Hubo saludos efusivos entre las respectivas delegaciones y abrazo sentido entre Correa y Raúl seguido de aplausos, al cierre de la ceremonia de imposición al Presidente ecuatoriano de la Orden José Martí, que fuera colocada en su pecho por el General de Ejército y Jefe de Estado cubano como gesto de amistad y respeto hacia su pueblo y en reconocimiento a su trayectoria, su contribución a Ecuador, a la amistad entre nuestros países, y a la integración latinoamericana.
El acto fue colofón de una jornada activa para el líder de la Revolución Ciudadana, que en el último día de su última visita como Jefe de Estado a la Isla estuvo, en la mañana, en la Universidad de La Habana, y horas más tarde rindió tributo a Martí; fue recibido formalmente por Raúl, y sostuvieron ambos conversaciones oficiales, al término de las cuales le fue impuesta a Correa la máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado.
Acompañado por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, las actividades oficiales de la tarde comenzaron cuando Rafael Correa depositó una hermosa ofrenda de rosas ante la efigie del Maestro ubicada en el Memorial que lo evoca, en la Plaza de la Revolución.
El Presidente ecuatoriano, quien luego se declararía martiano desde siempre, permaneció respetuosamente en silencio unos minutos ante el busto, como quien medita. Seguidamente, el resto de la delegación que viajó con él se colocó a su lado, sumándose al homenaje.
Cuba le confirió a este amigo suyo y de la Revolución Cubana la Orden José Martí —explicó el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta— en virtud de sus méritos, sus valores, y su compromiso con sus ideas y con su pueblo, «por el que sabemos que seguirá luchando en el futuro».
Correa, por su parte, confesaría que la mejor manera de terminar estos diez años de Gobierno que ahora culmina era venir a Cuba, y reconocería, con humildad, que si algo ha podido hacer en este lapso ha sido porque se apoyó en hombros de gigantes como Bolívar, Eloy Alfaro, Martí, el Che; y de gigantes a los que la vida le dio la oportunidad de conocer y escuchar sus consejos, como Néstor Kirchner, Hugo Chávez, y Fidel.
Recibo esta condecoración porque sé que no es para este compañero, dijo; tan solo hemos cumplido con nuestro deber; es para el pueblo ecuatoriano, para seguir esa hermandad indisoluble entre Cuba y Ecuador, para seguir construyendo juntos la Patria Grande.
En horas de la propia noche de este viernes Correa regresó a su país. Seguro lleva las maletas llenas de la admiración y el cariño que le profesa el pueblo cubano.