El dinamismo de la nación estadounidense "está por los suelos", escribe el columnista Derek Thompson para la revista 'The Atlantic', que analiza en su artículo el libro 'The Complacent Class: The Self-Defeating Quest for the American Dream' ('La clase complacente: La búsqueda de auto-derrota del sueño americano') del economista y periodista Tyler Cowen.
En su artículo Thompson señala que los estadounidenses, "atrapados en la resaca hipnótica de la TV y los videojuegos", se mueven menos "de lo acostumbrado" y crean menos empresas, mientras que incluso el propio Gobierno Federal "ha pasado de ser un vehículo de inversión, que en su díua gastó una gran parte de su dinero en infraestructura e investigación, a transformarse en un conglomerado de seguros que gasta más de la mitad de su dinero en salud y seguridad social". "Una nación de atrevidos se ha convertido en una nación de expertos en mitigación de riesgos", asegura.
¿Qué ha pasado con la nación estadounidense? El libro de Cowen presenta varias causas del cambio de la nación norteamericana, entre las que señala la inmovilidad geográfica, los precios de la vivienda y la monopolización.
En primer lugar, el libro destaca la disminución de la movilidad económica, que ha caído junto con la movilidad geográfica. La proporción de estadounidenses que se movían entre Estados "cayó en más de la mitad" desde 1970, mientras que "los suburbios baratos y soleados" se han convertido actualmente en "los destinos más populares". en comparación con una nación, la de la década de 1920, que solía "moverse hacia la productividad y el empleo".
En segundo lugar, "los altos costos de la vivienda en las áreas metropolitanas más productivas han convertido a lugares como Silicon Valley y Manhattan en patios de juegos para plutócratas", recalca el columnista. Es decir, familias de bajos ingresos que se beneficiarían de vivir cerca de estos "bulliciosos" centros de trabajo no pueden permitirse moverse allí y van a los suburbios con la vivienda más barata. "Moverse hacia lo asequible se ha impuesto a moverse hacia la oportunidad", afirma.
En tercer lugar, el crecimiento de grandes empresas "ha socavado claramente" parte del dinamismo de la economía estadounidense, indica Thompson, que explica que el declive del emprendimiento ha coincidido con el surgimiento de nuevos monopolios que "hacen más difícil abrir una nueva firma exitosa" en medicina y tecnología, entre otras áreas. Desde 1978, la proporción de start-ups ha disminuido en un 50 por ciento, sostiene el columnista.
Mientras muchos creen que el sueño americano "se está muriendo" en EE.UU. y "parece estar floreciendo más" en Canadá y el norte de Europa, el libro de Cowen sostiene que muchas personas que logran el sueño americano "simplemente no nacieron" en el país norteamericano. "Es decir, EE.UU. no perdió completamente el sueño", sino que "los únicos soñadores que quedan son, más bien, inmigrantes", subraya el autor del artículo.
"Una buena economía —y tal vez una buena sociedad— requiere una porción de seguridad y de inquietud", indica Thompson. "Ningún artista de circo quiere saltar entre columpios sin una red que los atrape cuando caigan. El truco es diseñar para la seguridad sin diseñar para la complacencia", concluye el columnista.