Imagen de la violencia generada por la oposición venezolana frente al Parlamento. Foto: Carlos Garcia Rawlins/ Reuters.
La secuencia de los acontecimientos que tienen lugar en la República Bolivariana de Venezuela demuestran que la estrategia de la mal llamada “oposición democrática” es una conspiración sediciosa para destruir el orden democrático, arrasar las libertades públicas y aniquilar físicamente a las principales figuras del chavismo, comenzando por el mismísimo presidente Nicolás Maduro, su familia y su entorno inmediato. Los opositores están recorriendo metódicamente los pasos indicados por el manual desestabilizador de “no violencia estratégica” (¡sic!) del consultor de la CIA Eugene Sharp. No puede haber el menor equívoco en la interpretación de las criminales intenciones de esa oposición y de lo que, si llegaran a triunfar, serían capaces de hacer. Si sus jefes lograsen involucrar militarmente a Estados Unidos en la crisis venezolana propiciando la intervención del Comando Sur –con la tradicional colaboración militar de los infames peones de Washington en la región, siempre dispuestos a respaldar las aventuras de sus amos del Norte- arrojarían una chispa que incendiaría la reseca pradera latinoamericana. Las consecuencias serían catastróficas no sólo para nuestros pueblos sino también para Estados Unidos que seguramente cosecharía, como en Girón, una nueva derrota en nuestras tierras.
Esa es la apuesta de esta oposición, canallescamente exaltada por la prensa hegemónica mundial -como antes lo hiciera con “los combatientes por la libertad” en Nicaragua y, después, en Libia e Irak- y que miente descaradamente al presentar lo que realmente está ocurriendo en Venezuela. La tentación de la derecha venezolana de internacionalizar el conflicto y atraer al músculo militar del imperio cobró nuevos bríos al conocerse las recientes declaraciones del jefe del Comando Sur, Almirante Kurt Tidd, ante la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos, y sobre todo cuando se hizo pública la designación de Liliana Ayalde como Vice Jefa Civil del Comando Sur. Esta se desempeñó como embajadora de Estados Unidos en Paraguay en vísperas del “golpe parlamentario” contra el gobierno de Fernando Lugo, ocasión en que se movió tras bambalinas para garantizar el éxito de los golpistas. Luego de unas breves vacaciones retornó a la región para ocupar el mismo cargo pero esta vez en Brasilia, donde alentó y auspició el “derrocamiento institucional” de Dilma Rousseff. Consumada su obra regresó a Estados Unidos en busca de nuevas misiones desestabilizadoras y la encontró en el Comando Sur. En otras palabras, la número dos esa organización es mucho más peligrosa que su jefe: hija de un médico colombiano radicado en Estados Unidos, Ayalde es una temible experta en demoliciones políticas, y fue designada (¡seguramente por obra del azar!) para el cargo que hoy ocupa en Febrero del corriente año, en coincidencia con la intensificación de las protestas violentas en contra del gobierno bolivariano. Según puede leerse en el sitio web del Comando Sur su misión es “monitorear el desarrollo y refinamiento de la estrategia regional del Comando Sur y sus planes de cooperación en materia de seguridad”. Lo que la oposición “democrática” venezolana desea es precipitar una violenta “transición” al pos-chavismo, re-editando en la patria de Bolívar y de Chávez la tragedia ocurrida en Libia o Irak. Ese es su plan, el modelo que se desprende de las desaforadas e irresponsables arengas violentistas de sus líderes y lo que el Comando Sur y su tenebrosa vice jefa tienen en carpeta. Pocas designaciones podrían haber sido más oportunas que ésta para alentar a los sectores violentistas de Venezuela. Y pocas actitudes serían más suicidas del gobierno venezolano que pretender apaciguar a los violentos con concesiones de distinto tipo. Desgraciadamente ha llegado “la hora de los hornos” y sólo podrá verse la luz, como decía José Martí, si el estado aplica todo el rigor de la ley y apela a la eficacia de su fuerza para someter sin miramientos al vandalismo de la derecha y aplastar el huevo de la serpiente antes de que sea demasiado tarde.
¿Fascistas? Si, por sus métodos, similares a los empleados por las bandas armadas de Mussolini y Hitler para aterrorizar a italianos y alemanes sembrando destrucción y muerte por la nueva oleada terrorista; fascistas por su contenido político, pues su propuesta es intrínsecamente reaccionaria al pretender borrar de un plumazo, como infructuosamente se intentara en el golpe de estado del 11 de Abril del 2002, todas las conquistas populares alcanzadas desde 1999 en adelante. Fascistas también por la absoluta inmoralidad e inescrupulosidad de sus líderes, que alimentan el fuego de la violencia, incitan a sus bandas de lúmpenes y paramilitares a atentar contra la vida y la propiedad de los venezolanos y las agencias e instituciones –hospitales, escuelas, edificios públicos, etcétera- del estado y que no se arredran ante la posibilidad de sumir a Venezuela en una cruenta guerra civil o, en el improbable caso de prevalecer, convertir a ese país en un abominable protectorado norteamericano.
Dicho todo lo anterior los opositores venezolanos son peores que los fascistas en la medida en que estos conservaban, por lo menos, un cierto sentido nacional. Sus congéneres italianos y alemanes ni remotamente se arrastraron en el fango de la política internacional para ofrendar sus países a una potencia extranjera como lo hace, hundida para siempre en eterna ignominia, la derecha venezolana que alternativamente gime o aúlla para que su patria, la patria de Simón Rodríguez y Francisco de Miranda, de Simón Bolívar y Hugo Chávez, se convierta en una abyecta colonia norteamericana. Tratarlos de fascistas sería hacerles un favor. Son mucho peores y más despreciables que aquellos.
Cuba ratifica firme compromiso de acompañar a Venezuela
Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba
Hemos sido testigos, una vez más, de otra decisión infame e inmoral de la desprestigiada OEA, en contra de la Revolución Bolivariana, que reedita las bochornosas páginas escritas contra la Revolución Cubana en la década del sesenta del pasado siglo.
La convocatoria de una Reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores, para continuar hostigando al gobierno venezolano, constituye otra acción coherente con el tradicional papel de esa organización como instrumento de dominación imperialista en el hemisferio; a fin de resquebrajar la soberanía, la independencia y la dignidad de Nuestra América.
La OEA ha permanecido siempre de espaldas a los pueblos de América, con una historia de casi 70 años de subordinación a los intereses oligárquicos e imperialistas. Ha estado ausente cuando nuestra región ha sido víctima de intervenciones y agresiones políticas, económicas y militares, o de graves violaciones a la democracia y a los derechos humanos.
Es tiempo ya de reconocer que la OEA resulta incompatible con las necesidades más acuciantes de los pueblos de América Latina y el Caribe. Es incapaz de re+presentar sus valores e intereses. Impuso un falso credo democrático, responsable de la muerte de cientos de miles de latinoamericanos y caribeños y de la pobreza y exclusión de millones. La OEA agrede e impone, y no concilia ni dialoga; desprecia la igualdad y la autodeterminación de los Estados. Conspira y subvierte a gobiernos genuinos y legítimamente constituidos con demostrado respaldo popular. Merece el más profundo repudio.
Venezuela ha adoptado la digna decisión de retirarse de la OEA, que firmemente apoyamos, luego de haber enfrentado con valentía el acoso, la injerencia y la ignominia de la que ha sido objeto en esa institución y por parte de su enfebrecido Secretario General. En aras de la defensa de los intereses colectivos de la región, tanto Chávez en su tiempo, como hoy el presidente Maduro, enfrentaron sus traiciones con dignidad y valor. Pero la OEA nunca se propuso aceptar a un gobierno popular y mucho menos ayudar a Venezuela, como predican algunos. Por el contrario, se alineó cada vez más con los propósitos de derrocar a la Revolución Bolivariana.
Las agresiones contra Venezuela y la despreciable conducta de la OEA en su contra, confirman que dondequiera que haya un gobierno que no convenga a los intereses de los círculos de poder imperial y a sus aliados, será atacado. Los nuevos métodos de desgaste, más sutiles y enmascarados, sin renunciar a la violencia, para quebrar la paz y el orden interno, no ocultan la vieja estrategia de demostrar la inviabilidad del progresismo, de las izquierdas y de sus luchas por el desarrollo económico y social de nuestra región.
Cuba ratifica su firme compromiso de acompañar a Venezuela y la posición digna, valiente y constructiva del presidente Nicolás Maduro al frente de la Revolución Bolivariana. Expresamos nuestro apoyo y solidaridad al pueblo y gobierno venezolanos en este nuevo capítulo de resistencia y dignidad, convencidos de lo mucho que nos queda por batallar para alcanzar la unidad y mantener vigentes los fundamentos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en 2014.
Imagen de la violencia generada por la oposición venezolana frente al Parlamento. Foto: Carlos Garcia Rawlins/ Reuters.
La República Bolivariana de Venezuela solicitó este martes una reunión extraordinaria con cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para denunciar la violencia impulsada por sectores radicales de la derecha venezolana para crear un clima de ingobernabilidad y justificar con ello la intervención extranjera.
“Venezuela ha solicitado con carácter de urgencia una reunión extraordinaria de cancilleres Celac para denunciar la violencia opositora”, escribió la canciller de la República, Delcy Rodríguez, a través de la red social Twitter, donde publicó una carta dirigida a Hugo Martínez, canciller de El Salvador, país que ostenta la Presidencia Pro-Témpore del organismo.
Las acciones de calle generadas en las últimas semanas por grupos de choque de la derecha han dejado un saldo de 26 fallecidos y más de 430 lesionados, así como daños a comercios y espacios públicos.
VENEZUELA: técnica de un golpe de estado, pautado por Eugene Sharp, financiado por Washington y amenazado por el Comando Sur, que amenaza con invadir Venezuela.
"Venezuela: Crónica desde adentro de la violencia callejera" Por Marco Teruggi 16 Abril, 2017
No son más de cuatrocientos. Se dividen en tres: la vanguardia, que es la parte que busca la confrontación con la policía; una masa fluctuante que corre hacia los cordones de seguridad cuando parecen ganar la pulseada y vuelve a las corridas unos pocos segundos después ante los gases; y la retaguardia, que observa, come raspado, conversa, comenta el show en desarrollo. Para ellos no lo es: se trata de una batalla contra la dictadura que los reprime. Están convencidos, viven su épica. La distribución geográfica es la siguiente: la retaguardia se sitúa en los alrededores de la plaza, sobre la avenida principal; la masa fluctuante se encuentra a partir de media cuadra más adelante hasta la zona donde no llegan los humos de los gases; la vanguardia busca acercarse al cordón de policía que impide el paso hacia la autopista, tiran bombas molotov, piedras, hasta que no aguantan y repliegan. Ese sector coloca las guayas, el aceite en el piso, arma las bombas detrás de una pared. Entre ellos -la masa y la vanguardia, todos encapuchados- se abrazan como héroes.
La escena se repite incansablemente durante horas. Existen momento de euforia colectiva, generada por la adrenalina, la sensación de la epopeya. Entonces arrancan portones, los cruzan sin sentido en las calles, rompen carteles luminosos, juntan piedras y piedras, las golpean sobre el zinc, se dan ánimo, corren de a muchos hacia la policía. A los pocos segundos regresan más rápido de lo que fueron, con las mismas piedras y molotov en las manos. Corren más de lo que confrontan. Hay otros personajes: los motorizados solidarios que sacan a alguien demasiado expuesto a los gases, los vecinos que recargan las botellas de agua, los curiosos que se detienen a observar, los vendedores de agua y limones, los mototaxistas a la espera de pasajeros. No existe liderazgo visible. Algunos logran generar una suerte de conducción que rápidamente se desvanece, sirve para orientaciones en momentos de caos, como cuando quieren linchar a alguien por pedir que “le bajen dos”. Visto desde afuera resulta difícil saber quién dirige. ¿Alguien dirige realmente? ¿O la estructura de células que está al frente funciona de manera autónoma con la única orden de confrontar y destrozar hasta el cansancio? Porque la batalla es por cansancio. La policía aguanta en su esquina durante horas. Hasta que decide avanzar una o dos cuadras hasta concentrar a los centenares. Para eso aumenta la cantidad de gases y la distancia a la cual los lanza. ¿Qué debería hacer? El esquema de la derecha consiste en ir a buscar el choque para luego mostrarse como víctimas que resisten. *** Volvieron las guarimbas. ¿Cuál es su objetivo? Es necesario determinarlo para saber si logran fracasos o victorias. Resulta poco probable pensar que la correlación de fuerzas planteada en Altamira o los diferentes focos de violencia pueda permitirles rebalsar a la policía. No tienen esa fuerza. Eso podría hacerlo una pueblada. Su problema es que son pocos: el momento de auge relativo de la autopista dura hasta las primeras piedras, luego son a veces cuatrocientos, a veces cincuenta, a veces menos. El plan no parece ser entonces llegar al oeste de la ciudad. Aunque lo enuncien, arenguen a la gente a ir en búsqueda de las instituciones -para quemarlas, como lo hicieron el sábado. Necesitan generar el hecho mediático y para eso, se sabe, no es necesaria la masividad. Basta ver los videos que circulan: están hechos de primeros planos, rostros, acciones individuales o de pequeños grupos. Logran convencer a muchos de aquí hay una represión feroz, y son una multitud en las calles. No hace falta ser miles para instalar una idea. Basta tener varios focos de violencia, transmitirlos en simultáneo, crear rumores y buscar las mejores imágenes -una mujer joven con la bandera de Venezuela que junta un gas, por ejemplo. Matriz comunicacional, caos e incertidumbre. Como la que se vivió en la noche del lunes: llegaron reportes de varios puntos del este de Caracas, Barquisimeto, Valencia, imágenes de quema de un camión de la Misión Nevado, un edificio de Cval, un local del Psuv, audios con relatos de postes de luz tumbados en la autopista, cortes de calles en el este con personas armadas, incendios de basura, focos de violencia, miedo, desconcierto. Si ese es el objetivo entonces lo cumplen. Se sumerge a las subjetividades, las redes, los teléfonos, las conversaciones. *** ¿Cuál es la diferencia con el 2014? El método hasta ahora es similar: puntos específicos de destrozos y confrontación en el este de la ciudad. Dan rienda suelta a su base más radical, a las células entrenadas para eso. Resulta poco probable pensar que esa metodología logre convocar masividad: ya se sabe que las movilizaciones desembocan en gases, piedras, guayas, aceite, incertidumbre creciente, posibles muertos -las guarimbas tuvieron por saldo 43 víctimas. Por eso su debilidad es la perdida de base y el desgaste. Como en el 2014. Su esquema así planteado tiene un límite, aunque tal vez logren acumular más gente para fechas puntuales, como el anunciado 19 de abril. La principal condición que parece haber cambiado es la internacional. Las declaraciones del Comando Sur de los Estados Unidos el pasado viernes son la muestra más clara. Fueron dadas en simultáneo con el bombardeo unilateral a Siria. Gran parte de la ofensiva callejera de la derecha está hecha para el frente exterior, para eso las imágenes, las denuncias de represión, persecución, de un supuesto e inexistente gas tóxico. Son lo que piden los aliados y financistas para apretar el acelerador en la Organización de Estados Americanos, en cada uno de los países donde gobierna la derecha en el continente, en Estados Unidos y Europa. Ahí reside una fuerza que no tenían en el 2014. En aquel entonces faltaba todavía un año para que Barack Obama declarara a Venezuela como amenaza. Sin embargo tampoco pareciera suficiente -hoy- para dar vuelta el escenario y lograr el quiebre buscado. ¿Entonces qué? Sin barriadas para una pueblada ni Fuerza Armada Nacional Bolivariana que acompañe, ¿cómo piensan romper el límite del 2014? Nuevamente la pregunta: ¿cuál es su objetivo? ¿Tumbar al gobierno por la fuerza, profundizar el desgaste general que existe en el país, acelerar los comicios electorales? No se debe subestimar el plan en marcha. Tampoco nombrarlo con palabras que le quedan grandes. Lo que han iniciado es nuevamente una metodología de violencia abierta, destrozos, confrontación callejera y política, un cuadro de desenlaces inciertos. En Altamira no había un pueblo como tanto les gusta decir. Eran pocos, aunque las imágenes logren dar la impresión de ser muchos. Organizados y preparados, sí. También con altos niveles de improvisación y de actos ridículos. Son la base de la derecha golpista, vestida con estética de rebeldía.
Directora del hospital infantil de Caracas a RT: "El ataque duró casi tres horas"
Publicado: 21 abr 2017 05:36 GMT | Última actualización: 21 abr 2017 06:35 GMT
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Tras el ataque, los grupos violentos intentaron irrumpir en el centro de salud dedicado a atender partos y a niños recién nacidos.
Carlos Garcia RawlinsReuters
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Al menos 54 personas, entre ellas madres y niños recién nacidos, fueron evacuados del hospital Materno Infantil Hugo Chávez de Caracas luego de que grupos violentos atacaran las instalaciones, ha confirmado a RT la directora del centro de salud, la doctora Rosalinda Prieto.
"Fuimos agredidos por grupos violentos que nos lanzaron una lluvia de piedras y objetos contundentes. Después, quemaron gran cantidad de basura frente al hospital y el humo penetró dentro de las instalaciones. Allí había niños recién nacidos en el área de la emergencia; algunos en observación", ha proseguido.
La doctora Prieto ha precisado que "el ataque se inició cerca de las nueve de la noche (hora de Caracas) y se extendió por casi tres horas".
"Mientras eso ocurría, los violentos insistían en querer ingresar al hospital. Esa situación de peligro para nuestros pacientes nos obligó a pedir ayuda a las autoridades para poder evacuarlos y remitirlos a otros centros de salud", ha relatado.
Según la directora, hubo "un incendio de grandes cantidades de basura a las puertas del hospital". "A estas horas, los organismos de seguridad custodian las instalaciones y solo permanece un reducido grupo de pacientes que no corren ningún peligro", ha subrayado.