Maikol Eduardo Rodríguez Correa y Lesnier Alejandro Ramos Machín junto a sus padres. Foto: Rosmery Iznaga Carmona y Alina Cabrera Domínguez/ Radio Guamá.
Por Rosmery Iznaga Carmona y Alina Cabrera Domínguez
Esta historia comenzó con un rumor. Los protagonistas: tres niños, una cifra considerable de dinero y el valor de la familia cubana. El olfato periodístico nos decía que tras el comentario de la gente podíamos encontrar un hecho peculiar y, por qué no, noticioso.
Hasta el turístico municipio de Viñales llegamos en busca de la novedad. En la escuela primaria “Eduardo García Delgado”, localizamos a los estudiantes de sexto grado Maikol, Lesnier y Adrián, quienes hallaron y devolvieron una billetera con tres mil 300 euros.
Maikol Eduardo Rodríguez Correa y Lesnier Alejandro Ramos Machín, así recuerdan lo ocurrido.
“Cuando terminamos la escuela ese día, nos cambiamos de ropa y fuimos para el terreno a entrenar fútbol. De regreso para la casa estaba la billetera tirada encima de un murito, en el contén de la acera, la reacción de nosotros fui ir para la casa de Maikol a ver qué íbamos a hacer con ella, la cogimos y revisamos a ver lo que tenía dentro.
“Había dinero, documentos y el pasaporte”, narraban con la ingenuidad de sus once años.
¿Y la Familia?
Sandra Correa Sánchez es la madre de Maikol, y no dudó en trasladarse a la oficina de inmigración de Viñales para devolver, junto a los niños, la cartera encontrada.
“Yo veo que los niños entran agitados, y Maikol me dice: mamá nos hemos encontrado la cartera de un turista.
“Simplemente les dije, un momento, siéntense los tres aquí, y cuando vi los documentos y el monto de dinero que tenía, había que determinar una situación en la cual los niños entendieran que el dinero no podía cegarlos. Desde el seno de la familia siempre se les ha dicho que hay que hacer buenas acciones”.
Moraleja…
“Valores, eso les expliqué. Primero, es una persona que está fuera de su país, segundo, es un indocumentado en Cuba. Así educo a mis hijos y a los amigos que andan con ellos, yo siempre les digo: lo que no es de uno hay que devolverlo.
“El fundamento del valor humano se siembra desde pequeño, no importa donde vivas, si eres pobre o rico, es el niño quien va a tener ese valor, esa imagen de familia, escuela, de sociedad, para hacer el bien a los demás”.
Conclusiones
“El turista no hablaba español y dijo, en inglés, que quería exponer su corazón en la mano y mostrar toda la gratitud que sentía, y que era imposible que esos niños fueran capaces de encontrar esa cantidad de dinero, determinar llevarla a la casa de sus padres y no cogerlo. Dijo que se sentía muy agradecido de este país, de la educación de la familia y que gracias por todo”.
La guerra necesaria tomó mayor auge y se sucedieron una serie de combates victoriosos en toda la región, con la participación de las huestes guantanameras.
Generales Antonio Maceo, Flor Crombet y José Maceo
Organizaciones involucradas:
Partido Revolucionario Cubano (PRC).
Expedición Naval de Flor Crombet y Antonio Maceo. Expedición dirigida por el Partido Revolucionario Cubano (PRC). Organizada y comandada por el General Flor Crombet como jefe de mar y que trajo al Mayor General Antonio Maceo como jefe de tierra, junto a otros 21 expedicionarios para sumarse a la revolución armada.
La estrategia martiana para la guerra necesaria planteaba una contienda rápida, con un costo económico y humano bajo, en la que, según las experiencias adquiridas durante la Guerra Grande, las expediciones militares a Cuba jugaran un importante papel, trasladando pertrechos, combatientes y sobre todo, líderes reconocidos de las contiendas anteriores, que movilizaran a los cubanos a derrocar al régimen colonial.
El Plan de la Fernandina
El Plan de La Fernandina, cuidadosamente organizado por Martí, debió traer a Cuba a los más reconocidos líderes independentistas, tales como Máximo Gómez, el propio Martí, José y Antonio Maceo, Flor Crombet, Mayía Rodríguez, Serafín Sánchez y Carlos Roloff Mialovsky entre otros, de manera coincidente con el levantamiento armado que se produciría en varias localidades orientales, villareñas y del sur de Matanzas, lo que pondría en jaque a las autoridades coloniales y encendería la llama libertaria en todo el país.
Este ambicioso y detallado plan falló por una indiscreción que permitió que las autoridades norteamericanas lo abortaran, perdiéndose el factor sorpresa, pero este fracaso no pudo evitar el inicio de la guerra, porque, a poco más de un mes, el 24 de febrero de 1895, se produjo el inicio de la lucha armada con levantamientos simultáneos en más de 35 localidades de toda la Isla, aunque los importantes jefes militares que se encontraban en el extranjero no pudieron entrar en combate de inmediato, por lo que Martí hizo con urgencia los reajustes necesarios para traerlos.
Antonio Maceo
Mayor General Antonio Maceo y Grajales
Maceo fue uno de los líderes independentistas más destacados de la segunda mitad del siglo XIX en América Latina, era considerado todo un maestro en el empleo de la táctica militar, fue combatiente por excelencia y jefe de elevado prestigio. Guerrero incansable, enfrentó al enemigo con ímpetu y bravura. Martí consideraba vital para el buen desempeño de la guerra que preparaba su participación y la de Máximo Gómez.
Desde inicios de 1891 Maceo se había radicado en Costa Rica con el propósito de constituir una colonia agrícola, la que, integrada por cubanos interesados en continuar la lucha debería servir de base de operaciones para sus actividades revolucionarias. En esta colonia, llamada Nicoya y situada en la provincia de Guanacaste, se reunieron José Maceo, Flor Crombet, Agustín Cebreco y Enrique Loynaz del Castillo entre muchos otros. El propio Martí la visitó en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano para coordinar la futura guerra y después del fracaso de la Fernandina envió a Francisco J. Agramonte a contactar a Crombet y a Maceo llevándoles el dinero recaudado para la expedición.
La expedición
La expedición fue dirigida y financiada por la Delegación del Partido Revolucionario Cubano en los Estados Unidos, a partir de los fondos recaudados entre la emigración cubana y por otras vías. Su costo estuvo por encima de los $3000.
Participantes
En total vinieron a tierras cubanas 23 expedicionarios, entre ellos los mayores generales Antonio Maceo, José Maceo, y Flor Crombet, los coroneles Agustín Cebreco y Adolfo Peña (colombiano), los tenientes coroneles Silverio Sánchez Figueras, Patricio Corona, Arcid Duverger, José M. Arseno (dominicano), José Palacios y Alberto Boix, y además los comandantes Juan Fustiel y Juan B. Limonta, los capitanes Joaquín Sánchez, Francisco J. Agramonte (comisionado por Martí para llevar a Crombet el dinero de la expedición), Jesús María Santini, Isidoro Noriega y Manuel J. Granda, los tenientes Jorge Través Estrada, Tomás y Julio Sainz, y los subtenientes (Alfereces) Luis Henríquez y Luis Soler .
Armamento
Con ellos lograron traer solo 11 fusiles con 75 cartuchos cada uno, 23 revólveres, y 15 machetes.
Congreso Nacional de Mujeres (1923, 1925-1939). Uno de los acontecimientos más destacados del movimiento de reforma social iniciado en los años 20. Sentó las primeras bases para la lucha organizada del sector femenino por sus justas reivindicaciones.
El 21 de marzo de 1918, un grupo de asociaciones sufragistas se nucleó para formar la organización más importante del feminismo nacional: el Club Femenino de Cuba, el cual se dio a conocer, oficialmente, el 3 de julio de 1918, en una sesión pública en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, que tuvo como oradora a Dulce María Borrero de Luján. Compuesto por intelectuales de las letras, periodistas, pedagogas, abogadas y pintoras, esta asociación animó un debate feminista superior, igualado al realizado en otros lugares del mundo. El liderazgo del grupo sería llevado por Pilar Jorge de Tella, Enma López Seña, Hortensia Lamar del Monte, Rosario Guillaume y Dulce María Borrero, asistidas por reconocidas personalidades femeninas, como María Luisa Dolz, Lola Borrero y Dulce María Saínz de la Peña. El Club fundó escuelas nocturnas para obreras y otras para la enseñanza del comercio; creó la primera institución formadora de niñeras que funcionó en el país. Una de las obras sociales más importantes de esa asociación fue la creación de la cárcel de mujeres de Guanabacoa, donde se reeducaban a las reclusas, a quienes se les ofrecían cursos de instrucción primaria, y de corte y costura, además de garantizarles cama, ropa y alimentos.
En 1921, por iniciativa del Club Femenino, se constituyó la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba, compuesta inicialmente por cinco asociaciones: Club Femenino de Cuba, Congreso Nacional de Madres, Asociación de Católicas Cubanas, Asociación Nacional de Enfermeras y Comité de la Creche Habana Nueva. El 11 de octubre de 1922, la Federación Nacional convocó a la celebración de un congreso.
Del 1ro al 7 de abril de 1923, en el teatro Nacional (hoy, Gran Teatro de La Habana) se efectuó el Primer Congreso Nacional de Mujeres. Aunque en el no participaron delegadas obreras, contó con la asistencia de féminas de distintas creencias o corrientes ideológicas. En la mesa de la junta directiva figuraban: Pilar Morlón de Menéndez, como presidenta; Manuela Bérriz, como secretaria general; Hortensia Lamar del Monte, como tesorera, y otras personalidades representativas del movimiento feminista. Asistieron 31 organizaciones, tuvo un carácter amplio, no clasista, y dio lugar a enconados debates (temario dividido en 36 puntos), los cuales mostraron cuánto pesaban los prejuicios y convencionalismos sociales en la mente de muchas mujeres cubanas.
En las resoluciones de la magna reunión, las participantes reclamaron hacer campaña por el derecho al sufragio femenino; luchar por la igualdad de derechos y deberes sociales, políticos y económicos con el hombre; combatir las drogas y la prostitución; conseguir leyes protectoras de la infancia; modificar la enseñanza en general, incluidas las escuelas especiales, y recabar atención a la instrucción de la eugenesia y de la puericultura; trabajar por el embellecimiento de la ciudad, el amor a las plantas y a los animales, y otras disposiciones. Este fue el primer encuentro de su tipo en Hispanoamérica. Las conclusiones del Congreso reflejaron la tendencia a la reforma social.
Sarah Pascual y Loló de la Torriente participaron en representación del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Allí expusieron sus criterios sin limitaciones las delegadas católicas, protestantes, israelitas y teósofas.
Dos años después, se celebró el Segundo Congreso Nacional de Mujeres —del 12 al 18 de abril de 1925—, en los mismos escenarios donde se realizó el anterior, el cual contó con la presencia de una delegada por la Federación Anticlerical de Cuba, Ana Cañizares, y otra del Gremio de Cigarreras, Estela Marrero. Al acto de inauguración asistió el presidente electo Gerardo Machado Morales, quien asumiría el cargo al mes siguiente. La demanda fundamental de este Congreso fue el derecho al sufragio. En la magna cita se permitió la presencia de la mujer negra trabajadora, representada por Inocencia Valdés, veterana luchadora del Gremio de Despalilladoras, y la presentación de temas como la condena contra el aumento de la pornografía en anuncios, libros, periódicos y espectáculos. Esta reunión femenina tuvo características semejantes a su precursora de 1923. Asistieron 70 organizaciones.
Dado lo polémico de los temas, en los debates se presentaron rivalidades entre la líder feminista Pilar Morlón y la sufragista María Collado, quienes llegarían a burlas y ataques personales. Las asambleas públicas resultaron tan turbulentas que provocaron grandes trifulcas, desmayos y escándalos.
Entre los días 21 y 26 de abril de 1939, en el teatro Nacional, se realizó el Tercer Congreso Nacional de Mujeres, 15 años después del segundo. En este Congreso, a diferencia de los anteriores, no se permitió ataques políticos, religiosos o ideológicos entre sus delegadas, quienes tenían como lema "Por la mujer, por el niño, por la paz y por el progreso de Cuba". Las conclusiones de esta reunión femenina exigieron, entre otros aspectos, una reforma a la carta magna de la república.
La labor del Congreso resultó amplia, profunda y sostenida, las ponencias presentadas se discutieron intensamente, de acuerdo con las facultades que para ese objetivo ofrecía el reglamento. Al finalizar el evento, las comisiones expusieron las respectivas conclusiones adoptadas en sus sesiones plenarias. Los puntos fundamentales fueron: el derecho civil; por la realización de un Código de la Familia; la lucha contra la delincuencia femenina, la cual debía estar encaminada hacia la solución práctica del problema económico de la mujer joven; hacer que desaparecieran de los lugares de reclusión el aspecto de sitios de castigo, convirtiéndolos en centros de readaptación de la mujer al medio que tiene que vivir; pedir el establecimiento de granjas, talleres, industrias y campos de cultivo en las cárceles de mujeres; luchar contra el proxenetismo y, finalmente, rechazó a la pena de muerte. Los 16 acuerdos que adoptó este Congreso mostraron el apreciable desarrollo alcanzado en el proceso de unidad de la masa femenina y de su incorporación a la lucha por sus vitales reivindicaciones.
Por la gestión directa de las miembros de su Comité Organizador, sus vínculos con figuras de las artes y otras manifestaciones culturales, hicieron uso de escenarios muy conocidos de la capital, como teatros y sitios donde se efectuaban espectáculos públicos para llevar el mensaje contenido en el lema del congreso: "Por la paz y el progreso de Cuba".
Los debates del Tercer Congreso Nacional Femenino se extendieron a todo el año 39, con el argumento de la igualdad de ambos sexos, lo cual permitió que ese tema se priorizara en las secciones de la Asamblea Constituyente, que redactaría y aprobaría la Constitución de 1940.
Bibliografía activa
Memorias del Primer Congreso Nacional de Mujeres organizado por la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas, Imprenta La Universal, La Habana, 1924.
Memorias del Segundo Congreso Nacional de Mujeres, organizado por la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas, La Habana [s.e.], 1925.
Bibliografía pasiva
Aguirre, Mirta: Influencia de la mujer en Iberoamérica, Servicio Femenino para la Defensa Civil, La Habana, 1948.
«Para mí Cuba es un antes y un después», afirma amiga chilena
La chilena Ignacia Paz Ugás Cádiz estudió en Cuba desde agosto del 2009 hasta julio del 2014, en la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes
Hojear fotos y escuchar música cubana resultan para la chilena Ignacia Paz Ugás Cádiz regresar a sus años de estudios en Cuba, realizados desde agosto del 2009 hasta julio del 2014, en la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes (EIEFD), que estuvo ubicada en San José de las Lajas, actual provincia de Mayabeque.
De esa etapa recuerda con nitidez, dos momentos importantes: su participación en el discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que ofrecido en la escalinata de la Universidad de la Habana para inaugurar el curso escolar en septiembre del 2010, y su asistencia al concierto del trovador Silvio Rodríguez en un parque de la localidad habanera de Managua. Esa fue una de las etapas de la seguida gira por los barrios de Cuba del destacado cantautor.
La hoy licenciada en deportes señala, mediante un correo electrónico enviado a Granma Internacional: «Para mí Cuba es un antes y un después para mi vida, me fui de Chile siendo una niña tímida y regresé como una mujer empoderada. Siempre leí acerca de la Revolución Cubana, participé mucho en política dentro de mi país pero haber llegado a la Isla caribeña encendió aún más la llama de querer hacer lo justo por este mundo».
Ella conoció de la beca a través de sus familiares, quienes militan en el Partido Comunista Chileno y en otras organizaciones de tendencia de izquierda, sin embargo tuvo que pasar un riguroso proceso de selección entre centenares de jóvenes candidatos. Igualmente debió presentar altas calificaciones de sus estudios en bachillerato y demostrar en una entrevista con profesores cubanos su vocación hacia la carrera.
En Cuba recibió alojamiento, alimentación, estudios y bibliografías gratuitos. El único compromiso contraído fue regresar al país de origen y al graduarse no quedaron deudas financieras escolares. Esa institución docente y deportiva la inauguró Fidel el 23 de febrero del 2001 en edificaciones, que pertenecieron a una escuela militar. Allí se graduaron miles de jóvenes provenientes de más de 80 naciones del llamado Tercer Mundo.
Entre una de sus historias del primer año de vida en tierras cubanas, Ignacia recuerda recuerda la amistad hacia varias familias cubanas que la recibieron en sus casas para pasar momentos de verdadero intercambio cultural: «Esos cubanos me brindaron su hogar y compartieron su comida, su cariño y cientos de fechas como cumpleaños, Día de las Madres y de los Padres, año nuevo y navidad». Menciona los nombres del matrimonio formado por Líber y Zulema, ambos trabajadores de la escuela.
También conoció muchas ciudades de la Isla, principalmente la occidental Pinar del Río, porque hizo sus prácticas profesionales vinculadas al equipo de fútbol de esa provincia, y en la escuela primaria Frank País. Allí desarrolló su tesis de licenciatura para graduarse. De esa experiencia comenta: «los niños cubanos aman la clase de Educación Física, salen eufóricos a participar. Para ellos es una novedad tener un profesor de otro país, les llama la atención escuchar el acento extranjero, pero te respetan. Es muy reconfortante saber, que planificas un turno para que ellos disfruten».
Aseguró aprender en Cuba que la Educación Física es una asignatura tan importante como las matemáticas o las ciencias. Se inculca desde las primeras edades del niño y se realizan varias sesiones a la semana. Otra enseñanza ha sido entender al deporte como mecanismo para llevar una vida sana y saludable.
La joven chilena afirma: «sinceramente espero que mi convicción y las de mis compañeros de la EIEFD puedan algún día ejercer la educación física y el deporte como lo aprendimos en Cuba. Quisiera que todos generemos un cambio real en el currículo educativo de nuestras naciones para así formar espacios de prevención y solución de problemas, que afectan a nuestros países, debido al carácter despiadado del sistema capitalista».
Actualmente Ignacia Paz Ugás Cádiz, vive en la comuna de la Florida, en Santiago de Chile. Ahora está desempleada por causas ajenas a su voluntad, pero hasta hace poco trabajó como coordinadora de actividades extraescolares en la municipalidad de la capital chilena. Mantiene un vínculo cercano, mediante mensajes de texto por correo electrónico o las redes sociales de la Internet con sus ex profesores y amigos cubanos.
Además, milita en el partido político de la Izquierda Ciudadana, que convoca a un acercamiento con las comunidades más desposeídas del país para llevarle asistencia material y cultura. Igualmente, participa en una organización nombrada Colectivo Siboney, miembro del Movimiento de Solidaridad por Cuba en Chile.
En ese grupo solidario se trabaja por acompañar a la Mayor de las Antillas en todas sus luchas internacionales como exigir el fin del criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la Isla y la devolución del territorio ocupado por la ilegal Base Naval de Guantánamo. También contribuye a la divulgación de la realidad cubana y desenmascara las campañas mediáticas anticubanas de los medios de prensa convencionales.
En cuanto a sus planes mediatos y futuros, Ignacia destaca: «Pretendo seguir estudiando, algo difícil de realizar en mi país, debido a que los grandes empresarios han convertido a la educación en un negocio. Por mi parte me sacrifico y ahorro dinero para matricular en una maestría. Además, quiero contribuir, a través del deporte, a generar un cambio en la mentalidad del pueblo para así seguir retribuyendo de manera gratuita el legado que nos dejó nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz».
En Cuba hay cultura testamentaria, la cual debe cada día intensificarse, pues constituye una manera de proteger la propiedad y la familia; de evitar, en la medida de lo posible, los conflictos particionales de los bienes y derechos.
Mucho se ha escrito ya sobre el testamento y de cuánto ayuda a salvaguardar los bienes y la familia. Se ha hablado de los procedimientos, de las tipologías, de la validez… Las dudas, sin embargo, no han sido suficientemente dilucidadas, pues las inquietudes de las personas continúan emergiendo.
«Hay algo místico en el testamento», asegura el doctor Leonardo Pérez Gallardo, profesor titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. «Es el portavoz de una persona, que aun después de muerta, dispone la manera en la que quiere sea ordenada la sucesión. Es ley privada de la sucesión, a la cual han de atenerse todos, no solo los herederos».
Toda persona mayor de 18 años de edad, con discernimiento, cualquiera sea su nacionalidad, puede otorgar testamento en Cuba. Para ello, sugiere Pérez Gallardo, lo más aconsejable es que se acerque a un notario para ser asesorado.
Los testamentos comunes, explica, pueden ser ante notario, ante cónsul u ológrafo.
Este último es redactado por el propio testador, en el cual se exige la autografía completa, la expresión de la fecha, y las enmiendas o salvedades de las palabras tachadas.
No obstante, aclara que el testamento ológrafo debe ser redactado, únicamente, por el testador, y puede emplear cualquier parte del cuerpo que le permita escribir, a tono con la Convención de los derechos de las personas con discapacidad.
Según Pérez Gallardo, para que este surta efectos jurídicos tiene que ser adverado ante el Tribunal municipal correspondiente. «Este le atribuye autenticidad, para lo cual los interesados han de aportar las pruebas documentales y la prueba testifical que corresponda, así como la pericial caligráfica que se suele practicar. La adveración se contiene en un auto judicial que, una vez firme, se inscribirá en el Registro de
Actos de Última Voluntad y Declaratoria de Herederos, perteneciente al Ministerio de Justicia, a los efectos de su publicidad».
Mediante el testamento –acota– se dispone, principalmente, del patrimonio, pero es posible emplearlo como reservorio de otras declaraciones de voluntad, como por ejemplo: el reconocimiento de un hijo, la ordenación de una fundación, la disposición sobre el destino del cadáver, la habilitación de la incapacidad para suceder en la que puede estar incurso un presunto heredero, entre otras disposiciones.
Y el testamento, explicita, «es revocable ad nutum, o sea, libérrimamente por el testador. Como acto de última voluntad, el testador puede revocarlo parcial o totalmente, de manera expresa o tácita, con el solo otorgamiento de un testamento posterior». Incluso el testador puede limitarse a invalidar el documento por escritura pública, sin otra disposición de contenido patrimonial o no patrimonial.
Comenta el doctor que «a falta de testamento, la ley ordena la sucesión mortis causa, siguiendo un orden presuntivo de los afectos. De ahí que primero suceden los hijos, y en su defecto sus descendientes, sin límites, de conjunto con el cónyuge sobreviviente y los padres, siempre que estos últimos no estén aptos para trabajar y dependan económicamente del causante.
«En segundo orden, heredan, en plena titularidad, los padres del causante con la concurrencia del cónyuge sobreviviente; en tercer orden, en plena titularidad, el cónyuge sobreviviente; en cuarto orden, los abuelos o demás ascendientes; y en quinto orden, los hermanos y sobrinos».
Reitera, además, que la pareja hereda siempre que sea cónyuge, ya por matrimonio formalizado o por reconocimiento judicial post mortem de la unión matrimonial no formalizada. Las uniones de hecho per se, no generan vínculos sucesorios.
En cuanto a los menores, refiere que «si a la muerte del causante no están aptos para trabajar y dependen económicamente de él, tienen derecho a la mitad del caudal hereditario, al reconocérseles como herederos especialmente protegidos con derecho a la atribución por el testador de la mitad del patrimonio, en concepto de legitimarios».
Esta mitad –advierte– no viene atribuida directamente por la ley sino a través del testador. De no cumplirse esto, los beneficiados pudieran impugnar el testamento por vía de nulidad, para lo cual el ejercicio de la acción no prescribe.
En Cuba, reconoce Pérez Gallardo, «hay cultura testamentaria, la cual debe cada día intensificarse, pues constituye una manera de proteger la propiedad y la familia; de evitar, en la medida de lo posible, los conflictos particionales de los bienes y derechos. Es un modo de perpetuarnos más allá del tiempo finito en que existimos».