Elevar la producción es la palabra de orden de la Empresa Siderúrgica José Martí. Creada en 1957, Antillana de Acero, como es conocida popularmente, comenzó como una productora de cabillas a las órdenes de algunos oligarcas cubanos, que contaban también con capital norteamericano.
Al triunfo de la Revolución, puesta ya en beneficio del pueblo, se realiza la primera colada de acero con la tecnología más moderna de la época. A partir de ese hecho se firman acuerdos con la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y comienza el desarrollo de cinco hornos Martin-Siemens.
Estos acuerdos contaban con varias etapas en las que se desarrollaron laminadores (usados para convertir los metales en planchas), una tecnología desarrollada por la entonces URSS y la desaparecida República Democrática Alemana, siendo esto lo primero que se desarmó y se retiró al desaparecer el campo socialista.
En los años 90 se comienza la producción de acero en hornos eléctricos motivado por dos razones fundamentales: los hornos utilizados hasta el momento, Martin-Siemens, desaparecían por la actualización tecnológica, y además las reparaciones que exigían eran muy costosas.
A partir de 2004-2005 surgen problemas en la industria debido al desgaste ocasionado por las serias dificultades económicas que vivía Cuba en aquel momento, y debido a esto, las producciones en Antillana de Acero cayeron en picada.
Sin embargo, en el año 2014 se detuvo esta caída y desde el 2015 la fábrica comienza a revitalizarse.
REVITALIZACIÓN DE ANTILLANA DE ACERO
Con la introducción de un crédito ruso se garantizará una remodelación y modernización completa de la fábrica. Esta renovación abarcará todas las unidades empresariales de base. Además se repararán las líneas férreas con las que cuenta Antillana, aproximadamente unos 50 kilómetros.
Se introducirán mejoras en el sistema de transporte del acero. Se remodelará todo el sistema de redes, de aire, nitrógeno y oxígeno.
Además, como Antillana es la mayor consumidora de agua y electricidad de la provincia de La Habana, todos los sistemas de enfriamiento y electro automáticos serán reparados en su totalidad para un mejor uso de los mismos.
Miguel Ángeles Solarana Reyes, director de la empresa siderúrgica José Martí, explica que estos cambios se realizarán en dos etapas del proceso inversionista. En una primera fase, con una duración de cuatro a cinco años, se pasará a producir el doble de lo que se hace actualmente.
«Debemos empezar por 140 mil toneladas e ir sumando, año a año, una cantidad determinada hasta llegar a 250 mil toneladas de acero liquido. En el caso de la cabilla empezaríamos a trabajar el año que viene con unas 70 mil toneladas e iríamos subiendo hasta 160 mil toneladas», aclaró Solarana.
En la segunda etapa se montaría otro horno eléctrico y otra máquina de vaciado continuo, garantizando el incremento de 250 mil a 420 mil toneladas de acero líquido.
FORTALECER LA PRODUCCIÓN
En la actualidad, además de la producción de acero líquido y cabillas, Antillana fabrica palanquillas, que no es más que un cuadrado grande de acero que es el semiproducto para producir cabillas y barras. De este artículo se exporta cada año de 40 mil a 50 mil toneladas principalmente a una empresa llamada Axa de capital cubano-hondureño, perteneciente al Ministerio de Industria y al Grupo Gesime y ubicada en Honduras.
«La otra parte que producimos la dedicamos a los laminadores para la producción nacional. Nosotros y nuestros hermanos acereros de Las Tunas, somos la combinación de la producción de cabillas para el país», agregó Solarana.
La fábrica provee cabillas a toda Cuba a través de una comercializadora. Estas están presentes en cada construcción que se realice, incluido todo el sistema hotelero.
«Ahora tenemos que empezar a exportar a otros lugares porque al favorecernos de la inversión rusa se incrementa la producción y por tanto hay que vender más», añadió Solarana.
El mercado principal de esta industria es América Latina y el Caribe debido sobre todo, a la infraestructura y logística con la que cuenta la fábrica.
Para la segunda etapa de este proceso inversionista se dejará un laminador para la producción de cabillas y el otro se concentrará en hacer perfiles, angulares y planchuelas, hasta el momento no fabricados en Antillana.
Sin embargo, aun el objetivo fundamental es la producción de cabillas.
TRABAJADORES PRINCIPAL ESLABÓN DE LA PRODUCCIÓN
La Empresa Siderúrgica José Martí cuenta con una plantilla de 1 700 trabajadores. El esfuerzo y sacrificio de cada persona que labora allí es alto. «Aquí se comienza a trabajar el día tres o cuatro de enero y se detiene la producción el día 29 o 30 de diciembre. Diariamente se hacen tres turnos de trabajo y se descansa uno, sin parar. Es un trabajo muy comprometido y muy peligroso. Se está logrando, a partir de los sistemas de pagos, que el personal cobre más con mejores beneficios salariales», continuó Solarana.
Debido al alto riesgo que corren los trabajadores en la fábrica, dentro de su estructura se cuenta con un policlínico y una sala de urgencias. Además, el país importa todos los equipos de protección.
«La lucha aquí no es si tenemos o no tenemos sistemas de protección, es si los trabajadores se los ponen o no. Pero además, en la acería hay que ponérselos, sin discusión o andas con los equipos o puedes pasar un aprieto fuerte», especificó.
Antillana de Acero es de gran importancia para la economía del país, debido a que esta sustituye importaciones en cuanto a cabillas y acero líquido.
«Eso es muy importante porque la importación de cabillas se hace a través de la bolsa de valores, es decir, no es un precio pactado y los precios de la bolsa suben y bajan de acuerdo a como esté el mercado en ese momento. Además exportamos palanquillas, entramos dinero fresco a la economía nacional.
«Un país que produzca acero es un país que está en desarrollo, entonces mejorar la producción de acero en Cuba mejorará evidentemente nuestras posibilidades sin lugar a dudas», concluyó Solarana.