Fotos: LEYVA BENÍTEZ
Texto: JESSICA CASTRO BURUNATE
A diferencia de otras regiones del país, no fue la sequía la que condenó a los capitalinos a la escasez de agua vivida en los últimos días. Una avería de gran magnitud en el acueducto Cuenca Sur –que abastece a los municipios de Centro Habana, Habana Vieja, Plaza de la Revolución, Diez de Octubre, Cerro y parte de Boyeros–, afectó considerablemente la cotidianidad de casi 852 000 habaneros por varios días.
Aproximadamente un kilómetro del conducto cedió ante el tiempo y la explotación en la noche del 25 de mayo, provocando el colapso del sistema. La gruesa tubería de acero revestida con una jaula de cabillas y hormigón se contrajo sobre sí misma, dejando pasar muy poca o ninguna agua en algunos tramos, lo cual provocó que aumentaran las presiones del líquido y el conducto reventara por otras dos partes. Aunque se investigan otras posibles causas para esta falla técnica, la antigüedad sigue siendo la principal sospechosa.
Los trabajos de recuperación no pueden calificarse menos que de hercúleos, considerando que la solución más factible, con los recursos a mano, suponía la instalación de seis líneas de conducto de polietileno de alta densidad en sustitución de las 78 pulgadas de diámetro de la antigua conductora, dimensión que no se fabrica en el país, según explicó a BOHEMIA Alexander Santos Cabrera, director de aseguramiento de la Empresa Aguas de La Habana.
El objetivo es no dejar afectaciones permanentes y conducir el mismo caudal del que se disponía ante la avería. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de unos 200 hombres en dos turnos de trabajo, cada uno de 12 horas, la recuperación será paulatina. Por el momento los habitantes de los municipios afectados deberán conformarse con los mil litros por segundo que se bombearán a través de las dos primeras líneas a activarse a una semana de la implosión.
Si la situación no llegó a ser caótica, precisó Santos Cabrera, fue gracias a los trabajos que durante años realizó la Empresa Aguas de La Habana interconectando los sistemas de abastecimiento de la ciudad y que permitieron el trasvase desde otras fuentes.
Siempre que se cuente con redes de más de 50 años de antigüedad se corre el riesgo de afectaciones como esta, explica Javier Toledo Tapanes, delegado provincial de Recursos Hidráulicos. En el plan de inversiones de los próximos años está comprendida la rehabilitación de aproximadamente 400 kilómetros de conductora, pero se han ido priorizando aquellas en estado más crítico.
Paradójicamente este no era el caso de Cuenca Sur, que guarda otras complejidades. Su diámetro requiere soluciones tecnológicas diferentes a las que se encuentran en el país. Entre las posibilidades estudiadas se encuentra el revestimiento interior de las tuberías con una resina que alarga su vida útil, y que será probada en los meses venideros, con la esperanza de que pueda prevenir, o al menos reducir el riesgo de otra avería como esta.