No fueron las armas climáticas las que preocupaban a los funcionarios e ingenieros soviéticos, sino unos remedios para suavizar las condiciones de vida en las regiones extremas del Norte y Este de Rusia.
Los investigadores de la Sociedad Militar Histórica Rusa han recuperado varios proyectos de control del clima en los archivos del Comité de Planificación de la URSS. Pretendían cambiar los cauces y los estuarios de los grandes ríos de Siberia y el Lejano Oriente y conseguir de esta manera una mejora del clima o microclima.
Ante todo, los proyectistas de los años 1930 se centraron en los ríos Ob y Amur, según detalló Pável Filin, un portavoz del colectivo, en declaraciones a TASS. "Ambos proyectos deberían suavizar el clima: mejorar la situación con el congelamiento del mar de Kara e inducir un calentamiento en la península de Chukotka", dijo.
El Ob debería desembocar en otra bahía: una medida que, según calcularon los ingenieros soviéticos, moderaría las temperaturas del agua en el mar.
A su vez, el Amur debería ser redirigido a su cauce histórico, situado más al sur del estuario actual. Esta medida reduciría el encenagamiento de un estrecho, que separa la isla de Sajalín del continente, para que parte de las aguas de la corriente marina tropical Kuroshio pudiera acceder a ese estrecho desde el mar de Japón y llegara finalmente a las costas de Chukotka.
Entre los proyectos recuperados destacan también algunas soluciones técnicas increíbles para su época: un todoterreno glacial, un robot andador y una instalación para sacar energía del frío. Los historiadores van a reunir los proyectos más ambiciosos en un libro preliminarmente titulado 'Ártica al borde de lo fantástico'.