuit, la “Casa Blanca Sureña”. Allí vuelve a pasar este fin de semana. Van tres seguidos, de los cinco que han transcurrido desde que juró el cargo el viernes 20 de enero. Y, por lo que ha dicho el propio mandatario, no parece que vayan a ser los últimos.

Que los presidentes se tomen un respiro de vez en cuando no es inusual. Ni siquiera que lo hagan por largas temporadas. “Los presidentes no tienen vacaciones, solo tienen un cambio de escenario”, dijo una vez Nancy Reagan al defender los frecuentes viajes de su marido y esposo, Ronald Reagan, a su rancho en California, que quedaba mucho más lejos de Washington que la Florida que privilegia el nuevo inquilino de la Casa Blanca. También a George W. Bush se le reprocharon las largas vacaciones que solía tomarse en su rancho en Crawford, Texas. Como ambos, Trump también mezcla trabajo —el sábado dio un mitin y se está reuniendo con candidatos a dirigir la Agencia Nacional de Seguridad (NSA)— con placer en su retiro floridano.

La diferencia es que Trump aseguró antes de asumir la presidencia que saldría muy poco de la Casa Blanca porque “hay mucho que hacer”. Además, durante la campaña e incluso mucho antes aún de dar el salto a la política, una de las críticas favoritas a su predecesor, el demócrata Barack Obama, era el gasto que provocaban según él sus vacaciones de verano y navidades, así como sus escapadas para jugar al golf, el mismo deporte que él practicó el fin de semana pasado en Mar-a-Lago junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.



 
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